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pescando en aguas envenenadas


[David Barboza] En China instalan piscifactorías en aguas tóxicas.
Fuqing, China. Aquí en el sur de China, en las faldas de las imponentes montañas de la provincia de Fujian, yacen decenas de enormes estanques de turbias aguas marrones rebosantes de anguilas, camarones y tilapia, gran parte de los cuales están destinados a mercados en Japón y Occidente.
Fuqing es uno de los centros de una próspera industria que en el curso de dos décadas ha convertido a este país en el mayor productor y exportador de peces y mariscos del mundo y el abastecedor de mayor crecimiento de Estados Unidos.
Pero ese crecimiento se ve amenazado por dos de las más flagrantes debilidades medioambientales de China: una aguda escasez de agua y un suministro de aguas contaminado por aguas residuales, desechos industriales y residuos agrícolas que incluyen pesticidas. Las piscifactorías, a su vez, producen aguas residuales que contaminan todavía más el suministro de agua.
"Nuestras aguas están sucias", dice Ya Chao, un productor de anguilas y gambas que tiene veinte gigantescos estanques al oeste de Fuqing. "Simplemente hay demasiadas piscifactorías en esta zona. Están produciendo aguas sucias, y contaminando a las otras piscifactorías".
Los piscicultores han luchado contra las aguas tóxicas mezclando fármacos veterinarios ilegales y pesticidas en el pienso para peces, que les ayuda a mantener vivas sus existencias pero que, sin embargo, deja residuos venenosos y cancerígenos en los mariscos, representando un riesgo para la salud de los consumidores.
En otras palabras, la degradación del medio-ambiente se ha convertido en un problema para la seguridad de los alimentos, y los científicos dicen que los riesgos que representa el consumo de mariscos a largo plazo podrían provocar mayores tasas de cáncer y enfermedades hepáticas y otros aflicciones.
Nadie es más vulnerable a estos riesgos que los chinos mismos, debido a que la mayoría de los mariscos que produce China se quedan en casa. Pero los importadores extranjeros también están preocupados. En los últimos años, la Unión Europea y Japón han decretado prohibiciones temporales a la importación de varias especies de peces después de que los inspectores detectaran residuos ilegales de fármacos asociados con el cáncer.
Esta semana, funcionarios de Estados Unidos y China firmaron un acuerdo en Pekín para mejorar el control de las piscifactorías chinas como parte de un acuerdo más amplio sobre seguridad de los alimentos y fármacos.
Sin embargo, inspectores de ambos países están luchando por mantener los mariscos contaminados fuera del mercado. China ha clausurado varias compañías de mariscos por violar la ley y ha puesto en lista negra a varias otras, mientras que inspectores de Estados Unidos se están concentrando en los mariscos chinos, realizando inspecciones especiales.
Fuqing está este año arriba del listado de envíos de mariscos chinos rechazados, con 43 rechazos en noviembre, de acuerdo a los archivos que lleva la Administración de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos. Todos esos rechazos implicaron el uso de fármacos veterinarios ilegales.
En comparación, Tailandia, que es también un importante exportador de mariscos hacia Estados Unidos, sólo tuvo dos rechazos, relacionados con fármacos veterinarios ilegales. En total, China tuvo 210 rechazos por fármacos ilegales.
"Durante cincuenta años", dijo Wang Wu, profesor de la Universidad de la Pesca de Shanghai, "hemos enfatizado ciegamente el crecimiento. El único objetivo fue el producto nacional bruto, y ahora vemos que el agua está sucia y los mariscos se han vuelto peligrosos. Cada año se producen accidentes en la seguridad alimentaria y en la polución del medio-ambiente".
Los problemas medioambientales que afectan a los mariscos parecen ser un mal presagio para la industria. Pero con reservas de peces cada vez menores en los océanos y una demanda global de mariscos disparada, los maricos cultivados, o la acuicultura, es el futuro. Y nadie lo hace más abundantemente que China, que produjo el año pasado unos cincuenta y un mil billones de kilos de mariscos. Los piscicultores producen mariscos a gran escala frente a las costas, aunque en general lo hacen en tierra, y en lagos, lagunas, ríos y arroyos, o en enormes estanques rectangulares excavados en la tierra.
"Serán abastecedores importantes no solamente de Estados Unidos, sino de todo el mundo", dijo Richard Stavis, presidente de Stavis Seafoods, una compañía norteamericana que importa bagre, tilapia y ancas de ranas de China.
China empezó a emerger como una potencia en la producción de mariscos en los años noventa, cuando el crecimiento económico rápido se convirtió en la principal prioridad del país. Pero expertos en medio-ambiente dicen que la búsqueda precipitada de un mayor producto nacional bruto ha perjudicado la calidad de las aguas chinas y puesto en peligro el abastecimiento de alimentos del país. En la provincia de Guangdong al sur de China, los peces contaminados con químicos tóxicos como el DDT ya han provocado problemas de salud.
"Hay metales pesados, mercurio y retardadores en las muestras de pescado que hemos analizado", dijo Ming Hung Wong, profesor de biología de la Universidad Baptista de Hong Kong. "Tenemos que dejar de arrojar substancias contaminantes en la cadena alimentaria".

Más de la mitad de los ríos de China se encuentran contaminados y ya no pueden servir de fuente de agua potable. Los lagos más grandes del país sucumben regularmente al crecimiento de algas dañinas. Los piscicultores son parte del problema, dicen expertos medioambientales. Las gigantescas piscifactorías concentran desechos de pescado, pesticidas y fármacos veterinarios en sus estanques y arrojan aguas contaminadas en ríos, arroyos y zonas costeras, a menudo sin haberlas tratado previamente.
"El agua es el principal problema de China", dijo Peter Leedham, gerente comercial de Sino Analytica, un firma independiente de control de la seguridad de los alimentos que trabaja con compañías que compran en China. "Pero mi impresión es que China lo podrá solucionar, porque no tiene otra alternativa que hacerlo. Pero no será un proceso rápido".

Pescando para la Prosperidad
Fuqing es llamada qiaoxiang, o casa, de aquellos que emigran a ultramar, porque esta ciudad portuaria al este del Mar de China ha sido durante décadas el lugar desde donde escapaban como polizones.
En los años ochenta, algunos emigrantes empezaron a enviar dinero e ideas a casa justo en la época en que empezaron a llegar inversores japoneses y taiwaneses, prometiendo ayudar al país a construir piscifactorías.
"La acuicultura era popular en Japón, así que le vi futuro", dijo Wang Weifu, productor de anguilas.
Miles de campesinos que habían luchado por ganarse la vida cultivando arroz y patatas, empezaron a excavar enormes terrenos rectangulares para rellenarlos con agua y crear estanques de peces. Los imitaron otros en otras zonas del país, creando piscifactorías junto a las carreteras, cerca de ríos y arroyos y en grandes lagos, lagunas y estanques.
Hoy, el potente río Yangsé está bordeado de piscifactorías. El histórico Lago Tai está atiborrado de corrales de cangrejos. Cerca de Ningde, a 145 kilómetros de aquí, miles de personas viven en una enorme área de la bahía donde flotan sobre grandes balsas de madera, alimentando y cosechando peces enjaulados, como la corvina amarilla.
El gobierno esperaba que el auge de la construcción sacaría a millones de la pobreza. Y lo logró. Ahora hay más de 4.5 millones de piscicultores en China, de acuerdo a la Oficina de Piscicultura.
Lin Bingui, 50, es uno de ellos. Antiguo albañil de sonrisa fácil ahora se encarga de viente enormes estanques de camarones y anguilas el oeste de Fuqing, en tierras recuperadas con acceso a un angosto paso de aguas marinas.
"No se requiere demasiada tecnología", dice mientras cruza un estanque cubierto donde cría anguilas. "Se aprende trabajando".
El auge hizo más que crear empleo. Convirtió a China en el único país que produce más mariscos en piscifactorías que en el mar. También ayudó a alimentar una población cada vez más próspera -un reto de toda la vida para China.
Muchos productores aquí se han hecho ricos, gente como Lin Sunbao, cuyo hijo de 25 está estudiando en la Universidad de Cambridge en Inglaterra. "Mis mejores años fueron 1992, 1993 y 1994", dijo. "Sólo tenía una piscifactoría, y gané más de medio millón de dólares al año".
A mediados de los años noventa, sin embargo, empezaron a emerger serios problemas medioambientales después de que plantas electrónicas y textiles se mudaran hacia el centro de Fuqing. Se produjo escasez de agua en la parte sur de la ciudad, y algunos piscicultores dicen que sus aguas se volvieron negras.
Archivos oficiales documentan los problemas ambientales de la región. El cercano Estanque de Dongzhang, una fuente de agua para la agricultura y más de setecientas mil personas, fue calificada hace poco en el nivel 5, cerca del fondo de la escala oficial, como no apropiada para la piscicultura, la natación y ni siquiera el contacto con el cuerpo humano.
El Río Long, la mayor vía fluvial en Fuqing, se ha visto deteriorado por los desechos arrojados en él por las papeleras y los mataderos. Este año el gobierno calificó grandes tramos del río por debajo del nivel 5, o tan contaminados que no pueden ser utilizados de ninguna manera. Y las aguas costeras cercanas, que son también pesadamente explotadas por las piscifactorías, están contaminadas con aceite, plomo, mercurio y cobre, de acuerdo a la Administración Nacional de Protección Ambiental de China.
A medida que menguaba la calidad del agua en Fuqing, los productores que rellenaban sus estanques a menudo con demasiados mariscos, trataron de combatir las enfermedades y calmar a los estresados peces con toda una gama de poderosos y a menudo ilegales antibióticos y pesticidas.
Los productores de anguilas, por ejemplo, usaron a menudo nitrofurano para matar bacterias. Pero ese antibiótico ha sido prohibido para ser usado en la cría animal en Estados Unidos, Europa, Japón e incluso China, debido a que ha provocado cáncer en ratas de laboratorio.
Los importadores de mariscos chinos cayeron en cuenta rápidamente. En los últimos años, los embarques de anguila a Europa, Japón y Estados Unidos han sido devueltos o destruidos debido a los residuos de fármacos veterinarios prohibidos. Para agosto de este año los envíos de anguila a Japón habían caído en un cincuenta por ciento, dando un duro golpe a Fuqing.
Los productores chinos dicen que han dejado de usar medicinas prohibidas y han sufrido una reducción de un treinta por ciento en las tasas de supervivencia de sus peces y mariscos.
"Antes de 2005 usábamos fármacos de manera ciega. Eran muy efectivos a la hora de combatir las enfermedades", dijo Wang Weifu, presidente de la asociación local de anguilas, observando que los residuos de fármacos podrían estar en el agua todavía. "Pero ahora no nos atrevemos debido a las reglas".
Algunos criadores han arremetido contra Japón, argumentando que eleva constantemente las normas con respecto a los residuos de fármacos simplemente para proteger de la competencia sus propias granjas de anguilas. Pero los criadores dicen que los compradores japoneses finalmente se verán obligados a comprar anguilas en China.
"Nuestro mercado se expandirá en Rusia y el sudeste asiático, y Estados Unidos", dijo Wang. "También tenemos grandes perspectivas en el mercado chino. En cinco o seis años, cuando empecemos a cambiar las destinaciones de nuestras exportaciones, Japón empezará a suplicarnos".

Retirándose de la Costa
La ruta a unos 280 kilómetros al oeste de Fuqing conduce a las exuberantes montañas subtropicales de la provincia de Fujian, donde se encuentran algunas de las reservas más ricas de bambú y maderas de China. Allá, cerca de la ciudad de Sanming, los criadores de anguilas han construido una colección de granjas piscicultoras, enormes cubas de cemento metidas en las laderas de las montañas, cubiertas por lona negra y con existencias de millones de anguilas.
"Esto cuesta un montón más allá arriba, pero teníamos que hacerlo", dijo Zheng Qiuzhen, un productor de anguilas de Fuqing de toda la vida que ahora opera cerca de Sanming. "Teníamos que hacer algo por los problemas del agua".
En gran parte del país, los criadores de mariscos están dejando las hacinadas áreas costeras para trasladarse a zonas menos desarrolladas donde la tierra es más barata y el agua más limpia. Pero dicen que los costes generales de hacer negocios tan lejos de la costa son más altos, considerando lo que cuesta enviar los productos en camiones oxigenados a las plantas procesadoras en Fuqing y su renuncia a los fármacos ilegales, que reducen las tasas de supervivencia y aumentan el período de crecimiento de la mayoría de los peces de tres a cinco años.
"No hay muchos lugares tan bellos como este, cubiertos de árboles y bambú", dijo Lin Sunbao, que se mudó de Fuqing a Sanming. "Usamos agua de las corrientes de las montañas. Y debido a que nuestro agua es mejor, es difícil que enfermen".
Esta es una de las soluciones a la crisis del agua en China: buscar territorios vírgenes y en realidad empezar de nuevo todo el ciclo. Y esos preocupa a los científicos, que dicen que la acuicultura en China no es solamente víctima de la contaminación del agua, sino responsable de ella con un grave legado en cuestiones medioambientales.
La piscicultura industrial ha destruido los manglares de Tailandia, Vietnam y China, contaminado fuertemente las vías fluviales y alterado radicalmente el equilibrio ecológico de las áreas costeras, a gran parte por arrojar aguas residuales.
Los desechos de la acuicultura contiene feces de peces, pienso para peces podrido y restos de pesticidas y fármacos veterinarios y otros contaminantes que ya estaban presentes en el agua de mala calidad suministrada a los criadores.
Además del auge de las algas, algunos de los grandes lagos de China, como el Lago Tai, están sufriendo las consecuencias de la eutroficación provocada en parte por la acuicultura, con bombas que pueden matar a los peces reduciendo el oxígeno del agua. El gobierno está obligando a los acuicultores a marcharse de estos lagos, y también del Río Long en Fuquing.
Lugares como Sanming podrían perder su pureza. La industria pesada se está trasladando hacia allá, seducida por los yacimientos minerales y los incentivos de los gobiernos locales, que están fomentando el desarrollo.
Y Sanmig ya tiene setenta y dos enormes piscifactorías de anguilas, que producen cinco mil toneladas de peces al año. Esas granjas, juntas, utilizan unos 280 millones de galones de agua al día, arrojando sus desechos al día siguiente en los alrededores de Sanming.
Hay esfuerzos para operar la acuicultura de modo sustentable. En Noruega, por ejemplo, los productores de salmón usan una sofisticada tecnología, incluyendo cámaras submarinas para controlar la calidad del agua y contabilizar cuánta cantidad del pienso es efectivamente consumido. Pero nada de esto se hace en China, y especialistas como Li Sifa, de la Universidad de la Pesca de Shanghai, insisten en que las normas chinas son demasiado permisivas y que los esfuerzos por implementarlas son a menudo débiles o no existentes.
El gobierno ha aumentado sus inspecciones de las piscifactorías y de las plantas de procesamiento de mariscos, informando a los trabajadores sobre los peligros y consecuencias del uso de fármacos ilegales. Pero los fármacos siguen siendo un problema, en parte debido a la pobre calidad del agua.
Una posible solución a los males del agua es mudar la acuicultura al mar, dicen los especialistas, con nuevas tecnologías que permitan que las jaulas de aguas profundas sean abastecidas por máquinas alimentadoras automáticas.
Estados Unidos ya está considerando un plan semejante, en parte como un modo de depender menos de las importaciones, que de momento abastecen el ochenta por ciento de su demanda de mariscos. China también está considerando la adopción de lo que ahora se llama la acuicultura de ‘mar abierto'.
En la actualidad, las granjas piscicultoras de las costas de China hacen frente a los mismos retos que aquellas tierra adentro. Allá las aguas están fuertemente contaminadas por aceites, plomo, mercurio, cobre y otras substancias nocivas. Los fármacos veterinarios arrojados en las aguas costeras pueden contaminar fácilmente las piscifactorías adyacentes y afectar a las especies que están fuera de sus jaulas y aunque las aguas costeras están menos contaminadas que las de tierra adentro, las piscifactorías, con sus intensivos ciclos de producción, están destinadas a contaminar.
Sin embargo, dijo An Taicheng, de la Academia de Ciencias de China: "China tiene que salir al mar porque es cada vez más difícil encontrar aguas limpias. Tenemos todos los años problemas con la seguridad de los mariscos. Llegará el día en que nadie se atreva a comer peces criados en aguas sucias y entonces ¿qué harán los criadores?"

Chen Yang contribuyó a este reportaje desde Shanghai y Fuqing.

25 de diciembre de 2007
15 de diciembre de 2007
©new york times
cc traducción mQh
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