misteriosa guerrilla mexicana
[Héctor Tobar] Un grupo rebelde responsable de los onerosos ataques contra oleoductos acusa el gobierno de saber más de las desapariciones.
Ciudad de México, México. Edmundo Reyes es un hombre menudo y sencillo, de 55 años, que adora el béisbol y la literatura infantil. Hasta hace poco, vendía caramelos y refrescos en la tienda de abarrotes de barrio de la familia en la comuna de Nezahualcoyotl, en esta ciudad.
En mayo, salió para visitar a parientes en el estado de Oaxaca y nunca volvió. Su desaparición podría haber pasado desapercibida si no fuera porque desencadenó una pequeña guerra que ha paralizado dos veces a un considerable sector de la economía mexicana.
Sin que lo supieran ni amigos ni familiares, Reyes llevaba una doble vida: Era el líder de un grupo que se llamaba a sí mismo el Ejército Popular Revolucionario, EPR. Sus camaradas están convencidos de que fue capturado por "el enemigo".
Para recuperar a Reyes y otro militante que el EPR dice que desapareció con él, el EPR ha empezado a colocar bombas en los oleoductos de Pemex, la compañía mexicana nacional de petróleo y gas.
Los atentados son la campaña más espectacular de un ejército guerrillero en México desde el levantamiento de los zapatistas en el estado de Chiapas, al sur del país.
A diferencia de los zapatistas, el EPR ha golpeado un elemento crítico de la infraestructura económica de México: los oleoductos que transportan productos del petróleo desde el Golfo de México hasta el interior del país y otros lugares.
Los atentados contra diez oleoductos en julio y este mes provocaron el cierre temporal de algunas de las fábricas más grandes de México, dejó sin combustible a millones de personas e hizo subir los futuros del petróleo en Nueva York. Las pérdidas económicas causadas por los atentados llegan a millones de dólares, de acuerdo a grupos empresariales aquí.
Sin embargo, el EPR es un ‘ejército' que consiste probablemente de menos de cien personas, incluyendo a varios miembros de cinco familias extensas con raíces en Oaxaca, dicen analistas y personeros mexicanos.
Los informes de inteligencia filtrados a la prensa mexicana dicen que el manso Reyes era un líder del EPR.
"No estoy convencido de que sea verdad todo lo que se cuenta sobre él", dijo Nadin Reyes Maldonado, la hija de 25 de Reyes, que es tía en una guardería. "Pero cuando aparezca va a tener que explicarnos algunas cosas".
La historia del EPR se remonta a otro capítulo de la historia de América Latina, cuando las guerrillas urbanas de izquierda, inspiradas en la Cuba de Fidel Castro, se hicieron clandestinas para librar una guerra contra los gobiernos dictatoriales. Se dice que algunos presuntos miembros del EPR han estado operando clandestinamente durante muchos años, aunque su lucha pasó en gran parte desapercibida hasta los atentados de Pemex.
"La última vez que vi a mis padres fue hace diecisiete años", dijo Francisco Cerezo Contreras, 33, de Ciudad de México, cuyos padres se dice eran líderes del EPR.
"No tengo ni idea de adónde se fueron. Simplemente se marcharon".
El EPR se lanzó a la publicidad en 1996 en Guerrero, un estado en la Costa del Pacífico con una larga tradición de resistencia armada al gobierno mexicano. Unos cien miembros enmascarados del EPR, armados con rifles de asalto, marcharon sobre la ciudad de Aguas Blancas cuando los vecinos se reunían para conmemorar los asesinatos el año anterior de diecisiete miembros de un grupo de defensa de los campesinos por la policía del estado.
México estaba entonces embarcado en su transición de estado con un solo partido a democracia con múltiples partidos. Pero para el EPR, México seguía siendo un país donde la impunidad política gobierna en nombre de la minoría de ricos.
"Nuestra constitución política es... letra muerta", se lee en el primer comunicado del EPR, explicando la decisión del grupo de tomar las armas. "Los derechos individuales son violados diariamente, y el pueblo es dejado fuera de las decisiones económicas y políticas del país".
Enraizados en Oaxaca
Desde entonces, el grupo rebelde se ha dividido varias veces. Ahora parece estar enraizado en el estado adyacente de Oaxaca, cuyas desigualdades sociales y autoritario estilo de gobierno han hecho germinar varios movimientos militantes.
Oaxaca sigue siendo uno de los estados más pobres de México: 68 por ciento de sus habitantes viven por debajo de la línea oficial de pobreza, con un ingreso mensual menor a noventa dólares. Y más de un tercio de la población vive en condiciones de ‘extrema pobreza', de acuerdo a cifras oficiales.
El martes, a poco más de una semana de su atentado más reciente, el EPR publicó un nuevo comunicado negando comentadas especulaciones de que el grupo estaba relacionado con rebeldes extranjeros, incluyendo a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
"Nunca recibimos ningún adiestramiento ni financiamiento del extranjero", dice el comunicado. "Somos la expresión de la lucha de clases en este país".
El grupo viene colocando bombas en bancos y otros blancos desde 2001. Las autoridades mexicanas han identificado a la mayoría de los líderes del EPR, pero han sido incapaces de capturarlos, dice José Luis Piñeyro, un experto en seguridad de la Universidad Autónoma de México aquí en la capital.
"Aquí hubo un fracaso de la inteligencia civil y militar", dice Piñeyro. "La capacidad técnica y militar del EPR es mayor. Han ampliado su base de apoyo. No se había detectado nada".
Las autoridades dijeron que los artefactos usados contra los oleoductos de Pemex fueron hechos con una combinación de explosivos plásticos y nitrato de potasio, también conocido como salitre.
El procurador general de México, Eduardo Medina Mora, dijo el lunes que los explosivos eran de tipo "común", utilizados en muchas industrias.
Pueden haber sido robados de una minera mexicana, o comprados en el mercado libre.
Acciones Terroristas
"Históricamente, estos grupos se han financiado con secuestros", dijo Medina Mora. "Pero no se necesita tanto dinero para emprender acciones terroristas como las que hemos visto en nuestro país en las últimas semanas".
Más impresionante que las bombas mismas, fue el refinamiento logístico de la operación este mes: Seis blancos fueron impactados simultáneamente con doce bombas.
"Para hacer una cosa así, necesitas una base de apoyo mínima", dijo Jorge Chabat, analista del Centro de Investigaciones y Enseñanza en Economía. "Necesitas gente que te proteja, que te esconda, un lugar donde puedas fundirte".
Amigos y familiares dicen que Reyes, tendero de Nezahualcoyotl, era de una familia pobre de Oaxaca. Demasiado pobre como para completar sus estudios, era autodidacta y emigró a Ciudad de México en búsqueda de trabajo.
"Viajaba a menudo a Oaxaca a ver a su mamá", dijo Adrián Ramírez, presidente de la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos.
"Nadie sospechaba que pudiera estar relacionado con un grupo guerrillero".
Cinco Familias Extensas
Informes de inteligencia dicen que miembros de cinco familias extensas llenan las filas de la facción del EPR responsable de los atentados contra Pemez. Se dice que muchos de sus líderes son hombres en la cincuentena con experiencia en los fracasados grupos guerrilleros de los años setenta.
Uno de ellos es Tiburcio Cruz Sánchez, también conocido como Francisco Cerezo y apodado ‘el Profesor'. Se dice que su mujer, Emiliana Contreras, es también militante del EPR. Ambos son nativos de Oaxaca.
Su hijo Francisco dice que su padre era profesor universitario, "al menos eso es lo que me dijeron", dijo Cerezo Contreras.
Cerezo Contreras dijo que sus padres no explicaron nunca porqué se marcharon. Pero él y sus tres hermanos reciben de vez en vez carta de ellos.
Una, con fecha de marzo de 2006, es de su madre. Contreras dice a sus hijos que confíen en "la fuerza que proviene de tener principios y valores humanos altos, incluyendo la solidaridad y el amor por la justicia, que habéis aprendido de niños".
Dos hermanos de Cerezo Contreras, Héctor (27) y Antonio (30) están en la cárcel, condenados por el atentado con un edificio del Mexico City Bank en 2001. Cerezo Contreras dice que los cargos fueron inventados para convertir a su familia en un "chivo expiatorio" de las acciones del EPR.
Cerezo Contreras dice que no se reunió nunca con Gabriel Alberto Cruz Sánchez, el líder del EPR, del que se dice que es su tío. Los comunicados del EPR dicen que Cruz desapareció con Reyes, en mayo.
"Los camaradas militantes son brutalmente torturados en la oficina de fiscal general por los militares, la policía federal y agentes norteamericanos", se lee en un comunicado del EPR, de junio.
El gobierno mexicano niega haber arrestado a esos dos hombres.
"Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que ningún elemento del estado mexicano, federal o local, ha detenido a esas personas o los tiene bajo custodia", dijo Medina Mora esta semana.
El destino de los dos hombres es tema de especulación aquí. Una teoría es que fueron detenidos por autoridades locales que los torturaron y mataron. Otra teoría es que fueron asesinados por miembros de un grupo guerrillero rival.
"Para nosotros no es importante si mi padre es del EPR o no", dijo Reyes. "Está desaparecido. Y eso nos da miedo y angustia".
En mayo, salió para visitar a parientes en el estado de Oaxaca y nunca volvió. Su desaparición podría haber pasado desapercibida si no fuera porque desencadenó una pequeña guerra que ha paralizado dos veces a un considerable sector de la economía mexicana.
Sin que lo supieran ni amigos ni familiares, Reyes llevaba una doble vida: Era el líder de un grupo que se llamaba a sí mismo el Ejército Popular Revolucionario, EPR. Sus camaradas están convencidos de que fue capturado por "el enemigo".
Para recuperar a Reyes y otro militante que el EPR dice que desapareció con él, el EPR ha empezado a colocar bombas en los oleoductos de Pemex, la compañía mexicana nacional de petróleo y gas.
Los atentados son la campaña más espectacular de un ejército guerrillero en México desde el levantamiento de los zapatistas en el estado de Chiapas, al sur del país.
A diferencia de los zapatistas, el EPR ha golpeado un elemento crítico de la infraestructura económica de México: los oleoductos que transportan productos del petróleo desde el Golfo de México hasta el interior del país y otros lugares.
Los atentados contra diez oleoductos en julio y este mes provocaron el cierre temporal de algunas de las fábricas más grandes de México, dejó sin combustible a millones de personas e hizo subir los futuros del petróleo en Nueva York. Las pérdidas económicas causadas por los atentados llegan a millones de dólares, de acuerdo a grupos empresariales aquí.
Sin embargo, el EPR es un ‘ejército' que consiste probablemente de menos de cien personas, incluyendo a varios miembros de cinco familias extensas con raíces en Oaxaca, dicen analistas y personeros mexicanos.
Los informes de inteligencia filtrados a la prensa mexicana dicen que el manso Reyes era un líder del EPR.
"No estoy convencido de que sea verdad todo lo que se cuenta sobre él", dijo Nadin Reyes Maldonado, la hija de 25 de Reyes, que es tía en una guardería. "Pero cuando aparezca va a tener que explicarnos algunas cosas".
La historia del EPR se remonta a otro capítulo de la historia de América Latina, cuando las guerrillas urbanas de izquierda, inspiradas en la Cuba de Fidel Castro, se hicieron clandestinas para librar una guerra contra los gobiernos dictatoriales. Se dice que algunos presuntos miembros del EPR han estado operando clandestinamente durante muchos años, aunque su lucha pasó en gran parte desapercibida hasta los atentados de Pemex.
"La última vez que vi a mis padres fue hace diecisiete años", dijo Francisco Cerezo Contreras, 33, de Ciudad de México, cuyos padres se dice eran líderes del EPR.
"No tengo ni idea de adónde se fueron. Simplemente se marcharon".
El EPR se lanzó a la publicidad en 1996 en Guerrero, un estado en la Costa del Pacífico con una larga tradición de resistencia armada al gobierno mexicano. Unos cien miembros enmascarados del EPR, armados con rifles de asalto, marcharon sobre la ciudad de Aguas Blancas cuando los vecinos se reunían para conmemorar los asesinatos el año anterior de diecisiete miembros de un grupo de defensa de los campesinos por la policía del estado.
México estaba entonces embarcado en su transición de estado con un solo partido a democracia con múltiples partidos. Pero para el EPR, México seguía siendo un país donde la impunidad política gobierna en nombre de la minoría de ricos.
"Nuestra constitución política es... letra muerta", se lee en el primer comunicado del EPR, explicando la decisión del grupo de tomar las armas. "Los derechos individuales son violados diariamente, y el pueblo es dejado fuera de las decisiones económicas y políticas del país".
Enraizados en Oaxaca
Desde entonces, el grupo rebelde se ha dividido varias veces. Ahora parece estar enraizado en el estado adyacente de Oaxaca, cuyas desigualdades sociales y autoritario estilo de gobierno han hecho germinar varios movimientos militantes.
Oaxaca sigue siendo uno de los estados más pobres de México: 68 por ciento de sus habitantes viven por debajo de la línea oficial de pobreza, con un ingreso mensual menor a noventa dólares. Y más de un tercio de la población vive en condiciones de ‘extrema pobreza', de acuerdo a cifras oficiales.
El martes, a poco más de una semana de su atentado más reciente, el EPR publicó un nuevo comunicado negando comentadas especulaciones de que el grupo estaba relacionado con rebeldes extranjeros, incluyendo a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
"Nunca recibimos ningún adiestramiento ni financiamiento del extranjero", dice el comunicado. "Somos la expresión de la lucha de clases en este país".
El grupo viene colocando bombas en bancos y otros blancos desde 2001. Las autoridades mexicanas han identificado a la mayoría de los líderes del EPR, pero han sido incapaces de capturarlos, dice José Luis Piñeyro, un experto en seguridad de la Universidad Autónoma de México aquí en la capital.
"Aquí hubo un fracaso de la inteligencia civil y militar", dice Piñeyro. "La capacidad técnica y militar del EPR es mayor. Han ampliado su base de apoyo. No se había detectado nada".
Las autoridades dijeron que los artefactos usados contra los oleoductos de Pemex fueron hechos con una combinación de explosivos plásticos y nitrato de potasio, también conocido como salitre.
El procurador general de México, Eduardo Medina Mora, dijo el lunes que los explosivos eran de tipo "común", utilizados en muchas industrias.
Pueden haber sido robados de una minera mexicana, o comprados en el mercado libre.
Acciones Terroristas
"Históricamente, estos grupos se han financiado con secuestros", dijo Medina Mora. "Pero no se necesita tanto dinero para emprender acciones terroristas como las que hemos visto en nuestro país en las últimas semanas".
Más impresionante que las bombas mismas, fue el refinamiento logístico de la operación este mes: Seis blancos fueron impactados simultáneamente con doce bombas.
"Para hacer una cosa así, necesitas una base de apoyo mínima", dijo Jorge Chabat, analista del Centro de Investigaciones y Enseñanza en Economía. "Necesitas gente que te proteja, que te esconda, un lugar donde puedas fundirte".
Amigos y familiares dicen que Reyes, tendero de Nezahualcoyotl, era de una familia pobre de Oaxaca. Demasiado pobre como para completar sus estudios, era autodidacta y emigró a Ciudad de México en búsqueda de trabajo.
"Viajaba a menudo a Oaxaca a ver a su mamá", dijo Adrián Ramírez, presidente de la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos.
"Nadie sospechaba que pudiera estar relacionado con un grupo guerrillero".
Cinco Familias Extensas
Informes de inteligencia dicen que miembros de cinco familias extensas llenan las filas de la facción del EPR responsable de los atentados contra Pemez. Se dice que muchos de sus líderes son hombres en la cincuentena con experiencia en los fracasados grupos guerrilleros de los años setenta.
Uno de ellos es Tiburcio Cruz Sánchez, también conocido como Francisco Cerezo y apodado ‘el Profesor'. Se dice que su mujer, Emiliana Contreras, es también militante del EPR. Ambos son nativos de Oaxaca.
Su hijo Francisco dice que su padre era profesor universitario, "al menos eso es lo que me dijeron", dijo Cerezo Contreras.
Cerezo Contreras dijo que sus padres no explicaron nunca porqué se marcharon. Pero él y sus tres hermanos reciben de vez en vez carta de ellos.
Una, con fecha de marzo de 2006, es de su madre. Contreras dice a sus hijos que confíen en "la fuerza que proviene de tener principios y valores humanos altos, incluyendo la solidaridad y el amor por la justicia, que habéis aprendido de niños".
Dos hermanos de Cerezo Contreras, Héctor (27) y Antonio (30) están en la cárcel, condenados por el atentado con un edificio del Mexico City Bank en 2001. Cerezo Contreras dice que los cargos fueron inventados para convertir a su familia en un "chivo expiatorio" de las acciones del EPR.
Cerezo Contreras dice que no se reunió nunca con Gabriel Alberto Cruz Sánchez, el líder del EPR, del que se dice que es su tío. Los comunicados del EPR dicen que Cruz desapareció con Reyes, en mayo.
"Los camaradas militantes son brutalmente torturados en la oficina de fiscal general por los militares, la policía federal y agentes norteamericanos", se lee en un comunicado del EPR, de junio.
El gobierno mexicano niega haber arrestado a esos dos hombres.
"Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que ningún elemento del estado mexicano, federal o local, ha detenido a esas personas o los tiene bajo custodia", dijo Medina Mora esta semana.
El destino de los dos hombres es tema de especulación aquí. Una teoría es que fueron detenidos por autoridades locales que los torturaron y mataron. Otra teoría es que fueron asesinados por miembros de un grupo guerrillero rival.
"Para nosotros no es importante si mi padre es del EPR o no", dijo Reyes. "Está desaparecido. Y eso nos da miedo y angustia".
hector.tobar@latimes.com
Cecilia Sánchez contribuyó a este reportaje.
28 de septiembre de 2007
20 de septiembre de 2007
©los angeles times
©traducción mQh
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