al_qaeda ataca poblado en irak
[Lee Keath] Extremistas sunníes atacan pueblo al norte de Bagdad. Se profundiza hostilidad sunní contra fundamentalistas.
Bagdad, Iraq. Extremistas sunníes atacaron un aislado pueblo al noroeste de Bagdad en una violenta batalla con vecinos que aparentemente ha causado decenas de muertes, dijo el martes el vice-gobernador de la provincia de Diyala en Iraq.
Los habitantes del pueblo de Sherween llamaron al vice-gobernador Auf Rahim pidiéndole ayuda, diciendo que no había unidades ni de la policía ni del ejército iraquí en las cercanías para protegerles, de acuerdo a un periodista de la Associated Press que se encontraba en la oficina de Rahim en la ciudad de Baqouba cuando este recibió la llamada.
Rahim dijo que los que llamaban le dijeron que creían que los atacantes pertenecían a al Qaeda y que el combate todavía continuaba, pero que parecía que los insurgentes habían controlado la aldea. No está claro cuántos extremistas participaron en el ataque.
Rahim dijo que los aldeanos informaron que en los combates habían muerto 25 extremistas y 18 vecinos de la localidad, con cuarenta heridos. Las cifras sobre las bajas no pudieron ser confirmadas independientemente.
Un vecino de la ciudad de Dali Abbas, vecina a Sherween, dijo a la AP que "la zona empezó a ser atacada ayer, y la gente del pueblo son los únicos que la están defendiendo". Habló a condición de que no se mencionase su nombre por temor a represalias.
Un oficial del ejército iraquí en la región de Mansouria cercana a Sherween confirmó que parecía que los insurgentes controlaban la aldea. Habló a condición de conservar el anonimato debido a que no estaba autorizado a hablar con la prensa.
Sherween -un pueblo de unos siete mil habitantes, dividido en dos mitades más o menos iguales de sunníes y chiíes- está a unos 56 kilómetros al noroeste de Baqouba, donde las tropas norteamericanas llevan tres semanas tratando de erradicar a los extremistas sunníes que utilizan la zona para lanzar ataques contra la cercana Bagdad.
Jefes militares norteamericanos dicen que están haciendo progresos en la limpieza de Baqouba, pero reconocen que muchos militantes -incluyendo a líderes de la rama de al Qaeda en Iraq- huyeron de la ciudad antes de que empezara el asalto a mediados de junio. Sin embargo, después de tres años de adiestramiento norteamericano, el ejército iraquí sigue siendo incapaz de operar por su propia cuenta, acusan oficiales norteamericanos.
Se cree que los insurgentes que han huido se dirigieron hacia el norte para continuar atacando áreas desprotegidas. El viernes un terrorista suicida atacó un pueblo kurdo chií, Zargoush, cerca de Sherween, matando a 22 personas.
A la mañana siguiente, un terrorista suicida atacó con un camión en la localidad turcomana chií de Armili, al oeste de la región, matando al menos a ciento sesenta personas. El ataque provocó un escándalo por el hecho de que las fuerzas de seguridad iraquíes no hacen lo suficiente para proteger zonas vulnerables, y llamados a que se entregue armas a los vecinos.
Bagdad ha presenciado una reducción de los atentados la semana pasada, pero la violencia en otros lugares se produce en un momento delicado. El gobierno de Bush está bajo una creciente presión para que retire las tropas mientras se espera un informe al Congreso del embajador norteamericano en Iraq y del más alto jefe militar norteamericano, que debe aparecer a mediados de julio, sobre los progresos de la ofensiva en Bagdad y alrededores y las reformas políticas que deben reconciliar a líderes sunníes, chiíes y kurdos de Iraq.
Un borrador del informe concluye que el gobierno del primer ministro Nouri al-Maliki todavía no ha logrado ninguno de sus objetivos de reformas políticas, económicas y otras, dijo un oficial norteamericano, que habló a condición de conservar el anonimato debido a que el borrador todavía está en proceso de elaboración.
Sin embargo, otro alto oficial dijo que el presidente Bush y sus asesores ya han decidido que todavía no se justifica un cambio de rumbo porque no hay suficientes evidencias de Iraq.
Líderes iraquíes advirtieron que el país podría derrumbarse si las tropas norteamericanas se retiran demasiado pronto.
"Hemos hablado con miembros del Congreso y les hemos explicado los peligros de una retirada rápida y de dejar atrás un vacío de seguridad", dijo a periodistas el ministro de Relaciones Exteriores Hoshyar Zebari. "Los peligros podrían ser una guerra civil, la división del país, guerras regionales y el colapso del estado".
Ese sentimiento fue repetido por importantes figuras políticas de la comunidad árabe sunní, el grupo que menos ha apoyado la presencia norteamericana después del derrocamiento del gobierno sunní de Saddam Hussein en 2003.
"Una retirada apresurada... provocaría una crisis que podría anular todos los aspectos positivos del despliegue de tropas norteamericanas", dijo Salim Abdullah, portavoz del más importante bloque árabe sunní en el parlamento.
El legislador sunní Adnan al-Dulaimi dijo que una retirada norteamericana demasiado rápida podría "destruir Iraq" y que la presencia norteamericana era necesaria para "mantener el equilibrio entre las sectas iraquíes" después de la ola de asesinatos en represalia chiíes-sunníes que llevó al país al borde de una guerra civil declarada el año pasado.
"Las fuerzas norteamericanas deben quedarse hasta que se forme el ejército y las fuerzas de seguridad sean capaces de alcanzar la paz en todo Iraq", dijo al-Dulaimi.
La idea de armar a fuerzas locales para luchar contra los insurgentes ha sido fomentada por los éxitos en la provincia de Anbar, donde las tribus sunníes han respaldado a Estados Unidos en su lucha contra los combatientes de al Qaeda a los que ellos también se oponen por el asesinato de civiles. En la provincia de Diyala, donde se ubica Baqouba, combatientes del grupo insurgente sunní Brigada de la Revolución de 1920 han colaborado con Estados Unidos en la lucha contra los extremistas de al Qaeda.
Los recientes atentados y críticas contra las fuerzas de seguridad iraquíes han dado alas a esos llamados. Pero comandantes norteamericanos dicen que se están considerando con cautela, conscientes del peligro de que los grupos armados se vuelvan contra las fuerzas norteamericanas o se conviertan en combatientes en un futuro conflicto doméstico.
Tropas norteamericanas y británicas también han atacado a militantes chiíes acusados de montar ataques contra las tropas de la coalición y de cometer asesinatos sectarios.
Los militares británicos dijeron el martes que el día anterior aviones de guerra habían realizado bombardeos en la sureña ciudad de al-Majar al-Kabir cerca de la frontera iraní, matando a tres militantes que ingresaban armas ilegales a Iraq. Oficiales de la policía iraquí dijeron que un helicóptero británico mató al hermano y dos guardias del clérigo y jeque radical chií Abu Jamal al-Fartousi, al que los militares británicos acusan de ser un líder de la unidad de elite Fuerza Quds de Irán, de la que se sospecha que está armando a los militantes.
Militares norteamericanos dijeron que fuerzas de operaciones especiales norteamericanas capturaron en Bagdad en un allanamiento el domingo a doce militantes que se habían retirado del Ejército Mahdi, la milicia del clérigo antinorteamericano Muqtada al-Sáder, y realizado ataques contra tropas norteamericanas e iraquíes.
Los habitantes del pueblo de Sherween llamaron al vice-gobernador Auf Rahim pidiéndole ayuda, diciendo que no había unidades ni de la policía ni del ejército iraquí en las cercanías para protegerles, de acuerdo a un periodista de la Associated Press que se encontraba en la oficina de Rahim en la ciudad de Baqouba cuando este recibió la llamada.
Rahim dijo que los que llamaban le dijeron que creían que los atacantes pertenecían a al Qaeda y que el combate todavía continuaba, pero que parecía que los insurgentes habían controlado la aldea. No está claro cuántos extremistas participaron en el ataque.
Rahim dijo que los aldeanos informaron que en los combates habían muerto 25 extremistas y 18 vecinos de la localidad, con cuarenta heridos. Las cifras sobre las bajas no pudieron ser confirmadas independientemente.
Un vecino de la ciudad de Dali Abbas, vecina a Sherween, dijo a la AP que "la zona empezó a ser atacada ayer, y la gente del pueblo son los únicos que la están defendiendo". Habló a condición de que no se mencionase su nombre por temor a represalias.
Un oficial del ejército iraquí en la región de Mansouria cercana a Sherween confirmó que parecía que los insurgentes controlaban la aldea. Habló a condición de conservar el anonimato debido a que no estaba autorizado a hablar con la prensa.
Sherween -un pueblo de unos siete mil habitantes, dividido en dos mitades más o menos iguales de sunníes y chiíes- está a unos 56 kilómetros al noroeste de Baqouba, donde las tropas norteamericanas llevan tres semanas tratando de erradicar a los extremistas sunníes que utilizan la zona para lanzar ataques contra la cercana Bagdad.
Jefes militares norteamericanos dicen que están haciendo progresos en la limpieza de Baqouba, pero reconocen que muchos militantes -incluyendo a líderes de la rama de al Qaeda en Iraq- huyeron de la ciudad antes de que empezara el asalto a mediados de junio. Sin embargo, después de tres años de adiestramiento norteamericano, el ejército iraquí sigue siendo incapaz de operar por su propia cuenta, acusan oficiales norteamericanos.
Se cree que los insurgentes que han huido se dirigieron hacia el norte para continuar atacando áreas desprotegidas. El viernes un terrorista suicida atacó un pueblo kurdo chií, Zargoush, cerca de Sherween, matando a 22 personas.
A la mañana siguiente, un terrorista suicida atacó con un camión en la localidad turcomana chií de Armili, al oeste de la región, matando al menos a ciento sesenta personas. El ataque provocó un escándalo por el hecho de que las fuerzas de seguridad iraquíes no hacen lo suficiente para proteger zonas vulnerables, y llamados a que se entregue armas a los vecinos.
Bagdad ha presenciado una reducción de los atentados la semana pasada, pero la violencia en otros lugares se produce en un momento delicado. El gobierno de Bush está bajo una creciente presión para que retire las tropas mientras se espera un informe al Congreso del embajador norteamericano en Iraq y del más alto jefe militar norteamericano, que debe aparecer a mediados de julio, sobre los progresos de la ofensiva en Bagdad y alrededores y las reformas políticas que deben reconciliar a líderes sunníes, chiíes y kurdos de Iraq.
Un borrador del informe concluye que el gobierno del primer ministro Nouri al-Maliki todavía no ha logrado ninguno de sus objetivos de reformas políticas, económicas y otras, dijo un oficial norteamericano, que habló a condición de conservar el anonimato debido a que el borrador todavía está en proceso de elaboración.
Sin embargo, otro alto oficial dijo que el presidente Bush y sus asesores ya han decidido que todavía no se justifica un cambio de rumbo porque no hay suficientes evidencias de Iraq.
Líderes iraquíes advirtieron que el país podría derrumbarse si las tropas norteamericanas se retiran demasiado pronto.
"Hemos hablado con miembros del Congreso y les hemos explicado los peligros de una retirada rápida y de dejar atrás un vacío de seguridad", dijo a periodistas el ministro de Relaciones Exteriores Hoshyar Zebari. "Los peligros podrían ser una guerra civil, la división del país, guerras regionales y el colapso del estado".
Ese sentimiento fue repetido por importantes figuras políticas de la comunidad árabe sunní, el grupo que menos ha apoyado la presencia norteamericana después del derrocamiento del gobierno sunní de Saddam Hussein en 2003.
"Una retirada apresurada... provocaría una crisis que podría anular todos los aspectos positivos del despliegue de tropas norteamericanas", dijo Salim Abdullah, portavoz del más importante bloque árabe sunní en el parlamento.
El legislador sunní Adnan al-Dulaimi dijo que una retirada norteamericana demasiado rápida podría "destruir Iraq" y que la presencia norteamericana era necesaria para "mantener el equilibrio entre las sectas iraquíes" después de la ola de asesinatos en represalia chiíes-sunníes que llevó al país al borde de una guerra civil declarada el año pasado.
"Las fuerzas norteamericanas deben quedarse hasta que se forme el ejército y las fuerzas de seguridad sean capaces de alcanzar la paz en todo Iraq", dijo al-Dulaimi.
La idea de armar a fuerzas locales para luchar contra los insurgentes ha sido fomentada por los éxitos en la provincia de Anbar, donde las tribus sunníes han respaldado a Estados Unidos en su lucha contra los combatientes de al Qaeda a los que ellos también se oponen por el asesinato de civiles. En la provincia de Diyala, donde se ubica Baqouba, combatientes del grupo insurgente sunní Brigada de la Revolución de 1920 han colaborado con Estados Unidos en la lucha contra los extremistas de al Qaeda.
Los recientes atentados y críticas contra las fuerzas de seguridad iraquíes han dado alas a esos llamados. Pero comandantes norteamericanos dicen que se están considerando con cautela, conscientes del peligro de que los grupos armados se vuelvan contra las fuerzas norteamericanas o se conviertan en combatientes en un futuro conflicto doméstico.
Tropas norteamericanas y británicas también han atacado a militantes chiíes acusados de montar ataques contra las tropas de la coalición y de cometer asesinatos sectarios.
Los militares británicos dijeron el martes que el día anterior aviones de guerra habían realizado bombardeos en la sureña ciudad de al-Majar al-Kabir cerca de la frontera iraní, matando a tres militantes que ingresaban armas ilegales a Iraq. Oficiales de la policía iraquí dijeron que un helicóptero británico mató al hermano y dos guardias del clérigo y jeque radical chií Abu Jamal al-Fartousi, al que los militares británicos acusan de ser un líder de la unidad de elite Fuerza Quds de Irán, de la que se sospecha que está armando a los militantes.
Militares norteamericanos dijeron que fuerzas de operaciones especiales norteamericanas capturaron en Bagdad en un allanamiento el domingo a doce militantes que se habían retirado del Ejército Mahdi, la milicia del clérigo antinorteamericano Muqtada al-Sáder, y realizado ataques contra tropas norteamericanas e iraquíes.
Anne Flaherty y Anne Gearan en Washington contribuyeron a este reportaje.
11 de julio de 2007
©associated press
©traducción mQh
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