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en congo, violencia sexual crónica


[Stephanie McCrummen] La violencia sexual crónica define el este de Congo.
Nairobi. La prevalencia e intensidad de la violencia sexual contra las mujeres en el este del Congo son "casi inimaginables", dijo el domingo un alto funcionario humanitario de Naciones Unidas, después de visitar la región más frágil del país, donde las milicias han atacado a la población civil durante años.
John Holmes, que coordina las operaciones de protección civil de Naciones Unidas, dijo que desde enero se han reportado 4.500 casos de violencia sexual en apenas una sola provincia oriental, aunque el número real es ciertamente mucho más alto. La violación se ha convertido "casi en un fenómeno cultural", dijo.
"La violencia y la violación van de la mano de esos grupos armados que ahora son demasiado frecuentes", dijo Holmes, que pasó cuatro días en el este de Congo. "La intensidad y frecuencia son peores que en cualquier otra parte del mundo".
La violencia sexual crónica es apenas una faceta en un contexto más amplio de inseguridad que todavía define al este del Congo después de una guerra de una década que terminó con la vida de unos cuatro millones de personas, la mayor parte por hambre y otras consecuencias de la expulsión de sus hogares.
Las tensiones han surgido en el este después de recientes enfrentamientos entre soldados del gobierno y fuerzas leales al general renegado Laurent Nkunda. Desde diciembre casi 300 mil personas han sido desplazadas, incluyendo a decenas de miles en las últimas semanas, de acuerdo a Naciones Unidas.
Nkunda dice que está protegiendo a la minoría tutsi contra las milicias hutu en este del Congo, que huyeron a Ruanda después de cometer el genocidio allá en 1994. Las milicias hutu -junto a otras milicias, entre ellas la de Nkunda- no se han desarmado nunca y han amenazado a la población civil durante años.
Con campamentos para gente desplazada extendiéndose por el este, Holmes dijo que las necesidades básicas como alimento y agua potable son "enormes". Los países donantes están proveyendo solamente la mitad de los fondos requeridos para solucionar la crisis, dijo.
Holmes enfatizó la necesidad de una solución política de los problemas subyacentes que quedaron después del genocidio de Ruanda: Las milicias hutu, en realidad.
Su continua presencia en las selvas del este del país es un punto de tensión entre el gobierno del Congo y Ruanda, que dice que el Congo no ha hecho lo suficiente para desarmarlas. Las milicias hutu también proveen a Nkunda con una razón para pelear, contribuyendo a la inseguridad general, dijo Holmes.
"Tiene que haber una solución política de los problemas, que están relacionados con el pasado, con el genocidio en Ruanda", dijo. "Tiene que haber un mayor esfuerzo político a nivel local, regional e internacional".
Holmes habló extensamente sobre los relatos que escuchó de boca de mujeres que fueron violadas por miembros de varios grupos armados, incluyendo al ejército congoleño. El grado de brutalidad y humillación que implican -las mujeres son violadas por grupos de hombres frente a grandes reuniones de personas, entre ellas sus maridos, por ejemplo- fueron particularmente inquietantes, dijo Holmes.
"Es la escala y la brutalidad de la violencia", dijo, buscando las palabras. "Es su uso como un arma de terror. Es el modo en que se hace públicamente, para lograr la humillación máxima. Es difícil de entender".

9 de septiembre de 2007
8 de septiembre de 2007
©washington post
©traducción mQh
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