planes de retirada en iraq
4 de junio de 2010
La retirada de tropas estadounidenses de Iraq se efectuará a tiempo, dice el vicepresidente Biden.
[Scott Wilson] El presidente Obama definió a Iraq como la guerra por opción de su predecesor. Ahora su guerra es retirarse, y cuanto antes.
El reto de Obama, cuya oposición a la invasión de Iraq contribuyó a propulsarlo hacia la presidencia, será cumplir con su cronograma para la retirada militar de Estados Unidos pese al aumento de la violencia y a las constantes riñas entre los políticos iraquíes sobre quién debe conducir al país.
La sensible retirada está siendo manejada por el vicepresidente Biden, que dice que las fuerzas armadas estadounidenses reducirán sus niveles de tropas a cincuenta mil este verano, incluso si no llega a formarse un nuevo gobierno iraquí.
"Va a ser doloroso; habrá altibajos", dijo Biden en una entrevista de cuarenta minutos este mes en su despacho en el Ala Oeste [de la Casa Blanca]. "Pero creo que el resultado final va a ser que vamos a cumplir con nuestro compromiso".
Funcionarios de la Casa Blanca dicen que los iraquíes están confiándose cada vez más de la política, antes que de la violencia, para resolver disputas, reduciendo la necesidad de tropas estadounidenses. Pero la situación en el terreno demuestra que Iraq sigue estando fracturado.
Facciones rivales deben todavía formar un nuevo gobierno, casi tres meses después de las últimas elecciones nacionales, y los políticos han empezado a hablar sobre el vacío de poder mientras el vecino Irán ejerce su influencia sobre el resultado. Adel Abdul Mahdi, uno de los vicepresidentes de Iraq, llamó este mes a todos los partidos a ponerse de acuerdo rápidamente sobre el nuevo presidente para prevenir los intentos de "bandas terroristas para aprovecharse de las circunstancias en el país para herir al pueblo iraquí y a las fuerzas armadas".
Algunos ataques recientes fueron cometidos por grupos religiosos que los iraquíes temen que puedan revivir las divisiones que existieron durante la guerra civil de 2006 en las fuerzas de seguridad. Las facciones de Iraq también deben resolver problemas de largo plazo fundamentales como por ejemplo cómo compartir los beneficios del petróleo y cómo resolver diferendos territoriales enraizados en la historia.
En un discurso el sábado en la Academia Militar de Estados Unidos en West Point, Nueva York, Obama dijo que el compromiso de Estados Unidos en Iraq perdurará y que, tras la partida de las tropas estadounidenses, "una fuerte presencia civil estadounidense ayudará a los iraquíes a forjar su progreso político y económico". También reiteró su definición de éxito: "un Iraq que no sea un refugio de terroristas; un Iraq democrático que sea soberano y estable y autosuficiente". El día que Obama habló, el número de tropas estadounidenses en Iraq bajó, por primera vez desde la invasión de Iraq en 2003, por debajo del de Afganistán
Biden, en el pasado escéptico sobre la intervención de Estados Unidos en Iraq, ahora es uno de los más ardientes porristas del país. Está tratando de equilibrar la determinación de Obama de retirarse de Iraq con las crecientes inquietudes de algunos críticos conservadores de que las circunstancias actuales convierten una retirada rápida en una decisión peligrosa.
Altos funcionarios del gobierno rebaten que la novata democracia de Iraq, ahora defendida por una fuerzas de seguridad nacionales mejoradas, es suficientemente robusta como para resolver los problemas del país con mucho menos tropas estadounidenses a la mano.
El Factor Afganistán
Pero incluso algunos partidarios del gobierno dicen que el análisis está motivado más en las crecientes demandas de la guerra en Afganistán -donde se espera que el nivel de tropas estadounidenses llegue a cien mil al fin del verano- que en una evaluación imparcial del progreso iraquí. El plan de retirada llama a reducir las tropas de Estados Unidos en Iraq de las 92 mil hoy a cincuenta mil para fines de agosto, desde el máximo de cerca de 170 mil en 2007. Se programa que las últimas tropas estadounidenses en Iraq dejarán el país a fines de 2011.
"Dejar Iraq no es sólo un problema de relaciones públicas, sino un problema de recuperación de fuerzas", dijo John A. Nagl, presidente del Center for a New American Security [Centro para una Nueva Seguridad Americana], que sirvió como oficial de ejército en Iraq y colaboró en la redacción del manual de campo contra-insurgente del ejército. "El ejército no se ha recuperado de su entrada en Iraq, y ahora se está metiendo en Afganistán, que no ha solucionada para nada sus problemas".
"Hay muchas conexiones entre las dos guerras", dijo Nagl, "y el hecho de que sólo tenemos un ejército es una de ellas. Simplemente no tenemos suficiente ejército para hacer todo lo que quisiéramos hacer ahora".
En un comentario de 2006 publicado en el New York Times, Biden advirtió que Iraq se estaba encaminando hacia una división a lo largo de líneas étnicas y religiosas debido a los "profundos errores de juicio estratégicos" del gobierno de Bush. Escribió que "el presidente Bush no tiene una estrategia de victoria en Iraq", y sólo esperaba "impedir la derrota y pasarle el problema a su sucesor".
Ahora el problema lo tiene Biden, al que Obama nombró su adelantado en Iraq poco después de asumir la presidencia. El vicepresidente preside una sesión de revisión mensual en la sala de crisis, similar a la que preside Obama sobre Afganistán. Ayudantes de la Casa Blanca enfatizan que el tema de Iraq aparece frecuentemente en las reuniones semanales del presidente y del vicepresidente.
Pero la elección de Biden para manejar la política sobre Iraq ha enviado un mensaje involuntario a algunos fuera del gobierno.
"Da la impresión de que es una prioridad de segundo orden, no solamente al pueblo de Iraq sino también a los equipos de ONGes y Naciones Unidas que trabajan allá, dijo Stephani Sanok, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales [Center for Strategic and International Studies] que volvió en diciembre después de un año de estadía en Iraq. "Esas personas se están preguntando: ‘¿Por qué no podemos hablar con el presidente en este momento tan importante? ¿Por qué no recibimos el apoyo de los cargos más altos? El vicepresidente Biden es un hombre poderoso, pero no es el más importante’".
Como ex presidente durante largo tiempo de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Biden conoce personalmente a los líderes de Iraq, algo que ha utilizado para ayudarles a superar irritantes problemas. Un asesor dijo que Biden "habla con ellos de político a político" y ha dejado en claro que cuando es necesario, Obama lo escucha.
En el otoño pasado, durante un impasse sobre una nueva ley electoral que arrojó dudas sobre la votación parlamentaria, Biden visitó Bagdad y la ciudad kurda de Irbil, esperando conseguir un acuerdo. Estuvo a punto de lograrlo.
Así que se volvió hacia Obama, pidiéndole al presidente que llamara a Massoud Barzani, presidente de la región kurda de Iraq, para pedirle que respaldara un compromiso político. Un día después, después de una llamada telefónica de Obama de viente minutos, Barzani accedió.
"Los puso al borde del precipicio, pero no los empujó", dijo un alto cargo de la administración, que habló a condición de conservar el anonimato para describir el incidente. "Para Biden, todo esto tenía que ver con la oportunidad".
Sentimientos Vindicados
El artículo de opinión de Biden de 2006, que escribió con Leslie H. Gelb, propuso la creación de "tres regiones en gran parte autónomas con un gobierno central viable em Bagdad", un sistema federal que dijo que era la forma del acuerdo actual. Sin embargo Biden fue obligado durante toda la campaña de 2008 a defender la idea, que sus rivales políticos describieron como un llamado a fragmentar al país.
Biden dijo que hoy se sentía reivindicado. Pero reconoce que Iraq ha avanzado "más allá de lo que pensé en esa época" porque, dijo, todos los partidos basados en líneas étnicas y religiosas aprecian la participación en política.
"La cola que mantiene a todo el país junto es el petróleo", dijo Biden. "Hay un montón de petróleo, es una promesa real, hay un montón de gas, y está en todo el país. Todos han calculado que hacerse con una cuota legítima más grande de la tarta es un gran negocio".
Biden dijo que tenía confianza en que los líderes iraquíes accederían a firmar un gobierno aceptable para el electorado antes de fines de agosto.
Incluso si las partes fracasan, dijo, el gobierno interino de Iraq está funcionando bastante bien. Desechó las predicciones de una escalada de la violencia como las mismas preocupaciones exageradas que acompañaron el impasse por la ley electoral y otros problemas que los líderes iraquíes han resuelto.
Biden dijo que el general Ray Odierno, comandante en Iraq, nunca pidió al gobierno que pospusiera el plan general de retirada. El ministro de Defensa Robert M. Gates dijo a periodistas el jueves pasado que Odierno "retrasó un poco algunas retiradas" después de que la fecha de las elecciones iraquíes fuera trasladada a marzo, pero Gates dijo que "tenemos toda la esperanza de que traeremos a los cincuenta mil a principio de septiembre".
"No veo nada en el reino de las probabilidades -supongo que podrías imaginar un argumento, pero no puedo pensar en ningún argumento racional basado en lo que hay en el terreno- que pudiera llevarnos a pensar que necesitamos más tiempo", dijo Biden. "Y, dicho sea de paso, cincuenta mil tropas es un montón de hombres".
Este próximo mes Biden realizará una sesión sobre el rápido cambio en la relación entre Estados Unidos y los gobiernos iraquíes desde una relación fundamentalmente militar a una civil, incluyendo el adiestramiento acelerado de la policía y otros programas diseñados para fortalecer al estado iraquí.
"Hemos invertido a largo plazo para que funcione para ellos; no hemos invertido para que se nos llame invasores", dijo Biden.
27 de mayo de 2010
©washington post
cc traducción mQh
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