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murakami, el warhol japonés


[Carol Vogel] Warhol de Japón vierte té ritual en momento zen. [La exposición en Manhattan terminó en junio].
Una tarde de la semana pasada, flotaba en la Gagosian Gallery, en Madison Avenue, el inconfundible aroma del incienso. No era solamente un indicio de que algo estaba pasando. En lugar de las elegantemente vestidas colaboradoras de la galería, quienes saludaban a los visitantes eran recatadas damas japonesas luciendo coloridos kimonos.
En el salón central estaba el artista japonés Takashi Murakami. En lugar de su tradicional atuendo -abolsados pantalones cargo, camiseta y zapatillas-, lucía un tradicional hakama, llevaba el pelo hacia atrás, enroscado en un moño, sus características gafas redondas y su etérea barba de mandarín. "Bienvenidos a esta muy especial ceremonia de té", dijo.
Los invitados -Nancy Spector, curadora jefe del Museo Solomon R. Guggenheim; Vincent Fremont, representante de ventas de la Fundación Andy Warhol para las Artes Visuales; su esposa, Shelly Dunn Fremont, directora de arte; y Kazuhito Yoshii, propietario de la Yoshii Gallery de Manhattan- fueron los primeros en participar en una serie de tres días de ceremonias de té. Sentados en torno a una baja mesa de madera en forma de L, escuchaban intensamente mientras So-oku Sen, un maestro del té de una academia de cuatrocientos años de antigüedad en Tokio, explicaba el ritual con la ayuda de Linda Hoaglund, intérprete.
Conocido popularmente como el Warhol de Japón, Murakami, 45, funde las bellas artes con las populares películas de dibujos animados japoneses e historietas manga. Ha inventado a personajes como DOB y Mr. Pointy, los que ha utilizado como temas de pinturas, esculturas y balones gigantes, y es también conocido por sus flores de caritas sonrientes y coloridas setas. Su trabajo ha adornado sitios históricos de la Ciudad de Nueva York como el Grand Central Terminal y el Rockefeller Center.
En estos días, los tentáculos de Murakami llegan lejos y a muchos lugares. En Japón está ocupado produciendo películas animadas de la extensión de largometrajes, y ya es considerado allá como un rey de los medios, con programas en radio y televisión en los que entrevista a todo el mundo, desde economistas a novelistas de fama mundial. Como empresario del márketing, se ha unido a la casa de modas Louis Vuitton en 2003 para crear versiones brillantemente coloridas del clásico monograma LV en los bolsos de mano de Vuitton. Se vendieron como pan caliente, generando millones de dólares.
Ahora Murakami está interesado en la historia. Su exposición inaugural en la Gagosian Gallery, ‘Tranquillity of the Heart, Torment of the Flesh: Open Wide the Eye of the Heart and Nothing Is Invisible' [Tranquilidad del Alma, Tormento de la Carne: Abre Bien los Ojos del Corazón y Nada Es Invisible], es la primera muestra pública de su nueva serie de pinturas monumentales con Daruma, el ilustre y sabio patriarca del arte zen y fundador del budismo zen. En algunos monasterios japoneses zen, dijo Murakami, todavía se realiza la ceremonia del té en su forma original en honor a Daruma.

En la Gagosian Gallery, la ceremonia empezó con bizcochos de color verde neón, en el centro de los cuales había dos diminutas yemas de huevo: dulce para el paladar, dijo Sen, 31, descendiente del maestro de té del siglo dieciséis, Sen no Rikyu. Luego fue la compleja preparación del té verde, utilizando una cuchara de bambú de cuatrocientos años para sacar las hojas de té de una vieja tetera de madera. Un antiguo caldero de fierro mantenía el agua hirviendo, mientras que se usaba un moderno cuenco lleno de agua hirviendo para enjuagar los cuencos de servir de greda del siglo diecisiete que Murakami había traído de su casa en Tokio para la ocasión.
"Quería traer algo que fuera espiritual y culturalmente japonés para una audiencia más amplia", dijo Murakami mientras un equipo de la televisión japonesa filmaba sus movimientos. "Está es la segunda vez en mi vida que me visto así", agregó. "La primera vez fue cuando estuve en la casa del maestro del té".
Entre los trabajos de la exposición se encuentran varias pinturas de paneles trípticos, de casi 2.43 de ancho por 2.75 metros de alto, de un Daruma de feroz aspecto, firmados cada uno a la tradicional manera japonesa, con caracteres japoneses a un lado, y cada uno contra un fondo diferente, desde hojas plateadas y doradas hasta un intenso negro.
"El tema de la exposición de Murakami es coger algo muy clásico y convertirlo en algo contemporáneo", explicó Hoaglund.
Las pinturas no son la única dirección que ha dado Murakami recientemente a su carrera; también ha cambiado de marchante. En junio dejó la galería de Marianne Boesky en Chelsea después de una década de asociación, por la Gagosian Gallery, la central internacional, porque "estoy siempre buscando nuevas maneras de hacer arte, y todo el mundo conoce a Larry", dijo en su momento, refiriéndose a Larry Gagosian. "Cuando me lo pidió, fue en el momento oportuno".
El nuevo trabajo fue una total sorpresa para Gagosian. "Cuando fui a su taller, no había ningún indicio del tipo de pinturas que produciría Takashi", dijo. "Su capacidad para cambiar de ánimo, dirección y escala de su trabajo es muy excitante, y la gente lo adora". Incluso antes de la inauguración el martes, sus trabajos ya se habían vendido, dijo Gagosian. Los precios iban de unos cien mil dólares por las pinturas más pequeñas a un millón 600 mil dólares por las más grandes.
Mientras que el siempre discreto Gagosian no diría quiénes fueron los compradores, expertos en el campo dijeron que entre ellos se encontraban experimentados coleccionistas, como François Pinault, el magnate de los artículos de lujo que posee Christie's, y Steven A. Cohen, el gerente de fondos especulativos.

Las pinturas de Daurma son sólo una parte de la exposición. El piso subterráneo está atiborrado de telas redondas de flores sonrientes, más a tono con el viejo Murakami. En una pared cuelgan cincuenta de ellas, cada una de 15½ pulgadas de diámetro, con un grupo de variaciones más grandes ocupando el resto del espacio.
"Hay siempre una sombra de Warhol", dijo Murakami. Y, siguiendo la sutuosa tradición de la Fábrica de Warhol, Murakami dirige la Kaikai Kiki Company (llamada así por dos personajes de su universo imaginario), que incluye sus propios talleres en Tokio y Long Island City, Queens, donde los artistas realizan sus creaciones. Además de la firma de Murakami, los nombres de los artistas contribuyentes de su estudio también aparecen en el dorso de cada pintura de flores en las que han trabajado.
Cuando termine la exposición en la Gagosian, Murakami estará en Basilea, Suiza, en Volta, una rama de Art Basel, supervisando un puesto allá llamado Geisai, de la palabra japonesa para festival de arte. Y dos veces al año, Murakami y Kaikai Kiki montan un evento de un día en Tokio para mostrar a jóvenes artistas japoneses. Todos los años invita a algunos de ellos a Basilea.
Murakami están también preparando una importante retrospectiva itinerante que debe abrir en octubre en el Museo de Arte Contemporáneo de Los Angeles. Organizada por Paul Schimmel, curador jefe del museo, incluirá más de noventa trabajos en diversos medios, así como una película animada de Murakami. Un puesto de Louis Vuitton en la exposición venderá sus creaciones.
"Este es un momento en que está trabajando a un ritmo increíble", dijo Schimmel. "La mayoría de la gente, cuando van a una galería de arte nueva, lo ven como una consolidación de su pasado. Pero no Takashi. Él es uno de los artistas más intrépidos y atrevidos que conozco. Y esta última exposición es una fusión deliberada de sus dos mundos".

gagosian.com

8 de julio de 2007
7 de mayo de 2007
©new york times
©traducción mQh
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