paramilitares usaban casa de uribe
[Juan Forero] Escuadrones de la muerte se reunían en hacienda del presidente Uribe.
Bogotá, Colombia. Un legislador de oposición dijo el martes que escuadrones de la muerte paramilitares se reunieron a fines de los años ochenta en la hacienda del presidente Álvaro Uribe para preparar el asesinato de opositores -una explosiva acusación en un escándalo cada vez mayor que ha desenterrado los lazos entre las milicias ilegales y dos docenas de congresistas.
Basando sus acusaciones en documentos oficiales y declaraciones de ex miembros de los paramilitares y de oficiales, el senador Gustavo Petro dijo que los milicianos se reunieron en la hacienda Guacharacas, de Uribe, así como en otros ranchos de propiedad de su hermano Santiago Uribe, y un estrecho colaborador, Luis Alberto Villegas.
"Desde allá, salían por la noche a matar gente", dijo Petro, refiriéndose a la extensa hacienda de Álvaro Uribe, que fue senador de 1986 a 1994.
Las acusaciones, expresadas en una audiencia del congreso sobre el escándalo de la ‘parapolítica', fueron enérgicamente rechazadas por el gobierno. En una refutación, el ministro del Interior, Carlos Holguín, dijo que existen muchos rumores sobre la hacienda de Uribe.
Holguín dijo que Petro había hecho "mal uso" de su posición en su uso selectivo de documentos judiciales para solventar sus argumentos y estaba tratando de mostrar a Colombia "como un país de asesinos, un país de paramilitares". Y se preguntó en voz alta por qué no se mostraba Petro igualmente agresivo a la hora de desenterrar lazos entre políticos y guerrillas izquierdistas, observando que Petro fue, hasta su elección al congreso en 1991, miembro del movimiento rebelde M-19.
La audiencia, pedida por un senador miembro del partido Polo Democrático, de centro-izquierda, se produjo en medio de un escándalo que ha resultado en la detención de ocho miembros del congreso y el jefe de la policía secreta, supuestamente por haber trabajado con comandantes paramilitares para reforzar su control por medio de amenazas y violencia en el norte de Colombia.
La Corte Suprema y el despacho del fiscal general están investigando a unos veinte antiguos y actuales miembros del congreso, la mayoría de ellos aliados del presidente. Y la corte está recabando evidencias y entrevistando a testigos para determinar si el primo del presidente, el senador Mario Uribe, se reunió con jefes paramilitares para tramar usurpaciones de tierras; en una entrevista reciente, el senador negó toda participación.
Funcionarios de gobierno dicen que la revelación de vínculos entre las milicias y la clase política están ocurriendo porque el gobierno de Uribe inició negociaciones con grupos paramilitares que permitieron el desarme de miles de paramilitares. Eso ha creado un clima más seguro para este tipo de denuncias, dicen.
"Nosotros queremos saber toda la verdad", dijo el lunes en Washinton ante un pequeño grupo de periodistas el vicepresidente Francisco Santos.
No quedó claro qué impacto tendrán las acusaciones en Uribe. El aliado más estrecho del gobierno de Bush en América Latina, el gobierno de Uribe ha recibido más de cuatro millones de dólares principalmente en ayuda militar para combatir a las guerrillas marxistas y fumigar gran parte de las dilatadas plantaciones de coca del país. Las cifras oficiales muestran que la violencia ha descendido dramáticamente y que la economía se ha disparado.
Pero Uribe, desde que se postulara candidato por primera vez, se ha visto perseguido por el hecho de que los grupos paramilitares aumentaron dramáticamente durante su mandato como gobernador del estado de Antioquía, al noroeste del país, de 1995 a 1997. Durante esa época, ayudó a crear Convivir -grupos legales de vigilantes. Algunos de estos fueron acusados más tarde por haberse convertido en escuadrones de la muerte paramilitares o por servir como fachadas de señores de la guerra paramilitares.
En una presentación de dos horas en la que se hicieron públicos informes de la inteligencia militar y declaraciones juradas de oficiales de nivel medio, Petro entregó un detallado bosquejo del temible movimiento paramilitar de Colombia, desde sus primeros contactos con los barones de la cocaína, incluyendo a Pablo Escobar, el uso de masacres para infundir terror y la eliminación del izquierdista partido Unión Patriótica.
Habló de cómo las compañías bananeras, incluyendo firmas extranjeras, financiaron a escuadrones de la muerte y ayudaron a grupos paramilitares en el tráfico de cocaína. Y leyó una declaración del gobierno que fue facilitada por un capitán del ejército que estuvo presente en un encuentro entre el ex general Rito Alejo del Río, y los jefes paramilitares. El presidente Uribe ha estado siempre muy cerca de Del Río, que fue acusado en 2001 de tener vínculos con los paramilitares. Las acusaciones fueron más tarde retiradas.
El senador dijo que, pese a lo que se cree habitualmente, el movimiento paramilitar, que duró una generación, no surgió debido a la ausencia de presencia del estado. "Los paramilitares fueron fundados con la ayuda de algunos sectores del estado", dijo.
En la audiencia, Petro destinó gran parte de su tiempo a los vigilantes de Convivir y cómo los funcionarios que los protegían estaban al tanto de que algunos de estos grupos eran controlados por señores de la guerra paramilitares. Los grupos de vigilantes fueron finalmente prohibidos, después de ser acusados de violaciones de los derechos humanos.
"Si este tipo de gente formaba y dirigía los grupos de vigilantes, ¿cómo se habría podido garantizar la seguridad y tranquilidad de la gente?", preguntó Petro.
En una entrevista hace poco, un desertor paramilitar que está entregando a los investigadores evidencias de los lazos entre grupos paramilitares y políticos, dijo que el presidente Uribe tenía un fuerte apoyo entre los jefes paramilitares, que lo preferían por su dura postura contra las guerrillas. Sin embargo, dijo que no había oído nunca nada sobre lazos directos entre el presidente y los grupos paramilitares.
"Todos admirábamos al presidente", dijo el ex paramilitar Jairo Castillo, que huyó de Colombia y vive ahora en Canadá. "Era un tipo que apoyaba a los vigilantes y dio más poder a los vigilantes. Pero decir que estaba ayudando a los paramilitares, o que tenía vínculos con ellos... mentiría si dijera que los tenía".
Basando sus acusaciones en documentos oficiales y declaraciones de ex miembros de los paramilitares y de oficiales, el senador Gustavo Petro dijo que los milicianos se reunieron en la hacienda Guacharacas, de Uribe, así como en otros ranchos de propiedad de su hermano Santiago Uribe, y un estrecho colaborador, Luis Alberto Villegas.
"Desde allá, salían por la noche a matar gente", dijo Petro, refiriéndose a la extensa hacienda de Álvaro Uribe, que fue senador de 1986 a 1994.
Las acusaciones, expresadas en una audiencia del congreso sobre el escándalo de la ‘parapolítica', fueron enérgicamente rechazadas por el gobierno. En una refutación, el ministro del Interior, Carlos Holguín, dijo que existen muchos rumores sobre la hacienda de Uribe.
Holguín dijo que Petro había hecho "mal uso" de su posición en su uso selectivo de documentos judiciales para solventar sus argumentos y estaba tratando de mostrar a Colombia "como un país de asesinos, un país de paramilitares". Y se preguntó en voz alta por qué no se mostraba Petro igualmente agresivo a la hora de desenterrar lazos entre políticos y guerrillas izquierdistas, observando que Petro fue, hasta su elección al congreso en 1991, miembro del movimiento rebelde M-19.
La audiencia, pedida por un senador miembro del partido Polo Democrático, de centro-izquierda, se produjo en medio de un escándalo que ha resultado en la detención de ocho miembros del congreso y el jefe de la policía secreta, supuestamente por haber trabajado con comandantes paramilitares para reforzar su control por medio de amenazas y violencia en el norte de Colombia.
La Corte Suprema y el despacho del fiscal general están investigando a unos veinte antiguos y actuales miembros del congreso, la mayoría de ellos aliados del presidente. Y la corte está recabando evidencias y entrevistando a testigos para determinar si el primo del presidente, el senador Mario Uribe, se reunió con jefes paramilitares para tramar usurpaciones de tierras; en una entrevista reciente, el senador negó toda participación.
Funcionarios de gobierno dicen que la revelación de vínculos entre las milicias y la clase política están ocurriendo porque el gobierno de Uribe inició negociaciones con grupos paramilitares que permitieron el desarme de miles de paramilitares. Eso ha creado un clima más seguro para este tipo de denuncias, dicen.
"Nosotros queremos saber toda la verdad", dijo el lunes en Washinton ante un pequeño grupo de periodistas el vicepresidente Francisco Santos.
No quedó claro qué impacto tendrán las acusaciones en Uribe. El aliado más estrecho del gobierno de Bush en América Latina, el gobierno de Uribe ha recibido más de cuatro millones de dólares principalmente en ayuda militar para combatir a las guerrillas marxistas y fumigar gran parte de las dilatadas plantaciones de coca del país. Las cifras oficiales muestran que la violencia ha descendido dramáticamente y que la economía se ha disparado.
Pero Uribe, desde que se postulara candidato por primera vez, se ha visto perseguido por el hecho de que los grupos paramilitares aumentaron dramáticamente durante su mandato como gobernador del estado de Antioquía, al noroeste del país, de 1995 a 1997. Durante esa época, ayudó a crear Convivir -grupos legales de vigilantes. Algunos de estos fueron acusados más tarde por haberse convertido en escuadrones de la muerte paramilitares o por servir como fachadas de señores de la guerra paramilitares.
En una presentación de dos horas en la que se hicieron públicos informes de la inteligencia militar y declaraciones juradas de oficiales de nivel medio, Petro entregó un detallado bosquejo del temible movimiento paramilitar de Colombia, desde sus primeros contactos con los barones de la cocaína, incluyendo a Pablo Escobar, el uso de masacres para infundir terror y la eliminación del izquierdista partido Unión Patriótica.
Habló de cómo las compañías bananeras, incluyendo firmas extranjeras, financiaron a escuadrones de la muerte y ayudaron a grupos paramilitares en el tráfico de cocaína. Y leyó una declaración del gobierno que fue facilitada por un capitán del ejército que estuvo presente en un encuentro entre el ex general Rito Alejo del Río, y los jefes paramilitares. El presidente Uribe ha estado siempre muy cerca de Del Río, que fue acusado en 2001 de tener vínculos con los paramilitares. Las acusaciones fueron más tarde retiradas.
El senador dijo que, pese a lo que se cree habitualmente, el movimiento paramilitar, que duró una generación, no surgió debido a la ausencia de presencia del estado. "Los paramilitares fueron fundados con la ayuda de algunos sectores del estado", dijo.
En la audiencia, Petro destinó gran parte de su tiempo a los vigilantes de Convivir y cómo los funcionarios que los protegían estaban al tanto de que algunos de estos grupos eran controlados por señores de la guerra paramilitares. Los grupos de vigilantes fueron finalmente prohibidos, después de ser acusados de violaciones de los derechos humanos.
"Si este tipo de gente formaba y dirigía los grupos de vigilantes, ¿cómo se habría podido garantizar la seguridad y tranquilidad de la gente?", preguntó Petro.
En una entrevista hace poco, un desertor paramilitar que está entregando a los investigadores evidencias de los lazos entre grupos paramilitares y políticos, dijo que el presidente Uribe tenía un fuerte apoyo entre los jefes paramilitares, que lo preferían por su dura postura contra las guerrillas. Sin embargo, dijo que no había oído nunca nada sobre lazos directos entre el presidente y los grupos paramilitares.
"Todos admirábamos al presidente", dijo el ex paramilitar Jairo Castillo, que huyó de Colombia y vive ahora en Canadá. "Era un tipo que apoyaba a los vigilantes y dio más poder a los vigilantes. Pero decir que estaba ayudando a los paramilitares, o que tenía vínculos con ellos... mentiría si dijera que los tenía".
Jason Ukman en Washington contribuyó a este reportaje.
18 de abril de 2007
©washington post
©traducción mQh
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