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legado de milton friedman


[Jonathan Peterson] Premio Nobel de economía murió a los 94 años.
Milton Friedman, el genial defensor de la economía de libre mercado y la libertad individual que, casi sin ayuda de nadie, cambió los límites del debate público sobre toda una serie de temas nacionales, murió el jueves en San Francisco. Tenía 94 años.
La causa de su muerte fue una insuficiencia cardíaca, dijo Robert Fanger, portavoz de la Fundación Milton y Rose D. Friedman, de Indianápolis.
Friedman es considerado como uno de los más destacados teóricos de la economía del siglo 20. Sus numerosas recetas económicas, especialmente sobre el manejo de la oferta de dinero del país y sobre el desmantelamiento del estado de bienestar, influyeron en presidentes y candidatos presidenciales de los años sesenta. El presidente Reagen y Margaret Thatcher, la ex primera ministro británico, se contaban entre sus seguidores. Las radicales ideas pro-capitalistas de Friedman le ganaron legiones de seguidores aquí y en el extranjero, mientras que también provocaron oposición y controversia.
En 1976 recibió el premio Nobel en economía por su "original e importante labor", incluyendo su investigación de la oferta de dinero, que los miembros del jurado dijeron que había influido a colegas así como a la Reserva Federal norteamericana y los bancos centrales de otros países.
"Era un gran hombre", dijo Allan H. Meltzer, profesor de economía en la Universidad de Carnegie Mellon e investigador del American Enterprise Institute. "Es difícil pensar en alguien que nunca desempeñó una función de gobierno importante, haya tenido tanta influencia como él en nuestro país y en el resto del mundo".
Friedman, que vivió en San Francisco durante largo tiempo, fue desde 1977 investigador de la Hoover Institution de la Universidad de Stanford.
Sin embargo, la influencia de Friedman se extendió mucho más allá de su torre fe marfil. Se convirtió en un economista célebre, utilizando libros, revistas y programas de televisión para fomentar sus apasionadas ideas. Con confianza y la lógica de un profesor, trató de demoler la creencia tradicional de después de la Segunda Guerra Mundial, de que los gobiernos deben jugar un papel preponderante en la vida de la gente.
Los impuestos debían reducirse y simplificarse, dijo, porque la sociedad progresa cuando reina suprema la opción personal.
Mientras algunas de sus enseñanzas sobre el dinero perdieron influencia en el curso de los años, finalmente alcanzó el status de gurú capitalista gracias a la pureza y fuerza de su visión del mundo más amplia.
"Fue un elemento fijo en mi vida, tanto profesional como personalmente durante medio siglo", dijo en una declaración el ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan. "Mi mundo no será el mismo".
El actual presidente de la Reserva, Ben S. Bernanke, dijo en una declaración que "Friedman no tenía igual" entre sus colegas académicos. "Igualmente importante, con su actitud compasiva y convincente, Milton transmitió a millones de personas una cierta comprensión de las ventajas económicas de los mercados libres y competitivos, así como la estrecha conexión de la libertad económica con otros tipos de libertades".
En los años sesenta, Friedman argumentó que los planes de jubilación personales eran más coherentes que el sistema obligatorio de la Seguridad Social, ayudando a sentar las bases del reciente debate nacional. Igualmente, contendió que los padres debían poder elegir a qué escuela enviaban a sus hijos, originando los persistentes debates sobre la elección de las escuelas.
Esta última convicción animó los últimos años de Friedman, y la promoción de la opción escolar se convirtió en la misión de su fundación. "¿Por qué tienen las universidades estadounidenses más reputación que sus escuelas públicas?", preguntó una vez el académico. "Porque tienes opción. Eso hace toda la diferencia".
Friedman ofrecía francos consejos sobre temás tan personales como las leyes contra la prostitución -las veía como limitaciones de la opción personal- y tan influyentes como el sistema internacional de tasas de cambio relativamente fijas, que trató de tumbar y que en realidad se derrumbaron a principio de los años setenta.
Se convirtió en la cara humana de la influyente ‘escuela de Chicago' en economía, enfatizando el rol de las políticas monetarias, que influye en las tasas de interés, y los beneficios de laissez-faire o del mercado libre en la economía.
Los políticos se convencieron, otorgando una influencia casi sin paralelos al académico cuyas ideas sobre el mercado libre parecían fuera de tono con su época.
No todas sus ideas fueron aceptadas. La Reserva Federal norteamericana, el Banco de Inglaterra y otros bancos centrales finalmente abandonaron gran parte de sus recetas monetarias.
Después de una serie de escándalos corporativos y financieros, el mantra estilo Friedman para la liberalización perdió mucho de su atractivo. Algunas de las prioridades sociales de Friedman, especialmente la legalización de las drogas, no fueron nunca aceptadas.
Friedman mismo dijo que, en retrospectiva, no debió haber presionado tan agresivamente sobre los aspectos técnicos de las teorías sobre la oferta de dinero. Sin embargo, nunca se apartó de lo esencial de su visión del mundo.
"En cierta fase de tu vida te formas una filosofía, y te domina por el resto de tu vida", dijo al Financial Times en junio de 2003. "Creo que en los grandes temas no he cambiado nada".
Friedman nació en el distrito de Brooklyn en Nueva York el 31 de julio de 1912, como el cuarto hijo de una familia de esforzados inmigrantes judíos de una región que ahora forma parte de Ucrania. Cuando tenía 13 años, la familia se mudó al norte de Nueva Jersey, a la ciudad de Rahway.
La familia era cariñosa y comprensiva, y su infancia fue en general feliz, diría más tarde Friedman. Pero el dinero escaseaba. Los padres de Friedman emprendieron varias empresas sin demasiado éxito, incluyendo una pequeña tienda y una malograda heladería.
"Entre mis recuerdos más vívidos están las acaloradas discusiones entre mis padres en la noche sobre de dónde sacarían el dinero para pagar las cuentas", recordó Friedman en su memoria de 1998, ‘Two Lucky People', escrita con su esposa Rose.
El joven Friedman usó asiduamente la pequeña biblioteca de Rahway -"casi agotando sus existencias"- y era un entusiasta Boy Scout. Pequeño de estatura -de adulto, Friedman medía un metro 58-, jugaba en el equipo de ajedrez de la escuela.
Tras graduarse, entró con una beca a la Universidad Rutgers. Siempre emprendedor, complementaba la beca trabajando como camarero, vendiendo fuegos artificiales, enseñando a estudiantes de la secundaria y trabajando como dependiente en un tienda de ultramarinos. Friedman también empezó una fructífera relación intelectual con dos profesores: Arthur F. Burns, que más tarde sería presidente de la Reserva Federal, y Homer Jones, que sermoneaba a los estudiantes sobre la importancia de la libertad individual.
Pensaba estudiar para corredor de seguros, pero en una entrevista en PBS en octubre de 2000 explicó por qué cambió de opinión durante la Gran Depresión: "Si eres un estudiante de 19 años, ¿qué va a ser más importante para ti: tratar de determinar cuáles serán los precios correctos de los seguros de vida, o tratar de entender cómo llegó el mundo a ese caos?"
Friedman prefirió responder la última pregunta como estudiante de la Universidad de Chicago en 1932.
Se fue a estudiar economía en las universidades de Chicago y Columbia, pasó un período en un proyecto de economía del New Deal en Washington, el National Resources Committee, y luego trabajó para el National Bureau of Economic Research, una organización sin fines de lucro, de Nueva York.
Descubrió de primera mano que las conclusiones académicas pueden ser polémicas. Friedman escribió en su disertación doctoral que los médicos ganaban dinero extra gracias al poder de la American Medical Association de restringir el acceso a la profesión.
Esos mismos poderes, escribió Friedman, reducían la disponibilidad de atención médica para el público.
La Universidad de Columbia retrasó durante cinco años la tesis de Friedman. "Yo era joven e inocente en esa época, y no me di cuenta de que habría protestas...", dice Friedman en sus memorias de 1998. "Pero aprendí pronto".
Friedman no había llegado todavía a su vehemente rechazo de las políticas que basaban el gasto público en la recaudación de impuestos como un modo de dirigir la economía nacional. Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó para el gobierno federal, asesorando al ministerio de Hacienda sobre la política impuestaria en tiempos de guerra y otros asuntos.
Luego siguió un breve período en la Universidad de Minnesota. En 1946, Friedman se unió al plantel de docentes de la Universidad de Chicago, que sería su base durante los próximos treinta años.
"Ser estudiante de Milton era mágico", recordó años después Gary S. Becker, un estudiante doctoral de Friedman en 1951, que llegaría a ganar un Premio Nobel por sí mismo. "La gente me preguntaba siempre: ‘¿Por qué te excitas tanto? ¿Estás saliendo con una chica guapa?' Yo les decía: ‘No, voy a clases de económicas'".
Temprano en su carrera, Friedman sacó una de sus famosas conclusiones: A fines de los años veinte y principio de los treinta, la Reserva Federal había metido la pata terriblemente, provocando el crash de la bolsa de 1929 y haciendo más profunda la Gran Depresión mediante las excesivas restricciones de la oferta de dinero. Ese conocimiento debería impedir, pensaba, que Estados Unidos volviera a cometer el mismo error.
Las persistentes ideas de Friedman sobre libertad y opción personales emergieron en los años cuarenta y cincuenta.
Se entusiasmó en particular con un profesor de economía llamado Friedrich Hayek, cuyos ataques intelectuales contra el socialismo galvanizó a un pequeño grupo de creyentes bajo la bandera del ‘liberalismo'.
En esa época, los demócratas y republicanos convencionales asumían que el gobierno federal debía tener un enorme y ambicioso rol en la sociedad, sirviendo como un ecualizador de los desprivilegiados. John Maynard Keynes, un eminente economista británico, era el líder intelectual dominante de esa época.
Friedman se propuso entregar una alternativa. En 1962 publicó ‘Capitalism and Freedom', un libro de texto ampliamente leído con sus convicciones anti-estado, con sus reflexiones sobre política monetaria, educación, bienestar y pobreza. Atacó el programa de la Seguridad Social por restringir las opciones de la gente en cuanto a sus planes de jubilación, propuso un impuesto ‘plano' único para remplazar el sistema más complejo de tramos múltiples y llamó a poner fin a los colegios profesionales.
Al año siguiente publicó lo que muchos consideran su obra maestra, el libro de 800 páginas ‘Monetary History of the United States', escrito en colaboraicón con la economista Anna Schwartz. Proporcionaba detalladas evidencias de sus ideas monetaristas de que el crecimiento prudente de la oferta de dinero era el factor más importante para el sostén del desarrollo económico.
En la campaña presidencial de 1964, Friedman empezó a participar directamente en el campo político.
Lyndon Johnson, el candidato demócrata, defendía una Gran Sociedad al estilo de Keynes, con ambiciosos programas liberales. El senador Barry Goldwater, el candidato conservador republicano, se sentía atraído por las políticas de Friedman y lo nombró su asesor en economía.
La victoria de Johnson fue abrumadora. Pero Friedman siguió al frente de las reformas económicas, le dieron pronto una columna en Newsweek que le proveyó de un foro para sus ideas sobre los impuestos, la burocracia, las restricciones a la importación, la Reserva Federal y asuntos no relacionados con la economía.
Cuando el presidente Nixon lo nombró en una comisión para estudiar la posible abolición del servicio militar obligatorio, Friedman descubrió que sus ideas anti-servicio lo ponían de punta con el general William Westmoreland, el jefe del estado mayor del ejército y ex comandante en la Guerra de Vietnam.
En un momento, Westmoreland declaró que no quería dirigir un ejército de "mercenarios".
"Lo paré y le dije: ‘General, ¿prefiere dirigir un ejército de esclavos?'", recordó Friedman más tarde. "Se enderezó y dijo: ‘No me gusta que se llame esclavos a nuestros reclutas patriotas'. Le dije: ‘Y a mí no me gusta llamar mercenarios a los patriotas voluntarios'".
Las fuerzas armadas norteamericanas terminaron con el servicio militar obligatorio en 1973.
El 14 de octubre de 1976, los periodistas rodearon a Friedman cuanto este entró a una rueda de prensa en Detroit sobre un propuesta para limitar el gasto público. Para sorpresa de Friedman, le informaron que había ganado el premio Nobel en economía.
La academia sueca reconoció a Friedman por sus perspectivas sobre el manejo de la oferta de dinero -debería crecer gradual y firmemente- y por sus propuestas de que las familias debían decidir en qué gastar los ahorros de toda la vida. También citaron a Friedman por derrumbar la antigua falacia de que la inflación podía reducir el desempleo.

"Es muy raro que un economista alcance tal grado de influencia, directa e indirectamente, no sólo sobre la dirección que ha de tomar la investigación científica, sino también políticas concretas", declararon los jueces.
El premio Nobel también le significó controversias.
El año anterior, Friedman había irritado a los activistas de derechos humanos por dictar una serie de charlas en Chile, que estaba bajo el control de la dictadura militar de Augusto Pinochet. Los críticos acusaron al economista de apoyar a Pinochet, cuyo gobierno incluía a discípulos de Friedman.
Cuando Friedman viajó a Stocolmo a recibir el premio Nobel, los manifestantes lo estaban esperando. El escándalo fastidió al economista, que creía que la libertad económica era un empuje de la libertad política.
"Dicté tanto en China como en Chile exactamente las mismas conferencias", dijo Friedman años después. "He visto muchas demostraciones contra mí por lo que dije en Chile, pero nadie ha hecho objeciones a lo que dije en China. ¿Cómo se explica?"
En 1980 Friedman sirvió como asesor de la campaña presidencial de Ronald Reagan. Siguió asesorándolo cuando Reagan se instaló en la Casa Blanca.
Reagan apoyaba un proyecto políticamente difícil de la Reserva Federal de reducir la oferta de dinero y combatir la inflación, siguiendo los principios de Friedman. El proyecto terminó con la inflación, pero a costas de una profunda recesión.
La fama de Friedman subió en picado en 1980 cuando la PBS transmitió la serie en diez entregas ‘Free to Choose', una compilación de la filosofía compartida de Milton y Rose sobre las libertades personal, política y económica. Un libro basado en el proyecto se convirtió al año siguiente en un éxito de ventas. Más tarde Friedman describió el proyecto como "la experiencia más excitante de nuestras vidas".
Además de su esposa, le sobreviven su hija Janet, abogado, y su hijo David, profesor de derecho y economía en la Universidad de Santa Clara en Santa Clara, California.

16 de noviembre de 2006
©los angeles times
©traducción mQh
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