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las nuevas revoluciones latinoamericanas


Revoluciones latinoamericanas impulsadas por juristas. Equipos de estudiosos españoles ayudaron a reformular constituciones en Venezuela, Bolivia y Ecuador.
[Joshua Partlow] La Paz, Bolivia. Aunque fue en el pasado producto de la rebelión armada, hoy la revolución en América Latina está tomando lugar en el papel bajo la forma de nuevas constituciones, un proceso en general pacífico influido por el trabajo de juristas españoles que han jugado un papel desconocido en la reformulación de los documentos populistas.
El referéndum en Venezuela el domingo sobre si reformar la constitución que todavía no cumple diez años para permitir que el presidente Hugo Chávez se postule a la presidencia indefinidamente es sólo el último ejemplo. En la década pasada otros dos países latinoamericanos se embarcaron en la reformulación de las reglas fundamentales de sus sociedades, creando extensas nuevas cartas magnas que amplían enormemente los derechos sociales y económicos garantizados a los ciudadanos, especialmente a los pobres.
En los tres casos, desdela carta magna venezolana de 1999 hasta las nuevas constituciones en Ecuador el año pasado y Bolivia el mes recién pasado, un equipo de juristas españoles influyeron en la concepción, redacción o implementación de los documentos, lo que ha provocado tensiones de clase nacionales y dañado las relaciones con el gobierno estadounidense. El líder es Roberto Viciano Pastor, autor y profesor de derecho constitucional de la Universidad de Valencia, cuya asistencia técnica, según algunos, en la escritura de las constituciones está generando nuevas preocupaciones en toda Sudamérica.
"¿Por qué ahora? Porque yo creo que hay una crisis popular en esos países", dijo Raúl Prada Alcoreza, que fue miembro de la asamblea constituyente de Bolivia. "En estas constituciones recientes hay una fuerte conciencia de la historia política, y han emergido líderes que sintetizan esta pasión y las demandas de la gente".
Los juristas constitucionales señalan las varias similitudes entre las constituciones de Venezuela, Bolivia y Ecuador, incluyendo el énfasis en la ‘refundación’ de esos países para corregir injusticias históricas, consolidar el poder del líder y concentrar las políticas públicas y el gasto en las necesidades sociales de las clases que otros gobiernos han ignorado.
Los líderes de estos tres países se han asociado con "lo que consideran los aspectos más importantes para su país", como el legado del fundador Simón Bolívar, en Venezuela, o la experiencia de los pueblos indígenas en Bolivia, dijo Alfonso W. Quiroz, profesor de historia en Baruch College, en la Ciudad Universitaria de Nueva York, que está estudiando la historia constitucional de los países hispanoamericanos.
"Dependen de eso para tener más control sobre el poder ejecutivo", dijo. "Definitivamente tienes que concluir que las tres son motivadas por objetivos políticos concretos".
Chávez lleva diez años gobernando. Y el presidente Rafael Correa en Ecuador y el presidente Evo Morales en Bolivia ganaron ambos fácilmente las votaciones sobre sus constituciones, que les dan la posibilidad de prolongar su mandato más allá de los diez años.
Todos gobiernan con un estridente tono populista, animado por un espíritu antinorteamericano que los colocan a la izquierda política de gobiernos liberales latinoamericanos como los de Brasil o Chile.
Mientras el discurso de los tres presidente a menudo se inspira en el mensaje antiimperialista de la Guerra Fría, todos ellos han descansado en votaciones democráticas para ser elegidos y aprobar nuevas constituciones, a diferencia de las rebeliones armadas del pasado como la izquierda armada en Cuba y Nicaragua.
"Lo que hemos alcanzado en estos últimos años fue, en verdad, el resultado de la muerte de mucha gente, muchos jóvenes, que decidieron tomar las armas para derrotar a los regímenes autoritarios en Chile, Argentina, Uruguay, Brasil, en casi todos los países", dijo el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva en un foro social el mes pasado. "Murieron, y estamos haciendo lo que ellos soñaron con hacer -y hemos ganado por medios democráticos".
La popularidad de estos nuevos movimientos populistas podrían complicar las campañas antinarcóticos del gobierno de Obama en la zona andina. Venezuela y Bolivia han restringido fuertemente la cooperación con agentes antinarcóticos de Estados Unidos, mientras que la base militar en Ecuador utilizada por el programa de vigilancia aérea norteamericana será cerrada este año. Los tres presidentes también han cuestionado los beneficios del libre comercio, un objetivo estadounidense de largo plazo en la región.
En este proceso, el papel jugado por Viciano y sus colegas españoles ha generado controversia entre algunas figuras de la oposición, que consideran al equipo como agentes de los partidos gobernantes empecinados en convertir los deseos de los gobiernos en textos jurídicos vinculantes. Un diario español, el ABC, describió a Viciano en un artículo de 2007 como la "materia gris" de Chávez y el "principal ideólogo" de las reformas constitucionales de Venezuela. Viciano objetó y el diario se retractó más tarde. Pero todavía ronda un aire de misterio sobre el trabajo del grupo, que opera en gran parte más allá del alcance del debate público, de acuerdo a miembros de la asamblea en Ecuador y Bolivia.
Antes de que Martha Roldós, la hija de un ex presidente ecuatoriano y miembro de la asamblea constituyente del país, conociera a Viciano en una reunión universitaria en Quito, la capital de Ecuador, sólo había oídos rumores sobre este hombre, al que describió como "casi un fantasma".
"Medio bromeando le dije: ‘Ah, usted es el que escribió nuestra constitución’", dijo.
La crítica fue quizás más estridente en Ecuador, donde el grupo fue asesor del presidente de la asamblea constitucional, Alberto Acosta, y recibió más de 120 mil dólares del despacho del fiscal general. Un informe sobre su trabajo, aparentemente co-escrito por Viciano y publicado en la prensa ecuatoriana el año pasado, discute cómo los miembros del grupo bosquejaron las ‘líneas políticas rojas’ para Acosta y reciben sugerencias de la presidencia. También proporcionan análisis sobre temas constitucionales como el matrimonio homosexual, de acuerdo a la página web de noticias Ecuadorinmediato.
La controversia obligó a Acosta a negar que los españoles hubieran escrito la constitución ecuatoriana. Dijo que los expertos constitucionales habían ayudado, pero no contribuido más que sus asesores ecuatorianos. Aunque Viciano comparte una "empatía ideológica" con el presidente Correa, dijo Acosta, "las huellas digitales de Viciano no se encuentran en nuestra constitución".
"No escribieron borradores de la constitución, no que yo sepa. Pero sí contribuyeron con temas", dijo en una entrevista. "No había tiempo para organizarse, así que su experiencia fue muy valiosa".
Kintto Lucas, autor y asesor de la asamblea ecuatoriana sobre temas de soberanía y relaciones exteriores, dijo que su comité pidió a los asesores no inmiscuirse con el trabajo de los asambleístas. "Siempre he estado en desacuerdo con su presencia, porque creo que no conocen verdaderamente el país", dijo Lucas. "Su papel fundamental fue ayudar al gobierno a poner sus ideas en la constitución".
Viciano no ha respondido a preguntas sobre su papel en las constituciones, pero en el pasado ha negado que él o sus colegas influyeran en alguno de los textos.
Rubén Martínez Dalmau, que trabajó como asesor con Viciano en los tres procesos constitucionales, dijo en una conferencia telefónica desde España que su grupo sólo jugó un papel técnico, ayudando a los miembros de la asamblea a "entender cuál sería el resultado si pones una coma aquí o allá, o un artículo en lugar de otro".
"No somos los padres de ningún concepto", dijo. "No somos máquinas que pensamos todos lo mismo. No hay una política común ni una ideología común".
Martínez, también profesor de derecho constitucional en la Universidad de Valencia, dijo que miembros del grupo ocasionalmente diferían entre ellos, así como con los gobiernos a los que asesoraban. Por ejemplo, Chávez quería inicialmente una legislatura bicameral, dijo, pero los asesores defendieron el sistema unicameral, que fue el que la asamblea adoptó finalmente. Acosta dijo que los españoles también se opusieron a la decisión de la asamblea ecuatoriana de definir los derechos inherentes de la naturaleza, que organizaciones ecologistas dijeron que era un lenguaje sin precedentes en una constitución.
Los productos finales son extensos documentos. Mientras que la constitución estadounidense tiene siete artículos y veintisiete enmiendas, la de Venezuela tiene 350 artículos, la de Bolivia 411 y la de Ecuador 444. Cada documento detalla una larga lista de derechos. La constitución boliviana, por ejemplo, garantiza los derechos a la alimentación, agua, educación y enseñanza gratuitas, servicio de alcantarillado, electricidad, gas, correo y teléfonos, identidad cultural, intimidad, honor, dignidad y una vida libre de torturas y violencia física, psicológica o sexual. Hay derechos especiales para los niños, la tercera edad, las familias y los discapacitados y dieciocho derechos diferentes para los grupos indígenas.
"Es casi imposible no votar por ellas, pues todas prometen todos esos derechos", dijo Quiroz sobre el gobierno. "Creo que son claramente tipos populistas de constitución. Algunas de sus disposiciones son tan difíciles o imposibles de implementar, que los criterios para implementar cosas tan difíciles han sido dejados al ejecutivo y al presidente mismo".
Jaime Aparicio, ex embajador boliviano en Estados Unidos, dijo que el problema es que esas constituciones "en las que se mezclan las leyes con los buenos deseos, se convierten en una lista de la compra".
"Los problemas no se pueden solucionar creando una constitución. Tú puedes decir que todo el mudo tiene derecho a la salud pública, pero eso no resuelve el problema de la salud pública", dijo Aparicio, que ayudó a supervisar la elecciones de la asamblea en Ecuador y es vicepresidente del Comité Jurídico Interamericano, con sede en Río de Janeiro.
Las nuevas constituciones también otorgan importancia a los derechos colectivos de los grupos, como los pueblos indígenas y las organizaciones de derechos humanos y ecologistas. En Venezuela, los asesores españoles fueron influyentes en esos temas, de acuerdo a Carlos Ayala, prominente jurista venezolano.
"En nuestra opinión, se estaban apartando de lo que decía la constitución, hacia una orientación popular más radicalizada, en el mal sentido de la palabra", dijo. "Poder popular en términos del imperio de la ley".
Los partidarios de esos cambios las consideran transformaciones necesarias y democráticas.
"Estamos tratando de resolver contradicciones históricas", dijo Carlos Romero, ministro boliviano de agricultura y miembro de la asamblea constituyente. En el pasado, dijo, Bolivia había fracasado a la hora de proteger a los pueblos indígenas, como "actores colectivos", fue débil en su relación con sus regiones y se "divorció de su economía". La nueva constitución intenta rectificar esos problemas, dijo.
En una discusión al día siguiente de que los bolivianos votaran la nueva constitución el 25 de enero, Viciano criticó el documento, particularmente una serie de enmiendas que había aprobado el Congreso Nacional en octubre que dijo que satisfacían demasiadas demandas de la oposición.
"Eso es lo que algunos autodenominados revolucionarios no entienden: En la revolución no siempre puedes alcanzar un consenso", dijo Viciano. "La revolución se hace o no se hace. Pero el consenso no se puede forzar".

Andres Schipani contribuyó a este reportaje.

19 de febrero de 2009
©washington post
cc traducción mQh
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