¿dónde están los prisioneros?
[Craig Whitlock] Desde cárceles secretas de la CIA, desaparecen en la oscuridad. Decenas de ‘prisioneros fantasmas' que no se sabe dónde están.
Islamabad, Pakistán. El 6 de septiembre de 2006, el presidente Bush anunció que las cárceles secretas de la CIA en el extranjero habían sido temporalmente desocupadas y que catorce cabecillas de al-Qaeda habían sido trasladados a Bahía Guantánamo, Cuba. Pero desde entonces no ha habido ninguna explicación oficial sobre qué ocurrió con los otros cerca de treinta ‘prisioneros fantasmas' que pasaron considerable tiempo en cárceles de la CIA.
Algunos han sido trasladados en secreto a sus países natales, donde siguen detenidos y fuera de la vista pública, de acuerdo a entrevistas, en Pakistán y Europa, con funcionarios de gobierno, grupos de derechos humanos y abogados de los detenidos. Otros han desaparecido sin dejar huella, y no se sabe si están en poder de la CIA.
El grueso de los prisioneros fantasmas fue capturado en Pakistán, donde se habían dispersado después de la invasión norteamericana de Afganistán en 2001.
Entre ellos está Mustafa Setmariam Nasar, de doble nacionalidad por Siria y España e influyente ideólogo de al-Qaeda que fue visto por última vez hace dos años. El 31 de octubre el pelirrojo extremista con una recompensa de cinco millones de dólares sobre su cabeza, llegó a Quetta, la ciudad fronteriza paquistaní, sin saber que era seguido.
Nasar fue arrinconado por la policía cuando él y su pequeño grupo de seguidores pararon para cenar. Poco después, de acuerdo de funcionarios paquistaníes, fue entregado a espías norteamericanos y desapareció en la red de cárceles de la CIA. Desde entonces varios informes lo han señalado en Siria, Afganistán e India, aunque nadie ha sido capaz de confirmar su paradero.
Casi todos los miembros árabes de al-Qaeda capturados en Pakistán fueron entregados a la CIA, dijeron funcionarios de la seguridad paquistaní. Pero el destino de los operativos paquistaníes de al-Qaeda que también fueron capturados, sigue siendo turbio; el gobierno paquistaní ha ignorado varias demandas presentadas por familiares que quieren saber más.
"No lo sabemos: estas personas están en manos de los paquistaníes, o de los norteamericanos", dijo Zafarullah Khan, coordinador de derechos humanos de la Ligua Musulmana Paquistaní, un partido de oposición.
Otros han sido entregados a gobiernos que han mantenido en secreto su presencia.
Por ejemplo, desde 2004 la CIA ha entregado cinco combatientes libios a las autoridades en Trípoli. Dos fueron secuestrados por la CIA en China y Tailandia, mientras que los otros fueron capturados en Pakistán y mantenidos en cárceles de la CIA en Afganistán, Europa del Este y otras ubicaciones, de acuerdo a fuentes libanesas.
El gobierno libio ha guardado silencio sobre los casos. Pero exiliados políticos libios dijeron que los hombres son retenidos en celdas de aislamiento sin perspectiva de un juicio abierto.
Se cree que otros prisioneros fantasmas están en manos norteamericanas después de visitar varias cárceles de la CIA, de acuerdo a grupos de derechos humanos.
Familiares de un sospechoso de ser un operativo tunecino de al-Qaeda conocido como Retha al-Tunisi, capturado en Karachi, Pakistán, en 2002, recibieron noticias hace poco, del Comité Internacional de la Cruz Roja, de que se encuentra en una cárcel militar norteamericana en Afganistán, dijo Clara Gutteridge, investigadora de Reprieve, un grupo de ayuda jurídica de Londres que representa a muchos reclusos de la cárcel norteamericana en Bahía Guantánamo. Otros prisioneros que han sido liberados desde entonces, habían confirmado previamente haber visto a Tunisi en una cárcel secreta de la CIA en Afganistán.
Al menos un ex prisionero de la CIA fue liberado discretamente. Ahmad Khalil Ibrahim Samir al-Ani, un agente de la inteligencia iraquí capturado después de la invasión de Iraq en 2003, fue detenido en una cárcel secreta hasta que fue dejado en libertad el año pasado.
Ani se hizo conocido antes de la guerra en Iraq cuando funcionarios del gobierno de Bush dijeron que se había reunido en Praga con unos de los secuestradores del 11 de septiembre de 2001, Mohamed Atta. Algunos funcionarios, incluyendo al vicepresidente Cheney, mencionaron ese encuentro como evidencia de una alianza entre al-Qaeda y Saddam Hussein. La teoría fue más tarde desacreditada por agencias de inteligencia norteamericanas y por la Comisión 11 de Septiembre, que reveló que en 2004 Ani estaba en una cárcel norteamericana.
El espía iraquí volvió a surgir hace dos meses cuando funcionarios checos revelaron que había presentando un reclamo de indemnización por varios millones de dólares. Su queja: que informes infundados de la inteligencia polaca provocaron que fuera encarcelado por la CIA.
Recién Llegados en Guantánamo
Cuando en septiembre de 2006 Bush confirmó la existencia de las cárceles de la CIA, dijo que de momento habían sido desocupadas. Pero dijo que el gobierno norteamericano las volvería a usar, si fuera necesario.
La CIA reanudó su programa de detenciones. Desde marzo, cinco nuevos sospechosos de terrorismo han sido trasladados a Guantánamo. Aunque el Pentágono no ha revelado detalles sobre cómo o cuándo exactamente fueron capturados, los funcionarios dijeron que uno de los prisioneros, Abd al-Hadi al-Iraqi, había pasado meses en cárceles de la CIA en el extranjero.
Detalles de este programa de detenciones secretas siguen siendo clasificados. Funcionarios norteamericanos han ofrecido sólo vagas descripciones de su alcance y atribuciones.
El mes pasado, en un discurso en Nueva York, el director Michael V. Hayden dijo que desde el inicio de la red de cárceles de la CIA en el extranjero, se había detenido a "menos de cien personas".
En junio una coalición de grupos de derechos humanos identificaron a 39 personas que pueden haber estado en cárceles de la CIA, pero que desde entonces están desaparecidos. Sin embargo, muchos de los que están en la lista fueron identificados por nombres parciales o noms de guerre, como el de un hombre descrito solamente como Mohammed el Afgano.
Joanne Mariner, directora de investigaciones sobre terrorismo y contraterrorismo para Human Rights Watch, dijo que la CIA ha trasladado a muchos prisioneros de país a país y dependido de otros servicios de espionaje para ocuparse de la vigilancia de los detenidos, a veces temporalmente y a veces para siempre.
"La gran mayoría ha vuelto a sus países de origen", dijo. "Pero eso no da cuenta de todos. Algunos pueden estar detenidos todavía".
En una nota del pie de página de su informe de 2004, la Comisión 11 de Septiembre mencionó a nueve sospechosos de al-Qaeda que estuvieron bajo custodia norteamericana. Siete de ellos fueron trasladados más tarde a Guantánamo.
Todavía desaparecido se encuentra Hassan Ghul, un paquistaní capturado en el norte de Iraq en enero de 2004. Funcionarios norteamericanos lo han descrito como un emisario de alto nivel entre el comando central de al-Qaeda en Pakistán y sus militantes de Iraq.
Otro prisionero en la lista de la comisión era Ali Abd al-Rahman al-Faqasi al-Ghamdi, un saudí acusado de planificar ataques en la Península Arábiga. Se entregó a las autoridades saudíes en junio de 2003.
Aunque la comisión del 11 de septiembre informó que Ghamdi estaba bajo autoridad norteamericana, funcionarios saudíes dijeron que no era el caso. Dijeron que sigue en prisión en Arabia Saudí y que no ha salido nunca del país.
"Nunca estuvo, de ninguna manera, bajo custodia norteamericana", dijo una fuente de la seguridad saudí que habló a condición de conservar el anonimato.
Colaboradores del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) dijeron que no habían logrado encontrar a dos docenas de personas que se creía que estaban en cárceles de la CIA, pese a repetidas preguntas a los gobiernos norteamericanos y de otros países.
"El CICR sigue gravemente preocupado por el destino de las personas que estuvieron en centros de detención de la CIA, cuyo paradero se desconoce", dijo Simon Schorno, portavoz de la Cruz Roja en Washington. "Al CICR le preocupa cualquier tipo de detención secreta".
La CIA declinó comentar sobre si alguno de esos individuos estuvo alguna vez bajo su autoridad.
"Aparte de los detenidos que están siendo transferidos a Guantánamo, la CIA, como norma, no comenta públicamente sobre listas de personas que estuvieron presuntamente detenidas por la agencia, incluso aunque esas listas son a menudo imperfectas", dijo Paul Gimigliano, portavoz de la CIA.
Ignorados
Cuando el año pasado el gobierno de Bush reveló que el año pasado se había trasladado a Guantánamo a catorce cabecillas de al-Qaeda -dejando vacantes de momento las cárceles de la CIA- algunos nombres conspicuos no estaban en la lista.
Uno era el de un jefe de campamento de adiestramiento de al-Qaeda, conocido como Ibn al-Sheikh al-Libi. Fue detenido a fines de 2001 en Kohat, una ciudad en la frontera paquistaní, y trasladado finalmente al Cairo, donde la CIA contó con agentes de la inteligencia egipcia para interrogarlo.
Libi empezó a hablar. Entre las cosas que afirmó: Que el régimen iraquí había adiestrado a operativos de al-Qaeda en el manejo de venenos y gas mostaza.
Sus declaraciones fueron mencionadas por el gobierno de Bush como parte de la justificación de la invasión de Iraq en 2003. Pero se retractó después de que empezara la guerra y su continuada detención se convirtió en un riesgo político para la CIA.
Aunque la CIA ha reconocido desde entonces que Libi fue uno de sus prisioneros, funcionarios norteamericanos no han revelado qué pasó con él. Sin embargo, exiliados políticos de Libia dijeron que había sido trasladado por la CIA a Trípoli a principio de 2006, y encarcelado por el gobierno libio.
Libi contó que la CIA lo había llevado desde Egipto secretamente a varios otros países, incluyendo Jordania, Marruecos y Afganistán, de acuerdo a una fuente en la seguridad libia.
También dijo que había sido retenido en un lugar muy frío y que sus captores de la CIA le dijeron que estaban en Alaska, dijo la fuente. Grupos de derechos humanos han sugerido que Libi formaba parte de un pequeño grupo de figuras de al-Qaeda en una cárcel de la CIA en el norte de Polonia.
En Trípoli, Libi se unió a varios otros libios que habían pasado por el sistema penal de la CIA. Todos eran miembros del Grupo Islámico Combatiente, una red libia que ha conspirado durante años para derrocar a Moammar Gaddafi.
Después de la invasión norteamericana de Afganistán en 2001, los miembros de la red libia que estaban allí, se dispersaron. La CIA ayudó a las agencias de espionaje libias a trazar a algunos de los líderes.
Uno de ellos, Abdallah al-Sadeq, fue capturado en una operación encubierta de la CIA en Tailandia en la primavera de 2004, de acuerdo a Noman Benotman, ex miembro de la red militante libia.
Otro, Abu Munder al-Saadi, el líder espiritual del grupo, fue capturado en el aeropuerto de Hong Kong. En ambos casos, dijo Benotman, los libios fueron retenidos brevemente por la CIA antes de que agentes norteamericanos los llevaran a Trípoli.
"Se dieron cuenta muy rápidamente de que estos tipos no tenían nada que ver con al-Qaeda", dijo Benotman en una entrevista en Londres. "Los detenían durante algunas semanas, eso era todo".
Benotman dijo que confirmó algunos detalles de las operaciones de la CIA cuando le permitieron ver a los hombres durante una visita a una cárcel de Trípoli este año. El viaje fue acordado con el gobierno libio como parte de una campaña para convencer a los prisioneros libios de que se reconcilien con el régimen de Gaddafi.
La CIA ha transferido a Trípoli al menos a otros dos libios más, dijo Benotman. Khaled al-Sharif y otros sirio solamente conocido como Rabai fueron capturados en Peshawar, Pakistán, en 2003, y pasaron un tiempo en una cárcel de la CIA en Afganistán, dijo.
La embajada libia en Washington no respondió una carta enviada por fax en la que pedíamos comentarios.
Mina de Oro
En España, la fiscalía ha estado buscando a Nasar, el ideólogo pelirrojo de al-Qaeda, durante cuatro años.
En 2003, fue acusado por un juez en Madrid de ayudar a fundar células durmientes en España. Prolífico escritor y teórico del movimiento yihadista, Nasar ha vivido en varios países europeos, así como en Afganistán.
España ha pedido al gobierno paquistaní más informaciones sobre Nasar, pero en vano. El ministro de Relaciones Exteriores Miguel Ángel Moratinos también planteó el asunto durante una visita a Islamabad el año pasado.
"No tenemos ningún indicio de dónde se pueda encontrar", dijo una fuente en el ministerio de Relaciones Exteriores, que habló a condición de conservar el anonimato.
Brynjar Lia, noruego, analista de terrorismo noruego y autor de un nuevo libro sobre Nasar, ‘Architect of Global Jihad', dijo que el extremista debería saber valiosos detalles sobre el funcionamiento interno de al-Qaeda.
"Probablemente son los norteamericanos los que más lo quieren, porque fue una figura prominente en al-Qaeda en los años noventa", dijo Lia, investigadora en el Defense Research Establishment de Noruega. "Debe ser una mina de oro de información".
Algunos órganos de prensa españoles especularon que Nasar está siendo retenido en Siria, su lugar de nacimiento. La CIA ha trasladado a otros sospechosos de terrorismo a Siria, a pesar de las tensas relaciones diplomáticas entre Washington y Damasco.
Otros informes de la prensa española han dicho que Nasar sigue en una cárcel norteamericana. Otro rumor es que se encuentra en una prisión de la CIA en India, dijo Manuel Tuero, abogado madrileño que representa a la esposa de Nasar.
Aunque Nasar irá a tribunales si lo devuelven a España, eso sería preferible a una detención indefinida en una cárcel secreta, dijo Tuero.
"Ahora está en un limbo legal", dijo. "Los norteamericanos no le darán nunca un juicio justo. España sí".
Algunos han sido trasladados en secreto a sus países natales, donde siguen detenidos y fuera de la vista pública, de acuerdo a entrevistas, en Pakistán y Europa, con funcionarios de gobierno, grupos de derechos humanos y abogados de los detenidos. Otros han desaparecido sin dejar huella, y no se sabe si están en poder de la CIA.
El grueso de los prisioneros fantasmas fue capturado en Pakistán, donde se habían dispersado después de la invasión norteamericana de Afganistán en 2001.
Entre ellos está Mustafa Setmariam Nasar, de doble nacionalidad por Siria y España e influyente ideólogo de al-Qaeda que fue visto por última vez hace dos años. El 31 de octubre el pelirrojo extremista con una recompensa de cinco millones de dólares sobre su cabeza, llegó a Quetta, la ciudad fronteriza paquistaní, sin saber que era seguido.
Nasar fue arrinconado por la policía cuando él y su pequeño grupo de seguidores pararon para cenar. Poco después, de acuerdo de funcionarios paquistaníes, fue entregado a espías norteamericanos y desapareció en la red de cárceles de la CIA. Desde entonces varios informes lo han señalado en Siria, Afganistán e India, aunque nadie ha sido capaz de confirmar su paradero.
Casi todos los miembros árabes de al-Qaeda capturados en Pakistán fueron entregados a la CIA, dijeron funcionarios de la seguridad paquistaní. Pero el destino de los operativos paquistaníes de al-Qaeda que también fueron capturados, sigue siendo turbio; el gobierno paquistaní ha ignorado varias demandas presentadas por familiares que quieren saber más.
"No lo sabemos: estas personas están en manos de los paquistaníes, o de los norteamericanos", dijo Zafarullah Khan, coordinador de derechos humanos de la Ligua Musulmana Paquistaní, un partido de oposición.
Otros han sido entregados a gobiernos que han mantenido en secreto su presencia.
Por ejemplo, desde 2004 la CIA ha entregado cinco combatientes libios a las autoridades en Trípoli. Dos fueron secuestrados por la CIA en China y Tailandia, mientras que los otros fueron capturados en Pakistán y mantenidos en cárceles de la CIA en Afganistán, Europa del Este y otras ubicaciones, de acuerdo a fuentes libanesas.
El gobierno libio ha guardado silencio sobre los casos. Pero exiliados políticos libios dijeron que los hombres son retenidos en celdas de aislamiento sin perspectiva de un juicio abierto.
Se cree que otros prisioneros fantasmas están en manos norteamericanas después de visitar varias cárceles de la CIA, de acuerdo a grupos de derechos humanos.
Familiares de un sospechoso de ser un operativo tunecino de al-Qaeda conocido como Retha al-Tunisi, capturado en Karachi, Pakistán, en 2002, recibieron noticias hace poco, del Comité Internacional de la Cruz Roja, de que se encuentra en una cárcel militar norteamericana en Afganistán, dijo Clara Gutteridge, investigadora de Reprieve, un grupo de ayuda jurídica de Londres que representa a muchos reclusos de la cárcel norteamericana en Bahía Guantánamo. Otros prisioneros que han sido liberados desde entonces, habían confirmado previamente haber visto a Tunisi en una cárcel secreta de la CIA en Afganistán.
Al menos un ex prisionero de la CIA fue liberado discretamente. Ahmad Khalil Ibrahim Samir al-Ani, un agente de la inteligencia iraquí capturado después de la invasión de Iraq en 2003, fue detenido en una cárcel secreta hasta que fue dejado en libertad el año pasado.
Ani se hizo conocido antes de la guerra en Iraq cuando funcionarios del gobierno de Bush dijeron que se había reunido en Praga con unos de los secuestradores del 11 de septiembre de 2001, Mohamed Atta. Algunos funcionarios, incluyendo al vicepresidente Cheney, mencionaron ese encuentro como evidencia de una alianza entre al-Qaeda y Saddam Hussein. La teoría fue más tarde desacreditada por agencias de inteligencia norteamericanas y por la Comisión 11 de Septiembre, que reveló que en 2004 Ani estaba en una cárcel norteamericana.
El espía iraquí volvió a surgir hace dos meses cuando funcionarios checos revelaron que había presentando un reclamo de indemnización por varios millones de dólares. Su queja: que informes infundados de la inteligencia polaca provocaron que fuera encarcelado por la CIA.
Recién Llegados en Guantánamo
Cuando en septiembre de 2006 Bush confirmó la existencia de las cárceles de la CIA, dijo que de momento habían sido desocupadas. Pero dijo que el gobierno norteamericano las volvería a usar, si fuera necesario.
La CIA reanudó su programa de detenciones. Desde marzo, cinco nuevos sospechosos de terrorismo han sido trasladados a Guantánamo. Aunque el Pentágono no ha revelado detalles sobre cómo o cuándo exactamente fueron capturados, los funcionarios dijeron que uno de los prisioneros, Abd al-Hadi al-Iraqi, había pasado meses en cárceles de la CIA en el extranjero.
Detalles de este programa de detenciones secretas siguen siendo clasificados. Funcionarios norteamericanos han ofrecido sólo vagas descripciones de su alcance y atribuciones.
El mes pasado, en un discurso en Nueva York, el director Michael V. Hayden dijo que desde el inicio de la red de cárceles de la CIA en el extranjero, se había detenido a "menos de cien personas".
En junio una coalición de grupos de derechos humanos identificaron a 39 personas que pueden haber estado en cárceles de la CIA, pero que desde entonces están desaparecidos. Sin embargo, muchos de los que están en la lista fueron identificados por nombres parciales o noms de guerre, como el de un hombre descrito solamente como Mohammed el Afgano.
Joanne Mariner, directora de investigaciones sobre terrorismo y contraterrorismo para Human Rights Watch, dijo que la CIA ha trasladado a muchos prisioneros de país a país y dependido de otros servicios de espionaje para ocuparse de la vigilancia de los detenidos, a veces temporalmente y a veces para siempre.
"La gran mayoría ha vuelto a sus países de origen", dijo. "Pero eso no da cuenta de todos. Algunos pueden estar detenidos todavía".
En una nota del pie de página de su informe de 2004, la Comisión 11 de Septiembre mencionó a nueve sospechosos de al-Qaeda que estuvieron bajo custodia norteamericana. Siete de ellos fueron trasladados más tarde a Guantánamo.
Todavía desaparecido se encuentra Hassan Ghul, un paquistaní capturado en el norte de Iraq en enero de 2004. Funcionarios norteamericanos lo han descrito como un emisario de alto nivel entre el comando central de al-Qaeda en Pakistán y sus militantes de Iraq.
Otro prisionero en la lista de la comisión era Ali Abd al-Rahman al-Faqasi al-Ghamdi, un saudí acusado de planificar ataques en la Península Arábiga. Se entregó a las autoridades saudíes en junio de 2003.
Aunque la comisión del 11 de septiembre informó que Ghamdi estaba bajo autoridad norteamericana, funcionarios saudíes dijeron que no era el caso. Dijeron que sigue en prisión en Arabia Saudí y que no ha salido nunca del país.
"Nunca estuvo, de ninguna manera, bajo custodia norteamericana", dijo una fuente de la seguridad saudí que habló a condición de conservar el anonimato.
Colaboradores del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) dijeron que no habían logrado encontrar a dos docenas de personas que se creía que estaban en cárceles de la CIA, pese a repetidas preguntas a los gobiernos norteamericanos y de otros países.
"El CICR sigue gravemente preocupado por el destino de las personas que estuvieron en centros de detención de la CIA, cuyo paradero se desconoce", dijo Simon Schorno, portavoz de la Cruz Roja en Washington. "Al CICR le preocupa cualquier tipo de detención secreta".
La CIA declinó comentar sobre si alguno de esos individuos estuvo alguna vez bajo su autoridad.
"Aparte de los detenidos que están siendo transferidos a Guantánamo, la CIA, como norma, no comenta públicamente sobre listas de personas que estuvieron presuntamente detenidas por la agencia, incluso aunque esas listas son a menudo imperfectas", dijo Paul Gimigliano, portavoz de la CIA.
Ignorados
Cuando el año pasado el gobierno de Bush reveló que el año pasado se había trasladado a Guantánamo a catorce cabecillas de al-Qaeda -dejando vacantes de momento las cárceles de la CIA- algunos nombres conspicuos no estaban en la lista.
Uno era el de un jefe de campamento de adiestramiento de al-Qaeda, conocido como Ibn al-Sheikh al-Libi. Fue detenido a fines de 2001 en Kohat, una ciudad en la frontera paquistaní, y trasladado finalmente al Cairo, donde la CIA contó con agentes de la inteligencia egipcia para interrogarlo.
Libi empezó a hablar. Entre las cosas que afirmó: Que el régimen iraquí había adiestrado a operativos de al-Qaeda en el manejo de venenos y gas mostaza.
Sus declaraciones fueron mencionadas por el gobierno de Bush como parte de la justificación de la invasión de Iraq en 2003. Pero se retractó después de que empezara la guerra y su continuada detención se convirtió en un riesgo político para la CIA.
Aunque la CIA ha reconocido desde entonces que Libi fue uno de sus prisioneros, funcionarios norteamericanos no han revelado qué pasó con él. Sin embargo, exiliados políticos de Libia dijeron que había sido trasladado por la CIA a Trípoli a principio de 2006, y encarcelado por el gobierno libio.
Libi contó que la CIA lo había llevado desde Egipto secretamente a varios otros países, incluyendo Jordania, Marruecos y Afganistán, de acuerdo a una fuente en la seguridad libia.
También dijo que había sido retenido en un lugar muy frío y que sus captores de la CIA le dijeron que estaban en Alaska, dijo la fuente. Grupos de derechos humanos han sugerido que Libi formaba parte de un pequeño grupo de figuras de al-Qaeda en una cárcel de la CIA en el norte de Polonia.
En Trípoli, Libi se unió a varios otros libios que habían pasado por el sistema penal de la CIA. Todos eran miembros del Grupo Islámico Combatiente, una red libia que ha conspirado durante años para derrocar a Moammar Gaddafi.
Después de la invasión norteamericana de Afganistán en 2001, los miembros de la red libia que estaban allí, se dispersaron. La CIA ayudó a las agencias de espionaje libias a trazar a algunos de los líderes.
Uno de ellos, Abdallah al-Sadeq, fue capturado en una operación encubierta de la CIA en Tailandia en la primavera de 2004, de acuerdo a Noman Benotman, ex miembro de la red militante libia.
Otro, Abu Munder al-Saadi, el líder espiritual del grupo, fue capturado en el aeropuerto de Hong Kong. En ambos casos, dijo Benotman, los libios fueron retenidos brevemente por la CIA antes de que agentes norteamericanos los llevaran a Trípoli.
"Se dieron cuenta muy rápidamente de que estos tipos no tenían nada que ver con al-Qaeda", dijo Benotman en una entrevista en Londres. "Los detenían durante algunas semanas, eso era todo".
Benotman dijo que confirmó algunos detalles de las operaciones de la CIA cuando le permitieron ver a los hombres durante una visita a una cárcel de Trípoli este año. El viaje fue acordado con el gobierno libio como parte de una campaña para convencer a los prisioneros libios de que se reconcilien con el régimen de Gaddafi.
La CIA ha transferido a Trípoli al menos a otros dos libios más, dijo Benotman. Khaled al-Sharif y otros sirio solamente conocido como Rabai fueron capturados en Peshawar, Pakistán, en 2003, y pasaron un tiempo en una cárcel de la CIA en Afganistán, dijo.
La embajada libia en Washington no respondió una carta enviada por fax en la que pedíamos comentarios.
Mina de Oro
En España, la fiscalía ha estado buscando a Nasar, el ideólogo pelirrojo de al-Qaeda, durante cuatro años.
En 2003, fue acusado por un juez en Madrid de ayudar a fundar células durmientes en España. Prolífico escritor y teórico del movimiento yihadista, Nasar ha vivido en varios países europeos, así como en Afganistán.
España ha pedido al gobierno paquistaní más informaciones sobre Nasar, pero en vano. El ministro de Relaciones Exteriores Miguel Ángel Moratinos también planteó el asunto durante una visita a Islamabad el año pasado.
"No tenemos ningún indicio de dónde se pueda encontrar", dijo una fuente en el ministerio de Relaciones Exteriores, que habló a condición de conservar el anonimato.
Brynjar Lia, noruego, analista de terrorismo noruego y autor de un nuevo libro sobre Nasar, ‘Architect of Global Jihad', dijo que el extremista debería saber valiosos detalles sobre el funcionamiento interno de al-Qaeda.
"Probablemente son los norteamericanos los que más lo quieren, porque fue una figura prominente en al-Qaeda en los años noventa", dijo Lia, investigadora en el Defense Research Establishment de Noruega. "Debe ser una mina de oro de información".
Algunos órganos de prensa españoles especularon que Nasar está siendo retenido en Siria, su lugar de nacimiento. La CIA ha trasladado a otros sospechosos de terrorismo a Siria, a pesar de las tensas relaciones diplomáticas entre Washington y Damasco.
Otros informes de la prensa española han dicho que Nasar sigue en una cárcel norteamericana. Otro rumor es que se encuentra en una prisión de la CIA en India, dijo Manuel Tuero, abogado madrileño que representa a la esposa de Nasar.
Aunque Nasar irá a tribunales si lo devuelven a España, eso sería preferible a una detención indefinida en una cárcel secreta, dijo Tuero.
"Ahora está en un limbo legal", dijo. "Los norteamericanos no le darán nunca un juicio justo. España sí".
Munir Ladaa en Berlin y Cristina Mateo-Yanguas en Madrid contribuyeron a este reportaje.
28 de octubre de 2007
©washington post
©traducción mQh
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