john updike
Elaine Woo contribuyó a este reportaje. 9 de febrero de 2009
La muerte de Updike, por cáncer al pulmón, fue anunciada por Nicholas Latimer a nombre de su editor Alfred A. Knopf. Updike vivía en Beverly Farms, Massachusetts, pero el anuncio no indica dónde murió.
En una carrera que se extendió durante medio siglo, Updike publicó más de cincuenta libros, más de veinte de ellos novelas, e innumerables cuentos, así como antologías poéticas. En los últimos años fue mejor conocido por sus ensayos y críticas de arte. Su último artículo publicado fue una reseña de la novela ‘A Mercy’, de Toni Morrison, en el número del 3 de noviembre de 2008 del New Yorker.
"Tenía un rango extraordinario de intereses literarios que, en mi opinión, no fue nunca ni superficial ni casual", dijo al Times el martes Robert Silvers, editor de The New York Review of Books. La revista The New York Review of Books publicaba gran parte de las críticas de arte de Updike.
Las críticas literarias de Updike, dijo Silvers, giraron sobre casi todos los escritores importantes del siglo veinte y algunos del siglo diecinueve.
Para Updike, una reseña de una libro exitoso dependía de si era "animado".
"De si era soso, académico, seco, o si tenía animación, en la que el escritor participaba en la propia imaginación de John", dijo Silvers.
A fines de los años ochenta Updike había alcanzado lo que un escritor del Times llamó "la condición casi real del escritor célebre estadounidense", pero las opiniones críticas de su trabajo eran a menudo ambivalentes.
Lorrie Moore, escribiendo en The New York Review of Books en 2003, dijo que Updike era "posiblemente... el más grande escritor de cuentos de Estados Unidos, y probablemente nuestro mejor escritor".
Pero Harold Bloom, escribiendo años antes en una antología de ensayos sobre la obra de Updike, observó que aunque el novelista era capaz de crear una "narrativa bellamente económica", carecía de profundidad, lo que Bloom veía como condición de la gran literatura. Veía a Updike como un "novelista menor con un gran estilo".
Pese a la división de los críticos, dos de los personajes literarios más memorables de Updike, Harry ‘Rabbit’ Angstrom y Henry Bech, se convirtieron en emblemas de los hombres desplazados que lo fascinaron como escritor. Angstrom, un hombre al que se refería a menudo como su alter ego, es el desencantado vagabundo de clase media en la serie de cuatro libros de Updike sobre ‘Rabbit’. Bech es el novelista judío-americano, alejado de sus raíces culturales y legado de inmigrante para convertirse en un estadounidense completamente asimilado. Cada uno a su manera reflejan los principales temas de Updike.
Al principio de su carrera, Updike dijo que escribía más a menudo sobre el mundo desde el que venía, "la clase media protestante de pueblo chico", como lo describió en una entrevista con la revista Life en 1966. "Es en el medio donde chocan los extremos, donde gobierna incansable la ambigüedad".
Updike se apoderó de este territorio previamente desconocido y "lo convirtió en el terreno común de Estados Unidos", escribió Cynthia Ozick en un ensayo para el New York Times Book Review en 2003.
Además de sus Pulitzers por ‘Conejo es rico’ y ‘Conejo en paz’, Updike también ganó el Premio Nacional de Literatura [National Book Award] y el Premio Nacional del Libro [American Book Award] por ‘Conejo es rico’.
Updike no cumplía todavía los treinta cuando su segunda novela, ‘Corre, Conejo’ [Rabbit Run], lo convirtió en el centro de la atención nacional en 1960. Varios reseñadores percibieron inmediatamente que el personaje principal del libro sería el icono de su generación.
Harry ‘Rabbit’ Angstrom era un niño de un pequeño pueblo de Pensilvania que llegó a convertirse en una estrella del baloncesto en la escuela secundaria. Se casó joven, llegó pronto a la conclusión de que la vida adulta era decepcionante, abandonó a su esposa y joven hijo y se marchó para vivir solo.
Le siguieron tres novelas más sobre Angstrom: ‘El regreso de Rabbit’ [Rabbit Redux], en 1971, ‘Conejo es rico’, en 1981, y ‘Conejo en paz’, en 1990. Mientras Rabbit avanzaba a duras penas por el colapso de las mores sexuales establecidas, el surgimiento de la era tecnológica y el comienzo de la globalización, se convirtió en el "representante deliberado" del hombre americano, escribe Updike en sus libros de memorias de 1989, ‘A conciencia’ [Self-Consciousness].
Muchos críticos constataron "una gran diferencia entre el exquisito dominio de la prosa por Updike y... la aparente y vulgar insignificancia en la que la gastaba", escribió el crítico Eliot Fremont-Smith sobre Rabbit en un artículo para el Village Voice en 1981.
Otros vieron la historia de Rabbit como "una sutil exposición de la fragilidad del sueño americano", escribió el crítico literario Donald J. Greiner, un académico que escribió extensamente sobre la obra de Updike.
Updike dijo que Rabbit era un hombre típico, agobiado por las presiones y las desilusiones de la vida adulta -temas sobre los que no hablaba nadie de su generación.
"Yo sabía que tenía cosas que decir, cosas que pensaba, que nadie estaba diciendo", dijo Updike a la revista Times en 2006.
Tuvo su primer presentimiento de este tema literario cuando era niño y observaba a su padre, Wesley Updike, maestro. Iban y volvían juntos de la escuela, y Updike oía a su padre quejarse sobre el viejo coche y las cuentas de la familia.
"Me di cuenta de que no era fácil ser un hombre americano", dijo Updike en una entrevista de 2004 con la Academy of Achievement, un centro educacional en Washington, D.C.
Empezando con su primera antología publicada de cuentos cortos, ‘La misma puerta’ [The Same Door] en 1959, Updike fue admirado por su "prosa magra y lapidaria", escribió el crítico A.C. Spectorsky en Saturday Review en 1959.
La mayor parte de los cuentos de Updike aparecieron primero en The New Yorker, donde trabajó en la redacción durante un breve periodo y fue, durante décadas, un escritor habitual.
Como joven escritor, su visión de la vejez y la mortalidad era siniestra. Novelas y cuentos aluden al "temor de la muerte, al hecho de la decadencia y al inevitable colapso en la nada", escribió el crítico Tony Tanner en un ensayo incluido en ‘Modern Critical Views, John Updike’ de 1987.
La primera novela de Updike, ‘La feria del asilo’ [The Poorhouse Fair] (1959), publicada cuando tenía veintisiete años, gira sobre unos personajes en un asilo de ancianos, aislados del mundo excepto durante su feria anual.
Updike se refería al libro como un ejemplo de "sombría visión" de la vida adulta.
Algunos reseñadores elogiaron la novela por sus detalles tan precisamente observados y exuberante prosa. ‘La feria del asilo’ es una obra de arte", dijo en el New York Times en 1959.
Otros dijeron que la trama era débil y el estilo "demasiado lírico, abotargado, como un niño que ha comido demasiados caramelos", escribió Norman Podhoretz en la revista Commentary.
La tercera novela de Updike, ‘El centauro’ [The Centaur] (1963), que le significó el Premio Nacional de Literatura, gira sobre un profesor de ciencias en la secundaria y su hijo adolescente. La novela traza paralelos entre el maestro y Chiron, el más inteligente de los centauros en la mitología griega. Updike dijo que el libro era un tributo a su padre.
En varias de sus otras novelas y cuentos, Updike retornó al mito y a la fantasía. Más a menudo, sin embargo, convirtió a la religión en tema. En ‘Music School’, un cuento de 1966 ahora considerado un clásico, un hombre en el sótano de una iglesia espera contento que su hija termine su lección de piano. Sus pensamientos lo llevan a la violencia arbitraria y a las enfermedades terminales que han sufrido sus conocidos. Y sufre una revelación: "El mundo es la hostia; hay que chuparla".
"El mundo de Updike es secular, su mundana belleza es de origen divino, un don que debe vivirse, que debe ser ‘chupado’", escribió Greiner en un ensayo de 2006. En ‘Parejas’ [Couples], una novela de 1968, unas inquietas esposas en un pueblo chico de Nueva Inglaterra tratan de construir un paraíso con sexo libre. El titilante tema de la novela la mantuvo en la lista de mejores venta de Publishers Weekly durante 36 semanas.
Varios reseñadores comentaron la inclinación del libro hacia la nostalgia religiosa. En ‘Parejas’, los personajes intentan "espiritualizar la carne", ya que para muchos en esta época, la ‘carne’ puede ser todo lo que queda de la experiencia religiosa", escribió Joyce Carol Oates en 1987.
Pero el estilo de Updike amenazaba con ganársela al contenido, en opinión de algunas críticas. "Puede describir brillantemente el mundo adulto sin transmitir ni su profundidad y riesgos", escribió Alfred Kazin en una crítica de 1968. Updike también tomó nota del comentario y lo citó más tarde en sus memorias, diciendo que Kazin no era el único que pensaba eso.
A veces, Updike se mudó fuera de su territorio familiar para escribir sobre otros mundos: un imaginario país africano (‘Golpe de estado’ [The Coup], 1978), el amor interracial en los trópicos (‘Brasil’ [Brazil], 1994), una futurista guerra entre Estados Unidos y China (‘Hacia el final de los tiempos’ [Toward the End of Time], 1997), la realeza danesa (‘Gertrudis y Claudio’ [Gertrude and Claudius], 2000), el islam radical de Nueva Jersey (‘Terrorista’ [Terrorist], 2006), que recibieron comentarios mezclados.
Quizás tuvo más éxito con sus cerca de veinte cuentos sobre Bech, el famoso novelista judío-americano que sufre bloqueo de autor y pasa el tiempo con sus glorias pasadas.
Updike bromeaba que inventó a Bech para ganar un poco de atención. Cuando empezó con sus cuentos sobre Bech, en 1964, la lista incluía a Bernard Malamud, Saul Bellow y Philip Roth, todos aclamados escritores judío-americanos.
"Creé a Henry Bech para demostrar que yo también era un escritor judío", dijo Updike en una entrevista con la revista Time en 1982.
Dijo que Bech se basaba vagamente en J.D. Salinger, que escribió ‘El guardián entre el centeno’ [Catcher in the Rye], cosechando elogios en 1951 pero que dejó de escribir completamente en 1965. ‘El libro de Bech’ [Bech: A Book], en 1970, fue seguida por ‘El regreso de Bech’ [Bech Is Back], en 1982, y ‘Bech en la bahía’ [Bech at Bay], en 1998. Tres años después, todos los cuentos fueron incluidos en ‘The Complete Henry Bech’.
Ozick se quejó de que Updike cercenara las raíces de Bech. Un judío laico, casado con una WASP, Bech estaba "patéticamente truncado", escribió en su ensayo ‘Bech, Passing, reimpreso en su libro ‘Art and Ardor’ (1983).
Pero Updike conocía bien algunas cosas sobre su personaje, dijo. "Bech es un estúpido intelectual judío", escribió Ozick. "Lo conozco bien".
Varias de las novelas de Updike fueron llevadas al cine. ‘Las brujas de Eastwick’ [Las brujas de Eastwick] (1984), en la que el realismo se convierte en fantasía, muestra lo que ocurre cuando un grupo de amigas suburbanas aburridas, que son capaces de hacer brujería, conocen a un hombre demoníaco.
Si Updike es como otros novelistas que escribieron un montón pero sólo dejaron "un solo libro, extraordinario, observó Bloom, "en mi experiencia de leer a Updike, ese libro es ‘Las brujas de Eastwick’".
La última novela de Updike, ‘Las viudas de Eastwick’, publicada el año pasado, era una secuela de ‘Las brujas de Eastwick’.
Tarde en su carrera, al autor compiló ‘John Updike: The Early Stories’ (2003). El libro revelaba que los principales personajes masculinos de Updike, pese a sus nombres diferentes, parecían ser la misma persona en varias fases de la vida; un niño blanco, de clase media, en su adolescencia, soltería, matrimonio, paternidad, divorcio americano.
Varios de los primeros relatos en el libro -‘Plumas de paloma’ [Pigeon Feathers] (1960), ‘A&P’ (1961) y ‘Museos y mujeres’ [Museums and Women] (1967)- son considerados clásicos.
Su torrente de historias parecía no disminuir la producción de Updike de ensayos y reseñas literarias. A menudo criticaba las nuevas publicaciones de famosos contemporáneos, incluyendo a Roth, Oates y Gabriel García Márquez,
habitualmente con generosidad.
Hubo una famosa excepción. Updike tenía veintinueve años, y era un nombre relativamente nuevo entre los escritores neoyorquinos, cuando reseñó ‘Franny y Zooey’ [Franny and Zooey], de Salinger, para entonces un legendario colaborador de la revista.
La reseña de Updike en el New York Times era franca y precisa, y desde entonces ha sido incluida en varias antologías críticas.
Se quejaba de "una conversación transmitida interminablemente" entre dos de los personajes. Cuestionaba el "imposible resplandor" de la belleza e inteligencia de los personajes y lamentaba los intentos de Salinger de "instilar en el lector una adoración ciega" de la familia Glass, los personajes centrales de la novela.
Sugirió que Salinger debía alejarse de su adorada familia Glass y escribir sobre otras vidas.
"Salinger estaba irrevocablemente irritado", escribió Updike en una carta a Greiner. Pero Salinger el recluso no se vengó en público.
El interés de Updike en el mundo del arte se mantuvo durante toda su carrera. En un ensayo sobre Edward Hopper, Updike se atacó directamente a la esencia de la obra mejor conocida del pintor americano, ‘Nighthawks’, "una adorable cena de 1942. "La cualidad podría llamarse grandeza -una grandeza de paciencia y visión periférica".
"Era uno de los críticos de arte más brillantes y talentosos", dijo Silvers en The New York Review of Books. "Tenía una apreciación crítica de las técnicas de arte, de talento y de dibujo actuales... Le fascinaban los desarrollos en los conceptos de arte. Eso fue para nosotros un regalo maravilloso".
La poesía de Updike parecía un apartado. Durante muchos años escribió versos ligeros a los que se refería como "haciendo caricaturas con las palabras" y una "especie de ejercicio verbal" en su prefacio de ‘Collected Poems, 1953-1993".
John Hoyer Updike nació en Shillington, un suburbio de Reading, Pensilvania, el 18 de marzo de 1932. Era un niño torpe y enfermizo que tartamudeaba y tenía asma y psoriasis, que describe con meticulosos detalles en ‘A conciencia’ [Self-Consciousness]. El trastorno de la piel lo salvó más tarde del servicio militar.
Estudió en la Universidad de Harvard, donde fue dibujante para el Harvard Lampoon. Se inscribió en cursos de escritura creativa y escribió cuentos, versos ligeros y ensayos.
Para cuando se graduó, summa cum laude, decidió convertirse en escritor profesional.
Se casó con Mary Pennington en 1953, un año antes de graduarse en la universidad. Se divorciaron en 1976.
Al año siguiente se casó con Martha Ruggles Bernhard. Ella tenía tres hijos de su primer matrimonio: los hijos David y Michael y las hijas Miranda y Elizabeth Cobblah; y varios nietos.
En 2004, después de décadas escribiendo y con más de cincuenta libros publicados, Updike dijo que estaba listo para reducir el ritmo. Reduciría el "producto", como llamaba a sus escritos, pero no lo dejaría. "Escribir te hace más humano", dijo
28 de enero de 2009
©los angeles times
cc traducción mQh
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