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emotivo homenaje a salvador allende


Emocionante concierto ‘100 años, mil sueños’ en honor a Salvador Allende. Cincuenta y cinco mil personas fueron al cumpleaños de ‘Chicho’. Dos días en que el Estadio Nacional se tiñó de rojo. El domingo TVN emitirá partes del concierto, y en diciembre la Fundación Salvador Allende lanzará el DVD de un evento difícil de olvidar.
Santiago, Chile. Noche de resurrección. Consignas y banderas rojas al viento. Don Chicho presente como uno más de la casa, para una fiesta que el viernes terminó a las tres de la mañana con Quilapayún y Ana Belén en el escenario cantando ‘La muralla’. El sábado, el reconocimiento llegaba con más fuerza desde España. Y algunos hambrientos de aires del norte, esperaban a sus ídolos del pop, la trova y el rock, e incluso a los acordes del colombiano Juanes, que parece querer posicionarse como el bono latinoamericano.
Pero más allá de las suspicacias, el concierto comenzó en serio y con locales. Un público reflexivo, respetuoso. Un montaje fluido con buen sonido, extraño para este tipo de circunstancias. Allende ‘Superstar’ en videos, audios, llamando a los jóvenes a no desanimar, a creer, haciendo gala de esa armadura moral que su muerte pareció multiplicar.
Los cancioneros amarillos de ‘La bicicleta’ recuperaron el blanco cuando Napalé salió a escena y presentó a Isabel Aldunate y su ya clásico ‘Yo te nombro libertad’. Destacó la apuesta joven y musicalmente interesante de ‘Escuchara’. Chicos listos en acordes, armonías y letras. Los Trukeros hicieron gala de sus cuecas choras y cantaron, incluso, una de más. Total son choros. El clan Parra en pleno cuando el frío comienza a coquetear con la Pista Atlética. Isabel, Tita, Ántar, hacen versos de Violeta. Ángel, su emotiva voz y arpegios de uñas gruesas en ‘Cuando amanece el día’ y ‘Compañero President. Y así. Uno tras otro. Rápido y sin largas esperas. Buena pega de la organización. Nobleza obliga.
Ana Belén y Víctor Manuel recorren parte de su cancionero con oficio de años. Y a falta de Silvio, Ismael Serrano hizo lo suyo. Añorada trova por este intérprete que siempre nervioso, conmueve masas con dos guitarras y versos conscientes como los de ‘Papá cuéntame otra vez’, la canción con la que se despidió, dando el pase a quien fue presentado como el padre del rock español, Miguel Ríos. Sonriente y vital, el tío entonó temas como ‘Nos siguen pegando abajo’ de Charly García.
Luego uno de los más coreados de la noche, el ‘Flaco’ Sabina que apareció vistiendo chaqueta de cuero negra, voz aguardentosa y el homenaje a Allende en la sonrisa. ‘Contigo’, ‘Sin embargo’ y ‘Noche de bodas’ para los amantes de la luna. Y aunque el ‘Flaco’ no regaló el bis que el público reclamó, arrojó pedradas al banco hispanoamericano, con la canción que lo lanzó a la masa, ‘Y nos dieron las diez’.
El que siguió animando la velada fue Juanes cantando al amor y al odio. Y arrancando aplausos con su trillada pero siempre bienvenida canción ‘A Dios le pido’. El de la chaqueta negra dejó en el escenario a Bosé. Mientras las mujeres chillaban, el español robó corazones como amante bandido. Ojos húmedos en las gradas, banderas rojas con la cara del ‘Chicho’ y algunas palabras sensatas del amigo de la Bolocco. ¿Es posible creer en las ideas de Allende y ser amigo de la ex Miss Universo, ícono del Chile neoliberalista que nos ha inyectado en las venas la TV? Tarea para la casa.
"Las ideas no mueren. Nosotros no tenemos miedo, quienes provocan miedo son los que deben tenerlo", dijo Bosé recordando al hombre que nació hace 100 años. Al tipo que prometió leche para todos y chilenizó el cobre. Al hombre de gafas que nos mira.
La fiesta termina con ‘Nada particular’. El tema sobre una isla llamada libertad es cantada a coro por Juanes, Víctor Manuel, Ana Belén y Miguel Ríos. La multitud hambrienta de nostalgia es proyectada en pantalla grande. Son los minutos finales para un concierto que cierra con el siempre escalofriante discurso del Mandatario. Ése que pronunció cuando ganó las elecciones y con el que invita a la gente a irse a descansar en paz. Las personas que salieron de la Pista Atlética del Estadio Nacional se preguntarán si se puede. Si alimentar la memoria vale la pena. Si alguna vez, como dice Sabina en una de sus canciones, ser valiente no costará tan caro.

10 de noviembre de 2008
©la nación
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