albañil en libertad
[Raúl Kollmann] Salió el albañil, pero sigue sospechado. El juez libero al principal sospechoso del asesinato de Nora Dalmasso.
Gastón Zárate recuperó su libertad, pese a que los fiscales insisten en la hipótesis de una violación y lo tienen como sospechoso. La posibilidad de un amante. Las marchas del ‘perejilazo'. Las ‘bromas' de Zárate a un testigo en su contra.
El albañil Gastón Zárate recuperó ayer su libertad. Tal como había anticipado Página/12, el juez de Control Daniel Muñoz se expidió sobre su detención y juzgó que los elementos presentados por los fiscales son insuficientes. En un breve escrito, en el que todavía no explica sus fundamentos, sostuvo la "inexistencia del presupuesto básico del instituto de detención". Los fiscales del caso Dalmasso ya anunciaron que presentarán una apelación ante la Cámara Penal de Río Cuarto antes del miércoles. Los miembros de ese tribunal se expedirían en unos quince días. Zárate insistió a la salida de la cárcel: "No tengo nada que ver con el crimen de Nora".
El viernes se vio que buena parte de los riocuartenses le creen al albañil, ya que hubo más de dos mil personas en la marcha que llamaron perejilazo. Los manifestantes sostenían en sus consignas que el caso pretende resolverse inculpando a un humilde albañil, cuando el culpable debería buscarse en algún adinerado o poderoso amante de Norita. Es más, anoche hubo otra marcha pidiendo la renuncia de los fiscales y que sean apartados de la pesquisa. Ellos, por su parte, reiteraron el listado de pruebas contra el albañil, incluyendo varios testimonios, la peculiar historia de un celular que podría ser el que se llevaron de la casa de Norita y la copia de la causa judicial en la que la propia madre de Zárate lo acusa de darle golpes de puño en reiteradas oportunidades y de haber intentado ahorcarla.
El juez Muñoz sostuvo en su resolución que existe "ausencia de elementos de convicción sobre la participación del imputado" por lo que decidió la libertad de Gastón Zárate, imputado de homicidio, violación y hurto calificado. El magistrado no entregó los fundamentos de su decisión, lo que haría el lunes. La decisión fue un duro golpe para los fiscales, quienes no se la esperaban y que, tras leer lo que manifieste el juez, apelarán la medida ante la Cámara Penal de Río Cuarto.
Desde el miércoles, cuando Tirso Pereyra y Benjamín Sonsini Astudillo, los abogados del viudo Marcelo Macarrón, salieron a pedir la detención de Zárate, se planteó una durísima polémica por las pruebas del caso. Ayer se conocieron elementos adicionales de ese debate.
- Los fiscales Javier Di Santo, Fernando Moire y Marcelo Hidalgo le tomaron declaración a un amigo de Zárate, Carlos Curiotti, quien contó que el albañil le dijo la noche del crimen que se iba para el Villa Golf. Después le confesó que había matado a Norita e incluso dio tres detalles que –siempre según los fiscales– sólo podía conocer alguien que había estado en la escena del crimen. Página/12 le pidió a una fuente de la fiscalía que revelara esos detalles, pero la fuente sostuvo que se trata de un elemento fundamental en la causa que no quieren revelar por ahora.
- El padre de Carlos Curiotti sostiene que el testimonio de su hijo fue inválido porque declaró bajo presión y porque tiene discapacidades físicas y mentales. Zárate, además, afirma que sí le hizo el relato a Carlitos pero que fue un chiste. Los fiscales insisten en que dos de ellos tomaron el testimonio en forma personal y que no hubo irregularidades. Sobre las presiones a Curiotti el padre presentó una denuncia penal el viernes, cuando ya el caso había explotado.
- Los fiscales tienen el testimonio de una chica allegada a Curiotti quien ratifica que Carlitos le contó la confesión de Zárate.
- La novia de Zárate, Natalia, su padre y su madre declararon que el albañil andaba con dos celulares muy modernos en los días posteriores al crimen. Uno se lo regaló a Natalia. Sin embargo, lo más llamativo es que Zárate tiró el chip del celular al inodoro de la casa de sus suegros, algo sobre lo que testificaron los tres de manera coincidente. Los fiscales se preguntan por qué alguien tiraría un chip al inodoro. Sin embargo, cuando en la investigación se le preguntó a Natalia qué pasó con el celular, la chica declaró que Zárate se lo pidió y se lo llevó. Hasta hoy el aparato no volvió a aparecer. Página/12 le preguntó sobre el celular a Natalia y el chip: "Yo no creo que haya sido Motorola, para mí era Samsung. Sobre lo del chip no puedo hablar. Me dicen que no hable de eso". Los fiscales tienen otro testimonio de una persona a la que, aparentemente, Zárate intentó venderle uno de los celulares.
- Hay un intenso debate sobre la huella de una zapatilla. De acuerdo a la reconstrucción hecha el jueves, el homicida habría usado una escalera para subir a un balcón, entró desde allí a una habitación en la que se encontró agua, producto supuestamente de que esa ventana fue dejada abierta en forma intencional y que aquella noche llovió. En el balcón hay una huella de una zapatilla que coincide con la marca y el modelo que usaba Zárate. El albañil se defiende argumentando que él trabajó esa tarde allí y que por lo tanto no es extraño que haya quedado la huella. Aunque los fiscales no consideran esta prueba como decisiva, sí evalúan que sumadas a todas las demás debe ser considerada.
- El perfil de violencia de Zárate es otro elemento que para los investigadores judiciales tiene relevancia. En abril de 2006 la propia madre del albañil lo denunció por pegarle golpes de puño en reiteradas oportunidades y por intentar ahorcarla con las manos. El hecho de violencia no ocurrió una sola vez y en la causa judicial se habla de ataques contra otros miembros de la familia. La causa Correccional se derivó a la Justicia civil para someter a Zárate a un tratamiento. La madre del albañil, que lo defiende a capa y espada en el caso Dalmasso, admite que existe la denuncia, pero que no recuerda cómo fueron las cosas. Ante otro micrófono sostuvo que fue sólo una pelea porque ella estaba en desacuerdo con el embarazo de Natalia. Esta, en el diálogo con Página/12 manifestó que "eso fue una pelea familiar en la que se le fue la mano". Según los fiscales, otros trabajadores de la refacción de la casa de los Macarrón, compañeros de Zárate, también declararon que es karateca, que tiene una enorme fuerza y agilidad. Estos perfiles de violencia y fuerza –creen los fiscales– refuerzan la sospecha contra Zárate.
La hipótesis principal de dos de los tres fiscales –Di Santo y Moire– apuntaba a que el homicida era un amante de Nora Dalmasso. A lo largo de la investigación se encontraron numerosos elementos que evidenciaban su relación con el contador Guillermo Albarracín: llamadas telefónicas, mensajes de texto, testimonios, mails. Sin embargo, no aparecieron pruebas de la existencia de ningún otro amante. Eso llevó a evaluar otra vez la hipótesis de la violación, sostenida inicialmente por numerosos criminalistas consultados por Página/12. El profesor universitario Raúl Torre, por ejemplo, sostuvo públicamente que debía asignarse un 60 por ciento de posibilidades a la hipótesis de la violación y sólo un 40 al homicidio pasional (ver aparte). Los forenses que hicieron la primera autopsia sostuvieron que la violación no podía ser descartada. Los fiscales siempre sostuvieron lo contrario y la idea transmitida fue que el asesino era una persona rica, poderosa, tal vez un político. En ese marco, la imputación al albañil cayó como una maniobra difícil de digerir, aunque las evidencias ameritan que la investigación se siga profundizando, sin abandonar otras hipótesis.
El albañil Gastón Zárate recuperó ayer su libertad. Tal como había anticipado Página/12, el juez de Control Daniel Muñoz se expidió sobre su detención y juzgó que los elementos presentados por los fiscales son insuficientes. En un breve escrito, en el que todavía no explica sus fundamentos, sostuvo la "inexistencia del presupuesto básico del instituto de detención". Los fiscales del caso Dalmasso ya anunciaron que presentarán una apelación ante la Cámara Penal de Río Cuarto antes del miércoles. Los miembros de ese tribunal se expedirían en unos quince días. Zárate insistió a la salida de la cárcel: "No tengo nada que ver con el crimen de Nora".
El viernes se vio que buena parte de los riocuartenses le creen al albañil, ya que hubo más de dos mil personas en la marcha que llamaron perejilazo. Los manifestantes sostenían en sus consignas que el caso pretende resolverse inculpando a un humilde albañil, cuando el culpable debería buscarse en algún adinerado o poderoso amante de Norita. Es más, anoche hubo otra marcha pidiendo la renuncia de los fiscales y que sean apartados de la pesquisa. Ellos, por su parte, reiteraron el listado de pruebas contra el albañil, incluyendo varios testimonios, la peculiar historia de un celular que podría ser el que se llevaron de la casa de Norita y la copia de la causa judicial en la que la propia madre de Zárate lo acusa de darle golpes de puño en reiteradas oportunidades y de haber intentado ahorcarla.
El juez Muñoz sostuvo en su resolución que existe "ausencia de elementos de convicción sobre la participación del imputado" por lo que decidió la libertad de Gastón Zárate, imputado de homicidio, violación y hurto calificado. El magistrado no entregó los fundamentos de su decisión, lo que haría el lunes. La decisión fue un duro golpe para los fiscales, quienes no se la esperaban y que, tras leer lo que manifieste el juez, apelarán la medida ante la Cámara Penal de Río Cuarto.
Desde el miércoles, cuando Tirso Pereyra y Benjamín Sonsini Astudillo, los abogados del viudo Marcelo Macarrón, salieron a pedir la detención de Zárate, se planteó una durísima polémica por las pruebas del caso. Ayer se conocieron elementos adicionales de ese debate.
- Los fiscales Javier Di Santo, Fernando Moire y Marcelo Hidalgo le tomaron declaración a un amigo de Zárate, Carlos Curiotti, quien contó que el albañil le dijo la noche del crimen que se iba para el Villa Golf. Después le confesó que había matado a Norita e incluso dio tres detalles que –siempre según los fiscales– sólo podía conocer alguien que había estado en la escena del crimen. Página/12 le pidió a una fuente de la fiscalía que revelara esos detalles, pero la fuente sostuvo que se trata de un elemento fundamental en la causa que no quieren revelar por ahora.
- El padre de Carlos Curiotti sostiene que el testimonio de su hijo fue inválido porque declaró bajo presión y porque tiene discapacidades físicas y mentales. Zárate, además, afirma que sí le hizo el relato a Carlitos pero que fue un chiste. Los fiscales insisten en que dos de ellos tomaron el testimonio en forma personal y que no hubo irregularidades. Sobre las presiones a Curiotti el padre presentó una denuncia penal el viernes, cuando ya el caso había explotado.
- Los fiscales tienen el testimonio de una chica allegada a Curiotti quien ratifica que Carlitos le contó la confesión de Zárate.
- La novia de Zárate, Natalia, su padre y su madre declararon que el albañil andaba con dos celulares muy modernos en los días posteriores al crimen. Uno se lo regaló a Natalia. Sin embargo, lo más llamativo es que Zárate tiró el chip del celular al inodoro de la casa de sus suegros, algo sobre lo que testificaron los tres de manera coincidente. Los fiscales se preguntan por qué alguien tiraría un chip al inodoro. Sin embargo, cuando en la investigación se le preguntó a Natalia qué pasó con el celular, la chica declaró que Zárate se lo pidió y se lo llevó. Hasta hoy el aparato no volvió a aparecer. Página/12 le preguntó sobre el celular a Natalia y el chip: "Yo no creo que haya sido Motorola, para mí era Samsung. Sobre lo del chip no puedo hablar. Me dicen que no hable de eso". Los fiscales tienen otro testimonio de una persona a la que, aparentemente, Zárate intentó venderle uno de los celulares.
- Hay un intenso debate sobre la huella de una zapatilla. De acuerdo a la reconstrucción hecha el jueves, el homicida habría usado una escalera para subir a un balcón, entró desde allí a una habitación en la que se encontró agua, producto supuestamente de que esa ventana fue dejada abierta en forma intencional y que aquella noche llovió. En el balcón hay una huella de una zapatilla que coincide con la marca y el modelo que usaba Zárate. El albañil se defiende argumentando que él trabajó esa tarde allí y que por lo tanto no es extraño que haya quedado la huella. Aunque los fiscales no consideran esta prueba como decisiva, sí evalúan que sumadas a todas las demás debe ser considerada.
- El perfil de violencia de Zárate es otro elemento que para los investigadores judiciales tiene relevancia. En abril de 2006 la propia madre del albañil lo denunció por pegarle golpes de puño en reiteradas oportunidades y por intentar ahorcarla con las manos. El hecho de violencia no ocurrió una sola vez y en la causa judicial se habla de ataques contra otros miembros de la familia. La causa Correccional se derivó a la Justicia civil para someter a Zárate a un tratamiento. La madre del albañil, que lo defiende a capa y espada en el caso Dalmasso, admite que existe la denuncia, pero que no recuerda cómo fueron las cosas. Ante otro micrófono sostuvo que fue sólo una pelea porque ella estaba en desacuerdo con el embarazo de Natalia. Esta, en el diálogo con Página/12 manifestó que "eso fue una pelea familiar en la que se le fue la mano". Según los fiscales, otros trabajadores de la refacción de la casa de los Macarrón, compañeros de Zárate, también declararon que es karateca, que tiene una enorme fuerza y agilidad. Estos perfiles de violencia y fuerza –creen los fiscales– refuerzan la sospecha contra Zárate.
La hipótesis principal de dos de los tres fiscales –Di Santo y Moire– apuntaba a que el homicida era un amante de Nora Dalmasso. A lo largo de la investigación se encontraron numerosos elementos que evidenciaban su relación con el contador Guillermo Albarracín: llamadas telefónicas, mensajes de texto, testimonios, mails. Sin embargo, no aparecieron pruebas de la existencia de ningún otro amante. Eso llevó a evaluar otra vez la hipótesis de la violación, sostenida inicialmente por numerosos criminalistas consultados por Página/12. El profesor universitario Raúl Torre, por ejemplo, sostuvo públicamente que debía asignarse un 60 por ciento de posibilidades a la hipótesis de la violación y sólo un 40 al homicidio pasional (ver aparte). Los forenses que hicieron la primera autopsia sostuvieron que la violación no podía ser descartada. Los fiscales siempre sostuvieron lo contrario y la idea transmitida fue que el asesino era una persona rica, poderosa, tal vez un político. En ese marco, la imputación al albañil cayó como una maniobra difícil de digerir, aunque las evidencias ameritan que la investigación se siga profundizando, sin abandonar otras hipótesis.
11 de febrero de 2007
©página 12
0 comentarios