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intimidando a los subalternos


Samuel Fuenzalida amenaza desde la clandestinidad. "Si se intimida a los subalternos, la verdad nunca saldrá a la luz [...]. Nunca he cometido un delito. Como prueba tengo a las personas que estuvieron detenidas en Villa Grimaldi, quienes pueden acreditar que siempre recibieron un buen trato de mi parte y nunca participé en acciones ilícitas".
Chile. Samuel Fuenzalida es el único que no acepta aún someterse a la justicia. Dice no haber cometido ningún delito y que fue el primer agente de la DINA en colaborar con la justicia. Tiene más adeptos que detractores. Dice que son ex miristas y comunistas los que hoy le devuelven la mano y lo refugian de los detectives que lo buscan.
Este ex ‘pelado’ ingresó al servicio militar en abril de 1973 en el Regimiento de Infantería Motorizado de Montaña Nº 15 de Calama. El 30 de noviembre de 1973 llegó al centro de detención y tortura de Tejas Verdes, en San Antonio, para ser enrolado "engañado", según cuenta en la DINA.
Dice que como simple guardia tomó conocimiento de las aberraciones que se cometían en los recintos por los que pasó. Por recomendación de los mismos prisioneros, en 1975 abandonó el país "porque temía por mi vida. Estando en Alemania cumplí con mi promesa y denuncié las aberraciones de la DINA ante organismos internacionales e intervengo como testigo en la causa que se seguía en contra de Colonia Dignidad, esto hace ya 30 años".

¿Por qué no se entrega a la justicia?

Estoy a la espera del resultado del recurso de amparo. En el evento que mi situación procesal sea irreversible, me presentaré ante quien corresponda.

¿Dónde está alojando?
En la casa de ex detenidos políticos durante la dictadura. Ellos me están devolviendo la mano por la ayuda que yo les di cuando estuvieron detenidos, llevarles alimentos como galletas y leche, conversar, cosas que estaban prohibidas.

¿Por qué cree que su situación es distinta a la de otras personas que sí han acatado las órdenes de los tribunales?

Nunca he cometido un delito. Como prueba tengo a las personas que estuvieron detenidas en Villa Grimaldi, quienes pueden acreditar que siempre recibieron un buen trato de mi parte y nunca participé en acciones ilícitas, y por eso ahora algunos de ellos me honran con su amistad.

Pero también le tocó cumplir labores de ‘malo’.
En el caso del ‘Loro Matías’ [Álvaro Vallejos Villagrán] soy culpable de haberlo trasladado desde Tres Álamos a la Colonia Dignidad. Se lo entregué a Paul Schäfer, quien probablemente fue el que lo asesinó. ¿Pero por qué el hombre que me dio la orden de trasladarlo no fue procesado?

Entiendo que quienes lo inculpan en Colombo son Manuel Contreras y Miguel Krassnoff.
Entonces quiere decir que pesa más la palabra de un inculpado que los testimonios de las víctimas. Encuentre una sola víctima que haya testificado en mi contra, que diga que yo la torturé o que la traté mal. No existen, porque yo estaba en el servicio militar para luchar contra un enemigo externo, no contra mis propios compatriotas.

¿Entonces está diciendo que no cumplió labores operativas?

A excepción del ‘Loro Matías’, no. Y eso lo reconocí en el momento que pasó. Se lo conté a los detenidos en Villa Grimaldi.

¿Cómo hizo para eludirlas?
No cumplía bien con mi trabajo. Me olvidaba de hacer cosas, dejaba la guardia botada. Era un cacho. En una ocasión mi jefe incluso me dejó detenido en una celda con un prisionero político, con Edwin van Yurik. Imagina el sadismo, dejarme ahí con un prisionero. Sólo un loco expone a otra persona a eso.

¿Cree que estaban locos sus jefes en la Villa Grimaldi?
De eso no hay duda. Gente como Moren Brito (a cargo de Villa Grimaldi) sólo tenía una cosa en mente: el exterminio. Si hubiesen puesto a gente competente en esos puestos clave, creo que el destino de mucha gente hubiera sido distinto.

Usted conoce a los jueces y a los policías que investigan estos casos. ¿Por qué impugna la legalidad de esta resolución mediante el recurso de amparo?
No soy yo quien la impugna. El recurso de amparo lo interpuso Helmut Frenz, presidente del Comité Pro Paz y secretario general de Amnistía Internacional de Alemania, con una amplia legitimidad en la lucha por los derechos humanos en Chile. Él, junto a otras personas, quienes estuvieron detenidas y fueron víctimas de apremios ilegítimos en la dictadura, consideran injusto que se me persiga por delitos que no cometí y en los cuales he ayudado a aclarar con mi testimonio.

¿Es efectivo que usted fue "miembro de la plana mayor de la Brigada de Inteligencia Metropolitana de la DINA y guardia en Villa Grimaldi", como se señala en el auto de procesamiento del Plan Cóndor?
Yo era un simple conscripto que a esa fecha tenía 19 años de edad y, como tal, atendía a la plana mayor de la Brigada de Inteligencia Metropolitana de la DINA, y por ello tuve conocimiento de muchas situaciones irregulares que he puesto en conocimiento de la justicia. Por mi rango se me encomendaba formar parte de la guardia en Villa Grimaldi.

¿Cree que su situación mermará la voluntad de otros conscriptos o soldados de menor grado para que puedan colaborar en los procesos para conocer la verdad?
Por supuesto, los únicos que pueden reconstruir la verdad de lo ocurrido son los subalternos, ya que los superiores se han negado sistemáticamente a reconocer su responsabilidad. Si se intimida a los subalternos, la verdad nunca saldrá a la luz.

¿Es partidario de cambiar información por libertad o rebaja de condenas?
Esta es una situación dolorosa, ya que me trae complicaciones familiares y en mi trabajo, me priva de ingresos que para mí son esenciales. Algunos amigos que fueron víctimas de apremios ilegítimos me han recomendado que me aleje de todo esto, para poder vivir en paz. Quiero reiterar que yo no he cometido delitos atentatorios en contra de los derechos humanos. Ahora, respecto a los que cometieron delitos y que no eran parte de la superioridad, estoy de acuerdo, porque es la única forma de conocer toda la verdad.

2 de junio de 2008
©la nación
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