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indigentes de punta arenas


[Roberto Hofer] Víctimas de la indigencia. Ex boxeadores sufren el abandono. Como ellos, muchas personas deben afrontar infrahumanas condiciones, desahogando sus problemas en el alcohol.
No pocas personas en la región viven en constante exposición al frío, al sufrimiento o a ser agredidos, en complicidad con un desmedido apego al alcohol. Ellos forman parte de la pobreza dura, aquella que parece enquistarse en el rigor del frío magallánico.
No resulta difícil encontrar a diario en nuestras calles indigentes, algunos de ellos buscando hacer alguna changa, aunque algo más usual es ver a quienes en pleno centro se dedican al macheteo, es decir, apelan a la generosidad de los transeúntes, ya sea en las afueras de supermercados, en Ignacio Carrera Pinto (a la entrada del local de Aldo y Carla) o en calle Errázuriz.
Una precaria mediagua en un pequeño sitio del pasaje Club Hípico alberga a los hermanos Benito y René Méndez, quienes se vinieron a fines de los ‘70 desde Puerto Montt. En algún momento, es fácil encontrar allí hasta a 10 personas. Muchos llegan allí huyendo del frío o atraídos por una buena conversación, matizada con vino en caja o una sencilla comida (el día que conversamos consistía en un par de chorizos con cebolla).
Sin embargo, un motivo que aflora nostálgico es el haber sido actores de lejanas jornadas del boxeo regional. Entre los cinco amigos que se reúnen allí hay dos ex seleccionados y campeones magallánicos, Humberto Aguilar (peso pluma) y Baldovino Comicheo (peso gallo), compartiendo con otro que boxeó y arbitró: René Méndez. Este último está dispuesto a hablar, pero sin grabadora.

Ex Campeones
Nuestro interlocutor deja en claro que en este reducido espacio nadie le falta el respeto al otro. Son pocas las visitas que reciben, pero buenas como es el caso de la Cruz Roja, el Instituto Don Bosco o el Hogar de Cristo.
En este crudo invierno, lo que les interesa es no pasar frío. Afortunadamente, en el sector los conocen y hay gente que les deja madera para calefacción afuera de sus casas.
Pese a que el alcohol embota sus sentidos, el ancuditano Comicheo destaca, no sin emoción, el haber disputado dos títulos sudamericanos. Entre sus recuerdos resalta el haber sido estelar en veladas pugilísticas de Santiago e incluso en Río Grande y Ushuaia. Y a nivel local, con imponente imagen disputando aquellas recordadas peleas con Manuel Argel, de Puerto Natales.
Pese a todo lo que dieron, estos animadores de esas jornadas se sienten hoy olvidados. Nunca han recibido ayuda en su condición de ex deportistas, ni parecen existir para las autoridades de la región, ni la federación de boxeo. Sí recuerdan con afecto a José Perich y se les parte el corazón al evocar el gimnasio de la Confederación Deportiva, que llevaba su nombre, y con el cual sienten que desapareció toda una historia de la cual ellos formaron parte, con sus triunfos y fracasos.
Como en toda nota, hay momento para una foto, aunque no todos quieren figurar. Algo respetable para quien aún conserva su dignidad. A la despedida, parece obligatorio tener que dejar algunas monedas al dueño de casa. Al abrirnos su puerta, ellos nos han entregado mucho más.

Precaridad
Aun cuando la pobreza en la región bajó seis puntos entre 2003 y 2006, según la encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen 2006), al mirar bajo la línea de la pobreza puede apreciarse que la indigencia se ha mantenido.
A nivel regional, de acuerdo a esa última estadística la tasa de pobreza fue del 6,3 por ciento de la población, siendo el 2,5 por ciento personas que pueden ser calificadas de indigentes. En esta última categoría caen tres mil 617 casos. La precariedad en que viven los hace sentir aún más en invierno la falta de un techo, calefacción y comida.
Para constatar las infrahumanas condiciones que deben afrontar a diario muchas personas para quienes la vida ha sido dura, basta darse una vuelta por Playa Norte o el pasaje Stambuck, adonde es posible encontrarse con pequeñas casuchas, que son empleadas para dormir. Varios de estos indigentes han llegado de Chiloé o de otras provincias sureñas en busca de un mejor destino. Muchos incluso tenían esposa e hijos y con el tiempo se han quedado solos.
En un terreno baldío en calle Mapuche, cuesta creer que dentro de unas precarias ranchitas haya seres humanos que duerman, como es el caso de don José o don Erasmo. Con trago, como están, no resulta fácil sostener una conversación. Incluso uno de ellos se molesta al vernos y nos echa del lugar no sin antes increparnos: "¡Vienen a puro pintar monos, no ayudan ninguna huevada. Uno está pobre acá como un leso!".
Este es otro rostro de la infame indigencia, cuyo costo es siempre demasiado caro de asumir, y demanda hoy, más que nunca, una solución.

rhofer@laprensaaustra.cl

15 de julio de 2007
©prensa austral

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1 comentario

manuel argel -

hola keria saber si tienen algo de mi padre manuel (loco) argel videos fotos o algo ???