se entregó primo de uribe
Tatiana Guerrero, Carlos Gonzalez y Vivian Sequera contribuyeron a este reportaje. 23 de abril de 2008
El martes el fiscal general de Colombia había ordenado la detención del ex senador Mario Uribe, primo en segundo grado del presidente Uribe, por cargos de conspiración criminal para "[cerrar] acuerdos para proteger a grupos armados ilegales". El ex senador entró inmediatamente a la embajada costarricense en Bogotá a fin de solicitar asilo político, el que le fue negado.
Entre grupos de manifestantes que le gritaban "¡Asesino!", Mario Uribe abandonó el pequeño recinto de una planta de la embajada y se subió a un todoterrenos negro escoltado por cuatro agentes en motocicleta, que se hicieron camino entre los periodistas y cerca de cincuenta manifestantes, informó el despacho del fiscal general.
Los periodistas vieron a dos personas en el asiento trasero del vehículo, que ocultaban su cara con sus chaquetas.
La detención puso fin a un largo y tenso día que llevó el escándalo que vincula a políticos con paramilitares de extrema derecha todavía más cerca del círculo íntimo del presidente Uribe.
También se produce después de que los demócratas en el Congreso rechazaran un intento del gobierno de Bush este mes de forzar una ratificación del tratado de libre comercio con Colombia. Algunos demócratas han mencionado ese escándalo como la razón [de la postura demócrata].
Mario Uribe, 58, que renunció al senado en octubre cuando empezó la investigación formal, es uno de los políticos más poderosos en verse envuelto en el escándalo.
Ha sido durante largo tiempo colaborador del presidente Uribe, y en 1985 los dos fundaron juntos un partido político.
En una declaración leída por su portavoz el martes noche, el presidente dijo que la detención "me duele. Asumo este dolor con patriotismo y sin disminuir el cumplimiento de mis deberes, con el único objetivo de proteger las instituciones".
La referencia se dirigía al despacho del fiscal general, que había dicho antes en una breve declaración que estaba investigando un supuesto encuentro entre Mario Uribe y el ex cabecilla paramilitar Salvatore Mancuso antes de las elecciones parlamentarias de 2002. También investigaría un encuentro de 1998 entre Jairo Castillo Peralta, un ex chofer de los paramilitares.
Mancuso ha declarado que Mario Uribe buscó su apoyo para las elecciones senatoriales de 2002. Castillo Peralta, que vive en el exilio, ha dicho que Mario Uribe se reunió con señores de la guerra paramilitares en 1998 para hacerse con tierras cerca de la costa caribeña.
Mario Uribe ha negado esas acusaciones. En una entrevista con la Associated Press en abril de 2007, dijo que Castillo Peralta era "un mentiroso, un chantajista, un asesino y un bandido".
Más de treinta ex miembros y actuales políticos del Congreso de 266 escaños, la amplia mayoría de ellos partidarios del presidente, han sido arrestados por apoyar y beneficiarse de su relación con paramilitares de extrema derecha. Varias decenas de ellos están siendo investigados.
Entre los que están en la cárcel se encuentra el ex jefe de inteligencia nacional de Uribe, Jorge Noguera, que supuestamente entregaba a paramilitares listados con líderes sindicalistas y de la oposición que debían ser asesinados.
Sin embargo, el presidente Uribe sigue siendo inmensamente popular debido a su rudo tratamiento de los rebeldes de izquierda, que ha hecho más seguro el país a la hora de viajar y ha ayudado a incentivar las inversiones extranjeras.
Sus rivales políticos dicen que encuentran difícil de creer que no supiera nada sobre los contactos de Mario Uribe con los paramilitares.
"Más que el primo del presidente, estamos hablando de una persona que desde su juventud ha construido con el presidente un mismo proyecto político", dijo el senador de oposición Gustavo Petro.
Todos los cinco congresistas del partido de Mario Uribe, Colombia Democrática, están ahora en la cárcel o siendo investigado por haberse beneficiado de sus lazos con los paramilitares.
Los paramilitares se formaron inicialmente en los años ochenta para proteger a hacendados ricos de los secuestros y extorsiones de las guerrillas y para controlar casi toda la región del Caribe a fines de los años noventa.
Como sus enemigos de izquierda, se financiaron fundamentalmente mediante el tráfico de drogas y son considerados como organizaciones terroristas por Estados Unidos y la Unión Europea.
El presidente Uribe ha hecho la paz con los paramilitares en una desmovilización que terminó encarcelando a sus cabecillas más importantes, que confesaron a cambio de penas de prisión reducidas y la promesa de que no serían extraditados [a Estados Unidos].
©fwdailynews
cc traducción mQh
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