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murió arne naess


Filósofo noruego. A los 96.
[Patricia Sullivan] Murió en Oslo el 12 de enero Arne Naess, un filósofo noruego que acuñó el término ‘ecología profunda’ para indicar que los humanos no son más importantes que otras especies, ecosistemas o procesos naturales. Tenía 96 años.
Naess fundó el movimiento de la ecología profunda en 1973, después de años de activismo y pensamiento ecológicos.
La ecología profunda dice que los ambientes vivos tienen, en general, los mismos derechos que los humanos. En contraste, la ‘ecología superficial’ otorga respuestas de corto plazo para problemas ecológicos. Aunque las dos ideas pueden coexistir, Naess argumenta que sólo una transformación "profunda" de la sociedad moderna puede evitar una catástrofe ecológica.
La filosofía atrajo a adherentes tan diversos como los radicales activistas de Earth First! de fines de los años ochenta y de Douglas Tomkins, co-fundador de la línea de ropa Esprit.
Las ideas de la ecología profunda se convirtieron rápidamente en fundacionales, absorbidas por activistas y políticos, dijo Andrew Light, director de ética global en la Universidad George Mason e investigador del Centro para el Progreso Estadounidense.
"Naess nos presentó una manera de abordar los problemas que continuará siendo utilizada en los trabajos medioambientales", dijo Light. "Eso quiere decir buscar la causa real de los problemas ambientales y no solamente su impacto superficial".
Por ejemplo, un ecologista profundo limpiará un estanque porque las plantas y los animales merecen un hábitat prístino y cree que los bosques deben poder evolucionar a su propio ritmo. Un ecologista superficial conservará el estanque para sus hijos tengan un lugar donde nadar y mejorar la calidad de la cuenca.
Naess llamó a los ecologistas profundos a trabajar con aquellos que no comparten completamente su visión del mundo, observando a menudo que "la frontera es larga".

Nacido en Oslo el 27 de enero de 1912, Arne Dekke Eide Naess estudió en la Universidad de La Sorbonne en París e investigó para la Universidad de Viena, la Universidad de California en Berkeley y la Universidad de Oslo, donde se doctoró en filosofía en 1938. Al año siguiente se convirtió en el profesor más joven de la universidad y transformó la historia de las ideas en una asignatura obligatoria de todas las especialidades académicas.
Amante de la naturaleza desde niño, condujo en 1954 la primera expedición para conquistar Tirich Mir, la montaña de 7.620 metros en Pakistán, y otra expedición noruega para escalar la misma montaña en 1964.
Escribió muchos libros sobre comunicación y fue uno de los primeros en usar métodos estadísticos y cuestionarios para estudiar creencias filosóficas.
Durante la Segunda Guerra Mundial se incorporó a la resistencia noruega y ayudó a evitar el traslado de estudiantes a campos de concentración alemanes. Durante los años sesenta participó en la causa ambientalista y fue detenido una vez por desobediencia civil no violenta en una catarata donde se planificaba construir una represa. También escribió un manual para ayudar a los activistas que participan en protestas no violentas. En 1958 fundó una revista interdisciplinaria de filosofía llamada Inquiry.
Se retiró de su trabajo en la universidad en 1970 y empezó a estudiar la relación de la humanidad con la naturaleza. Inspirado por la ambientalista Rachel Carson, el filósofo del pacifismo Mahatma Gandhi y el metafísico Baruch Spinoza, defendió la tesis de que todos los seres vivientes tienen valor independientemente de su utilidad para otros y rechazó el tipo de individualismo que conduce al egoísmo en las relaciones con otros seres y la naturaleza.
Más tarde corrigió la filosofía y la ecología profunda se convirtió en una colección de ocho principios básicos, que valoraba todas las formas de vida, afirmaba que la diversidad es un valor en sí mismo y exigía que aquellos que la aceptaban trabajaran por los cambios.
En una entrevista de 1955 para un documental sobre él, ‘El llamado de la montaña’ [The Call of the Mountain], se describió a sí mismo como pesimista en el corto plazo y optimista en el largo.
"Para consternación de algunos periodistas, soy optimista", dijo. "Pero tengo que agregar que soy optimista sobre el siglo 22. Y me dicen: ‘Oh, ¿querrá decir el 21?’ ‘No, el siglo 22’. Creo que en el siglo 21 pasaremos por épocas muy malas que afectarán incluso a los países ricos. Ahora todo marcha bien, pero afectará a los ricos".

26 de enero de 2009
©los angeles times 
cc traducción mQh
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