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retirada sin plan b


[Noam N. Levey] Sombríos pronósticos. Los que quieren que se retiren las tropas de Iraq reconocen que es probable que el país se hunda en la violencia sectaria.
Washington, Estados Unidos. Los legisladores que han encabezado la iniciativa para traer las tropas a casa desde Iraq no han presentado una estrategia para abordar las matanzas que podrían producirse después de la retirada, muestran entrevistas recientes con más de dos docenas de demócratas y republicanos.
Muchos de ellos reconocen que Iraq podría hundirse en una viciosa guerra religiosa muy parecida a las limpiezas étnicas que consumieron a Bosnia hace una década. Sin embargo, dijeron que rechazarían el uso de tropas norteamericanas para poner fin a la violencia.
"No me sorprendería si se vuelve horrendo", dijo el presidente del Comité de Asignaciones de la Cámara, David R. Obey (demócrata de Wisconsin), que ha ayudado a dirigir los esfuerzos contra la guerra. "Para los iraquíes la única esperanza es su propio maldito gobierno y no hay muchas esperanzas".
Algunos proponentes de la retirada se negaron a elaborar sobre qué debería hacer Estados Unidos si la violencia llegara a agravarse.
"Eso es hipotético. No voy a elucubrar sobre eso", dijo el líder de la mayoría del Senado, Larry Reid (demócrata de Nevada).
Sin embargo, muchos demócratas creen que todo aumento en la violencia sería de corto plazo, y dicen que la retirada de las tropas finalmente conduciría a un Iraq y Oriente Medio más estable.
Los opositores a la retirada han advertido sobre el peligro de una escalada en la violencia entre los chiíes y sunníes de Iraq, una guerra regional en Oriente Medio y el resurgimiento de al Qaeda para entorpecer los precipitados esfuerzos de los demócratas para reducir la escala de la intervención militar en Iraq.
La semana pasada en la Casa Blanca, el presidente Bush advirtió sobre "asesinatos en masa en una escala terrorífica".
Las mociones de retirada presentadas por los demócratas, incluyendo una que debe votar el Senado hoy, reconocen que Estados Unidos continuará desempeñando un rol militar en Iraq en los años venideros. Los proyectos de ley permiten que un número no especificado de tropas puedan permanecer para realizar misiones limitadas, como el adiestramiento de iraquíes y desmantelar redes terroristas.
Legisladores demócratas, incluyendo a Reid y a la presidente de la Cámara Nancy Pelosi (demócrata de San Francisco), dicen que esa estrategia, aunque no es perfecta, es la mejor de todas las malas opciones provocadas por la mala conducción de la guerra del gobierno de Bush.
Argumentan que la presencia de cerca de 158 mil soldados norteamericanos en Iraq está fortaleciendo a al Qaeda, mientras que entrega a los líderes iraquíes una muleta que les permite evitar que tomen medidas para reducir las tensiones entre las comunidades religiosas del país.
"Es fundamental que digamos a Iraq y al mundo que estamos preparándonos para marcharnos... tanto porque el modo de ejercer presión sobre los líderes iraquíes es hacerles saber que nuestro compromiso abierto ha terminado y porque el compromiso incondicional le está haciendo el juego a al Qaeda", dijo el senador Carl Levin (demócrata de Michigan). Levin, que preside el Comité de Servicios Armados del Senado, es un importante co-patrocinador de la propuesta de retirada de los demócratas en el Senado.
Muchos demócratas en el Congreso dicen también que la retirada de Estados Unidos podría estimular a los vecinos de Iraq, como Irán y Siria, a jugar un papel más constructivo en la resolución del conflicto.
"Creo que si nos marchamos, la región se calmará", dijo el representante Lynn Woolsey (demócrata de Petaluma), un miembro fundador del influyente grupo House Out of Iraq. "Para ellos es importante que Iraq se estabilice".
Algunos legisladores demócratas, incluyendo al senador Joseph R. Biden Jr., de Delaware, y al representante Dennis J. Kucinich, de Ohio, tienen propuestas que esperan que aumenten la posibilidad de un resultado estable después de la retirada de Estados Unidos.
Biden, que preside el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, propone descentralizar el país en regiones kurdas, sunníes y chiíes, lo que según él evitaría una guerra civil a toda escala.
Pero aparte de los amplios llamados a mayores esfuerzos diplomáticos de colaboración con los vecinos de Iraq y a una mayor intervención de organizaciones internacionales, como las Naciones Unidas, la mayoría de los demócratas no tienen un ‘Plan B' en caso de que la retirada resulte en caos.
La agenda ‘Nueva Dirección' de los demócratas del Senado, en la que el partido expone sus objetivos, no trata el tema de un Iraq de posguerra, limitándose a observar que "los demócratas en el Senado seguirán esforzándose... por poner fin a la guerra de modo responsable y airoso".
Y la propuesta de retirada de tres páginas de Levin sólo instruye al presidente a demandar a Naciones Unidas el nombramiento de un mediador para Iraq.
Los demócratas de la Cámara -que titularon la moción de retirada que aprobaron la semana pasada como ‘Ley de Redespliegue Responsable en Iraq'- tampoco han propuesto un programa para hacer frente a las secuelas de la retirada.
Ni los más de setenta miembros del grupo House Out of Iraq, que ha estado exigiendo la retirada desde hace más de dos años tienen un plan para la posguerra.
"El grupo Out of Iraq realmente no ha pensado más allá de poner fin a la intervención militar", reconoció el representante Jan Schakowsky (demócrata de Illinois), un líder del grupo y aliado de Pelosi. "Ahora que el ambiente está cambiando significativamente... todo el mundo está empezando a pensar qué va a pasar cuando Estados Unidos se retire de Iraq".
Algunos legisladores demócratas dicen que es responsabilidad del gobierno de Bush desarrollar una estrategia de salida más detallada.
La moción de retirada de la Cámara, que fue aprobada por 223 contra 201 votos en gran parte en una votación de acuerdo a bloques partidistas, llama al presidente a desarrollar una nueva "estrategia más comprehensiva de Estados Unidos para Iraq", que permita misiones militares más limitadas y nuevas "iniciativas diplomáticas para implicar a aliados de Estados Unidos y otros en la región en esfuerzos para llevar estabilidad a Iraq".
La Cámara pidió definir esa estrategia antes del 1 de enero de 2008.
"La realidad es que están en la mejor posición para presentar una planificación detallada", dijo el senador Jack Reed (demócrata de Rhode Island), una importante voz en temas de seguridad nacional que está co-patrocinando con Levin la propuesta de retirada del Senado.
El presidente ha rechazado toda discusión de un redespliegue hasta después del 15 de septiembre, cuando el más alto jefe militar norteamericano en Iraq informe sobre los resultados de la campaña con las 30 mil tropas adicionales.
Otros legisladores demócratas que han criticado al presidente por la planificación de la guerra simplemente ignoran la necesidad de considerar la posibilidad de brutales secuelas.
"Basándome en lo que he leído, estoy convencido de que no será mucho peor de lo que vemos ahora", dijo el representante John P. Murtha (demócrata de Pensilvania), un veterano de Vietnam que ha ayudado a dirigir el intento demócrata de forzar la retirada.
Ike Skelton (demócrata de Montana), presidente del Comité de los Servicios Armados de la Cámara, una autoridad militar ampliamente respetada que patrocinó la semana pasada la moción de retirada de la Cámara, dijo que no quería hacer especulaciones sin fundamento.
"El fracaso no se planifica", dijo Skelton.
Hace cinco años Skelton advirtió proféticamente a Bush en una serie de cartas antes de la invasión sobre la necesidad de formular planes detallados para hacer frente al caos que según Skelton se produciría tras el derrocamiento de Saddam Hussein.
Hoy no hay escasez de advertencias similares.
En enero, las agencias de inteligencia advirtieron en un Estimado Nacional de Inteligencia que una retirada rápida de Estados Unidos en los próximos doce a dieciocho meses podría provocar que los países vecinos invadieran Iraq. "Entonces se producirían probablemente masivas bajas civiles y desplazamientos forzados de población", concluía el informe.
La semana pasada, el ministro iraquí de Relaciones Exteriores, Hoshyar Zebari, advirtió que una retirada de las tropas podría provocar "el colapso del estado".
Incluso el informe del bipartidista Grupo de Estudio de Iraq, que muchos legisladores consideran como un modelo para reducir la intervención militar norteamericana, advirtió que una retirada prematura podría producir "mayores sufrimientos humanos, desestabilización regional y una amenaza para la economía global".
Algunos partidarios de la retirada en el Capitolio reconocen esa posibilidad.
"Es muy difícil predecir qué va a ocurrir', dijo el vicepresidente de la mayoría senatorial, Richard J. Durbin (demócrata de Illinois), otro importante partidario de la retirada.
"Y puede ser ingenuo creer que nuestra retirada produzca una paz instantánea. Lo más probable es que los iraquíes tengan que resolver ellos mismos sus diferencias internas que se remontan a siglos", dijo Durbin.
Pero pocos, si acaso, de los partidarios de sacar las tropas norteamericanas de Iraq están dispuestos a volver a intervenir, en caso de que se intensificaran las limpiezas étnicas y religiosas.
En lugar de eso, cansados de las bajas estadounidenses y pesimistas en cuanto a las posibilidades de que las tropas norteamericanas puedan impedir una guerra civil declarada, muchos legisladores se han resignado a dejar que el conflicto lo resuelvan los diferentes grupos de Iraq.
"Seguirá creciendo", predijo el senador de Oregon, Gordon H. Smith, uno de los tres republicanos del Senado que apoyan el plan de retirada de los demócratas. "Pero se apagará por sí mismo. Así es como se resuelvan las guerras civiles. Esa es la simple y brutal verdad".
Obey, presidente del Comité de Asignaciones de la Cámara, se hizo eco de la indolencia que sienten ahora muchos en el Capitolio sobre la guerra.
"No habrá buenos resultados", dijo. "A veces cuando cometes un error muy grande, todo el mundo paga las consecuencias. Y eso es lo que está pasando ahora".

noam.levey@latimes.com

Richard Simon contribuyó a este reportaje.

19 de julio de 2007
18 de julio de 2007
©los angeles times
©traducción mQh
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