murió de hambre
[Edmundo Rosinelli] El drama de mujer que murió desnutrida. Cadáver permaneció dos semanas al interior de su domicilio.
Punta Arenas, Chile. La misma mujer que hace ocho años hiciera noticia en Punta Arenas cuando le quitaron una hija de 5 años de edad, que mantenía enclaustrada en su casa, fue encontrada muerta en uno de los dormitorios de la vivienda que ocupaba en calle Andrés Stambuck Nº0675, esquina Aurelio Villanueva, en la villa Club Hípico.
Aunque el hallazgo del cadáver de Luisa María Martínez Fernández se produjo el martes en la tarde, recién ayer se conoció que había fallecido "por una desnutrición e infarto", según informó el médico jefe del Servicio Médico Legal, Carlos Castro. Cuando encontraron sus restos pesaba menos de 50 kilos.
Pero no solamente eso. Los mismos vecinos y el chofer del camión basurero, que el martes hizo la denuncia en Carabineros, aportaron antecedentes increíbles del modo de vida que llevaba la mujer, de nacionalidad venezolana.
En marzo de 1999 sufrió la pérdida de la hija adoptiva. La pequeña, de cinco años de edad, estaba sometida a un régimen de vida inusual. La mujer la mantenía encerrada en la casa, cuyos ventanales se encontraban tapiados con cruces y estampitas, viviendo en la más absoluta oscuridad.
Los tribunales de la época debieron intervenir para retirar a la niña, mientras la madre era enviada al Servicio de Siquiatría. Fueron los propios vecinos los que dieron la voz de alerta.
En un operativo conjunto llegaron a la vivienda la entonces jueza de Menores, Mónica Figueroa, y el titular del Tercer Juzgado, Álvaro Mesa, quienes dirigieron en terreno las diligencias decretadas por ambos tribunales.
Mujer Regaló Todo
Después de ocho años de este extraño episodio, vecinos dijeron que la mujer cambió. Que por bastante tiempo mostró una actitud bastante normal, aunque hace un par de meses volvieron a notar un cambio en ella.
Más específicamente un año, período en que Luisa Martínez decidió remodelar la casa. "Pretendía construir un departamentito para arrendarlo", dijo su vecina Irene Osorio Cárdenas. Lamentablemente los maestros que le hicieron el trabajo la estafaron. No le hicieron las cosas como ella quería. "Esto la hizo caer en un nuevo estado depresivo, que con el pasar de los meses se fue acrecentando", sostiene.
Una actitud que pudiera asociarse a este comportamiento fue la que protagonizó poco antes de Fiestas Patrias. Regaló todos los enseres de la casa, como el living, el comedor, mesas, ollas y muchísimas cosas más.
Esto lo sabe Pedro Parra González, chofer de uno de los camiones recolectores de basura, quien hace nueve años pasa por la villa Club Hípico. A Luisa Martínez la conocía muy bien. Muchas veces, incluso, conversó con ella. Por eso, después de varios días de no verla, el martes se convirtió en la figura clave para dar con el cadáver de la mujer.
Tenía una corazonada y por eso, cuando iba camino a su casa, en la tarde pasó a la Primera Comisaría de Carabineros. Habló con el suboficial de guardia y le contó el caso de la mujer. Insistió en que le parecía raro esta prolongada ausencia. El funcionario le pidió que acompañara a la patrulla que iría a verificar la denuncia. Parra no se opuso y colaboró con ellos. Minutos más tarde su presunción se convertiría en un hecho cierto. "Cuando llegamos y golpeamos la puerta de la casa nadie abría. Los vecinos decían que hace días que no la veían y que nada sabían de ella".
Fue en esos momentos que les entregó el número de teléfono para que se comunicaran con el marido. El sabía que se llamaba René Pareja y que era arquitecto de la municipalidad. La patrulla hizo el contacto radial con la Central de Comunicaciones, los que a su vez se contactaron con la Dirección de Obras. El teléfono lo respondió el propio Pareja quien luego se dirigió a calle Stambuk.
Lo más extraño de todo fue que al llegar les dijo a los carabineros que el día anterior (el lunes) había estado en el antejardín cortando el pasto. Pero que no había golpeado, ni menos intentado entrar a la casa, porque desde el 20 de agosto que no hablaba con la mujer, de quien al parecer estaba separado.
Donación
Pedro Parra dijo que a comienzos de septiembre la mujer les pidió ayuda para sacar una alfombra sucia y retirar basura, producto de una limpieza que les encargó.
Además, recuerda, "ella quería hacer una donación al Hogar del Niño Miraflores porque, según nos dijo, se iba a Estados Unidos a encontrarse con la que había sido su hija". Llenó 6 o 7 cajas con juguetes y alimentos, los que Parra se ofreció a entregar. "También me pidió que le llevara el perro para que los niños del hogar jugaran, pero después debía llevárselo de vuelta".
Días después salió con algo que lo sorprendió. Le solicitó que fuera al almacén de la esquina a comprarle 25 paquetes de galletas dulces, porque antes del viaje debía iniciar un ayuno. "Calculaba comer dos galletas al día", versión que confirmó el dueño del almacén, José Baeza. Esta persona igual fue testigo de actitudes raras de la mujer. "Antes de encerrarse en la casa venía todos los días a comprar una empanada".
Después, tanto el chofer como los vecinos, ya no la vieron más.
La molestia de los vecinos es con Carabineros, a quienes llamaron para contar la situación de esta mujer. Irene Osorio dijo que el 17 de septiembre, a las 18 horas, una patrulla llegó por segunda vez a la casa. "Ingresaron a la casa por una ventana y dijeron que la mujer se encontraba bien. La encontraron encerrada en un dormitorio. Lo que no entendemos es cómo pudieron decir que estaba bien si no tenía qué comer. Me pregunto por qué no llamaron al Samu, para luego tratar el caso como un problema social, lo que seguramente hubiese evitado la muerte de esta mujer".
Al final, fue la corazonada de Pedro Parra la que el martes permitió encontrar el cadáver de la mujer, cuya data de muerte se estima en unas dos semanas aproximadamente.
Los restos de Luisa María Martínez fueron trasladados a Santiago. Las exequias se efectuarán en el Cementerio Parque del Recuerdo Huechuraba-Santiago.
Aunque el hallazgo del cadáver de Luisa María Martínez Fernández se produjo el martes en la tarde, recién ayer se conoció que había fallecido "por una desnutrición e infarto", según informó el médico jefe del Servicio Médico Legal, Carlos Castro. Cuando encontraron sus restos pesaba menos de 50 kilos.
Pero no solamente eso. Los mismos vecinos y el chofer del camión basurero, que el martes hizo la denuncia en Carabineros, aportaron antecedentes increíbles del modo de vida que llevaba la mujer, de nacionalidad venezolana.
En marzo de 1999 sufrió la pérdida de la hija adoptiva. La pequeña, de cinco años de edad, estaba sometida a un régimen de vida inusual. La mujer la mantenía encerrada en la casa, cuyos ventanales se encontraban tapiados con cruces y estampitas, viviendo en la más absoluta oscuridad.
Los tribunales de la época debieron intervenir para retirar a la niña, mientras la madre era enviada al Servicio de Siquiatría. Fueron los propios vecinos los que dieron la voz de alerta.
En un operativo conjunto llegaron a la vivienda la entonces jueza de Menores, Mónica Figueroa, y el titular del Tercer Juzgado, Álvaro Mesa, quienes dirigieron en terreno las diligencias decretadas por ambos tribunales.
Mujer Regaló Todo
Después de ocho años de este extraño episodio, vecinos dijeron que la mujer cambió. Que por bastante tiempo mostró una actitud bastante normal, aunque hace un par de meses volvieron a notar un cambio en ella.
Más específicamente un año, período en que Luisa Martínez decidió remodelar la casa. "Pretendía construir un departamentito para arrendarlo", dijo su vecina Irene Osorio Cárdenas. Lamentablemente los maestros que le hicieron el trabajo la estafaron. No le hicieron las cosas como ella quería. "Esto la hizo caer en un nuevo estado depresivo, que con el pasar de los meses se fue acrecentando", sostiene.
Una actitud que pudiera asociarse a este comportamiento fue la que protagonizó poco antes de Fiestas Patrias. Regaló todos los enseres de la casa, como el living, el comedor, mesas, ollas y muchísimas cosas más.
Esto lo sabe Pedro Parra González, chofer de uno de los camiones recolectores de basura, quien hace nueve años pasa por la villa Club Hípico. A Luisa Martínez la conocía muy bien. Muchas veces, incluso, conversó con ella. Por eso, después de varios días de no verla, el martes se convirtió en la figura clave para dar con el cadáver de la mujer.
Tenía una corazonada y por eso, cuando iba camino a su casa, en la tarde pasó a la Primera Comisaría de Carabineros. Habló con el suboficial de guardia y le contó el caso de la mujer. Insistió en que le parecía raro esta prolongada ausencia. El funcionario le pidió que acompañara a la patrulla que iría a verificar la denuncia. Parra no se opuso y colaboró con ellos. Minutos más tarde su presunción se convertiría en un hecho cierto. "Cuando llegamos y golpeamos la puerta de la casa nadie abría. Los vecinos decían que hace días que no la veían y que nada sabían de ella".
Fue en esos momentos que les entregó el número de teléfono para que se comunicaran con el marido. El sabía que se llamaba René Pareja y que era arquitecto de la municipalidad. La patrulla hizo el contacto radial con la Central de Comunicaciones, los que a su vez se contactaron con la Dirección de Obras. El teléfono lo respondió el propio Pareja quien luego se dirigió a calle Stambuk.
Lo más extraño de todo fue que al llegar les dijo a los carabineros que el día anterior (el lunes) había estado en el antejardín cortando el pasto. Pero que no había golpeado, ni menos intentado entrar a la casa, porque desde el 20 de agosto que no hablaba con la mujer, de quien al parecer estaba separado.
Donación
Pedro Parra dijo que a comienzos de septiembre la mujer les pidió ayuda para sacar una alfombra sucia y retirar basura, producto de una limpieza que les encargó.
Además, recuerda, "ella quería hacer una donación al Hogar del Niño Miraflores porque, según nos dijo, se iba a Estados Unidos a encontrarse con la que había sido su hija". Llenó 6 o 7 cajas con juguetes y alimentos, los que Parra se ofreció a entregar. "También me pidió que le llevara el perro para que los niños del hogar jugaran, pero después debía llevárselo de vuelta".
Días después salió con algo que lo sorprendió. Le solicitó que fuera al almacén de la esquina a comprarle 25 paquetes de galletas dulces, porque antes del viaje debía iniciar un ayuno. "Calculaba comer dos galletas al día", versión que confirmó el dueño del almacén, José Baeza. Esta persona igual fue testigo de actitudes raras de la mujer. "Antes de encerrarse en la casa venía todos los días a comprar una empanada".
Después, tanto el chofer como los vecinos, ya no la vieron más.
La molestia de los vecinos es con Carabineros, a quienes llamaron para contar la situación de esta mujer. Irene Osorio dijo que el 17 de septiembre, a las 18 horas, una patrulla llegó por segunda vez a la casa. "Ingresaron a la casa por una ventana y dijeron que la mujer se encontraba bien. La encontraron encerrada en un dormitorio. Lo que no entendemos es cómo pudieron decir que estaba bien si no tenía qué comer. Me pregunto por qué no llamaron al Samu, para luego tratar el caso como un problema social, lo que seguramente hubiese evitado la muerte de esta mujer".
Al final, fue la corazonada de Pedro Parra la que el martes permitió encontrar el cadáver de la mujer, cuya data de muerte se estima en unas dos semanas aproximadamente.
Los restos de Luisa María Martínez fueron trasladados a Santiago. Las exequias se efectuarán en el Cementerio Parque del Recuerdo Huechuraba-Santiago.
erosinelli@laprensaaustral.cl
19 de octubre de 2007
©prensa austral
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