la era de las presidentas
[Monte Reel] América del Sur inicia la era de las presidentas. Dentro de poco, serán mujeres las que gobernarán a la mayoría de la población del continente.
Buenos Aires, Argentina. Aquí, en la tierra del machismo, donde se suponía que los presidentes debían parecerse a un hombre fuerte -a un militar con charreteras-, una creciente ola de líderes están trabajando en la creación de un nuevo cliché del siglo 21: la presidenta.
El movimiento empezó en el extremo sur de América del Sur, donde Chile eligió el año pasado a la presidenta Michelle Bachelet. Luego siguió Argentina, eligiendo a la primera dama, Cristiana Fernández de Kirchner, como la primera presidenta elegida de su historia.
"Permitánme dirigirme a mis hermanas de género, llamar a todas las que se quedaron solas en casa, a las trabajadoras en las fábricas, a las estudiantes, a las profesionales y las mujeres de negocios", dijo Fernández de Kirchner en su primer discurso como presidenta electa. "Sé que podemos hacer grandes cosas".
El grito de guerra femenino parece estas extendiéndose hacia el norte. En Paraguay, el presidente saliente Nicanor Duarte respalda a la ex ministro de educación, Blanca Ovelar, para que lo reemplace en las elecciones presidenciales del próximo año. Y en Brasil, muchos observadores políticos dicen que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva parece estar preparando a su jefe de gabinete y ex ministro de energía -una mujer llamada Dilma Rousseff- para que tome la antorcha del partido cuando termine su mandato en 2010.
"Este mandato sólo tiene diez meses" recordó Rousseff a sus oyentes en un foro en el diario Folha de Sao Paulo este mes, tratando de apagar algunas de las desenfrenadas especulaciones sobre una posible campaña. "No soy candidata".
Pero la posibilidad de que podría convertirse en una tiene a los sudamericanos frente a la expectativa que hace unos años habría parecido completamente imposible: un continente donde la mayoría de la población es gobernada por mujeres.
Al mismo tiempo que los votantes norteamericanos están considerando la posibilidad de una presidenta en Hillary Rodham Clinton, la gente aquí está tratando de explicarse el reciente surgimiento de candidatas. El toque político femenino es difícil de definir, incluso entre las mujeres que sugieren que podría ser lo que necesita América del Sur para hacer frente a persistentes males sociales como la pobreza y la desigualdad en los ingresos.
Fernández de Kirchner tocó brevemente el tema durante su discurso de investidura, refiriéndose oblicuamente a las "aptitudes especiales de las mujeres -no mejores, sino simplemente especiales". Similarmente, Ovelar ha destacado las ventajas de la "visión femenina" en la solución de problemas sociales que los electores en América del Sur mencionan comúnmente como sus preocupaciones más apremiantes.
"Creo que la gente quiere, en general, simplemente un cambio", dijo Ana Esposito, 55, asistente social en la provincia de Buenos Aires. "También creo que una mujer puede tener una visión más amplia que un hombre, porque las mujeres en general hacen más cosas al mismo tiempo que los hombres -pero es solamente mi opinión".
El surgimiento hacia los sitiales más altos del poder ha sido repentino, pero las mujeres han estado abriéndose camino en los sistemas políticos de la región durante años. Tanto Bachelet como Fernández de Kirchner participaron en política durante los años setenta como opositoras a los gobiernos militares. En los años noventa, Bachelet fur ministro de salud y de defensa. Fernández de Kirchner fue una importante senadora en la legislatura nacional mucho antes de decidir que postularía para suceder a su marido, Néstor Kirchner, que este año rechazó la reelección.
Marta Lagos, que realiza encuestas en toda América Latina a partir de Chile, dijo que ambas alcanzaron prominencia debido a que sus pueblos estaban buscando desesperadamente una nueva clase de elites políticas.
Como gran parte de la región, tanto Chile como Argentina fueron gobernados por dictaduras militares en los años setenta y principios de los ochenta. Y como en otros lugares en el continente, los políticos que subsecuentemente reimplantaron regímenes democráticos no lograron convencer a los votantes de que estaban haciendo suficientes progresos en la solución de problemas como la pobreza y la desigualdad social.
"Cuando la gente empezó a exigir un cambio de las elites, las mujeres se convirtieron repentinamente en una opción", dijo Lagos.
Dicho esto, no cree que las noticias sean todas positivas para las candidatas sudamericanas. En Chile, el índice de aprobación de la presidenta Bachelet ha descendido a menos del cincuenta por ciento, y es a menudo criticada por no mostrar decisión. Lagos dijo que, como consecuencia, teme un contragolpe contra futuras candidatas
"Está siempre diciendo que cuando se enfada, la gente aquí en Chile dice que tiene mal genio", dijo Lagos sobre Bachelet. "Pero cuando se enfada un hombre, dicen que es un líder fuerte".
De acuerdo al ranking de 116 países del Foro Económico Mundial en términos de brechas de género, en 2006 las oportunidades para las mujeres en América del Sur todavía estaban por detrás de las mujeres en muchas otras partes del mundo. Argentina se ubicó en el lugar 42 en términos de oportunidades iguales para mujeres, Paraguay en el 65 y Chile en el 79, de acuerdo a la encuesta.
Pero en términos de la integración política de las mujeres, Argentina saltó al lugar 23 de la lista, por delante de Estados Unidos y Canadá. Muchos aquí lo atribuyen a una ley aprobada en 1991, con el fin de aumentar la representación femenina en el Congreso Nacional.
El número de mujeres en la legislatura argentina se cuadruplicó inmediatamente después de la implementación de la ley, y dentro de la década siguiente otros once países latinoamericanos aprobaron leyes similares.
Fernández de Kirchner fue una de las mujeres que ingresaron a la legislatura nacional argentina después del establecimiento de cuotas; fue elegida senadora por la provincia de Santa Cruz en 1995. En 2005, dos años después de la elección de su marido como presidente, derrotó a otra mujer -Hilda González de Duhalde- al ganar el escaño por la provincia de Buenos Aires. Su rival más cercano en las elecciones presidenciales pasadas fue Elisa Carrió, también una ex legisladora.
A menudo se compara a Fernández de Kirchner con Clinton, otra abogado, senadora y primera dama. Durante una entrevista en televisión después de las elecciones, le deseó éxito a Clinton en su campaña por adquirir el título que ahora ostenta Fernández de Kirchner.
"¿Por qué no?", dijo. "Otra mujer no sería mala idea".
El movimiento empezó en el extremo sur de América del Sur, donde Chile eligió el año pasado a la presidenta Michelle Bachelet. Luego siguió Argentina, eligiendo a la primera dama, Cristiana Fernández de Kirchner, como la primera presidenta elegida de su historia.
"Permitánme dirigirme a mis hermanas de género, llamar a todas las que se quedaron solas en casa, a las trabajadoras en las fábricas, a las estudiantes, a las profesionales y las mujeres de negocios", dijo Fernández de Kirchner en su primer discurso como presidenta electa. "Sé que podemos hacer grandes cosas".
El grito de guerra femenino parece estas extendiéndose hacia el norte. En Paraguay, el presidente saliente Nicanor Duarte respalda a la ex ministro de educación, Blanca Ovelar, para que lo reemplace en las elecciones presidenciales del próximo año. Y en Brasil, muchos observadores políticos dicen que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva parece estar preparando a su jefe de gabinete y ex ministro de energía -una mujer llamada Dilma Rousseff- para que tome la antorcha del partido cuando termine su mandato en 2010.
"Este mandato sólo tiene diez meses" recordó Rousseff a sus oyentes en un foro en el diario Folha de Sao Paulo este mes, tratando de apagar algunas de las desenfrenadas especulaciones sobre una posible campaña. "No soy candidata".
Pero la posibilidad de que podría convertirse en una tiene a los sudamericanos frente a la expectativa que hace unos años habría parecido completamente imposible: un continente donde la mayoría de la población es gobernada por mujeres.
Al mismo tiempo que los votantes norteamericanos están considerando la posibilidad de una presidenta en Hillary Rodham Clinton, la gente aquí está tratando de explicarse el reciente surgimiento de candidatas. El toque político femenino es difícil de definir, incluso entre las mujeres que sugieren que podría ser lo que necesita América del Sur para hacer frente a persistentes males sociales como la pobreza y la desigualdad en los ingresos.
Fernández de Kirchner tocó brevemente el tema durante su discurso de investidura, refiriéndose oblicuamente a las "aptitudes especiales de las mujeres -no mejores, sino simplemente especiales". Similarmente, Ovelar ha destacado las ventajas de la "visión femenina" en la solución de problemas sociales que los electores en América del Sur mencionan comúnmente como sus preocupaciones más apremiantes.
"Creo que la gente quiere, en general, simplemente un cambio", dijo Ana Esposito, 55, asistente social en la provincia de Buenos Aires. "También creo que una mujer puede tener una visión más amplia que un hombre, porque las mujeres en general hacen más cosas al mismo tiempo que los hombres -pero es solamente mi opinión".
El surgimiento hacia los sitiales más altos del poder ha sido repentino, pero las mujeres han estado abriéndose camino en los sistemas políticos de la región durante años. Tanto Bachelet como Fernández de Kirchner participaron en política durante los años setenta como opositoras a los gobiernos militares. En los años noventa, Bachelet fur ministro de salud y de defensa. Fernández de Kirchner fue una importante senadora en la legislatura nacional mucho antes de decidir que postularía para suceder a su marido, Néstor Kirchner, que este año rechazó la reelección.
Marta Lagos, que realiza encuestas en toda América Latina a partir de Chile, dijo que ambas alcanzaron prominencia debido a que sus pueblos estaban buscando desesperadamente una nueva clase de elites políticas.
Como gran parte de la región, tanto Chile como Argentina fueron gobernados por dictaduras militares en los años setenta y principios de los ochenta. Y como en otros lugares en el continente, los políticos que subsecuentemente reimplantaron regímenes democráticos no lograron convencer a los votantes de que estaban haciendo suficientes progresos en la solución de problemas como la pobreza y la desigualdad social.
"Cuando la gente empezó a exigir un cambio de las elites, las mujeres se convirtieron repentinamente en una opción", dijo Lagos.
Dicho esto, no cree que las noticias sean todas positivas para las candidatas sudamericanas. En Chile, el índice de aprobación de la presidenta Bachelet ha descendido a menos del cincuenta por ciento, y es a menudo criticada por no mostrar decisión. Lagos dijo que, como consecuencia, teme un contragolpe contra futuras candidatas
"Está siempre diciendo que cuando se enfada, la gente aquí en Chile dice que tiene mal genio", dijo Lagos sobre Bachelet. "Pero cuando se enfada un hombre, dicen que es un líder fuerte".
De acuerdo al ranking de 116 países del Foro Económico Mundial en términos de brechas de género, en 2006 las oportunidades para las mujeres en América del Sur todavía estaban por detrás de las mujeres en muchas otras partes del mundo. Argentina se ubicó en el lugar 42 en términos de oportunidades iguales para mujeres, Paraguay en el 65 y Chile en el 79, de acuerdo a la encuesta.
Pero en términos de la integración política de las mujeres, Argentina saltó al lugar 23 de la lista, por delante de Estados Unidos y Canadá. Muchos aquí lo atribuyen a una ley aprobada en 1991, con el fin de aumentar la representación femenina en el Congreso Nacional.
El número de mujeres en la legislatura argentina se cuadruplicó inmediatamente después de la implementación de la ley, y dentro de la década siguiente otros once países latinoamericanos aprobaron leyes similares.
Fernández de Kirchner fue una de las mujeres que ingresaron a la legislatura nacional argentina después del establecimiento de cuotas; fue elegida senadora por la provincia de Santa Cruz en 1995. En 2005, dos años después de la elección de su marido como presidente, derrotó a otra mujer -Hilda González de Duhalde- al ganar el escaño por la provincia de Buenos Aires. Su rival más cercano en las elecciones presidenciales pasadas fue Elisa Carrió, también una ex legisladora.
A menudo se compara a Fernández de Kirchner con Clinton, otra abogado, senadora y primera dama. Durante una entrevista en televisión después de las elecciones, le deseó éxito a Clinton en su campaña por adquirir el título que ahora ostenta Fernández de Kirchner.
"¿Por qué no?", dijo. "Otra mujer no sería mala idea".
31 de diciembre de 2007
30 de octubre de 2007
©washington post
cc traducción mQh
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