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la fosa de dignidad


Ubicado en valle precordillerano, a nueve kilómetros del actual centro turístico. Cercano a los sitios encontrados en 2005, en el sector de Chenco, al interior de la Villa Baviera, testigos revelaron otro lugar utilizado para inhumar ilegalmente a personas, entre 1973 y 1976. El hallazgo podría ser judicializado en los próximos días.
[ Luis Narváez] Santiago, Chile. Juan fue sacado a patadas de su casa en Santiago. Más tarde los golpes se repitieron en la pestilente bodega mohosa donde los hombres hablaban con acento alemán, cerca de Parral. A culatazos fue subido a un bus que conducía un gringo fortachón, al que llamaban Kurt. Cuando el cuerpo de Juan Maino Canales (25) yacía tirado entre los árboles, inmóvil, empapado en su propia sangre, las mismas patadas lo hicieron caer dentro de un foso, donde quedó enredado entre brazos y piernas de otra decena de prisioneros. Lo último que sus cuerpos sintieron fue el temblor de la máquina y la lluvia de roca y tierra que los ocultó.
Dos años más tarde la fosa se abrió nuevamente y, de una palada, la retroexcavadora los levantó. En un camión fueron llevados a un horno donde se dice que el fuego los convirtió en cenizas que, luego, fueron arrojadas a las aguas del río Perquilauquén.
La Colonia Dignidad se convirtió en uno más de los tantos lugares sin nombre, donde fueron inhumados ilegalmente prisioneros políticos después del golpe militar de 1973. A más de 40 años de su fundación y tras 14 años de investigación judicial, sus antiguos jerarcas enfrentan unos en la cárcel, otros en libertad- condenas por violaciones de los derechos humanos y abusos contra menores. Pero los mismos alemanes que se coludieron con militares y con la DINA para torturar y luego desaparecer forzadamente a decenas de personas, guardan silencio, bajo la excusa del olvido, la vejez y las enfermedades.
Han sido testimonios de personas que salieron del enclave alemán las que permitieron en 2005 que se ubicara un sector donde las víctimas estuvieron enterradas. Pero de sus restos nada apareció. También colaboró el hallazgo de fichas que se mantuvieron en el recinto alemán, con datos sobre los prisioneros.
Personas que prefieren que sus nombres no sean mencionados por razones de seguridad contaron en los últimos días a LND que tienen antecedentes precisos sobre la ubicación de lo que sería una nueva fosa donde los alemanes enterraron a prisioneros políticos en 1973.

El Hallazgo
Durante tres semanas de viajes hacia Parral y la misma Villa Baviera fue posible conocer los alrededores del lugar, que estaría muy cercano al punto donde peritos de Investigaciones, el Servicio Médico Legal y arqueólogos, en 2005, realizaron excavaciones. El sitio está en el sector de Chenco, que se encuentra localizado a casi 9 kilómetros del actual centro de actividades turísticas de Villa Baviera, constituido por restaurantes, una tienda, una hostería y cabañas para visitantes.
Se trata de un valle boscoso de difícil acceso, rodeado de cerros. Las rutas del sector son poco transitadas, se parecen más a una huella de camino. Desde lo que fue la casa de huéspedes de la antigua Colonia Dignidad, enfilando hasta la cordillera toma más de una hora y media llegar hasta allá en vehículos 4 x 4.
Desde hace más de 20 años que no se circula regularmente en esa zona, que en los últimos años fue explotada forestalmente. Hasta 1973 el terreno perteneció a una familia mapuche. Pero después del golpe militar, fueron expulsados de ahí.
"En ese tiempo el lugar estaba muy cercano al borde del camino que bordeaba el cerro. Pero después de que fueron desenterrados los cuerpos, Paul Schaffer ordenó construir un nuevo camino". El testimonio corresponde a una persona que conoció el lugar y que prefiere no ser identificada. Fue una de las medidas adoptadas por el líder de la Colonia para distraer cualquiera sospecha de la ubicación exacta del lugar.
El terreno es irregular. Abunda bosque nativo compuesto de quillayes y boldos. Pero pese a la vegetación casi interminable es posible apreciar la huella de la acción humana. Entre los árboles y los arbustos se observan troncos de árboles que fueron arrancados o cortados. El material fue dejado en el lugar y sería un claro indicio de la acción de maquinaria pesada, la misma que poseían los alemanes.
No son más de dos hectáreas las que circundan el nuevo punto, muy cercano a los que se investigaron en 2005.

Susurros
Nadie sabe si dentro de la Colonia se habla o no se habla del tema. Los alemanes que huyeron del recinto o salieron por su propia voluntad, saben que en Chenco ocurrió algo. Los que actualmente viven allí dicen que tiene que haber más de aquellos lugares, pero que ellos no saben con exactitud la ubicación.
Es el caso del ex vocero de la Villa Baviera, Hernán Escobar. Hace poco más de dos meses que dejó el enclave alemán. Diferencias con la actual administración lo llevaron a buscar un rumbo propio. Abrió un restaurante (Nueva Baviera), en la carretera, cerca de la entrada a Parral.
Hoy sabe que Paul Schaffer y el resto de los jerarcas le mintieron y lo hicieron aparecer durante 10 años como el defensor de la Colonia que en todos los medios negaba las acusaciones de abusos contra menores y violaciones de los derechos humanos. Su labor no era casual. Era hijo de chilenos y hablaba muy bien el español. Dice que lo hizo voluntariamente, convencido del discurso de Schaefer. "A mí él me dijo que estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por su patria y que si se lo ordenaban era capaz de hacer cualquier cosa. Pero dijo que la orden escrita nunca llegó y que por eso no había hecho nada y yo le creí".
Frente a la existencia de las fosas clandestinas, advierte que "deben haber lugares donde se enterró personas, pero yo no sé dónde están y no he escuchado de nadie alguna ubicación exacta. El sector donde antes se trabajó yo lo conozco como el Cerro Doradillo. Los que saben ya declararon y ellos sabrán lo que dicen o no".
Wolfgang y Gudruth Müller eran colonos que vivían en condición de semi esclavos, durante el apogeo del régimen de Schaeffer. Fueron testigos de la presencia de prisioneros, de la acción de los militares y la DINA.
Otra visión es la de Wolfgang y Gudruth Müller, que ya llevan 5 años viviendo en Alemania. Después de 40 años sometidos al enclave, en 2003, recurrieron a los eternos defensores de los derechos humanos preocupados de los asuntos de Colonia Dignidad. Helmuth Frentz, pastor luterano, y Heinz Khun, ex colono, los ayudaron ubicarse en su país natal.
Con traumas y secuelas de un régimen infernal, ambos recibieron una casa del Estado alemán en Bothrop, un pueblo situado a unos 300 kilómetros de Frankfurt. Están ubicados en un tercer piso. Tienen living comedor, baño, dos habitaciones y una pequeña cocina. Son felices. Durante 20 años ocultaron su amor. Eran los tiempos en que hombres y mujeres no podían mezclarse y si lo hacían eran severamente castigados, incluso drogados para inhibir su sexualidad.
Wolfgang, que apenas habla español, pasó por eso muchas veces y por lo mismo le decían que el demonio estaba dentro de su cuerpo. Los castigos le provocaron una leve parálisis facial que le impide modular correctamente y tiene lesiones en los huesos que lo hacen cojear.
Gudruth es feliz. Cocina lo que quiere, compra adornos y atiende a su esposo como una dueña de casa cualquiera. También sufrió los rigores. Fue operada varias veces de una lesión en su espalda. "A mí no me gustaba cómo me trataban y por eso me daban trabajos más pesados. Me hacían cargar cosas y sacos. Por eso me rompí la espalda. Me operaron muchas veces pero no por mí, sino para que no dejara de trabajar".
Gudruth laboraba en 1973 en la bodega donde se guardaban las papas. "Después que se supo lo del golpe llegaban los militares y los prisioneros. En las noches sentíamos los gritos de las personas. Si preguntábamos algo, nos castigaban y se nos prohibía acercarnos a la entrada", contó a LND.
Wolfgang y Gudruth también fueron testigos de la llegada de los prisioneros. "Llegaban en el bus y los metían en la bodega y de allí a muchos los subieron nuevamente y se los llevaban a la cordillera", contó el hombre.
La mujer relató que "una vez llegó un contingente grande de soldados al mando del comandante del Regimiento de Linares. Venían en tenida de combate y estuvieron dos días en la montaña. Decían que había guerrilleros terroristas que querían entrar desde Argentina. Pero no era cierto". La dirección que el grupo militar tomó es la misma que se siguió con los 30 prisioneros que nunca más fueron vistos.

Sin Rastro
Tras la detención de Schaeffer y el alejamiento de los ex jerarcas, la Villa Baviera abrió sus puertas a los turistas con tours y restaurantes al interior del fundo.
Las personas que saben de este nuevo punto donde habría una fosa están dispuestas a declarar ante la justicia.
Desde el 2002, el ministro Jorge Zepeda ha estado a cargo de investigar las violaciones de los derechos humanos cometidas dentro del enclave alemán. El caso más emblemático es la desaparición forzada del militante del MAPU Juan Maino Canales, detenido por la DINA y entregado a los alemanes en 1976.
Todos los testimonios de este caso fueron los que permitieron descubrir los primeros puntos donde se excavó la tierra en busca de pistas para dar con el paradero de sus restos, así como el de otros detenidos torturados y fusilados salvajemente.
Las expectativas de ese hallazgo, como cada vez que se conoce una noticia como ésta fueron muchas. Pero los alemanes demostraron cumplir mejor que nadie la infame misión.
Pinochet ordenó la operación "Retiro de Televisores", mediante la cual se exhumaron las fosas donde se habían enterrado prisioneros y luego fueron quemados o arrojados al mar. Pero en lugares como Pisagua, Calama, Peldehue, Los Ángeles y Rapel más recientemente, las pericias permitieron encontrar pequeñas osamentas y fragmentos de huesos, además de elementos culturales (ropa, accesorios, zapatos). La ciencia ha permitido comparar los ADN con las muestras que maneja el SML para aproximar las identidades.
El panorama después de revisados los sitios al interior de la Villla Baviera en 2005 era desolador. Pese al uso de una retroexcavadora, se estableció que hubo una inhumación ilegal, pero no se encontraron restos que permitieran establecer la identidad de alguna persona.
En ese período, los antropólogos Kenneth Jensen e Iván Cáceres trabajaron en los sitios establecidos en busca de pistas. En ese tiempo se establecieron 14 puntos posibles de trabajar. Cinco de ellos fueron excavados a profundidades de entre 3 y 5 metros.
Su labor permitió establecer científicamente una fosa en la que fueron inhumados y exhumados restos de personas que pasaron por el enclave entre octubre de 1973 y fines de 1974.
Según los antecedentes del proceso y del Informe de la Comisión Verdad y Reconciliación, unas 100 personas fueron fusiladas y enterradas en Colonia Dignidad. Del material analizado de las fichas encontradas junto con el arsenal de guerra que mantenían oculto, se determinó que al menos 50 personas fueron interrogadas, y se encuentran en condición de detenidos desaparecidos.
A los hallazgos de esa época también se sumaron piezas de vehículos que se encontraban enterradas y que corresponden al mismo tipo de autos que pertenecían a algunos de los prisioneros que pasaron por la villa. Entre las piezas había dos motores de citronetas.
Consultado el juez Jorge Zepeda sobre si ha recibido nuevos testimonios o antecedentes que permitan establecer un nuevo lugar donde se enterró a personas, dijo que siempre se están recibiendo informaciones que hay que analizar. Pero respecto de un punto exacto no confirmó ni desmintió. Donde fue enfático sí, fue en tener cautela con las informaciones que puedan aparecer publicadas, por las expectativas que se generan en familiares de las víctimas.
En momentos que se cuestionan los antecedentes de la Comisión Verdad y Reconciliación, por la aparición de tres casos de errores, la nueva fosa que habría sido descubierta en la Villa Baviera viene a mantener en plena vigencia la dolorosa realidad de una historia inconclusa, que algunos quieren olvidar.

4 de enero de 2009
©la nación
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