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murió richard rorty


[Elaine Woo] A los 75. El profesor adoptó la filosofía práctica.
Murió Richard Rorty, el eminente intelectual y profesor de la Universidad de Stanford que resucitó el pragmatismo americano con una revolucionaria trabajo que instaba a los filósofos a abandonar la ilusoria búsqueda de verdades últimas y se esforzaran por ser relevantes. Tenía 75 años.
Rorty murió de un cáncer al páncreas el viernes en su casa en el campus de Stanford, según informó la universidad, donde había enseñado en el departamento de literatura comparada durante siete años antes de jubilarse en 2006.
Llamado un "filósofo anti-filósofo", Rorty fue un importante pensador estadounidense cuya contribución más valiosa fue ‘La filosofía y el espejo de la naturaleza' [Philosophy and the Mirror of Nature], un libro de 1979 que marcó su alejamiento de la tradición analítica de G.E. Moore, Bertrand Russel y Ludwig Wittgenstein, y su acercamiento al campo de los pragmáticos de Charles Sanders Pierce, William James y John Dewey.
Con este fundacional cambio en sus ideas, Rorty se convirtió en blanco de un espinoso debate en círculos filosóficos y se atrajo críticos de todo el espectro político.
"En realidad trató de rescribir la historia de la filosofía. Lo que logró", dijo Richard Watson, un amigo de toda la vida y profesor emérito de filosofía en la Universidad de Washington en St. Louis, "fue que lo tomaran muy seriamente como filósofo los estudiosos de muchos otros campos... Él cambió la imagen del filósofo en Estados Unidos".
El anhelo de Rorty de ser relevante lo llevó a dedicarse intensamente en cuestiones relacionadas con la cultura y la política. "Dick apelaba a una tradición más profunda de la filosofía occidental" que convirtió la filosofía en una "investigación sobre el buen vivir, sobre cómo podemos vivir en comunidades políticas donde nos respetemos unos a otros", dijo Russell Berman, director del departamento de literatura comparada de Stanford.
Un impenitente liberal, Rorty expuso su visión del buen vivir en una prolífica producción de ensayos y artículos en revistas como Nation y Dissent. En sus escritos sobre cómo abreviar la brecha de ingresos, reducir la pobreza y luchar contra las injusticias sociales, Rorty se mostró crítico de Estados Unidos, aunque insistiendo en que consideraba al país "como lo hicieron Whitman y Dewey, como abriendo una perspectiva de ilimitables ideas demócratas". Su defensa del orgullo nacional estuvo en el centro de uno de sus últimos libros, ‘Forjar nuestro país' [Achieving Our Country] (1998).
"Creo que nuestro país -pese a sus atrocidades y vicios pasados y presentes, y pese a su permanente ansiedad por instalar a idiotas y truhanes en las funciones más altas- es un buen ejemplo del mejor tipo de sociedad que se ha inventado hasta el momento", escribió Rorty en su libro ‘Método, ciencia social y esperanza social' [Philosophy and Social Hope] (2000).
Sus primeros años como filósofo proporcionan pocas claves sobre una educación inusual. Nació en la Ciudad de Nueva York el 4 de octubre de 1931 y fue, según su propio relato, un "hijo único inteligente, estirado y ratón de biblioteca" de padres trotskistas que trabajaban en la socialista Liga de Defensa de los Trabajadores de Norman Thomas. De niño, hacía encargos para Thomas y A. Philip Randolph, que fundaron la Brotherhood of Sleeping Car Porters.
A los doce había leído ‘El caso de León Trotsky' [The Case of Leon Trotsky] y ‘Not Guilty', que contaban la historia de la investigación dirigida por Dewey sobre los juicios de Moscú de 1936 que declararon a Trotsky y otros de haber conspirado para asesinar a José Stalin y "sabía que el punto de ser humano era dedicar la vida a luchar contra la injusticia social".
En su infancia fue no solamente precoz, sino además un poco raro. Cuando tenía ocho, envió un presente y una nota de congratulaciones a un "niño también de ocho que había hecho algo bueno" -el recién consagrado Dalai Lama. Pocos años más tarde, adquirió un apasionado interés por las orquídeas silvestres y llegó a encontrar diecisiete de las cuarenta especies que crecen en las montañas al noroeste de Nueva Jersey.
Como escribió Rorty más tarde en un ensayo autobiográfico titulado ‘Trotsky and the Wild Orchids' [Trotsky y las orquídeas silvestres], esos dos polos de su vida estuvieron atados durante años.
A los quince entró al experimental Hutchins College de la Universidad de Chicago, que admitía a estudiantes con sólo dos años de escuela secundaria. Escogió rápidamente la filosofía como su campo de estudio y recibió lecciones de influyentes pensadores, como Leo Strauss y Charles Hartshorne. Adquirió el desdén de los filósofos de Chicago por el pragmatismo de Dewey, que había sido un héroe de los padres de Rorty y sus amigos, y adoptó la filosofía analítica, que era una aliada de la ciencia en su intento de explicar principios fundamentales.
Después de sacar su bachillerato en 1949 y su maestría en 1952, Rorty dejó Chicago para marcharse a la Universidad de Yale, donde obtuvo en 1956 su doctorado. Enseñó en Yale y en el Wellesley College antes de incorporarse a la Universidad de Princeton en 1961.
En Princeton, su hogar académico durante dos décadas, Rorty alcanzó prominencia como filósofo analítico del lenguaje y la mente, y en 1967 publicó su primer libro, una antología titulada ‘El giro lingüístico' [The Linguistic Turn].
Durante la década siguiente, sus primeras influencias volvieron a emerger y, en una conversión que Watson describió como "razonablemente descabellada", Rorty se volvió hacia Dewey.
Su redescubrimiento del pragmatismo estuvo en el corazón de ‘‘La filosofía y el espejo de la naturaleza', en el que escribió que el propósito de la filosofía no era proporcionar verdades eternas, sino "sostener una conversación".
Creía que la filosofía debía girar sobre "el diálogo, los textos múltiples... y no ser una vana búsqueda de certezas absolutas", dijo Berman, de Stanford, sobre Rorty, que utilizó más tarde su elevado estatus para promover el trabajo de teóricos continentales como Jacques Derrida, el gurú del deconstruccionismo.
‘‘La filosofía y el espejo de la naturaleza' fue desdeñado por muchos colegas de Rorty, que convirtieron el ‘rortysismo' en un epíteto peyorativo. Como escribió la filósofo Susan Haack en 1997, el rortysismo "induce una desesperación facticia sobre la posibilidad de cualquiera indagación de cualquier tipo".
Rorty, que hablaba con un tono monótono que evocaba el personaje de Eyeore, de A.A. Milne, rechazaba esas críticas con aparente facilidad. Su amplia influencia fue reconocida en 1981, cuando fue nombrado uno de los primeros beneficiarios de una beca MacArthur, que otorga un generoso estipendio monetario a individuos cuyo trabajo creativo muestre originalidad y la promesa de su constancia.
Al año siguiente, Rorty se convirtió en profesor de humanidades en la Universidad de Virginia, donde permaneció hasta que se mudó a Stanford en 1996 como docente de su Centro de Humanidades. Se incorporó a la facultad de literatura en 1998.
Le sobreviven su esposa, Mary Varney Rorty; una hija, Patricia; dos hijos, Jay y Kevin; y dos nietos.

elaine.woo@latimes.com

6 de junio de 2007
13 de junio de 2007
©los angeles times
©traducción mQh
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