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un peligroso tipo de odio


Gente de extrema derecha y enfermos mentales están creando un clima de odio que puede ser muy peligroso.
[Colbert I. King] El 16 de agosto, el pastor Steven L. Anderson, de la Iglesia Bautista de la Palabra Fiel, de Tempe, Arizona, dijo a su congregación que reza por la muerte del presidente Obama. En un sermón titulado ‘Por qué odio a Barack Obama’, Anderson predicó: "No voy a rezar por su bien. Voy a rezar para que se muera y se vaya al infierno".
Anderson no es el único clérigo que desea dejar viuda a Michelle Obama. En junio el Reverendo Wiley Drake, de la Iglesia Bautista First Southern, de Buena Park, California, dijo que estaba rezando por la muerte del presidente.
Anderson, sin embargo, fue explícito en su deseo. "Me gustaría que muriera de muerte natural. No quiero que sea un mártir; no necesitamos otro día festivo. Me gustaría que muriera como Ted Kennedy, de cáncer cerebral".
Plego a Dios que no responda a sus peticiones. Y ya que estoy en esto, pediré a los hombres y mujeres del Servicio Secreto que se esfuercen por proteger al presidente número 44 y su familia.
Hay algo malo que anda suelto por el país, una vileza y un odio dirigido contra Barack Obama, el primer presidente afroamericano del país, que quita el sueño. La hebra del resentimiento se teje en comentarios conservadores, en radios de extrema derecha y en programas de televisión por cable, que llegan directamente hasta el Capitolio.
Mirad el discurso de Obama en la sesión conjunta del Congreso el miércoles noche y el grosero grito "está mintiendo" de Jos Wilson, el republicano de Carolina del Sur. Mirad la bárbara conducta en los escaños republicanos.
Sirven de inspiración para los que odian a Obama.
No son solamente esos llamados a Dios para que dañe al presidente los que preocupan.
Al día siguiente del sermón de Anderson ‘Por qué odio a Barack Obama’, Chris Broughton, miembro de la congregación de Anderson, se apareció con un AR-15 y una pistola en un discurso de Obama en Arizona -no para atacar al presidente, dijo Broughton, sino para ejercer su derecho constitucional a portar armas.
Luego están los tipos que son verdaderas bombas de tiempo.
Richard Poplawski, de Pittsburgh, dormía con un arma debajo de su almohada, odiaba a los judíos, temía que Obama estuviera tramando quitarle sus armas, y pensaba que Obama era bien tratado en la prensa porque era negro. En abril, Poplawski demostró que hablaba en serio. Disparó y mató a tres agentes de policía e hirió a un cuarto cuando llegaron a su casa en respuesta a una llamada de emergencia. Luego está George Sodini, que viajó en agosto a un gimnasio en Bridgeville, Pensilvania, abrió su bolso, extrajo un arma y mató a tres mujeres e hirió a otras nueve. Sodini había planeado el atentado en el verano, pero lo postergó, escribió en su página web, porque quería "estar libre para ver el resultado de las elecciones".
Sodini escribió sobre Obama: "Los medios liberales lo AMAN. Estados Unidos ha escogido al Hombre Negro".
Los escritos de Sodini revelan su desprecio hacia los negros y hacia las mujeres blancas que creía que jamás podría tener. Escribió que "las blancas prefieren a los negros. Prefieren a los negros antes que a los blancos. Todo papá sabe que cuando envía a su hijita a la universidad, preferirá a los negros. Lo he visto. Los negros se quedan con las mejores minas blancas".
Infuriado por el rechazo sexual y su odio hacia los negros, Sodini abrió fuego contra las que asistían a una clase de gimnasia llena de mujeres blancas que él aparentemente no podría tener nunca.
Ahora me dirán: "King, estás generalizando, te estás inventando una gran historia con ejemplos pequeños y aislados. Gente como Anderson, Broughton y Drake, y agresores como Poplawski y Sodini, son chiflados, no representan a nadie sino a sí mismos. La mayoría de la gente que se opone a Obama no lo quieren matar. No desean que sufra ni él ni su familia ningún daño físico". No lo voy a discutir.
Sin embargo, diré que desde que fue elegido se han dicho muchas palabras odiosas sobre Obama: palabras que inflaman y que inspira el tipo de odio que se escupe desde esos dos púlpitos en Arizona y California.
Los descerebranos de extrema derecha no ven al presidente como un rival político. En sus mentes, Barack Obama es el enemigo. Para ellos, es peligroso y perjudicial para el país.
¿Tiene la gente que piensa como Anderson y Drakes el derecho a decir que odian a Obama y quieren que muera? Sí. ¿Tienen Poplawski y Sodini derecho a arremeter contra la prensa ‘liberal’ y exponer sus puntos de vista racistas? Ciertamente.
Sin embargo, la profundidad de la hostilidad es extraordinaria.
Dijo el presentador de un programa de entrevistas de derecha que se oponía a que los estudiantes vieran el discurso sobre educación del presidente: "El 8 de septiembre debe ser un día de cimarra con aprobación de los padres. Usted es el tutor moral de sus hijos, no ese turbio abogado de Chicago". Y leí en el email de un padre a la página web de un canal de Florida: "Así es como Hitler llegó al poder en Alemania, predicando entre los más vulnerables de la sociedad".
¿Calumnias? ¿Paranoia? Para los oídos de los imitadores de Lee Harvey Oswald es música celestial.
Si el presidente de Estados Unidos llegara a necesitar alguna vez oraciones sinceras, este es el momento.

28 de septiembre de 2009
12 de septiembre de 2009
©washington post
©traducción mQh
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