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pocas esperanzas en caso paine


[Jorge Escalante] Desde el hallazgo de la fosa clandestina de Pisagua en 1990, nunca más se encontró un número tan masivo de cuerpos.
Escepticismo existe entre las agrupaciones de familiares de víctimas de la dictadura y abogados de derechos humanos, en hallar algunos restos de detenidos desaparecidos de Paine, considerando las informaciones que entregó el coronel (R) Andrés Magaña a la magistrada Virginia Rivera, momentáneamente a cargo de la investigación.
El oficial, ya procesado por estos crímenes y confeso de comandar los operativos de secuestro y exterminio, reveló que los restos estarían cerca del lago Rapel. Allí se habría sepultado clandestinamente los cuerpos de 17 personas, de los 31 asesinados en Paine en octubre de 1973. Desde el viernes se realizan diligencias en la zona para precisar el lugar y comenzar las excavaciones. Según fuentes cercanas a la investigación, éstas podrían comenzar hoy.
Sin embargo, dado a la llamada ‘Operación retiro de televisores', ordenada por Augusto Pinochet a fines de 1978, se hace muy difícil hallar los cuerpos buscados. Ésta consistió en ubicar, tanto en el sur como en el norte del país, fosas clandestinas donde permanecían sepultados opositores a la dictadura para desenterrarlos y lanzar sus restos al mar, usando helicópteros. Otros restos fueron convertidos en cenizas, en improvisados hornos crematorios al interior de regimientos, como sucedió en Linares.
De hecho, desde el hallazgo de la fosa clandestina de Pisagua en 1990, nunca más se encontró un número tan masivo de cuerpos. En esa ocasión, se encontraron 19 osamentas bien conservadas correspondientes a víctimas asesinadas bajo las órdenes superiores del ya fallecido general Carlos Forestier, entonces comandante de la VI División de Ejército en Iquique.
El operativo que actualmente se investiga fue ordenado por Pinochet a través de mensajes cifrados (criptogramas), luego de que en noviembre de 1978, en el horno de una mina abandonada en Lonquén (al sur de Santiago), se encontraron los cuerpos de 15 campesinos exterminados. Este hecho fue el detonante para borrar toda huella y desenterrar los cuerpos que permanecían ocultos en distintos lugares del país.
Así ocurrió, por ejemplo, con los ejecutados por la Caravana de la Muerte en Calama, los obreros agrícolas de Chihuío y los alrededores en la precordillera a la altura de Valdivia, los ex GAP y asesores del Presidente Allende en Peldehue, y los militantes comunistas de Cuesta Barriga, al poniente de Santiago. En estos lugares sólo se hallaron pequeños restos óseos que condujeron a complicadas y erráticas identificaciones.
De esta manera, aunque los familiares no pierden la esperanza de hallar las osamentas de sus seres queridos, la realidad indica que en el caso de Paine también esas expectativas podrían frustrarse.
De acuerdo al informe de las Fuerzas Armadas emanado de la Mesa de Diálogo de Derechos Humanos de 2000, los cuerpos de la mayoría de estos detenidos desaparecidos, incluidos los de Paine, habrían sido lanzados al mar, coincidentemente con la "Operación retiro de televisores" la que también ha sido reconocida en algunos procesos por oficiales retirados que las comandaron.

15 de enero de 2007
©la nación
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