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último reportaje de anna politkovskaya


[C. J. Chivers] Último reportaje de periodista asesinada denunciaba las torturas en Chechenia.
Moscú, Rusia. El diario Novaya Gazeta publicó el jueves el último artículo de sus corresponsal especial asesinada, Anna Politkovskaya, junto con transcripciones de sesiones de tortura captadas en video de prisioneros chechenos que había obtenido durante sus pesquisas.
El artículo, una columna no terminada en la que presentaba nuevas denuncias de torturas cometidas por las fuerzas de seguridad en Chechenia, aparecieron el mismo día que la Corte Europea de Derechos Humanos emitiera una resolución responsabilizando a Rusia del asesinato de cinco civiles chechenos a principios de 2000, que fue cometido por agentes de policía rusos.
Entre las víctimas de ese incidente había un niño de un año y su joven madre, que tenía ocho meses de embarazo. Todas las víctimas fueron matadas a balazos, y los victimarios robaron las joyas de la víctima, según se determinó en tribunales.
El artículo también apareció en momentos en que el despacho del fiscal federal de Grozny, la capital de Chechenia, declaró que estaba estudiando los informes sobre la desaparición de otra prominente chechena: la madre de la última esposa de Shamil Basayev, el cabecilla terrorista que murió en una explosión en junio. Según activistas de derechos humanos la mujer, Rita Ersenoyeva, desapareció el 2 de octubre, y había pasado las últimas semanas buscando a su hija, que había sido secuestrada después de lo que su madre describió como un matrimonio forzado con el jefe terrorista.
Politkovskaya, una de las periodistas mejor conocidas de Rusia y defensora de los derechos humanos, fue herida fatalmente el sábado, aparentemente víctima de un asesinato por encargo. Los acontecimientos del jueves sirvieron como una suerte de coda de su vida, recordatorios del persistente caos y costes humanos de la guerra en Chechenia, la que Rusia insiste en que ha ganado.
Politkovskaya, 48, era líder de un reducido grupo de periodistas que se atreven a poner en duda esa creencia, escribiendo francamente sobre la violencia y el caos en la república. Chechenia, decía su trabajo, sigue siendo un lugar donde la guerra abierta ha disminuido, pero para ser remplazada por tenebrosas operaciones militares y policiales y donde la escalofriante conducta de las tropas rusas y delegados del Kremlin es la siniestra norma.
Su último artículo, una columna con el título ‘Nosotros lo declaramos terrorista', presenta acusaciones por el uso de la tortura para extraer confesiones y fabricar historias positivas sobre la guerra.
"Cuando los fiscales y los tribunales trabajan, no por la justicia, sino por encargos políticos y con el único objetivo de preparar buenos informes para el Kremlin, entonces los procesos criminales se producen como chorizos", escribió. "Se trata de una cadena de montaje que produce ‘confesiones sinceras' que garantiza buenos informes sobre la guerra contra el terrorismo".
Pregunta: "¿Estamos nosotros, los que respetamos la ley, luchando contra los que no la respetan? ¿O estamos combatiendo ‘sus' agresiones con las ‘nuestras'?"
El artículo describe el caso de Beslan Gadayev, un inmigrante checheno deportado de Ucrania a Chechenia, donde reclamó, en una carta a Politkobvskaya, que le habían preguntado si había cometido unos crímenes todavía no resueltos.
Cuando dijo que no, escribió, le pincharon cerca de un ojo, lo golpearon, amarraron, esposaron, colgaron de un tubo y luego lo conectaron a un cable eléctrico con el que lo sometieron a descargas eléctricas. Tras un período, dijo, confesó y al día siguiente le dijeron que tenía que volver a confesar frente a un grupo de periodistas y contar que sus lesiones eran el resultado de un intento de fuga.
El artículo fue ilustrado con imágenes de videos que Politkovskaya había obtenido de un checheno armado, el que, según dijo el diario, era presuntamente miembro de las fuerzas armadas chechenas que había torturado al menos a una persona.
Poco después de la publicación del diario el jueves en la mañana, la Corte Europea de Derechos Humanos dio a conocer una decisión unánime responsabilizando a Rusia por el homicidio de cinco miembros de la familia Estamirov en Grozny a principios de 2000, un período en el que las fuerzas rusas había recuperado el control de la capital de manos de los separatistas.
También concluyó que Rusia no había actuado adecuadamente para investigar los homicidios, que se cometieron durante una operación de barrido que Human Rights Watch, la organización con sede en Estados Unidos, investigó y calificó de masacre.
Al menos 60 civiles fueron asesinados con disparos a quemarropa, dijeron activistas de derechos humanos, por unidades policiales de San Petersburgo y Ryazan, que estaban saqueando el vecindario. Nadie fue acusado de esos crímenes. El jueves el tribunal ordenó a Rusia el pago de 230 mil euros, alrededor de 290 mil dólares, de indemnización a los familiares de las víctimas.
Ole Solvang, director ejecutivo de Stitching Russian Justice Initiative, una organización privada que ha ayudado a sobrevivientes de la guerra de Chechenia a buscar justicia en la Corte Europea, dijo que las evidencias mostraban que los homicidios fueron deliberados. Dio como ejemplo el homicidio de un niño de un año, Khasan Estamirov, que recibió múltiples impactos de bala a quemarropa. Al menos un tiro le impactó en la cabeza.
"Ese día se volvieron locos", dijo Solvang. "Fue horrible".

Rusia, que antes este año también fue hallada responsable por la corte de la ejecución sumaria de un joven combatiente ingush hacia la misma época, no hizo comentarios sobre el caso. Tiene tres meses para recurrir.
Más tarde en el día, Valery Kuznetsov, el fiscal federal en Chechenia, dijo por teléfono que su despacho estaba investigando los informes de que Rita Ersenoyeva había sido secuestrada.
Secuestros, tanto por rescate como para matar a presuntos rebeldes y sus partidarios, ha sido parte de la vida en Chechenia durante más de una década. Grupos de derechos humanos dicen que fuerzas rusas o chechenas leales al premier del Kremlin son a menudo responsables.
Ersenoyeva desapareció el 2 de octubre después de ser citada por teléfono en un edificio del gobierno en el pueblo de Stariye Atagi, de acuerdo a Tanya Lokshina, presidente del Center Demos, un grupo de derechos humanos. Ni Lokshina ni Kuztetsov dijeron contar con testigos del secuestro.
Pero desde que se marchara a la cita no se ha sabido más de Ersenoyeva, dijo Lokshina, agregando que Ersenoyeva se marchó ansiosamente después de que quien llamaba le dijera que tenía buenas noticias sobre su hija, que había desaparecido en agosto después de que hombres armados la aprehendieran en la calle.

13 de octubre de 2006
©new york times
©traducción mQh
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