la pelea por la guajira
Entre 2000 y 2006 los hombres del Bloque Norte de las Autodefensas Unidas de Colombia, comandados por ‘Jorge 40’, casi acaban con La Guajira.
Colombia. Los paramilitares colmaron de dolor ese territorio medio verde, medio desértico, de gente creativa y trabajadora con sus amenazas constantes a la población, sus masacres que no respetaron edad ni género, los homicidios aquí y allá, los éxodos forzados de campesinos e indígenas para no dejar testigos de sus negocios de narcotráfico, contrabando de gasolina y de armas. Pero un buen día de marzo de 2006 los crueles hombres proclamaron que harían la paz en una emotiva en El Copey y La Mesa en el Cesar, a donde formalmente entregaron sus fusiles. La gente respiró aliviada, pensando que sería el fin de la guerra.
Estaban equivocados. Un grupúsculo llamado Frente Contrainsurgencia Wayuu (FCW) que manejaba los negocios sucios de las AUC en la Alta Guajira, la zona desértica vecina a Venezuela, siguió campante como si nada. La Defensoría del Pueblo y la MAPP/OEA lo alertaron. Dijeron que aún había paramilitares en esa región al extremo norte de Colombia y que se hacían llamar ‘Comandos Águilas Negras’, los herederos del Bloque Norte que se mantenían intactos.
Muchos testigos de estos años le dijeron a VerdadAbierta.com en distintas oportunidades que por allá nunca se vio la tal desmovilización. El grupo siguió controlando puertos naturales para el tráfico de droga, el ingreso de armas y productos de contrabando, valiéndose de la intimidación y la violencia.
Además, no alcanzó a anunciar ‘Jorge 40’ su desmovilización, cuando ya un nuevo grupo de delincuentes que le servían a los mellizos Mejía Múnera, los grandes narcotraficantes que se hicieron ricos en Arauca, comenzó a hacerse cargo de las redes criminales que tenían las AUC en el Caribe. Esa nueva banda se llamó Los Nevados. La versión más repetida por conocedores de la zona y por desmovilizados es que Hernán Giraldo, el paramilitar que montó su estructura criminal entre la Sierra Nevada de Santa Marta y La Guajira, antes de desmovilizarse, le vendió por cinco millones dólares a ‘Los Mellizos’ el derecho a usar sus rutas y el mando sobre unos 400 hombres de sus hombres que no participaron en las vistosas entregas formales de armas. Giraldo dejó así asegurada su pensión de retiro, y debió calcular también que se aseguraba protección, pues hasta su propio hijo Hernán Giraldo Gamboa alias ‘Rambo’ siguió en la delincuencia con Los Nevados.
En la Alta Guajira el jefe de los neo-paras era Arnulfo Sánchez González, alias ‘Pablo’, un mando medio del Bloque Norte, que había sido uno de los perpetradores de la tremenda masacre de Bahía Portete, en abril de 2004. Después de 2006 ‘Pablo’ se siguió moviendo a sus anchas, entre Maicao y Uribia, y extorsionaba, exportaba droga (para el cartel de la Guajira), importaba licores y armas, y su grupito armado aterrorizaba a los paupérrimos y aislados pueblos de la comunidad wayúu.
Para hacerlo aparecer más poderoso y difícil de derrotar, el grupo de ‘Pablo’ se ponía distintos nombres, a veces ‘Águilas Negras’, o Autodefensas Gaitanistas de Colombia o incluso como sus antecesores, ‘Frente Contrainsurgencia Wayuu’. La Policía Nacional, más pragmática, los llamó la banda criminal (Bacrim) de la Alta Guajira.
Bandas y la Disputa Reciente por La Guajira
Fuentes en la zona le dijeron a VerdadAbierta.com que en 2007, ‘Pablo’ tenía su cuartel de rufianes el Cerro La Teta, en Uribia, muy cerca de donde estaba apostada la unidad de Caballería del Ejército adscrita al Grupo Blindado Gustavo Matamoros D´Costa, con jurisdicción en Uribia, Maicao y Albania. Desde allí fácilmente y con frecuencia cruzaban la frontera hacia Maracaibo.
En noviembre de 2008 dos episodios dejaron en evidencia que la desmovilización y desarme en La Guajira había sido muy parcial: una masacre de seis personas perpetrada en Maicao el 8 de noviembre y la incautación de 2.5 toneladas de coca en la Alta Guajira el 19 de noviembre. VerdadAbierta.com comenzó a seguir el rearme en la región, y publicó una nota al respecto en diciembre de ese año. (Ver Rearme en La Guajira).
Pobladores y medios regionales empezaron a cubrir en ese año la incursión de un tercer grupo armado a la escena guajira: el que comandaba Daniel Rendón Herrera, alias ‘Don Mario’, quien se había hecho narco a la sombra de Vicente Castaño en El Guaviare. Las fuentes policiales de la época aseguran que la nueva banda criminal, que después de conoció como Los Urabeños, llegó a un acuerdo de convivencia con ‘Pablo’ y que duró hasta mediados de 2009.
La banda de ‘Pablo’ se consolidó en la Alta Guajira, y sacó réditos de su alianza con la banda de ‘Don Mario’. ‘Los Nevados’ de los Mejía no duraron mucho más tiempo en la competencia por los negocios ilegales de la región. En abril de 2008 fue capturado Miguel Ángel Múnera y en mayo siguiente su hermano cayó muerto en un operativo policial en el Bajo Cauca antioqueño. Sus hombres quedaron a la deriva, y pronto fueron reclutados por la banda de ‘Don Mario’ o por otra de avezados narcotraficantes de Medellín, asociados a la tenebrosa ‘Oficina de Enviago’, conocida como ‘Los Paisas’.
Hacia 2009, tal y como lo registró Verdad Abierta en su momento (La guerra entre ‘Los Paisas’ y ‘Don Mario’ por el control de La Guajira), ‘Pablo’ y ‘Don Mario’, iniciaron una guerra contra ‘Los Paisas’ por el control de la Media y Alta Guajira y sus lucrativas rutas del narcotráfico.
Ese conflicto entre mafias fue silencioso, pero sangriento. Mataban gente que se sospechaba servían a un bando o al otro, extorsionaban a comunidades en Dibulla y a comerciantes de descendencia árabe muy arraigados en Maicao, para conseguir los recursos y dominar el territorio. Curiosamente las autoridades negaban que en La Guajira hubiera habido herederos de los paramilitares que nunca se desarmaron, y hubieran llegado nuevos grupos. Lo máximo que reconocían era que en efecto, ‘Los Paisas’ salían con frecuencia desde Magdalena hasta corregimientos en La Guajira como Mingueo y Palomino (Dibulla), para matar.
En 2009, la Defensoría del Pueblo denunció el asesinato de indigentes, cobradiarios y vendedores ambulantes, que los grupos armados justificaban como campañas de "limpieza social". Entre septiembre de 2008 y enero de 2009 se registraron más de veinte casos de desapariciones, desplazamientos y homicidios en Maicao.
Al mismo tiempo, miembros de las comunidades Wayuu denunciaban que las bandas los intimidaban y por eso cuando los fiscales de Justicia y Paz y de Derechos Humanos llegaban a la zona a hacer sus investigaciones, no podían colaborarles porque podían ser asesinados.
Desde 2010 y hasta la actualidad en abril de 2011, el panorama de las actividades criminales de La Guajira cambió. Fuentes de inteligencia identifican a cinco bandas que delinquen en el departamento. Están ‘Los Rastrojos’, una organización nacida de las peleas entre narcotraficantes en el Valle que ha ido copando espacios en varias regiones del país; ‘Los Urabeños’, que siguieron ya sin ‘don Mario’ que fue capturado en abril de 2009; ‘Los Paisas’ de Medellín; y los herederos del Frente Resistencia Tayrona de la Alta Guajira, hoy llamada Bacrim, ya sin ‘Pablo’, que fue capturado en noviembre 16 de 2010; y ‘Las Águilas Negras’, que en muchas partes de Colombia sirve hoy de nombre genérico para cobijar a varias bandas paramilitares.
Particularmente asentados en la región están ‘Los Urabeños’ con presencia en Magdalena, Cesar y La Guajira siguen con una estrategia agresiva de expansión y control de territorios. Y la ‘Bacrim de la Alta Guajira’ que le sirve a varios carteles que sacan la droga por las aisladas costas guajiras hacia el exterior.
Autoridades y pobladores de la zona aseguran que ‘Los Rastrojos’ han venido visitando la zona y contratando gente porque quieren expandir la influencia que ya tienen en Cesar hacia La Guajira. ‘Los Paisas’ se han debilitado en los últimos meses en este departamento, aseguran fuentes de inteligencia.
Desde hace unos meses gente en Maicao y Riohacha han denunciado que han recibido panfletos de una organización llamada ‘Autodefensas Unidas del Cesar’, Según las autoridades, este nuevo grupo estaría conformado por desmovilizados que buscan montar sus actividades ilegales de extorsión, tráfico, etc., en el sur de La Guajira abriéndose paso por Villanueva, Barrancas y Urumita.
Por todas estas pugnas entre mafias que quieren dominar el territorio guajiro, especialmente apto para el tráfico ilegal por su aislamiento, las tasas de homicidios de esta región se están tornando preocupantemente altas. Así, mientras en el país bajó de 42 homicidios por cada cien mil habitantes en 2005, a 34 por cien mil en 2010, en La Guajira ha aumentado. En Riohacha, por ejemplo, casi se duplicó de 29 por cien mil en 2009 a 50 por cien mil en 2010.
19 de abril de 2011
©verdad abierta
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