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murió adrián esquino lisco


[Adam Bernstein] Líder espiritual. Trabajó para la comunidad indígena de El Salvador y dio a conocer las atrocidades cometidas durante la guerra civil de doce años en su país.
Murió Adrián Esquino Lisco, que alcanzó prominencia en El Salvador como líder espiritual de la comunidad indígena y que llamó la atención sobre las atrocidades cometidas durante la guerra civil de 1980-92. Tenía 68.
Esquino Lisco murió el 8 de septiembre por insuficiencia renal y otras complicaciones de la diabetes en un hospital en San Salvador.
La pequeña comunidad indígena de El Salvador, casi el uno por ciento de siete millones de habitantes, soportó durante largo tiempo sangrientos conflictos con el gobierno, que lo han dirigido mayormente oficiales del ejército y oligarcas.
Campesino y artesano, Esquino Lisco llegó a las primeras planas internacionales denunciando un ataque del ejército contra una cooperativa agrícola campesina en 1983 en Las Hojas, un villorrio en el oeste del país. Contó que los soldados habían reunido a 74 hombres, les habían amarrado por la espalda y los habían matado disparándoles a la cabeza. Un juez federal informó sobre dieciocho muertes.
Esquino Lisco y sus partidarios responsabilizaron a los terratenientes ricos molestos con la cooperativa agrícola, que consideraban subversiva. La reforma agraria había florecido brevemente a fines de los años setenta, pero fue pronto revocada, causando toda una generación de resentimiento de todas las partes.
Una comisión federal en El Salvador formada para estudiar las violaciones a los derechos humanos no llegó a ninguna parte, según se dice por presiones del ejército. A principios de los años noventa, los oficiales que habían dirigido las tropas en Las Hojas recibieron amnistía en el marco de un plan de paz centroamericano.

Esquino Lisco, de origen nahoa, nació el 2 de diciembre de 1938 en la Comarca San Ramón, en la provincia de Sonsonate al oeste del país. Un hermano mayor es una de las decenas de miles de víctimas indígenas en la insurrección campesina de 1932, reprimida violentamente por una dictadura.
En 1954, el padre de Esquino Lisco empezó la Asociación Nacional de Indígenas Salvadoreños, para conservar las costumbres, ceremonias y lengua de los pueblos maya, lenca y nahoa. Esquino Lisco heredó el título de jefe espiritual en 1976 y dijo que atraía a miles de partidarios.
Durante años la organización funcionó tranquilamente en la preservación del legado indígena. A fines de los años setenta, Esquino Lisco participó en conferencias internacionales de pueblos indígenas que lo puso en contacto con comunidades nativas en América del Norte. La asociación fue reconocida legalmente por el gobierno salvadoreño en 1980, durante el mandato del presidente José Napoleón Duarte, que también les prometió una reforma agraria.
A seis años de la guerra civil, Esquino Lisco visitó Washington para consultar con influyentes miembros del Congreso. Francisco Acosta, un activista de El Salvador, de Maryland, dijo que el trabajo de Esquino Lisco con el Congreso dio por resultado la liberación de cien presos políticos indios en El Salvador.
Después de esos logros, Esquino Lisco debió hacer frente a una serie de asaltos contra su reputación, y su familia continuó recibiendo amenazas. Margarito, el hijo de Esquino Lisco, recibió asilo político con su familia en Maryland después de que fuera golpeado y mujeres de su familia fueran violadas a principios de los años noventa por lo que describieron como escuadrones de la muerte del gobierno.
En 1999, un informe del Departamento de Estado sobre prácticas de derechos humanos decía que Lisco estaba acusado de corrupción y de mentir por un segmento de la asociación, y la policía lo detuvo por ocupar ilegalmente propiedades de la organización después de que fuera removido como jefe.
Fue exonerado de cargos de fraude criminal, acusaciones que dijo que estaban motivadas políticamente por el partido de extrema derecha, Arena. Continuó siendo el líder espiritual de la asociación hasta que entregó el cargo a Margarito hace dos años.
Su primera esposa, Mercedes Crespin Zacapa, murió en abril. Una hija de ese matrimonio murió en 1993. Entre los que la sobreviven se encuentra Elba Pérez, con quien se casó hace tres meses, y ocho hijos de su primer matrimonio.

25 de septiembre de 2007
©los angeles times
©traducción mQh
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