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circuncisiones forzadas en kenia


[Robyn Dixon] Se profundiza la enemistad y se extiende el temor entre los luo, que dicen que están diciendo cazados por miembros de una tribu rival.
Limuru, Kenia. Cuando un grupo de hombres premunidos de machetes y hachas persiguieron a Paul Otieno desde su casa aquí, querían más que sus pertenencias. Querían cortarle el prepucio.
""Me gritaban: ‘Si no te matamos, te cortaremos tus genitales'", dijo Otieno, un mecánico de 25 años, sobre el ataque del sábado. "Venían gritando: ‘¡Mátenlos, mátenlos a todos!'"
En Kenia en la mayoría de las tribus la circuncisión es un rito de pasaje para los hombres. Sin embargo, los luo no la practican. En la reciente violencia tribal gatillada por las reñidas elecciones del 27 de diciembre, bandas merodeantes de asesinos buscando víctimas luo revisan a los pasantes para controlar si han sido circuncidados. Y la amenaza de una circuncisión forzada ha sido utilizada para aterrorizar a hombres luo.
El número de ataques semejantes sigue siendo limitado. El hospital aquí en Limuru, a cincuenta kilómetros al noroeste de Nairobi, confirmó que dos casos de circuncisión forzada fueron tratados después de la violencia del domingo, en la que miembros de la tribu kikuyu, la más numerosa, expulsaron a cientos de luo de sus casas. En un caso circuncidaron a un adulto; en el otro, a un bebé de cuatro meses.
Pero los rumores de que hay hombres que están siendo circuncidados por turbas de tribus rivales han arrojado una sombra de temor sobre los luo, que sienten que su masculinidad y prácticas culturales están siendo amenazadas.
La violencia en Kenia es, en un nivel, política, reflejando la rivalidad por el poder entre el presidente Mwai Kibaki, kikuyu, y el candidato de la oposición Raila Odinga, luo. Odinga es considerado por algunos kikuyu como un "niño" incapaz de gobernar debido a que no ha sido circuncidado ni iniciado.
A medida que la violencia post-electoral se concentró rápidamente en las enemistadas tribales, se oyeron siniestros ecos de ese debate. Testigos han informado sobre casos en que los kikuyu cortaron los genitales a hombres luo asesinados por ellos para desfilar con ellos como trofeos.
El martes no hubo indicios de un acuerdo político que permitiera aliviar las tensiones tribales. Kibaki, cuya declaración de victoria electoral ha sido rechazada por la oposición, anunció el nombramiento de algunos miembros de su gabinete, una medida destinada a fastidiar aun más a sus opositores. Entretanto, Odinga rechazó una proposición del presidente de encontrarse cara a cara el viernes.
El presidente de la Unión Africana, John Kufuor, presidente de Gana, viajó el martes para intentar una negociación entre las partes y poner fin a la violencia.
El ataque contra el bebé de cuatro meses ocurrió en Limuru cuando su primo de catorce lo llevaba a sus espaldas por la selva, dijo una portavoz del hospital. El adolescente fue violado y el niño circuncidado. Más tarde, su herida se infectaría.
Roy Ochiengwa, 17, se dirigía el domingo a casa desde el molino de Limuru con su hermano de seis años, Alex, cuando fue retenido por unos veinte kikuyu armados de machetes, hachas y piedras. Los asaltantes andaban busando luo a quienes atacar, pero Ochiengwa es de la tribu luhya y, por eso, está circuncidado.
"Me obligaron a sentarme", dijo Ochiengwa. "Me preguntaron si estaba circuncidado. Me preguntaron de qué tribu era. Yo iba con mi hermano menor. Me preguntaron si acaso él también era de mi tribu".
"Me bajaron la cremallera para ver si estaba circuncidado. Yo estaba temblando y temía que me mataran. Casi me desmayé. Me sentía impotente", dijo. "Cuando vieron que estaba circuncidado, me dejaron marcharme. Me dijeron que me marchara y no mirara hacia atrás".
Aunque escapó, el encuentro todavía lo aterra. Él y otros luhya han sido expulsados de sus casas, junto con los luo; el martes esperaban a unos buses que los sacarían del territorio predominantemente kikuyu en los alrededores de Limuru para trasladarlos al occidente de Kenia.
"Cuando duermo, sueño que vienen a por mí. Sueño que me obligan a sentarme y me cortan en pedazos. He soñado lo mismo varias veces", dijo Ochiengwa.
Charles Obonyo, 35, también luhya, dijo que fue retenido el domingo en Limuru por cuatro kikuku armados de mazas. También controlaron si estaba circuncidado antes de dejarle marchar.
Pero ser luhya no salvó al estudiante de 25 años Stephen Makhoka, que el 30 de diciembre fue atacado por una banda de kikuyu cuando se dirigía a comprar verduras en Soweto, un barrio de Nairobi.
"Le pidieron mirarme los genitales. Le dijeron que querían saber si yo era luo", dijo su tía Jane Nafula, 48. "Les rogó que lo dejaran marcharse, porque él no se metía en política, pero ellos se negaron. Empezaron a cortarle la cara. Le cortaron un pedazo de la cara, le cortaron la nariz. Le cortaron el estómago y le cortaron sus genitales".
Nafula fue entrevistada en la morgue donde estaba retirando su cuerpo.
"La gente decía que un hombre que no ha sido circuncidado no puede ser nuestro presidente. Así que decían que irían a Kibera y Kawangwari y Mathare y circuncidarían a todos los lup", dijo Nafula, refiriéndose a varias barriadas de Nairobi.
Los rumores sobre las circuncisiones forzada han profundizado los sentimientos de odio tribal de muchos luo, ya enfadados por lo que creen que fueron elecciones fraudulentas. Los luo han estado en las primeras líneas de las protestas post-electorales, atacando a kikuyu -la tribu del presidente- y saqueando sus tiendas.
"Dicen que los hombres circuncidados son más sabios que los no circuncidados", dijo John Lallo, 62, de Kibera. "Nos quieren circuncidar a la fuerza para que podamos ser tan inteligentes como ellos".
En la comisaría de policía en la comuna de Tigoni, Limuru, el martes unos setecientos luo y luhya se preparaban para partir. Muchos de ellos dijeron que no volverían nunca más. Era un pequeño contingente de los masivos desplazamientos que se han visto en todo Kenia, donde unas 250 mil personas han huido de sus hogares.
Al otro lado de Limuru, la Cruz Roha estaba ocupándose de cientos de kikuyu que emigraron la semana pasada desde el valle del Rift en el oeste de Kenia. Decenas de miles de kikuyu han huido de la región, dominada por la tribu kalenjin.
Bonface Omondi, 20, carpintero, fue expulsado de su casa el domingo por un grupo de jóvenes kikuyu que habían sido sus amigos. Le dijeron, a él y otros, que se marcharan a zonas luo más al occidente.
"No quiero volver porque ahora somos enemigos", dijo. "Quizás esto es algo natural. Incluso un niño puede distinguir entre kikuyu y luo, y él odia a los kikuyu".

robyn.dixon@latimes.com

10 de febrero de 2008
9 de enero de 2008
©los angeles times
cc traducción mQh
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