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alianza con los militantes sunníes


[Molly Hennessy-Fiske] Militantes extienden su influencia, con ayuda norteamericana. Un grupo sunní, socio en la lucha contra al Qaeda en Iraq, es cada día más ambicioso. Algunos temen que no son de fiar.
Bagdad, Iraq. El líder de los Revolucionarios de Amiriya está en su cuartel en una escuela abandonada de aquí, explicando la última misión del grupo: patrullar y reconstruir los barrios musulmanes sunníes.
"Tenemos que reponer los servicios en los barrios. Al Qaeda destruyó las calles, las escuelas, la electricidad, incluso las torres de telefonía móvil", dijo el hombre, conocido como Abu Abed, o Saif. "Aquí la gente está desesperada".
Desde que en mayo se uniera a las fuerzas estadounidenses para luchar contra al Qaeda en Iraq en el amurallado barrio de clase media de Amiriya, en Bagdad, el grupo militante sunní ha ampliado su influencia encargándose del funcionamiento de los servicios públicos. Y está impulsando ambiciosos planes para patrullar otros barrios sunníes, contra el deseo del gobierno y del ejército iraquíes, algunos líderes sunníes y soldados norteamericanos que dicen que los militantes no son de fiar.
Jefes militares norteamericanos, que han usado la misma táctica en la provincia de Al Anbar, dicen que su objetivo es convertir a los combatientes en policías iraquíes en zonas donde no se confía en las fuerzas de seguridad predominantemente chiíes y donde no pueden entrar.
Los jefes militares reconocen que se corre el riesgo de que los combatientes sunníes que están tratando de cooptar, les traicionen o nutran la guerra civil en el país entregando sus armas a milicias chiíes como el Ejército Al Mahdi y la Organización Báder. Pero los estrategas norteamericanos están apostando a que dar a los grupos árabes sunníes un interés en un Iraq estable, y pagándoles un salario mensual, sofocará la violencia y ayudará a las fuerzas norteamericanas a repeler a al Qaeda en Iraq, uno de los varios notorios grupos árabes sunníes en la resistencia contra fuerzas norteamericanas e iraquíes.
"Si los haces depender de ti por un salario, les tomas sus biométricas; tienes sus nombres, sabes qué hacen todos los días porque trabajan para ti", dijo un diplomático norteamericano sobre el experimento.
"Debemos contar con comandantes que los controlen. Esto es mucho mejor a que estos tipos anden por el desierto atacándote".
Los analistas dicen que el experimento es, en el mejor de los casos, arriesgado.
"Pueden estar infiltrados por los insurgentes fanáticos como al Qaeda en Iraq y usar el conocimiento obtenido sobre fuerzas y posiciones americanas para apoyar ataques contra nuestras tropas", dijo Bruce Riedel, investigador en estudios de política exterior en la Brookings Institution en Washington. "Lo principal es que su lealtad al gobierno central es, en el mejor de los casos, cuestionable, así que estamos creando todavía más señores de la guerra y milicias en una situación de por sí confusa y volátil".
Los comandantes norteamericanos ya han empezado a controlar a sus aliados.
"Puedes controlar tus propios barrios, pero no el barrio de otros", comentó el general de ejército, David H. Petraeus, comandante de las fuerzas norteamericanas en Iraq, que ha dicho a los líderes tribales en el área de Taji al norte de la capital, donde las milicias sunníes han sido enroladas para labores policiales.
Saif, el comandante de los Revolucionarios de Amiriya, se está convirtiendo en una suerte de cabildero entre las fuerzas norteamericanas y los grupos sunníes ansiosos de asumir nuevos roles en Khadra, el paso de Shurta, la Calle de Haifa y Bakriya, y en barrios más mixtos, como Adhamiya, Bab al Muadam y Fadil.
"Todo lo que tengo que hacer es pedir la protección de Estados Unidos para mí y mis hombres", dijo. "Nosotros aplicamos la ley".

En la Clandestinidad
El mes pasado, los militantes ataviados de camisetas de manga corta y portando abiertamente sus rifles de asalto AK-47, saludaron a los soldados norteamericanos que visitaba la sede del grupo en una antigua escuela secundaria.
Saif, 35, se veía más como un detective de policía que como militante, y pantalones planchados y una camisa escocesa abrochada, una chapa iraquí dorada en su solapa y una pistola negra encinchada en su cadera derecha.
El capitán Dustin Mitchell, 30, que es el enlace con el grupo, dijo que estaba impresionado por su habilidad para encontrar alijos de armas, bombas callejeras y a los líderes de al Qaeda en Iraq.
"Es como trabajar como agente encubierto en la policía, de paisano. Y ese es el tipo de cosas que nosotros, los blancos del ejército norteamericano, no podemos hacer", dijo Mitchell. "Es simplemente una mina de oro de información que no vas a encontrar en ningún otro lugar".
Saif, ex miembro de las fuerzas armadas durante el régimen de Hussein, dijo que muchos en su grupo habían sido miembros de la Brigada Revolución 1920 y del Ejército Islámico, grupos que han peleado contra las tropas norteamericanas, al Qaeda en Iraq y las milicias chiíes.
Interrogado sobre si sus hombres habían peleado contra tropas norteamericanas, Saif, resistiendo a las miradas de los soldados, sonrió.
"SI alguien me echa abajo la puerta y mi familia está dentro, me voy a defender, voy a defender a mi familia", dijo. "Pero entonces descubrí que es mi amigo, que vino de un país lejano a traerme libertad".
Saif reclama haber matado a 22 operativos de al Qaeda en Iraq durante los dos meses de colaboración con las fuerzas norteamericanas.
"Somos los hijos de este barrio, de estas calles", dijo Saif. Los vecinos confían en ellos "porque conocen nuestros principios morales".
Los comentarios de los soldados norteamericanos que han trabajado con los Revolucionarios de Amiriya son mezclados.
El sargento Joe Frye, 31, de Ciudad de Panamá, Panamá, los ha observado en allanamientos de casas, atravesar con destreza las calles cargados de bombas improvisadas con una velocidad y un sigilo que los convoyes blindados norteamericanos no pueden superar.
"En las semanas que llevamos trabajando con estos tipos hemos logrado más resultados que en los nueve meses que llevamos aquí", dijo Frye.
Pero el teniente Brenden Griswold, 24, dice que ha visto a miembros del grupo, que a menudo patrullan con pasamontañas negros, confiscar coches sin motivo, una queja común entre los vecinos de Amiriya. Otros soldados informan haber visto a los militantes golpear a sospechosos con la culata de sus rifles durante allanamientos.
"No me gusta salir con ellos. No confío en ellos", dijo Griswold durante una patrulla en Amiriya. "Están descontrolados".

El Plan Da Resultados
El teniente coronel del ejército norteamericano, Dale Kuehl, un graduado de West Point cuyo 1er Batallón, 5o. Regimiento de Caballería, ha proporcionado a los militantes suministros, municiones y otros pertrechos, dijo que la asociación estaba dando resultados. Las bajas norteamericanas e iraquíes, las explosiones y los ataques con armas de fuego en Amiriya han descendido en los últimos tres meses, según muestran archivos militares, y las tropas norteamericanas e iraquíes han detenido a más sospechosos, han desactivado más bombas y requisado más armas.
"Incluso con el aumento del nivel tropas, no podemos colocar a un soldado en todas las esquinas", dijo. "Es por eso que son valiosos".
Kuehl está tratando de convencer a los jefes militares iraquíes de que apoyen al grupo, pero los comandantes siguen desconfiando de los combatientes.
"Llevamos cuatro años en el gobierno y no vamos a entregar armas a cualquier recién llegado", dijo Mohammed Askari, portavoz del ministerio de Defensa. "Si no controlamos a esa gente, usarán las armas contra nosotros".
Kuehl reconoce que a medida que crezcan los Revolucionarios de Amiriya, el grupo podría abandonar los planes de incorporarse a la policía iraquí y convertirse en un contrapunto sunní a las milicias chiíes contra las que han peleado durante un largo tiempo.
"El reto será mantenerlos bajo control", dijo Kuehl sobre el grupo. "No queremos que se conviertan en otra milicia religiosa".
Las fuerzas armadas norteamericanas recogen las identidades de los miembros, incluyendo huellas digitales y escáneres de retina, pero los combatientes no son verificados ni supervisados.
"No sabemos si podremos confiar en ellos en los próximos meses", dijo el sargento David Alexander, 24, de Amarillo, Tejas, asignado a un búnker seriamente dañado cerca de la sede del grupo. "Ahora están con nosotros porque tenemos un objetivo común. ¿Pero qué va a pasar cuando matemos a todos los tipos de al Qaeda?... Si se echan a la calle a capturar a alguien para vengarse, nadie les va a impedir que lo hagan".
Saif parece confirmar esos temores, diciendo que aunque sus hombres se conviertan en policías iraquíes, seguirán persiguiendo a los milicianos chiíes para vengar a sus compañeros muertos, incluyendo a sus hermanos.
"Es parte de nuestra identidad como iraquíes", dijo. "Somos vengativos".

molly.hennessy-fiske@latimes.com

Wail Alhafith, Saif Rasheed y Saif Hameed contribuyeron a este reportaje.

7 de agosto de 2007
4 de agosto de 2007
©los angeles times
©traducción mQh
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1 comentario

Javier -

hola, espero que esten de lo mejor.
El motivo para escribirles es solicitar permiso para poder publicar (resumen) de sus notas en mi blog personal, solo sobre medio oriente y irak, luego dar mi opinion personal, es de hecho que siempre citaria la fuente, en este caso su pagina blog, la cual para mi es muy interesante.
En espera de una gentil respuesta estare atento.