los muertos no hablan
columna de lísperguer
Dice el juez que no está probado que los militantes patriotas fueron asesinados.
Este es un fallo aberrante e inaceptable. Que el juez no pueda concluir que los dos militantes fueron asesinados probablemente lo demostrarían los informes forenses. En lenguaje sencillo esto se llama prevaricación, pues es una resolución de manifiesta injusticia. Lo que puede ser más monstruoso todavía es que estos asesinatos fueron cometidos dos años antes del ajusticiamiento de Jaime Guzmán, y parecería probable que hayan sido tomados en cuenta por sus autores a la hora de decidir la ejecución del político de extrema derecha, por considerársele responsable ideológico de esos crímenes. Con estos fallos no puede el presidente demostrar ante el mundo que aquí impera un estado de derecho. Lo que demuestran es que el poder judicial se encuentra infiltrado por pinochetistas y que no podemos esperar de él verdadera justicia. En lugar de poner fin a esta causa, este fallo la vuelve a abrir con un nuevo actor más.
lísperguer
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