continúan cortes de guantánamo
10 de mayo de 2009
A las pocas horas de asumir, Obama cumplió su promesa de campaña y anunció que cerraría la cárcel de Guantánamo, el símbolo más famoso de la política de violación de los derechos humanos del gobierno de Bush. Se puso como plazo enero del 2010, pero nunca diseñó una hoja de ruta concreta sobre el futuro de los 241 prisioneros, que hospeda la prisión cubana hace años. Una opción es entregarlos a países amigos, como las potencias europeas; aún siguen negociando los detalles. La otra opción es apresurar los casos considerados más fáciles.
En enero pasado, cuando el nuevo gobierno asumió, la idea era que esos juicios se realizaran en cortes federales o, si el caso lo ameritaba, en cortes militares ordinarias. "Las cosas parecen mucho más difíciles ahora que lo que se pensaba el 20 de enero", reconoció un funcionario nacional al Post. Por miedo a perder los juicios en cortes ordinarias –continuó el matutino norteamericano–, la Casa Blanca estaría reviendo su decisión.
Según adelantó un funcionario de Obama, el mandatario pediría esta semana una extensión de 90 días, para ganar tiempo. Después de eso anunciaría la vuelta de los tribunales militares, los mismos que idearon los asesores legales de Bush en 2006 para juzgar a los llamados combatientes ilegítimos, es decir, a los prisioneros que no peleaban en nombre de un ejército nacional ni respondían a Estado internacionalmente reconocido.
Esos tribunales ad hoc, que sólo existen en Guantánamo, garantizaban la confidencialidad de toda la información que se mencionaba en los procesos y, por ende, era inaccesible a la prensa e incluso en algunos casos al mismo acusado. Se realizaban en la misma cárcel cubana, a puertas cerradas y sólo podían estar presentes los fiscales, los abogados defensores y los acusados. La decisión de los jueces, todos oficiales de alto rango, no podía ser discutida por ninguna otra instancia judicial.
Este sistema paralegal, como lo calificó Human Rights Watch, había sido criticado por casi toda la comunidad internacional e incluso por el propio Obama durante la campaña electoral. "Según cualquier criterio que se quiera utilizar, nuestro sistema para juzgar a esos prisioneros ha demostrado ser un terrible fracaso", aseguró en junio pasado.
Pero ahora Obama argumentará que el sistema de tribunales militares fue reformado y mejorado. Ya no se podrán utilizar pruebas dudosas, como rumores no confirmados o información extraída por medio de torturas. Además, los prisioneros tendrán total libertad y acceso para elegir a sus abogados. Todos los derechos constitucionales estarán garantizados, promete el proyecto que está a la espera de la aprobación final de Obama.
Para el director ejecutivo de la Unión de Libertades Civiles estadounidense, Anthony Romero, ninguna de esas reformas justifica volver al sistema hermético y extraordinario de los tribunales militares. "Cualquier intento de modificar esas comisiones militares sería un error enorme. No hay manera de arreglar un procedimiento que nació fallado y que nunca trajo justicia", sentenció.
Para Romero, como para el resto de las organizaciones estadounidenses defensoras de los derechos humanos y civiles, las cortes federales civiles están preparadas para juzgar a los detenidos de Guantánamo y mantener en reserva la información clasificada sobre las investigaciones de terrorismo. "Si Obama sigue adelante con los tribunales militares en Guantánamo, manchará nuevamente la imagen de la Justicia estadounidense", advirtió Tom Parker, uno de los especialistas en contraterrorismo de Amnistía Internacional.
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