Blogia
mQh

retrato de un fascista platinado


Un enemigo holandés del islam espera su estreno.
[Gregory Crouch] La Haya, Países Bajos. El pelo platinado de Geert Wilders toca hasta las raíces de su personalidad.
Durante más de dos décadas, Wilders, un controvertido parlamentario holandés y enemigo del islam, ha teñido su pelo provocativamente -algunos dicen provocadoramente- de rubio platino.
El color lo hace sobresalir en los grupos, algo que no es terriblemente conveniente para alguien que recibe frecuentes amenazas de muerte de parte extremistas musulmanes.
Pero Wilders ha fundado su carrera -y ahora un nuevo partido político- sobre una arriesgada y desafiante extravagancia que abarca todo, desde su estilo de pelo hasta su retórica anti-musulmana.
A unos días del estreno de su anticipado filme contra el Corán, Wilders recordó en una entrevista el consejo que recibió hace unos años de unos líderes políticos sobre cómo seguir adelante.
"Primero, tienes que moderar tus opiniones sobre el islam", recordó. "Segundo, cambia tu estúpido pelo".
No ha hecho ninguna de las dos cosas.
"Si la gente me presiona, hago exactamente lo contrario", dijo.
Wilders, 44, ha sido noticia aquí en estos últimos días por su corto de diez a quince minutos que dice que ha describe al islam como la fuente de inspiración de los atentados terroristas y otras formas de violencia. Tras fracasar en sus intentos de convencer a algún canal de televisión holandés de que transmitieran su película íntegramente, dijo que pensaba subirla a internet para fines de mes.
Para Wilders, el Corán y ‘Mi lucha', de Hitler, son equivalentes. Dice que el Corán debería ser prohibido en los Países Bajos y declaró en una entrevista que el profeta Mahoma se parecía al dictador alemán.
"Si estuviera hoy vivo, Mahoma sería tratado como un criminal de guerra, sería deportado y encarcelado", dijo.
Líderes holandeses musulmanes moderados como Mohamed Rabbae, presidente del Consejo Holandés-Marroquí, se irritan con el punto de vista de Wilders sobre el islam y su profeta.
"Wilders está un poco loco, si se puede decir así, porque está luchando contra alguien que es del siglo seis, no de nuestra época", dijo Rabbae.
Prácticamente nadie sabe en qué consiste el corto de Wilders; ni el preocupado primer ministro holandés ha podido verlo. Pero el mero hecho de que Wilders sea su musa hace que la gente aquí y en parte del mundo musulmán se ponga nerviosa.
Wilders dijo que hizo el corto para mostrar que el "islam y el Corán son parte de una ideología fascista que quiere terminar con todo lo que defendemos de una democracia occidental moderna".

Algunos consideran la película de Wilders -titulada ‘Fitna', árabe para guerra civil- como probablemente un delito de odio y ya han presentado denuncias en varias ciudades holandesas, preocupados de que sus declaraciones pasadas y la película polarice a grupos religiosos y promueva la discriminación.
Sus partidarios dicen que protege los valores tradicionales holandesas. Sus críticos, y son muchos, dicen que es un descontrolado, un extremista de ultraderecha que pone en peligro la buena reputación del país por sus propios intereses políticos. Otros son aún más severos; un ex dirigente sindical dijo que Wilders era un "demonio".
"Por supuesto que no soy un demonio", respondió Wilders, algo sorprendido. "Le parezco un demonio a usted? Quizás, pero no lo soy".
Wilders, que vive con protección policial permanente en un lugar secreto, no se amilana con las amenazas de los talibanes de aumentar los ataques contra los soldados holandeses en Afganistán si la película llega a distribuirse.
Tampoco le convencen sus compatriotas en el extranjero que, recordando la conmoción que causaron las caricaturas danesas con el profeta Mahoma, temen que la película pueda hacer más difíciles sus vidas, o incluso ponerlas en peligro.
Maxime Verhagen, ministro holandés de Relaciones Exteriores, dijo a un periodista de televisión que pensaba que era "irresponsable transmitir la película".
"Eso es porque empresas holandesas, soldados holandeses y residentes holandeses correrán peligro", dijo Verhagen.
Esas declaraciones espolonean todavía más a Wilders y, en su opinión, prueba sin quererlo que el islam es una religión rígida e intolerante cuyos seguidores tratan de acallar las críticas, a menudo violentamente. Definiéndose a sí mismo como un defensor de la libertad de expresión, Wilders dijo que no habría tanto escándalo si su corto girara sobre la Biblia.
"No podemos tolerar nunca a personas que usan medios no democráticos, gente que recurre a la violencia antes que a los argumentos, gente que usa cuchillos en lugar del debate, no podemos permitir que ellos definan nuestras agendas", dijo.
Después del estreno aquí en 2004 de un cortometraje que mostraba gráficamente los abusos a que son sometidas las mujeres en el mundo musulmán, el director Theo van Gogh fue asesinado por un extremista musulmán.
Wilders, al que todavía le quedan seis años en el parlamento, no estuvo asociado con esa película, pero se ocultó durante un breve periodo cuando las fuerzas de seguridad del gobierno dijeron que temían que él fuera la próxima víctima.
Dos años después, los recuerdos del asesinato de van Gogh -junto con la preocupación sobre la inmigración musulmana- ayudaron a Wilders y a su recién formado Partido por la Libertad, a hacerse con el seis por ciento de los escaños del Parlamento.
De los 16.5 habitantes de los Países Bajos, un millón son musulmanes o descendientes de musulmanes. Muchos de ellos son los llamados inmigrantes invitados de Marruecos, Turquía y otros países islámicos que llegaron aquí hace décadas para trabajar en fábricas y se quedaron con sus familias.
De vez en vez estallan conflictos entre la sociedad holandesa -que admite el matrimonio homosexual y ha legalizado la prostitución, por ejemplo- y la minoría musulmana a menudo conservadora, y Wilders ha utilizado provechosamente esos roces.
"Diez al quince por ciento de los votantes holandeses lo ven como un nuevo líder, un dirigente que se atreve a decir lo que piensa", dijo Hugo van der Parre, editor del programa de noticias ‘Nova', en un canal holandés. Pero "también mucha gente lo ve como un chiflado".

Wilders dice que detesta al islam, pero no a los musulmanes. "Creo que la ideología musulmana es retrasada, peligrosa, pero hago una distinción", dijo. "No odio a la gente. No odio a los musulmanes".
Agregó: "No estoy diciendo que todos los musulmanes sean malos o terroristas o criminales. Nunca me oirás decir eso".
Wilders, casado sin hijos, disfrutó de una educación católica, pero ya no es religioso. El menor de cuatro hermanos, ha viajado y trabajó en Oriente Medio durante dos años después de la secundaria. Desde entonces, dice, ha visitado Israel al menos cuarenta veces y mantiene el contacto con gente de allá. Pero no tiene amistades en la región, y admite que no tiene amigos musulmanes.
Pese a sus afirmaciones, algunos musulmanes creen que la animosidad de Wilders hacia el islam se extiende también a ellos.
"Si dices que el profeta es un criminal de guerra, lo que estás diciendo es que odias a los musulmanes",dijo en una entrevista el columnista de un periódico holandés, Youssef Azghari. "Debido a que el profeta es un símbolo. Él inventó el islam".
Debido a que nadie ha visto el corto de Wilders, algunos aquí han empezado a preguntarse si acaso es tan real como el color de su pelo, un hábil truco publicitario ideado para demostrar su argumento de que el islam y la libertad de expresión no pueden coexistir.
Wilders insiste en que la película es tan real como la persistente creencia de que el islam es un peligro para los holandeses y otras sociedades occidentales.
"Tengo tantos problemas, a nivel privado y políticamente, que si lo hiciera por razones de publicidad, estaría loco", dijo.

23 de marzo de 2008
©new york times
cc traducción mQh
rss


1 comentario

nana -

Pues como ya sabrás Wilders ha ganado en las elecciones europeas y afirma ganará y será el próximo premier de Holanda. Cuando lo sea quizás comience un nuevo Holocausto.