púgil perdió guerra con vino
Vagabundo sanantonino cuenta su historia sobre el ring con Martín Vargas. Ricardo Riffo Leveñir fue púgil peso mosca al igual que el boxeador osornino.
Enjuto, pequeño y chileno. Ricardo Riffo Leveñir tiene 58 años, de los cuales 35 ha vivido en la miseria de la calle. Hace sólo dos meses su existencia tuvo un giro, pues consiguió una pieza en la quebrada Huallipén, en San Antonio, donde se protege del frío y construye un nuevo mundo. Detrás de la Municipalidad de San Antonio, donde el miércoles pasado los concejales se descueraban públicamente por el tema casino, él estaba calentando sus huesos al sol. Ahí junto a su peculiar vehículo contó su simple pero humana historia.
Aunque nació en Osorno, muy joven este vagabundo conocido como el ‘Colo Colo' salió en un tren carguero desde el hogar familiar. Recorrió medio Chile para llegar hasta Santiago, ciudad que dejó hace 17 años para llegar a San Antonio. Tuvo cuatro mujeres que lo acompañaron en sus aventuras, pero con ninguna de ellas fue padre. Hoy es un viejo solitario. "Siempre me gustó estar en la calle", admitió.
Aquí, en el puerto, se le puede ver empujando un antiguo carro de supermercado por las calles. Recolecta cartones y papeles, que luego transforma en monedas.
"Si volviera a nacer de nuevo, elegiría tener una vida distinta: tener una casa estable, un trabajo bueno, una señora, tener hijos, en fin", aseguró.
Fue en Osorno, en el club de boxeo México, donde este hombre forjó quizás el que era su único sueño, el que tampoco pudo cumplir, según reconoce, por su adicción al alcohol. "Claro, siempre me ha gustado el alcohol, hoy me tomo dos a tres cañitas y después me voy a acostar", contó.
Vargas Era Mejor
En esa ciudad de la Décima Región, además de enamorarse a los 15 años de su primera e inolvidable compañera, conoció al legendario Martín Vargas. Ambos eran devotos deportistas que ansiaban transformarse en reyes del ring. En el club México tiraban las manos y se ilusionaban con pelear el título mundial.
Riffo era peso mosca y recuerda que llegó a ser considerado una promesa del pugilismo osornino, pero el trago le dio el golpe más fuerte que haya recibido y lo dejó K.O.
"Martín Vargas también bueno pa´esto", afirmó al tiempo que hacía el gesto típico de empinar el codo.
Y a pesar que dijo que era uno de los buenos púgiles del Club México, también reconoció que "le tuve que dar el lado a Martín porque él tenía mejor pegada".
Peleas ganó muchas, pero perdió la más importante. "El copete me apuró el tranco y después cuando me vieron que andaba pasa´o a alcohol y me dijeron ´hasta aquí nomás llegaste y pa´fuera".
"Mi sueño era ser boxeador", apuntó sin dejar traslucir un ánimo de tristeza o de melancolía en sus palabras.
Mientras conversa con El Líder, el ‘Colo Colo' se distrae. Una rubia vestida de negro le roba sus miradas. Él, que sabe de mujeres lindas, no pierde la ocasión de apreciar a la "señorita". "Esta güena" es su veredictos. Uno que otro tosido interrumpe su hablar.
En su nueva casa, en la quebrada Huallipén, Riffo asevera que ya no conoce del frío ni del hambre. Las ventas de cartón le sirven para comprar comida, tomarse un "pencazo" y llevar carbón para calefaccionar su humilde pieza. Por eso se atreve a dar un consejo para los más jóvenes, que como él se "cayeron al frasco" y se lanzaron a vivir en la calle. "Ellos deberían rehacer su vida y dejen el alcohol", reflexionó.
San Antonio, las Noticias y los Asaltos
Si hay algo que de lo que Ricardo Riffo está agradecido es de su capacidad de leer y escribir. Otros viejos como él no alcanzar a tal nivel.
Esta condición le permite conocer al detalle la realidad de San Antonio. Dice que aprovecha cualquier diario viejo que encuentra para enterarse de las noticias que surgen en tierras sanantoninas. De hecho, cuando fue abordado por este periodista leía una edición del mes de mayo de Diario El Líder. "Me gusta saber lo que pasa acá y a mí me gusta mucho leer", manifestó.
Como casi todos, Riffo explicó que le llama la atención el aumento de los robos y asaltos que ha habido en San Antonio. A él mismo lo afectó un atraco. Dos infames lo apalearon casi hasta la muerte para quitarle dos lucas.
Chile y el Vino
Pero esos episodios ya quedaron atrás. Por estos días el ‘Colo Colo' se toma un vasito de vino mientras espera que un partido de la Roja o de la Rojita llegue a alegrar más sus días de invierno.
Obstinado en su afán de ser libre, hace algunos años Riffo abandonó un hogar de ancianos en El Convento, porque simplemente no aguantó más sin poder "tomarse un copete". Sólo la tos ahora lo obliga a ponerse límites y así lo ha entendido desde que hace dos meses le dio un giro a su vida.
Aunque nació en Osorno, muy joven este vagabundo conocido como el ‘Colo Colo' salió en un tren carguero desde el hogar familiar. Recorrió medio Chile para llegar hasta Santiago, ciudad que dejó hace 17 años para llegar a San Antonio. Tuvo cuatro mujeres que lo acompañaron en sus aventuras, pero con ninguna de ellas fue padre. Hoy es un viejo solitario. "Siempre me gustó estar en la calle", admitió.
Aquí, en el puerto, se le puede ver empujando un antiguo carro de supermercado por las calles. Recolecta cartones y papeles, que luego transforma en monedas.
"Si volviera a nacer de nuevo, elegiría tener una vida distinta: tener una casa estable, un trabajo bueno, una señora, tener hijos, en fin", aseguró.
Fue en Osorno, en el club de boxeo México, donde este hombre forjó quizás el que era su único sueño, el que tampoco pudo cumplir, según reconoce, por su adicción al alcohol. "Claro, siempre me ha gustado el alcohol, hoy me tomo dos a tres cañitas y después me voy a acostar", contó.
Vargas Era Mejor
En esa ciudad de la Décima Región, además de enamorarse a los 15 años de su primera e inolvidable compañera, conoció al legendario Martín Vargas. Ambos eran devotos deportistas que ansiaban transformarse en reyes del ring. En el club México tiraban las manos y se ilusionaban con pelear el título mundial.
Riffo era peso mosca y recuerda que llegó a ser considerado una promesa del pugilismo osornino, pero el trago le dio el golpe más fuerte que haya recibido y lo dejó K.O.
"Martín Vargas también bueno pa´esto", afirmó al tiempo que hacía el gesto típico de empinar el codo.
Y a pesar que dijo que era uno de los buenos púgiles del Club México, también reconoció que "le tuve que dar el lado a Martín porque él tenía mejor pegada".
Peleas ganó muchas, pero perdió la más importante. "El copete me apuró el tranco y después cuando me vieron que andaba pasa´o a alcohol y me dijeron ´hasta aquí nomás llegaste y pa´fuera".
"Mi sueño era ser boxeador", apuntó sin dejar traslucir un ánimo de tristeza o de melancolía en sus palabras.
Mientras conversa con El Líder, el ‘Colo Colo' se distrae. Una rubia vestida de negro le roba sus miradas. Él, que sabe de mujeres lindas, no pierde la ocasión de apreciar a la "señorita". "Esta güena" es su veredictos. Uno que otro tosido interrumpe su hablar.
En su nueva casa, en la quebrada Huallipén, Riffo asevera que ya no conoce del frío ni del hambre. Las ventas de cartón le sirven para comprar comida, tomarse un "pencazo" y llevar carbón para calefaccionar su humilde pieza. Por eso se atreve a dar un consejo para los más jóvenes, que como él se "cayeron al frasco" y se lanzaron a vivir en la calle. "Ellos deberían rehacer su vida y dejen el alcohol", reflexionó.
San Antonio, las Noticias y los Asaltos
Si hay algo que de lo que Ricardo Riffo está agradecido es de su capacidad de leer y escribir. Otros viejos como él no alcanzar a tal nivel.
Esta condición le permite conocer al detalle la realidad de San Antonio. Dice que aprovecha cualquier diario viejo que encuentra para enterarse de las noticias que surgen en tierras sanantoninas. De hecho, cuando fue abordado por este periodista leía una edición del mes de mayo de Diario El Líder. "Me gusta saber lo que pasa acá y a mí me gusta mucho leer", manifestó.
Como casi todos, Riffo explicó que le llama la atención el aumento de los robos y asaltos que ha habido en San Antonio. A él mismo lo afectó un atraco. Dos infames lo apalearon casi hasta la muerte para quitarle dos lucas.
Chile y el Vino
Pero esos episodios ya quedaron atrás. Por estos días el ‘Colo Colo' se toma un vasito de vino mientras espera que un partido de la Roja o de la Rojita llegue a alegrar más sus días de invierno.
Obstinado en su afán de ser libre, hace algunos años Riffo abandonó un hogar de ancianos en El Convento, porque simplemente no aguantó más sin poder "tomarse un copete". Sólo la tos ahora lo obliga a ponerse límites y así lo ha entendido desde que hace dos meses le dio un giro a su vida.
7 de julio de 2007
©líder de san antonio
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