la ruta del jarabe envenenado
[Chris Kraul] Un elemento anticongelante fue agregado a un jarabe para la tos que se cree causó decenas de víctimas.
Ciudad de Panamá, Panamá. Cuando Allan Gutiérrez, de cuatro años, murió hace un año, los síntomas que presentó, incluyendo severas náuseas, violenta taquicardia y parálisis ascendente desconcertaron a los médicos.
Desde entonces, su condición la conocen todos los panameños que tienen a amigos o familiares entre los cientos de víctimas identificadas.
El culpable no es un microorganismo, sino glicol dietileno, un tóxico componente de un anticongelante para motores que fue mezclado por error, por una agencia de la seguridad social del país, en 450 mil frascos de jarabe para la tos para ser distribuidos entre los pobres. Se repartieron por todo el país al menos veinte mil.
La ingestión del tóxico brebaje puede causar insuficiencia renal, dolores de cabeza crónicos, alta presión sanguínea, y en el actual caso panameño, se ha confirmado la muerte de al menos 67 pacientes. En realidad, las muertes debidas al jarabe pueden exceder las trescientas, dicen funcionarios.
El ingrediente fatal provenía de China. Fue enviado a una compañía española y luego a la firma particular Medicom en Panamá que la revendió a la superintendencia de la seguridad social del país, que mezcló la ‘medicina' en su laboratorio. Los panameños pensaban que usaban glicerina, un componente de muchas medicinas, pero de hecho lo que utilizaban era glicol dietileno, que es altamente tóxico.
Aunque el caso está tomando lugar en un clima de acusaciones, el envenenamiento parece ser una trágica confluencia de confusión en el etiquetado, controles descuidados a lo largo de la cadena de abastecimiento y análisis pobres o no existentes en los laboratorios panameños donde se mezcló el jarabe.
Por ejemplo, una investigación china determinó que el producto había sido etiquetado como ‘Glicerina TD', un nombre engañoso que se puede confundir con glicerina, un substituto inofensivo y menos caro del azúcar.
Y la firma panameña había pedido glicerina, y no sabía que el químico que recibió, de hecho no era medicinal.
El laboratorio de la agencia de la seguridad social panameña podría haber evitado el desastre si hubiese analizado adecuadamente el jarabe, dijeron las autoridades.
"El terrible pecado de Panamá es tener un sistema donde puede haber un laboratorio de producción mezclando medicamentos sin analizar los componentes", dijo Jorge Motta, un médico educado en Stanford que es director del Gorgas Memorial Institute, un centro de investigación especializado en medicina tropical.
La semana pasada, después de que realizara una autopsia al cuerpo exhumado de Allan por instrucción del despacho del fiscal general, y decidores signos de que se habían detectado químicos tóxicos en sus restos, su nombre fue agregado a la lista oficial. Ahora su familia podrá utilizar una suma de seis millones de dólares que el gobierno ha apartado para un fondo de ayuda a las víctimas.
Se han ordenado más de cincuenta exhumaciones, y hay cientos más pendientes. En una entrevista la semana pasada, el fiscal Dimas Guevara dijo que se habían presentado quinientas demandas por presuntas víctimas y sus familiares. En al menos 369 de estos casos, dijo, las víctimas habían muerto. Las cifras no incluyen decesos que pueden haber sido causados por el jarabe para la tos, pero sobre los cuales no se cuenta con pruebas porque los restos de las víctimas fueron incinerados o estaban feamente descompuestos, o, como en el caso de una tribu indígena, no fueron entregados al gobierno.
La crisis ha causado una grave erosión de la confianza en el sistema sanitario, y ha incluso abollado la popularidad del presidente Martín Torrijos. Muchos panameños no se sienten contentos con el ritmo de la investigación. Se ha detenido a doce personas, incluyendo a seis empleados de Medicom.
Los otros detenidos son funcionarios de gobierno, entre ellos el director de la superintendencia de la seguridad social René Luciani, y dos ex directores, Juan Jovane y Rolando Villalaz. Muchos panameños se quejan de que los tres fueron acusado el cinco de junio sólo después de que China hiciera parecer indolente a Panamá al sentenciar a muerte, el 29 de mayo, al ex director de la administración de fármacos y alimentos de China.
El funcionario, Zheng Xiaoyu, se ha declarado culpable de corrupción y de haber aceptado sobornos en relación con el escándalo del veneno.
También se supo la semana pasada que Estados Unidos no está inmune. La compañía Colgate-Palmolive advirtió que se había encontrado pasta dental Colgate falsificada, que contenía el mismo componente anticongelante, en las estanterías de tiendas en Nueva York, Nueva Jersey, Pensilvania y Maryland. No se ha informado de muertes en relación con la pasta dental falsificada.
Pero en Panamá, el escándalo del envenenamiento se desarrolla todos los días en los diarios y televisión y continuará haciéndolo mientras el gobierno retira poco a poco el jarabe, exhuma los cuerpos de las víctimas, chequea a los sobrevivientes y lleva a tribunales a los empleados de gobierno y empleados de compañías responsables.
Envuelto en el misterio al principio, el enigma en torno a la causa de las muertes se resolvió en el otoño pasado cuando científicos del Centro de Prevención y Control de Enfermedades de Atlanta prestó ayuda en la pesquisa. Determinaron rápidamente que la causa no era una enfermedad infecciosa, porque ni los familiares ni los médicos de las víctimas se habían contagiado.
La investigación se concentró en el jarabe que habían bebido muchas de las víctimas. Un análisis del jarabe reveló que 27 barriles de lo que la agencia de seguridad social pensaba que era glicerina para hacer el jarabe para la tos, de hecho contenían glicol dietileno.
El componente anticongelante tiene un olor y sabor dulce, dijeron los funcionarios.
Los masivos envenenamientos en los años treinta debidos al glicol dietileno fueron un factor que contribuyó a la fundación de la Administración de Fármacos y Alimentos de Estados Unidos para proteger a los estadounidenses de medicinas falsas.
Torrijos prometió controles más estrictos e invertir en mejores instalaciones en los laboratorios de análisis de la agencia de la seguridad social, y está considerando fusionar la agencia con el ministerio de Salud.
Desde entonces, su condición la conocen todos los panameños que tienen a amigos o familiares entre los cientos de víctimas identificadas.
El culpable no es un microorganismo, sino glicol dietileno, un tóxico componente de un anticongelante para motores que fue mezclado por error, por una agencia de la seguridad social del país, en 450 mil frascos de jarabe para la tos para ser distribuidos entre los pobres. Se repartieron por todo el país al menos veinte mil.
La ingestión del tóxico brebaje puede causar insuficiencia renal, dolores de cabeza crónicos, alta presión sanguínea, y en el actual caso panameño, se ha confirmado la muerte de al menos 67 pacientes. En realidad, las muertes debidas al jarabe pueden exceder las trescientas, dicen funcionarios.
El ingrediente fatal provenía de China. Fue enviado a una compañía española y luego a la firma particular Medicom en Panamá que la revendió a la superintendencia de la seguridad social del país, que mezcló la ‘medicina' en su laboratorio. Los panameños pensaban que usaban glicerina, un componente de muchas medicinas, pero de hecho lo que utilizaban era glicol dietileno, que es altamente tóxico.
Aunque el caso está tomando lugar en un clima de acusaciones, el envenenamiento parece ser una trágica confluencia de confusión en el etiquetado, controles descuidados a lo largo de la cadena de abastecimiento y análisis pobres o no existentes en los laboratorios panameños donde se mezcló el jarabe.
Por ejemplo, una investigación china determinó que el producto había sido etiquetado como ‘Glicerina TD', un nombre engañoso que se puede confundir con glicerina, un substituto inofensivo y menos caro del azúcar.
Y la firma panameña había pedido glicerina, y no sabía que el químico que recibió, de hecho no era medicinal.
El laboratorio de la agencia de la seguridad social panameña podría haber evitado el desastre si hubiese analizado adecuadamente el jarabe, dijeron las autoridades.
"El terrible pecado de Panamá es tener un sistema donde puede haber un laboratorio de producción mezclando medicamentos sin analizar los componentes", dijo Jorge Motta, un médico educado en Stanford que es director del Gorgas Memorial Institute, un centro de investigación especializado en medicina tropical.
La semana pasada, después de que realizara una autopsia al cuerpo exhumado de Allan por instrucción del despacho del fiscal general, y decidores signos de que se habían detectado químicos tóxicos en sus restos, su nombre fue agregado a la lista oficial. Ahora su familia podrá utilizar una suma de seis millones de dólares que el gobierno ha apartado para un fondo de ayuda a las víctimas.
Se han ordenado más de cincuenta exhumaciones, y hay cientos más pendientes. En una entrevista la semana pasada, el fiscal Dimas Guevara dijo que se habían presentado quinientas demandas por presuntas víctimas y sus familiares. En al menos 369 de estos casos, dijo, las víctimas habían muerto. Las cifras no incluyen decesos que pueden haber sido causados por el jarabe para la tos, pero sobre los cuales no se cuenta con pruebas porque los restos de las víctimas fueron incinerados o estaban feamente descompuestos, o, como en el caso de una tribu indígena, no fueron entregados al gobierno.
La crisis ha causado una grave erosión de la confianza en el sistema sanitario, y ha incluso abollado la popularidad del presidente Martín Torrijos. Muchos panameños no se sienten contentos con el ritmo de la investigación. Se ha detenido a doce personas, incluyendo a seis empleados de Medicom.
Los otros detenidos son funcionarios de gobierno, entre ellos el director de la superintendencia de la seguridad social René Luciani, y dos ex directores, Juan Jovane y Rolando Villalaz. Muchos panameños se quejan de que los tres fueron acusado el cinco de junio sólo después de que China hiciera parecer indolente a Panamá al sentenciar a muerte, el 29 de mayo, al ex director de la administración de fármacos y alimentos de China.
El funcionario, Zheng Xiaoyu, se ha declarado culpable de corrupción y de haber aceptado sobornos en relación con el escándalo del veneno.
También se supo la semana pasada que Estados Unidos no está inmune. La compañía Colgate-Palmolive advirtió que se había encontrado pasta dental Colgate falsificada, que contenía el mismo componente anticongelante, en las estanterías de tiendas en Nueva York, Nueva Jersey, Pensilvania y Maryland. No se ha informado de muertes en relación con la pasta dental falsificada.
Pero en Panamá, el escándalo del envenenamiento se desarrolla todos los días en los diarios y televisión y continuará haciéndolo mientras el gobierno retira poco a poco el jarabe, exhuma los cuerpos de las víctimas, chequea a los sobrevivientes y lleva a tribunales a los empleados de gobierno y empleados de compañías responsables.
Envuelto en el misterio al principio, el enigma en torno a la causa de las muertes se resolvió en el otoño pasado cuando científicos del Centro de Prevención y Control de Enfermedades de Atlanta prestó ayuda en la pesquisa. Determinaron rápidamente que la causa no era una enfermedad infecciosa, porque ni los familiares ni los médicos de las víctimas se habían contagiado.
La investigación se concentró en el jarabe que habían bebido muchas de las víctimas. Un análisis del jarabe reveló que 27 barriles de lo que la agencia de seguridad social pensaba que era glicerina para hacer el jarabe para la tos, de hecho contenían glicol dietileno.
El componente anticongelante tiene un olor y sabor dulce, dijeron los funcionarios.
Los masivos envenenamientos en los años treinta debidos al glicol dietileno fueron un factor que contribuyó a la fundación de la Administración de Fármacos y Alimentos de Estados Unidos para proteger a los estadounidenses de medicinas falsas.
Torrijos prometió controles más estrictos e invertir en mejores instalaciones en los laboratorios de análisis de la agencia de la seguridad social, y está considerando fusionar la agencia con el ministerio de Salud.
chris.kraul@latimes.com
24 de junio de 2007
20 de junio de 2007
©los angeles times
©traducción mQh
2 comentarios
jonyramirez -
Lisímaco Jacinto López y López -
Sabrá la proporción de glicerina o dietinelglycol para fabricar cada frasco de 200 cc?
Será el 50% del contenido ó sea, 100 cc por frasco.
Si esta es la proporción, se compraron 218 barriles de 55 galones para fabricar 450,ooo frascos y si 27 barriles contenían veneno se debieron fabricar mas de 55,000 frascos.
Lisímaco jacinto López y López, Ciudad de Las Tablas, Prov. de Los Santos, República de Panamá, lunes 12 demayo de 2008, 9:54 a.m.
cédula 7-58-649
tel.cel. (507) 6685 0525