murió robert colescott
15 de junio de 2009
Colescott, que sufría del síndrome de Parkinson, murió en su casa en Tucson el 4 de junio, informó Marc Wehby, codirector de la Galería Kravets/Wehby de Nueva York, donde el artista había expuesto su trabajo en los últimos años.
El primer artista afroamericano en representar a Estados Unidos en la Bienal de Venecia en 1997, Colescott era conocido por su recreación de obras maestras de la historia del arte europeo y estadounidense, cambiando el reparto de personajes blancos, por negros. En ‘George Washington Carver Crossing the Delaware: Page From an American History Textbook’, reinterpretó la pintura del héroe de la Guerra Revolucionaria de Emmanuel Leutze, de 1851, colocando a Carver, un pionero químico agrícola afroamericano, en el timón de un bote cargado con cocineros, criadas, pescadores y trovadores negros.
Con un estilo explosivo y un humor igualmente desafiante, también creó sus propias versiones de ‘Los comedores de patatas’, de van Gogh, ‘El matrimonio Arnolfini’, de Jan van Eyck, y ‘Desayuno sobre la hierba’, de Edouard Manet.
"Es un tema que corre peligro", dijo Colescott en una entrevista con el Times en 1986, con ocasión de una muestra de su trabajo en la Galería Koplin, en West Hollywood, ahora la Galería Koplin del Río, en Culver City. "A menos que sean efusivamente positivos o los conviertas en héroes, las imágenes de gente negra en las pinturas son sospechosas. Pero yo estoy muy orgulloso del hecho de que más gente entiende lo que estoy haciendo. Curiosamente, hay más blancos que negros acusándome de ser un racista".
Recurrió a la historia del arte durante toda su carrera, pero también exploró muchos otros temas, a veces describiendo a las mujeres como monstruos rollizos y mezclando razas en figuras individuales. En ‘Oda a la alegría (Himno europeo)’ [Ode to Joy (European Anthem)], una monumental pintura realizada en 1997, el personaje central es una mujer de cara negra, cuerpo amarillo y cabellos rojos. Tras emerger de una lámpara de genio con escasa ropa interior roja, disfruta de una pizza y mira ansiosa las montañas de hamburguesas que hay cerca de ella. Un globo de texto de cómic con música de Beethoven, una paleta de pintor, un bote de oro, un par de esqueletos y un arquero parecido a Cupido, completan la bizarra escena.
"¿Qué está pasando aquí?", preguntó el crítico Peter Schjeldahl en una reseña de 1998 en la Village Voice. "Una alegría sonora, desordenada, turbia. Colescott es sexo, amor, dinero, música, arte, memoria y comida rápida. ¿Qué impulsa tu bote? Quizás la pintura. Como Colescott, este trabajo ilustra una pesada alegoría de briosas emociones, para luego entregar las emociones a mano: pincelada tras pincelada, color tras color, con texturas que son suficientemente buenas como para ser comidas".
Afirmando que Colescott era más bien un cómico que un crítico social, Schjeldahl escribió que "su objetivo no es el fin del mal, sino el aumento de la fuerza vital, un bono de vitalidad del regocijo".
Hijo de músicos, Colescott nació en 1925 y se crió en Oakland. Empezó a dibujar en su infancia y tuvo un importante modelo de conducta en el escultor Sargent Johnson, un amigo de la familia. Como el padre de Colescott, Johnson sobrevivía trabajando en ferrocarriles.
El artista en ciernes fue empadronado por el ejército en 1942 y sirvió en Europa hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial. Su período de servicio le llevó a París, entonces la capital del arte mundial y una ciudad que era hospitalaria con los artistas afroamericanos. En casa, se inscribió en la Universidad de California en Berkeley, que le otorgó su licenciatura en dibujo y pintura en 1949. Pasó el año siguiente en París, estudiando con el artista francés Fernand Leger, y luego volvió a Berkeley para sacar una maestría en 1952.
Colescott se mudó al noroeste después de estudiar y empezó a enseñar en la Universidad de Portland, donde trabajó entre 1957 y 1966. Pero en 1964 tuvo una experiencia que le cambió la vida cuando tomó un año sabático con una beca de estudios del American Research Center en El Cairo.
"Ponía gente negra en mis pinturas del mismo modo que pondría una guitarra o una botella, pero eso no tenía ninguna significación hasta que viajé a Egipto", dijo Colescott al Times. El viaje lo liberó de "las limitaciones del arte europeo y me permitió inspirarme en otras fuentes", dijo. "La raza se convirtió en mi tema. Fue el año más crucial de mi vida".
Volvió a Portland por un año, pero volvió a viajar a Egipto como profesor invitado de la Universidad Americana de El Cairo de 1966 a 1967. Cuando estalló la guerra, él y su familia se trasladaron a París, donde vivirían tres años. Retornaron a California en 1970 y pasó los siguientes quince años pintando y enseñando arte en la Universidad de California en los campus de Stanislaus y Berkeley y en el Instituto de Arte de San Francisco.
Colescott aceptó una posición como profesor invitado en la Universidad de Arizona en Tucson en 1983 y se unió al departamento en 1985, ascendiendo en su carrera académica hasta 1998, cuando fue nombrado profesor emérito.
Le contó a un entrevistador del Times que originalmente no le agradó Tucson, pero que llegó a quererla. "Es un lugar remoto donde no me conoce nadie y no tengo que hablar sobre arte con la gente".
Pero representar a su país en la Bienal de Venecia en 1997 lo hizo subir a un escenario mundial a los 71, creando una oleada de atención en la prensa y llevando a los conservadores a reconsiderar su trabajo.
Una exposición retrospectiva de sus pinturas, organizada por el Museo de Arte de San José, recorrió el país entre 1998 y 2000.
La obra de Colescott se puede admirar en numerosas exposiciones públicas, entre las cuales destacan las del Museo Metropolitano de Arte, Museo Whitney de Arte Americano y el Museo de Arte Moderno de Nueva York; el Museo de Arte Moderno de San Francisco; el Museo de Arte del Condado de Los Angeles; y el Museo de Arte Contemporáneo de Los Angeles.
Los cuatro primeros matrimonios del artista terminaron en divorcio. Le sobrevive su quinta esposa, Jandava Cattron; su hermano Warrington Colescott Jr. de Hollandale, Wisconsin; cinco hijos; y un nieto.
13 de junio de 2009
©los angeles times
cc traducción mQh
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