españa ofrece ruta a inmigrantes
[Victoria Burnett] Para frenar la inmigración ilegal, España ofrece una ruta legal.
Torrijos, España. Fatou Faye no fue la primera en marcharse a España desde su miserable rincón de Dakar, la capital senegalesa. Media docena de amigos y familiares se habían marchado antes, apretujándose en botes de pesca de madera y arriesgando sus vidas en alta mar, por la posibilidad de un futuro en Europa.
"Algunos lo lograron", dijo Faye, de plano. "Algunos fueron deportados. Otros se ahogaron".
Pero Faye, 32, madre de dos niños que llegó a España en circunstancias que miles de sus compatriotas sólo pueden soñar, no tuvo que hacer ningún viaje peligroso por mar: viajó en avión, con una visa y un trabajo donde gana cinco veces más de lo que ganaba en casa.
Faye es una de las primeras trabajadoras senegalesas en ser contratada en un plan laboral español que ofrece un entrada legal y un permiso de trabajo de un año con la idea de que, haciendo posible que se pueda llegar a España legalmente, los jóvenes africanos podrán ser convencidos de que no necesitan embarcarse y quedar a merced del Atlántico.
El programa, patrocinado por los gobiernos español y senegalés, quiere llevar este año a España a cientos de trabajadores con visas renovables de un año y trabajo. Los trabajadores con permisos de un año pueden lograr una prolongación de su contrato, en cuyo caso pueden hacer viajar inmediatamente a su familia. Finalmente, dicen aquí los funcionarios, el plan es llevar a España a miles de inmigrantes.
"Pensé: ‘Gracias a Dios. Así podré ayudar a mis padres, a mis hermanos y hermanas'", dijo Faye recordando el momento en que se enteró de que tenía un trabajo en Acciona, una importante compañía española de construcción y limpieza.
En enero viajó por avión con otros 72 inmigrantes a España, donde Acciona la ayudó a encontrar una casa con tres dormitorios, que comparte con otras cuatro senegalesas casi en las afueras de esta pequeña ciudad industrial. Ahora gana 960 dólares al mes, después de impuestos, como parte de una cuadrilla de limpieza en una planta de procesamiento de jamón.
En momentos en que Europa lucha para hacer frente un masivo flujo de inmigrantes desesperados en sus playas del sur, la iniciativa africana de España, una mezcla de palo y zanahoria, ha cosechado elogios para el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Varias compañías están contratando a personal en Dakar para trabajar en España por un año, y quizás más. Entre esas compañías se encuentra McDonald's; Carrefour, el supermercado francés; y Vips, una cadena española de hostelería.
"Es una idea avanzada, en el marco de las políticas de inmigración", dijo en una conferencia telefónica Peter Sutherland, el representante especial para migraciones de Naciones Unidas. "Es pionera".
Los partidarios del programa dicen que no tienen la ilusión de que este solucione el problema de la inmigración en Europa.
"Cuando comparas la cantidad de gente que podemos contratar con las necesidades de sus países, te das cuenta de que es una gota en el océano", dijo Miguel Ángel García, director de recursos humanos de Vips, que ha contratado a veinticinco personas de Senegal y está iniciando los trámites para contratar a cuarenta más. "Pero tenemos que seguir trabajando, gota a gota".
El año pasado, un aumento de la emigración desde el África subsahariana a las Islas Canarias, una posesión española que muchos africanos tratan de utilizar como entrada a Europa, provocó que España endureciera su postura sobre inmigración y, junto con el resto de Europa, extendiera un cordón con patrullas internacionales en torno a sus costas.
Este año, el número de llegadas ha descendido abruptamente: a las Canarias llegaron en los primeros siete meses unos seis mil inmigrantes, en comparación con los trece mil del mismo período de 2006. Funcionarios españoles y de emergencias de Canarias atribuyeron el descenso a una mejor vigilancia marítima y cooperación con países como Senegal, así como aguas más bravas.
La política de inmigración de Rodríguez Zapatero no ha sido siempre bien acogida. La decisión de España de legalizar a ochocientos mil inmigrantes en 2005 indignó a algunos socios europeos, que creen que la medida estimuló una oleada de inmigrantes.
Pero mientras Europa cierra sus puertas a los inmigrantes ilegales, España está abriendo una pequeña ventana de posibilidad. El ministro del Trabajo Jesús Caldera, firmó el miércoles un acuerdo con Gambia para invertir 1.3 millones de dólares para el adiestramiento de gambianos que sean reclutados para trabajar en España. En julio, España firmó acuerdos similares con Mali y Mauritania.
No es únicamente por razones humanitarias que España está ayudando a los inmigrantes africanos. El rápido crecimiento económico ha obligado a las compañías a buscar en el extranjero para cubrir la escasez del mercado laboral local. Miles de inmigrantes son contratados en Europa del Este, Marruecos y América Latina cada año para recoger frambuesas, atender mesas y trabajar en el próspero sector de la construcción del país.
"Hay lugares en España donde es imposible encontrar trabajadores calificados", dijo Juan Manuel Cruz, director de relaciones laborales para Acciona. Dijo que los trabajadores senegaleses de este grupo estaban "muy bien adiestrados, con fuertes habilidades lingüísticas" y tenían "una alta voluntad de trabajo".
Para Faye, el mensaje detrás del nuevo programa de trabajo español estaba claro. Senegal anunció el plan en septiembre después de que accediera a admitir de vuelta de España a cientos de inmigrantes senegaleses ilegales.
Cuando en enero Faye subió al avión del gobierno español con destino a Madrid, este había recién deportado hacia Dakar a un grupo de inmigrantes senegaleses ilegales. En Acciona en España no se ha contratado a trabajadores inmigrantes ilegales en los últimos años.
"Tienen que haber más contratos como estos, más posibilidades para que la gente joven venga aquí", dijo Issa Faye, 30, que no es familiar de Fatou. Estaba ganando 130 dólares al mes como taxista en Dakar cuando lo reclutaron en Acciona para trabajar en Torrijos, a unos dos mil novecientos kilómetros de su casa.
Faye dijo que llegar a Europa era una obsesión local. Llevaba tres intentos fallidos; en uno de ellos, perdió 1.600 dólares con un agente de inmigración.
"Si no hay alternativas, nos subiremos incluso a un bote de pesca", dijo.
Funcionarios españoles dicen que el plan del gobierno con la inmigración africana se encuadra con iniciativas en curso para elevar el perfil de España en la región en el marco de un Plan África de tres años anunciado en 2006. España ha abierto nuevas embajadas en Cabo Verde, Mali, Nigeria, Guinea y Guinea Bissau y ha asignado representantes diplomáticos de tiempo completo en Liberia, Gambia y Sierra Leona.
"Queremos cambiar completamente los parámetros de la relación de España con África", dijo en una entrevista Bernardino León Gross, ministro de Asuntos Exteriores.
Aunque la inmigración ha subido en la agenda, dijo León, España está tratando una política de largo plazo y de ocuparse, en primer lugar, de los factores que llevan a los inmigrantes a dejar sus hogares.
Sutherland, de Naciones Unidas, dijo que la política de España podía servir como ejemplo para Europa. "La inmigración implica relaciones exteriores, salud, economía, asuntos fronterizos, todas esas cosas", dijo. La inmigración es "claramente un problema europeo, de modo que las iniciativas española deben incorporarse a una política europea", dijo. "Europa no termina en los Pirineos".
"Algunos lo lograron", dijo Faye, de plano. "Algunos fueron deportados. Otros se ahogaron".
Pero Faye, 32, madre de dos niños que llegó a España en circunstancias que miles de sus compatriotas sólo pueden soñar, no tuvo que hacer ningún viaje peligroso por mar: viajó en avión, con una visa y un trabajo donde gana cinco veces más de lo que ganaba en casa.
Faye es una de las primeras trabajadoras senegalesas en ser contratada en un plan laboral español que ofrece un entrada legal y un permiso de trabajo de un año con la idea de que, haciendo posible que se pueda llegar a España legalmente, los jóvenes africanos podrán ser convencidos de que no necesitan embarcarse y quedar a merced del Atlántico.
El programa, patrocinado por los gobiernos español y senegalés, quiere llevar este año a España a cientos de trabajadores con visas renovables de un año y trabajo. Los trabajadores con permisos de un año pueden lograr una prolongación de su contrato, en cuyo caso pueden hacer viajar inmediatamente a su familia. Finalmente, dicen aquí los funcionarios, el plan es llevar a España a miles de inmigrantes.
"Pensé: ‘Gracias a Dios. Así podré ayudar a mis padres, a mis hermanos y hermanas'", dijo Faye recordando el momento en que se enteró de que tenía un trabajo en Acciona, una importante compañía española de construcción y limpieza.
En enero viajó por avión con otros 72 inmigrantes a España, donde Acciona la ayudó a encontrar una casa con tres dormitorios, que comparte con otras cuatro senegalesas casi en las afueras de esta pequeña ciudad industrial. Ahora gana 960 dólares al mes, después de impuestos, como parte de una cuadrilla de limpieza en una planta de procesamiento de jamón.
En momentos en que Europa lucha para hacer frente un masivo flujo de inmigrantes desesperados en sus playas del sur, la iniciativa africana de España, una mezcla de palo y zanahoria, ha cosechado elogios para el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Varias compañías están contratando a personal en Dakar para trabajar en España por un año, y quizás más. Entre esas compañías se encuentra McDonald's; Carrefour, el supermercado francés; y Vips, una cadena española de hostelería.
"Es una idea avanzada, en el marco de las políticas de inmigración", dijo en una conferencia telefónica Peter Sutherland, el representante especial para migraciones de Naciones Unidas. "Es pionera".
Los partidarios del programa dicen que no tienen la ilusión de que este solucione el problema de la inmigración en Europa.
"Cuando comparas la cantidad de gente que podemos contratar con las necesidades de sus países, te das cuenta de que es una gota en el océano", dijo Miguel Ángel García, director de recursos humanos de Vips, que ha contratado a veinticinco personas de Senegal y está iniciando los trámites para contratar a cuarenta más. "Pero tenemos que seguir trabajando, gota a gota".
El año pasado, un aumento de la emigración desde el África subsahariana a las Islas Canarias, una posesión española que muchos africanos tratan de utilizar como entrada a Europa, provocó que España endureciera su postura sobre inmigración y, junto con el resto de Europa, extendiera un cordón con patrullas internacionales en torno a sus costas.
Este año, el número de llegadas ha descendido abruptamente: a las Canarias llegaron en los primeros siete meses unos seis mil inmigrantes, en comparación con los trece mil del mismo período de 2006. Funcionarios españoles y de emergencias de Canarias atribuyeron el descenso a una mejor vigilancia marítima y cooperación con países como Senegal, así como aguas más bravas.
La política de inmigración de Rodríguez Zapatero no ha sido siempre bien acogida. La decisión de España de legalizar a ochocientos mil inmigrantes en 2005 indignó a algunos socios europeos, que creen que la medida estimuló una oleada de inmigrantes.
Pero mientras Europa cierra sus puertas a los inmigrantes ilegales, España está abriendo una pequeña ventana de posibilidad. El ministro del Trabajo Jesús Caldera, firmó el miércoles un acuerdo con Gambia para invertir 1.3 millones de dólares para el adiestramiento de gambianos que sean reclutados para trabajar en España. En julio, España firmó acuerdos similares con Mali y Mauritania.
No es únicamente por razones humanitarias que España está ayudando a los inmigrantes africanos. El rápido crecimiento económico ha obligado a las compañías a buscar en el extranjero para cubrir la escasez del mercado laboral local. Miles de inmigrantes son contratados en Europa del Este, Marruecos y América Latina cada año para recoger frambuesas, atender mesas y trabajar en el próspero sector de la construcción del país.
"Hay lugares en España donde es imposible encontrar trabajadores calificados", dijo Juan Manuel Cruz, director de relaciones laborales para Acciona. Dijo que los trabajadores senegaleses de este grupo estaban "muy bien adiestrados, con fuertes habilidades lingüísticas" y tenían "una alta voluntad de trabajo".
Para Faye, el mensaje detrás del nuevo programa de trabajo español estaba claro. Senegal anunció el plan en septiembre después de que accediera a admitir de vuelta de España a cientos de inmigrantes senegaleses ilegales.
Cuando en enero Faye subió al avión del gobierno español con destino a Madrid, este había recién deportado hacia Dakar a un grupo de inmigrantes senegaleses ilegales. En Acciona en España no se ha contratado a trabajadores inmigrantes ilegales en los últimos años.
"Tienen que haber más contratos como estos, más posibilidades para que la gente joven venga aquí", dijo Issa Faye, 30, que no es familiar de Fatou. Estaba ganando 130 dólares al mes como taxista en Dakar cuando lo reclutaron en Acciona para trabajar en Torrijos, a unos dos mil novecientos kilómetros de su casa.
Faye dijo que llegar a Europa era una obsesión local. Llevaba tres intentos fallidos; en uno de ellos, perdió 1.600 dólares con un agente de inmigración.
"Si no hay alternativas, nos subiremos incluso a un bote de pesca", dijo.
Funcionarios españoles dicen que el plan del gobierno con la inmigración africana se encuadra con iniciativas en curso para elevar el perfil de España en la región en el marco de un Plan África de tres años anunciado en 2006. España ha abierto nuevas embajadas en Cabo Verde, Mali, Nigeria, Guinea y Guinea Bissau y ha asignado representantes diplomáticos de tiempo completo en Liberia, Gambia y Sierra Leona.
"Queremos cambiar completamente los parámetros de la relación de España con África", dijo en una entrevista Bernardino León Gross, ministro de Asuntos Exteriores.
Aunque la inmigración ha subido en la agenda, dijo León, España está tratando una política de largo plazo y de ocuparse, en primer lugar, de los factores que llevan a los inmigrantes a dejar sus hogares.
Sutherland, de Naciones Unidas, dijo que la política de España podía servir como ejemplo para Europa. "La inmigración implica relaciones exteriores, salud, economía, asuntos fronterizos, todas esas cosas", dijo. La inmigración es "claramente un problema europeo, de modo que las iniciativas española deben incorporarse a una política europea", dijo. "Europa no termina en los Pirineos".
12 de agosto de 2007
©new york times
©traducción mQh
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