musulmanes en la catedral
[Tracy Wilkinson] Guerra territorial entre católicos y musulmanes todavía resuena en la catedral de Córdoba.
Córdoba, España. Mansur Escudero sabía la respuesta antes de preguntar.
Se acercó al guardia de la majestuosa catedral, y antes mezquita, de Córdoba, Escudero hizo la pregunta: ¿Puedo rezar en árabe dentro?
El guardia, algo sobresaltado, respondió con un enfático no. Esta es una iglesia católica, dijo, y como tal está absolutamente prohibido rezar en otra fe. Escudero insistió, pero el guardia fue intransigente.
Esta es una catedral, repitió el guardia, cada vez más agitado: "¡Una iglesia católica!"
La maravilla arquitectónica de 1.200 años, que es uno de los puntos de referencia históricos de más renombre, está en el centro de una guerra territorial sobre espacio religioso, reconocimiento cultural y rivalidades antiguas y contemporáneas a la vez.
Conocida como la Mezquita en español y la Gran Mezquita [Great Mosque] en inglés, su espectacular bosque de arcos rayados y columnas de jaspe y mármol es uno de los legados icónicos más antiguos del islam. Pero la Mezquita ha servido como iglesia católica consagrada durante casi ochocientos años -desde que los reyes católicos de España expulsaran a las fuerzas musulmanas que habían gobernado la mayor parte de la Península Ibérica durante más de cinco siglos.
La escaramuza sobre la Mezquita resonó en toda España cuando miembros de cada fe ponen a prueba la tolerancia del otro en este país predominantemente católico con una creciente minoría musulmana. Las tensiones volvieron a inflamarse cuando fanáticos musulmanes hicieron estallar en Madrid los vagones de trenes de cercanías hace tres años, matando a casi doscientas personas.
La disputa tiene especial resonancia en Córdoba, un cruce de caminos andaluz que hace más de un milenio era la capital de la España mora y era uno de los centros culturales y artísticos más grandes en el mundo occidental.
Algunos musulmanes de hoy pueden anhelar el glorioso pasado del islam, pero Mansur Escudero insiste en que sólo quiere un lugar para orar.
"Podríamos dar un ejemplo al mundo", dijo, "despertando la conciencia de cristianos y musulmanes y mostrando que es posible dejar de lado las guerras pasadas".
Inspirados por el Papa
Escudero, un español que se convirtió al islam hace 28 años, ha estado peleando para obtener el derecho a orar aquí durante gran parte de su vida. Decidió volver a intentarlo, inspirado por el viaje a Estambul del Papa Benedicto XVI, este otoño, cuando el Papa estuvo junto a un ulema en la famosa Mezquita Azul de esa ciudad turca, y se volvió hacia la Meca y oró.
Escudero y el Consejo Islámico de España que encabeza, llevó el caso directamente al Vaticano, y escribió al Papa sugiriéndole que el sitio en Córdoba se convierta en un "único y singular espacio ecuménico" en el que puedan orar cristianos y musulmanes.
El Papa no respondió la carta.
Sin embargo, el obispo de Córdoba, Juan José Asenjo, estuvo más que feliz por la oportunidad de responder. Lejos de fomentar la paz, dijo, compartir los lugares de culto sólo "generaría confusión" entre los feligreses.
El recinto de piedra que cerca la catedral, con patios de fragantes árboles de naranja, al borde del viejo Barrio Judío de Córdoba, es el testamento de una comunidad que prosperó y vivió en relativa paz durante el califato musulmán. Unas calles estrechas y serpenteantes más allá se encuentra una de las tres sinagogas medievales que han sobrevivido en España.
Los musulmanes no están autorizados a orar dentro de la Gran Mezquita, con su decorado púlpito, o mihrab, que se orienta hacia la Meca. Pero los católicos pueden asistir a misa todos los días. Un domingo reciente, poco después de que Escudero terminara su quijotesca arenga al guardia, los clérigos de Córdoba se ataviaron con túnicas moradas y dirigieron el servicio dominical para unos cincuenta feligreses.
Hay algo un poco incongruente en la misa católica dentro de lo que todavía parece una mezquita: un crucifijo de tamaño natural cuelga debajo de un arco moro en forma de herradura; los arcos también se encuentran en las sillas de terciopelo rojo del sacerdote.
Los elementos cristianos fueron agregados cuando se erigió una iglesia aquí dentro de la mezquita durante los siglos dieciséis a dieciocho, incluyendo un gigantesco coro y altares de caoba, numerosas capillas incrustadas en las murallas, cruces góticas y un barroco trono de obispo.
Este domingo en particular, un perfumado humo se elevaba de incensarios de plata hacia el cielo raso abovedado de la catedral, mientras los parroquianos recitan el Padre Nuestro y comulgaban.
En una entrevista después, el Padre Manuel Pérez Moya, dijo que debido a que el edificio estaba consagrado como catedral, era imposible permitir el culto musulmán que fuese. Si no hubiese dio consagrado como iglesia, agregó, la Gran Mezquita habría sufrido el mismo destino que otras propiedades conquistadas: la destrucción.
"Es gracias a que esta es una catedral viva, que podemos proteger una realidad tan bella", dijo.
Las autoridades eclesiásticas han observado también que, en un reflejo de siglos de ocupaciones culturales diferentes, en el sitio había una basílica visigoda antes de que se construyera la mezquita.
Sin embargo, lo que realmente preocupa a muchos sacerdotes, es el espectro de que los musulmanes de España quieran más que una oración ocasional.
"El problema es que si les dejas orar, luego quizás quieran ocupar territorio", dijo Pérez Mora.
Escudero, que fue bautizado Francisco y estudió con los jesuitas antes de su conversión, dice que esos temores son absurdos.
"Creo que tienen miedo de ver a muchos musulmanes rezando, mientras sus iglesias están vacías", dijo.
Un hombre menudo, compacto, con una recortada barba gris, Escudero es psiquiatra y el padre de diez hijos, con dos mujeres. Su primera esposa murió hace nueve años cuando un intruso entró a la casa de la familia. Su muerte ocurrió cuando ella estaba desarrollando una página web para los musulmanes en España, que Escudero dice que es terriblemente exitosa hoy. Sospecha que sus actividades pueden haber tenido algo que ver con su muerte. (Escudero estuvo casado con las dos mujeres al mismo tiempo, aunque la ley española no reconoce la segunda unión).
Opiniones entre Católicos
Los católicos españoles están divididos en cuanto a si se debe permitir que los musulmanes recen en la Mezquita.
"Seguro, que lo hagan... el día que yo pueda rezar en una mezquita", dijo Luis Recio Mateo, 61, que se describió como historiador y guía turístico, luciendo un elegante traje gris, al salir de misa. "Si entro a una mezquita en Marruecos o Mauritania o Constantinopla me dicen que soy un infiel. Tampoco deben los musulmanes orar en mi catedral".
Pero Marta Pérez, una estudiante valenciana de matemáticas de diecinueve años, dijo que no tenía objeciones. "Histórica y culturalmente, les pertenece a ellos", dijo.
Ofemia Casado, 39, adopta un punto de vista más lato. "Antes de los católicos, y antes de los musulmanes, fue de los romanos, de los visigodos, de los fenicios, de los bárbaros... ¿Vamos a dejar que vuelvan?", meditó. "Pertenece a todos y a nadie". Dejemos las cosas como están, concluyó, antes que pelar de vuelta las capas de la cebolla".
Comunidad Fragmentada
Dependiendo de quién esté contando, viven en España (un país de cuarenta millones de habitantes) al menos un millón de musulmanes, y sólo unos mil en Córdoba, una ciudad de 320 mil personas. En la dividida comunidad musulmana en España, Escudero es considerado como un moderado; está en desacuerdo con los grupos más radicales que incursionan en algunas partes del país.
En numerosas ciudades, grupos católicos han protestado y en algunos casos bloqueado planes para construir mezquitas o expandir los centros culturales musulmanes.
Escudero dice que con los años, las autoridades cordobesas han permitido de vez en vez que un dignatario musulmán visitante rece en la Gran Mezquita -incluyendo a Sadam Hussein en 1974. Pero en la década pasada o algo así, funcionarios de la iglesia han rechazado la idea, dijo, quizás en reacción al crecimiento de la presencia musulmana en España.
Mientras Escudero piensa en la visita del Papa a la Mezquita Azul, hay otra tradición en Estambul, que los sacerdotes pueden citar: la Hagia Sofia, una iglesia bizantina del siglo seis, que fue convertida en mezquita por los musulmanes otomanos en el siglo quince. En teoría, hoy es un museo y nadie puede rezar allí, aunque a veces los musulmanes lo hacen.
Cuando Escudero se enteró del rechazo del obispo de Córdoba de su última idea, protestó. Una gris mañana, se paró frente a la Puerta del Perdón de la Gran Mezquita, extendió una pequeña alfombra en la acerca, se arrodilló y se postró para rezar.
Los reporteros gráficos se hicieron con abundantes fotografías. Y la policía mantuvo a distancia a un pequeño grupo de gritones manifestantes.
Se acercó al guardia de la majestuosa catedral, y antes mezquita, de Córdoba, Escudero hizo la pregunta: ¿Puedo rezar en árabe dentro?
El guardia, algo sobresaltado, respondió con un enfático no. Esta es una iglesia católica, dijo, y como tal está absolutamente prohibido rezar en otra fe. Escudero insistió, pero el guardia fue intransigente.
Esta es una catedral, repitió el guardia, cada vez más agitado: "¡Una iglesia católica!"
La maravilla arquitectónica de 1.200 años, que es uno de los puntos de referencia históricos de más renombre, está en el centro de una guerra territorial sobre espacio religioso, reconocimiento cultural y rivalidades antiguas y contemporáneas a la vez.
Conocida como la Mezquita en español y la Gran Mezquita [Great Mosque] en inglés, su espectacular bosque de arcos rayados y columnas de jaspe y mármol es uno de los legados icónicos más antiguos del islam. Pero la Mezquita ha servido como iglesia católica consagrada durante casi ochocientos años -desde que los reyes católicos de España expulsaran a las fuerzas musulmanas que habían gobernado la mayor parte de la Península Ibérica durante más de cinco siglos.
La escaramuza sobre la Mezquita resonó en toda España cuando miembros de cada fe ponen a prueba la tolerancia del otro en este país predominantemente católico con una creciente minoría musulmana. Las tensiones volvieron a inflamarse cuando fanáticos musulmanes hicieron estallar en Madrid los vagones de trenes de cercanías hace tres años, matando a casi doscientas personas.
La disputa tiene especial resonancia en Córdoba, un cruce de caminos andaluz que hace más de un milenio era la capital de la España mora y era uno de los centros culturales y artísticos más grandes en el mundo occidental.
Algunos musulmanes de hoy pueden anhelar el glorioso pasado del islam, pero Mansur Escudero insiste en que sólo quiere un lugar para orar.
"Podríamos dar un ejemplo al mundo", dijo, "despertando la conciencia de cristianos y musulmanes y mostrando que es posible dejar de lado las guerras pasadas".
Inspirados por el Papa
Escudero, un español que se convirtió al islam hace 28 años, ha estado peleando para obtener el derecho a orar aquí durante gran parte de su vida. Decidió volver a intentarlo, inspirado por el viaje a Estambul del Papa Benedicto XVI, este otoño, cuando el Papa estuvo junto a un ulema en la famosa Mezquita Azul de esa ciudad turca, y se volvió hacia la Meca y oró.
Escudero y el Consejo Islámico de España que encabeza, llevó el caso directamente al Vaticano, y escribió al Papa sugiriéndole que el sitio en Córdoba se convierta en un "único y singular espacio ecuménico" en el que puedan orar cristianos y musulmanes.
El Papa no respondió la carta.
Sin embargo, el obispo de Córdoba, Juan José Asenjo, estuvo más que feliz por la oportunidad de responder. Lejos de fomentar la paz, dijo, compartir los lugares de culto sólo "generaría confusión" entre los feligreses.
El recinto de piedra que cerca la catedral, con patios de fragantes árboles de naranja, al borde del viejo Barrio Judío de Córdoba, es el testamento de una comunidad que prosperó y vivió en relativa paz durante el califato musulmán. Unas calles estrechas y serpenteantes más allá se encuentra una de las tres sinagogas medievales que han sobrevivido en España.
Los musulmanes no están autorizados a orar dentro de la Gran Mezquita, con su decorado púlpito, o mihrab, que se orienta hacia la Meca. Pero los católicos pueden asistir a misa todos los días. Un domingo reciente, poco después de que Escudero terminara su quijotesca arenga al guardia, los clérigos de Córdoba se ataviaron con túnicas moradas y dirigieron el servicio dominical para unos cincuenta feligreses.
Hay algo un poco incongruente en la misa católica dentro de lo que todavía parece una mezquita: un crucifijo de tamaño natural cuelga debajo de un arco moro en forma de herradura; los arcos también se encuentran en las sillas de terciopelo rojo del sacerdote.
Los elementos cristianos fueron agregados cuando se erigió una iglesia aquí dentro de la mezquita durante los siglos dieciséis a dieciocho, incluyendo un gigantesco coro y altares de caoba, numerosas capillas incrustadas en las murallas, cruces góticas y un barroco trono de obispo.
Este domingo en particular, un perfumado humo se elevaba de incensarios de plata hacia el cielo raso abovedado de la catedral, mientras los parroquianos recitan el Padre Nuestro y comulgaban.
En una entrevista después, el Padre Manuel Pérez Moya, dijo que debido a que el edificio estaba consagrado como catedral, era imposible permitir el culto musulmán que fuese. Si no hubiese dio consagrado como iglesia, agregó, la Gran Mezquita habría sufrido el mismo destino que otras propiedades conquistadas: la destrucción.
"Es gracias a que esta es una catedral viva, que podemos proteger una realidad tan bella", dijo.
Las autoridades eclesiásticas han observado también que, en un reflejo de siglos de ocupaciones culturales diferentes, en el sitio había una basílica visigoda antes de que se construyera la mezquita.
Sin embargo, lo que realmente preocupa a muchos sacerdotes, es el espectro de que los musulmanes de España quieran más que una oración ocasional.
"El problema es que si les dejas orar, luego quizás quieran ocupar territorio", dijo Pérez Mora.
Escudero, que fue bautizado Francisco y estudió con los jesuitas antes de su conversión, dice que esos temores son absurdos.
"Creo que tienen miedo de ver a muchos musulmanes rezando, mientras sus iglesias están vacías", dijo.
Un hombre menudo, compacto, con una recortada barba gris, Escudero es psiquiatra y el padre de diez hijos, con dos mujeres. Su primera esposa murió hace nueve años cuando un intruso entró a la casa de la familia. Su muerte ocurrió cuando ella estaba desarrollando una página web para los musulmanes en España, que Escudero dice que es terriblemente exitosa hoy. Sospecha que sus actividades pueden haber tenido algo que ver con su muerte. (Escudero estuvo casado con las dos mujeres al mismo tiempo, aunque la ley española no reconoce la segunda unión).
Opiniones entre Católicos
Los católicos españoles están divididos en cuanto a si se debe permitir que los musulmanes recen en la Mezquita.
"Seguro, que lo hagan... el día que yo pueda rezar en una mezquita", dijo Luis Recio Mateo, 61, que se describió como historiador y guía turístico, luciendo un elegante traje gris, al salir de misa. "Si entro a una mezquita en Marruecos o Mauritania o Constantinopla me dicen que soy un infiel. Tampoco deben los musulmanes orar en mi catedral".
Pero Marta Pérez, una estudiante valenciana de matemáticas de diecinueve años, dijo que no tenía objeciones. "Histórica y culturalmente, les pertenece a ellos", dijo.
Ofemia Casado, 39, adopta un punto de vista más lato. "Antes de los católicos, y antes de los musulmanes, fue de los romanos, de los visigodos, de los fenicios, de los bárbaros... ¿Vamos a dejar que vuelvan?", meditó. "Pertenece a todos y a nadie". Dejemos las cosas como están, concluyó, antes que pelar de vuelta las capas de la cebolla".
Comunidad Fragmentada
Dependiendo de quién esté contando, viven en España (un país de cuarenta millones de habitantes) al menos un millón de musulmanes, y sólo unos mil en Córdoba, una ciudad de 320 mil personas. En la dividida comunidad musulmana en España, Escudero es considerado como un moderado; está en desacuerdo con los grupos más radicales que incursionan en algunas partes del país.
En numerosas ciudades, grupos católicos han protestado y en algunos casos bloqueado planes para construir mezquitas o expandir los centros culturales musulmanes.
Escudero dice que con los años, las autoridades cordobesas han permitido de vez en vez que un dignatario musulmán visitante rece en la Gran Mezquita -incluyendo a Sadam Hussein en 1974. Pero en la década pasada o algo así, funcionarios de la iglesia han rechazado la idea, dijo, quizás en reacción al crecimiento de la presencia musulmana en España.
Mientras Escudero piensa en la visita del Papa a la Mezquita Azul, hay otra tradición en Estambul, que los sacerdotes pueden citar: la Hagia Sofia, una iglesia bizantina del siglo seis, que fue convertida en mezquita por los musulmanes otomanos en el siglo quince. En teoría, hoy es un museo y nadie puede rezar allí, aunque a veces los musulmanes lo hacen.
Cuando Escudero se enteró del rechazo del obispo de Córdoba de su última idea, protestó. Una gris mañana, se paró frente a la Puerta del Perdón de la Gran Mezquita, extendió una pequeña alfombra en la acerca, se arrodilló y se postró para rezar.
Los reporteros gráficos se hicieron con abundantes fotografías. Y la policía mantuvo a distancia a un pequeño grupo de gritones manifestantes.
wilkinson@latimes.com
6 de abril de 2007
28 de marzo de 2007
©los angeles times
©traducción mQh
2 comentarios
Anónomo -
El Mansur es un lobo con piel de cordero, no para de pedir, incluidos los moros lo critican por pedir cuando en el islam no esta permitido.
Este desviado de la fe que predica amor, se ha cambiado para casarse muchas veces y pasear por sevilla con un mercedes, cuando solo era un muerto de hambre.
Ya pagara por traidos, que rece en Afganistan y que se largue de españa.
madrileño -