arraigo contra el loco en caso jara
13 de julio de 2009
La medida fue adoptada por el ministro Juan Eduardo Fuentes Belmar, que investiga el homicidio del popular artista ocurrido pocos días después del golpe militar, en septiembre de 1973, al interior del Estadio Chile.
Entre los afectados por la restricción estaría quien es el principal sospechoso de haber disparado al cantante en su cabeza.
La prohibición para salir del país afecta a un teniente y un subteniente que estaban al mando de al menos dos secciones de la compañía de combate del Regimiento Tejas Verdes , que esa noche fueron asignados para efectuar labores de custodia de los prisioneros que fueron llevados hasta el recinto deportivo, ubicado en la comuna de Estación Central, transformado a partir del 11 de septiembre en un centro de detención, tortura y exterminio.
A la orden de arraigo, dada a conocer la semana pasada por La Nación, que afecta al coronel Nelson Haase Mazzei, se agrega la del ex subteniente, conocido como ‘El Loco’, que, según la primera versión del ex conscripto José Paredes Márquez, habría disparado en la cabeza a Víctor Jara.
El juez Fuentes Belmar decretó el arraigo contra ‘El Loco’ después de interrogarlo en al menos dos oportunidades y de carearlo con Paredes Márquez.
Aunque el ex conscripto Paredes se ha desdicho de la versión original entregada a los detectives que investigan el caso, el magistrado está despejando todas las dudas que hay sobre el episodio que describe, ocurrido al interior de uno de los camarines, donde Víctor Jara fue llevado junto a otros tres prisioneros.
El problema para Haase y "El Loco", que niegan haber estado en el Estadio Chile, incluso en Santiago, durante los días posteriores al golpe militar, es que hay otros testimonios que los ubican a ambos en el recinto deportivo, que hoy lleva el nombre del artista asesinado, hoy verdadero ícono de la cultura chilena.
Ruleta Rusa
Según el relato que Paredes hace a la policía, "llegan los oficiales de la Escuela de Ingenieros de Tejas Verdes, Nelson Haase Mazzei y ‘El Loco’ e ingresan al interior junto a (el ex conscripto Francisco) Quiroz, donde ‘El Loco’ comienza a jugar a la ruleta rusa con los detenidos, siniestra actividad que consistía en colocar un cartucho en la recámara del arma para luego hacer girar la nuez, colocar el cañón en la sien del detenido y apretar el gatillo esperando que la suerte derima el destino del prisionero".
El testimonio agrega que ‘El Loco’ agarró primero a Víctor Jara y "lo comienza a insultar", luego coloca al artista mirando hacia la pared "y da vuelta la nuez y le dispara, cayendo (Jara) al suelo, y después nos ordena, es decir, a mí y a Quiroz, darle una ráfaga del fusil SIG en el cuerpo, sin precisar ninguna parte, sino que en forma horizontal".
El Fusil
De allí que adquiera mayor relevancia el peritaje que se está realizando tanto al cadáver de Víctor Jara como al fusil que habría utilizado el ex conscripto en esos días y que fue entregado por el Ejército, tras ser así ordenado por el magistrado Fuentes Belmar.
Trascendió que una de las consultas que ambos ex oficiales han debido responder es el tipo de arma que utilizaban en esa fecha.
El margen que les queda a ambos para utilizar como coartada es muy estrecho, ya que el juez también podría solicitar a la institución que dirige el general Óscar Izurieta los registros del tipo de arma asignada a cada uno de ellos.
El Servicio Médico Legal (SML) está a pocos días de entregar el informe final sobre las causas de muerte y características de las lesiones que presenta el cuerpo del cantautor.
Asimismo, dejarán en condiciones a los peritos del Laboratorio de Criminalística de la Policía de Investigaciones (PDI), para analizar las balas que fueron extraídas de los restos del artista.
Fundamental en esta pericia será la utilización del microscopio de barrido nuclear con que cuenta desde este año el organismo científico de la PDI, capaz de comparar las características del cañón del fusil, y de cualquier arma, con las marcas que quedan en los proyectiles percutados.
La colaboración que el ex conscripto Paredes prestó en la investigación judicial y las diligencias ya realizadas motivaron al juez a otorgarle la libertad provisional, después de que lo procesara como uno de los autores materiales del crimen.
Hoy la Corte de Apelaciones de Santiago revisará esa decisión.
La Generación del 62
El capitán Luis Germán Montero pertenece a la generación de subtenientes egresados de la Escuela Militar en 1962.
A esa promoción se adscriben, además, algunos subtenientes que más tarde cumplirían papeles destacados en la represión que siguió al golpe militar de 1973, entre ellos José Zara Holger, Federico Wenderoth Pozo, Gerardo Urrich González, Antonio Palomo Contreras y Luis Polanco Gallardo. Otros de esa misma generación, llegaron al alto mando y se transformaron en oficiales muy cercanos al general Pinochet, tales como Sergio Moreno Saravia y Eugenio Covarrubias Valenzuela. Este último llegó a ser jefe de la Dirección de Inteligencia del Ejército, DINE, y fue procesado por la desaparición y asesinato en Uruguay del químico Eugenio Berríos.
El capitán Montero, por su parte, junto a varios compañeros de su promoción, figura en el proceso por el asesinato del general Carlos Prats, testimoniando a favor del acusado José Zara Holger, uno de los principales responsables del homicidio del ex comandante en jefe, perpetrado en Buenos Aires en septiembre de 1974.
El Teniente Haase Mazzei
El hoy coronel (R) Nelson Haase, sindicado por algunos testigos como presente en el Estadio Chile en los instantes que se asesinó a Víctor Jara, pertenece a la primera generación de subtenientes que egresó en 1967 de la Escuela Militar, la que tuvo dos promociones.
Entre sus compañeros figuran varios connotados violadores de los derechos humanos en los primeros años de la dictadura militar, como los oficiales Cristoph Willeke y Miguel Krassnoff. A esa generación pertenecen también el coronel (R) Carlos Carreño, secuestrado por el Frente Patriótico Manuel Rodríguez en 1988; y, el actual alcalde de Providencia, Cristián Labbé, además de otros destacados ex oficiales. Perteneciente al arma de ingenieros, Haase fue jefe de una de las unidades de la DINA, la Brigada Ongolmo, y más tarde formó parte de la Sociedad Pedro Diet Lobos, pantalla comercial de la DINA.
En los inicios de 1980 estuvo al mando de la unidad del Cuerpo Militar del Trabajo, CMT, en Chaitén, donde se preocupaba escrupulosamente de que sus oficiales subordinados contaran con capa para las ceremonias, repuesta por Pinochet; pero que pocos se preocupaban de adquirirla porque era una prenda especialmente cara. Algunos oficiales también lo recuerdan por sus ínfulas de seductor de las cónyuges de sus subordinados, característica que, al parecer, influyó en que fuera dado de baja al promediar esa década.
El subteniente Nelson Haase, en 1967, al egresar de la Escuela Militar, destinado junto a otros suboficiales al arma de Ingenieros. Haase aparece en la fila de atrás, señalado con el círculo.
Justicia, No Venganza
Aunque ya han transcurrido 36 años del asesinato del cantautor nacional Víctor Jara, revelar quienes fueron los autores intelectuales y materiales del alevoso crimen es un desafío aún pendiente para la justicia chilena.
El juez Juan Fuentes Belmar ha avanzando significativamente en la resolución del caso y, a pesar de que el ex conscripto José Paredes Márquez se arrepintió de la confesión que había realizado autoinculpándose como el autor de una las ráfagas con que fue acribillado el artista, las pericias que se le efectuaran al fusil que utilizó el joven soldado en 1973 determinarán el verdadero rol que le tocó jugar en el Estadio Chile.
Lo que está claro es que si no fue Paredes quien obedeció la orden de disparar sobre el agónico cuerpo de Jara, sí lo hizo algún otro de los conscriptos que pertenecían a la compañía de la Escuela de Ingenieros de Tejas Verdes que estuvo a cargo de vigilar a los prisioneros del Estadio Chile.
Por eso, conocer quienes eran los oficiales a cargo de esa unidad, es fundamental para esclarecer el caso, pues algunos de ellos saben de donde provino la orden mortal.
©la nación
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