sentimientos anti-islámicos en europa
16 de mayo de 2010
Tras prohibición del velo burqa.
[Edward Cody] Bruselas, Bélgica. Desde que empezara a llevar el velo islámico burqa hace seis semanas, cuenta Selma, la gente se la ha quedado mirando con el cejo fruncido, murmurado, la han llamado "fantasma" y un agente de policía la obligó a levantarse el velo para verle la cara.
"En Bélgica está prohibido llevar tus convicciones religiosas a su conclusión lógica", dice una mujer de Bruselas de veintidós años, que habló a condición de que no se reprodujera su nombre completo para evitarse problemas con su familia.
Estos son tiempos difíciles para los cerca de quince millones de musulmanes en Europa Occidental, no sólo para fundamentalistas como Selma, sino también para la gran mayoría que quieren encontrar su lugar como musulmanes sin enfrentarse a los cristianos y a las tradiciones seculares del continente que han adoptado como hogar.
Respondiendo a una ola de resentimiento que atraviesa las sociedades europeas, varios gobiernos han empezado a imponer restricciones a las maneras islámicas más inmediatamente visibles, como el velo. Entretanto, fuera de los dorados vestíbulos de parlamentos y ministerios han empezado a salir a superficie sentimientos anti-islámicos en estallidos de insultos por internet y en ataques físicos contra símbolos musulmanes.
En Bélgica, la Cámara de Representantes votó el 29 de abril para imponer una prohibición nacional al uso del burqa en público, convirtiendo al país en el primero en Europa Occidental en adoptar semejante medida. (La ley, que debe ser aprobada por el Senado, todavía no entra en vigor). Algunas municipalidades, incluyendo a Bruselas, tienen ordenanzas locales contra el velo. Pero los legisladores explicaron que querían "enviar una señal" a los musulmanes fundamentalistas y defender la dignidad y los derechos de la mujer.
Mencionando los mismos objetivos, la Asamblea Nacional en la vecina Francia votó el martes abrumadoramente para declarar que el burqa es "contrario a los valores de la república", lo que los legisladores describieron como el primer paso hacia la implementación de una ley similar a la belga. El gobierno conservador del presidente Nicolás Sarkozy ha prometido aprobar para el otoño la prohibición a nivel nacional. Ha persistido en su decisión, pese a dos recomendaciones de la corte constitucional francesa de que esa ley podría ser inconstitucional y chocar con las regulaciones de derechos humanos de la Unión Europea.
Los franceses, que tienen a la mayor población musulmana de cerca de cinco millones, han expresado un amplio apoyo a la medida de Sarkozy. Encuestas recientes constataron que dos tercios de los entrevistados querían una prohibición total o parcial del velo facial.
Sin embargo, los sentimientos públicos han ido más allá todavía. En discusiones recientes sobre la prohibición y durante un debate sobre la "identidad nacional" patrocinado por el gobierno, varias páginas web francesas cerraron sus foros debido al estallido de intervenciones difamatorias. Una carnicería mora y una mezquita fueron atacados con fuego de armas automáticas en el sur de Francia hace un mes, después de que Sarkozy decidiera proponer la prohibición total y un grupo de vándalos profanara la semana pasada un cementerio de soldados musulmanes que murieron luchando en el ejército francés.
Se Extiende por Europa
Propuestas de leyes contra el velo se han presentado también en los parlamentos de Italia y Holanda, aunque su aprobación no es segura. Algunas ciudades en esos países han decretado prohibiciones locales; una inmigrante tunecina fue multada con 659 dólares hace dos semanas en Novara, en el norte de Italia, por andar por la calle en dirección a una mezquita con la cara cubierta.
En Suiza, donde la construcción de minaretes fue prohibida en noviembre, la ministro de Justicia, Eveline Widmer-Schlumpf, dijo esta semana que el gobierno planea usar poderes administrativos similares para prohibir el burqa. Pero las reglas, observó, harán una excepción con los turistas del Golfo Pérsico, que gastan fastuosamente su dinero en hoteles y tiendas de lujo suizas.
Selma, la mujer de Bruselas, que como muchas otras que llevan el velo de cara completo en Europa, es una convertida reciente al islam, juró que seguiría cubriéndose la cara en público pese al oprobio que acarrea. Insistió en el respeto por "mi creador, mi marido y mi modestia".
La ola de preocupación por el velo, dijo, refleja temor al islam. Después de la ley anti-velo aprobada, subieron un video a internet advirtiendo sobre atentados terroristas en Bélgica.
"Es algo que les atemoriza", dijo Selma en una entrevista telefónica. "Y así, cuando ven a una mujer con un burqa...", dijo, su voz apagándose lentamente.
Isabel Soumaya, vicepresidenta de la Asociación de Musulmanes Belgas, que es respaldada por el gobierno, observó que sólo unas pocas docenas de mujeres -entre los 600 mil musulmanes del país- llevan el burqa. Soumaya, que se convirtió al islam hace veinte años, lleva el pañuelo islámico, que cubre sus cabellos, pero no lleva un burqa. Concentrándose en las que lo llevan, dijo, los legisladores belgas estaban azuzando los temores de los votantes". Agregó que "eso es racismo y una forma de islamofobia".
La fricción se ha hecho más grave, dijo Soumaya, porque los inmigrantes, muchos de ellos de África del Norte, que llegaron a Bélgica en los años sesenta y setenta ahora tienen hijos y, a veces, nietos que se han criado aquí. Los musulmanes de segunda y tercera generación, dijo, no tienen ninguna intención de volver a África del Norte y no sienten la necesidad de mantener la cabeza baja, como hacían sus ancestros al llegar.
Fouad Lahssaini, un legislador que llegó joven a Bélgica desde Marruecos, dijo que la mayoría de los musulmanes en Bélgica rechazan el velo facial de las mujeres y que aprobar esa ley era equivalente a "sacar una bazuca para matar a una mosca". Dijo que exigir que las mujeres se identifiquen a sí mismas a la policía o expongan su cara para controlar la foto de la licencia de conducir tiene sentido, pero la prohibición parece poco más que resentimiento por la alta visibilidad de los musulmanes en la sociedad belga.
Separando a los Musulmanes
En las calles alrededor de la Midi Station esta semana, cientos de inmigrantes marroquíes estaban en cafeterías mirando al-Yazira, el canal de noticias árabe, y las mujeres hacían las compras envueltas en túnicas hasta los pies con el pelo cubierto por pañuelos.
Los entrevistados, que crecieron en un país que practica una forma tolerante del islam, profesaron no querer ver con burqa a las mujeres. Pero parecían descontentos con la nueva ley, diciendo que marcaba a los musulmanes y podía ser el primer paso hacia otros problemas.
"Estoy contra el burqa", dijo Faridh Boughdan, 35, chef repostero. "Eso no lo exige el islam. Yo estudié teología en Marruecos. Leí el Corán, y ahí no hay nada sobre eso". Por otro lado, dijo, las mujeres deben llevar pañuelos para cubrirse el pelo cuando salgan a la calle.
Eso, dijo, lo establece el Corán.
15 de mayo de 2010
©washington post
0 comentarios