la hora de los guardias
2 de junio de 2008
En 1975 aumentaba en Chile y en el extranjero el volumen de las denuncias de crímenes cometidos por la dictadura. Manuel Contreras, director de la DINA, decidió entonces crear una campaña sanguinaria y publicitaria para resolver el tema.
Con el apoyo de los diarios partidarios del régimen militar ("exterminados como ratones", ‘La Segunda’) hizo creer a la opinión pública nacional e internacional que los secuestros y supuestas desapariciones eran falsas y que 119 detenidos desaparecidos habían huido a Argentina y allí habían muerto enfrentados con fuerzas de seguridad de ese país o por ajustes de cuentas entre ellos.
De los 98 procesados por el juez Víctor Montiglio, apenas una decena son oficiales que tuvieron mando en los centros de detención y tortura por donde pasaron 41 de las víctimas incluidas en este fallo.
Uno de los principales argumentos de Manuel Fuenzalida para cuestionar la decisión judicial y mantenerse prófugo hasta hoy, es que sólo cumplió labores de guardia y que no tocó a ningún detenido.
Pero de la lectura de las declaraciones de cada uno de los agentes (miembros de las FFAA, Investigaciones y Carabineros) sorprende que todos coinciden en lo mismo: dicen haber cumplido funciones de guardia, que no tenían labores operativas, que no detuvieron a personas o participaron en las sesiones de torturas y, por cierto, tampoco en los hechos que terminaron con la desaparición de los 119.
Los procesados dejan toda la responsabilidad de los hechos violentos a los agentes cuya participación está más acreditada, es decir los miembros que integraban las brigadas Mulchén, Purén o Caupolicán. Muchos de ellos están cumpliendo condenas por otros crímenes.
Sin embargo, todos estos ‘guardias’ pasaron por Tejas Verdes, centro de formación de los agentes de la DINA.
Uno de los procesados, Eduardo Reyes Lagos, suboficial (R) del Ejército, reconoce que "me correspondió concurrir con varios detenidos que una vez hecha la diligencia eran trasladados hasta Villa Grimaldi, pero después de un tiempo algunos de éstos eran llevados a dependencias de Cuatro Álamos o Tres Álamos, desde donde se perdía la pista de ellos. No tengo la claridad si participé en interrogatorios, pero al parecer no en la misma Villa Grimaldi, pero en varias ocasiones tuve que entrevistar a diferentes personas, producto de las investigaciones que nos correspondía hacer. No participé en sesiones de interrogatorios ni aplicación de torturas".
Otro de los procesados, Juan Duarte Gallegos, ex suboficial de Carabineros, declara que le correspondió realizar solamente servicios de guardia y conformar una unidad de reacción, cuya misión era brindar apoyo en caso de emergencia a algún grupo. "Consistía en cumplir labores de vigilancia al cuartel, recepción y custodia de detenidos, los cuales eran trasladados por los diferentes grupos operativos". Este guardia siguió en servicio activo hasta 1986, en la CNI.
Nelson Eduardo Iturriaga Cortés, ex suboficial de Carabineros, señala que "no recuerdo quiénes trasladaban estos detenidos ni los custodios", agregando además que "durante mi permanencia en este recinto, nunca detuve, interrogué ni torturé a estas personas políticas, como tampoco presencié estos procedimientos". Este guardia pasó por Villa Grimaldi, la Brigada Purén, Cuatro Álamos, José Domingo Cañas y también terminó su carrera en la CNI
Iturriaga aclara también que "todo el tiempo que cumplí funciones como agente de la DINA, como de igual forma en la CNI, nunca me correspondió interrogar, torturar, ni dar muerte a alguna persona que se encontrara detenida, como de igual forma nunca presencié alguna sesión de tortura".
Manuel Fuenzalida también fue entrenado en Tejas Verdes. En su declaración dice haber estado en Londres 38 y Villa Grimaldi, donde dice haber desarrollado labores en el Departamento de Logística de la Brigada de Inteligencia Metropolitana. "Específicamente efectué trabajos como guardia de ese recinto", dice.
©la nación
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