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los candidatos de la tortura


De los candidatos republicanos a la nominación presidencial, tres son partidarios del simulacro de ejecución conocido como el submarino o asfixia por inmersión. Editorial NYT.
Cuesta creerlo, pero los candidatos republicanos a la presidencia parecen no haber aprendido mucho de las calamidades morales del gobierno de George W. Bush. Tres de los aspirantes a la nominación del partido se han declarado partidarios de la tortura conocida como el submarino. Sólo dos han dicho que es ilegal, y el resto no parece tener suficiente coraje como para dar una opinión sobre el tema.
El debate el sábado noche en Carolina del Sur, Herman Cain y Michele Bachmann dijeron que aprobarían someter a esa tortura a prisioneros para extraer información. Por supuesto, negaron que el submarino sea tortura, pese a que ha sido clasificada así desde la época de la Inquisición española. "Estoy muy decepcionado de las declaraciones en el debate en Carolina del Sur sobre el submarino", escribió el nominado presidencial de los republicanos en 2008, el senador John McCain, en Twitter. "El submarino es tortura".
Sólo dos candidatos en el debate reconocieron el peligro de la ruta defendida por Cain y Bachmann. El representante Ron Paul dijo que el submarino no solamente es tortura, sino además es ilegal, inmoral, incivilizado y no tiene ninguna ventaja práctica. El ex gobernador Jon Huntsman Jr. señaló elocuentemente que el submarino y otras formas de tortura perjudican el prestigio del país en el mundo.
"Perdemos la capacidad de proyectar valores que mucha gente en varias regiones del planeta todavía dependen de Estados Unidos para defenderlos", dijo.
Ese argumento no parece perturbar al candidato con las mayores posibilidades de convertirse en el candidato republicano, Mitt Romney. El sábado noche, Romney no dijo nada sobre el submarino. Si usted piensa que fue porque podría estar en contra, está equivocado. No dijo nada por cobardía.
El lunes, una portavoz de la campaña, Andrea Saul, dijo, también, que no creía que el submarino fuera tortura y que él no especificaría qué "técnicas mejoradas de interrogatorio" usaría contra los terroristas. Eso quiere decir que no excluye su uso. También quiere decir que no sabe o no le preocupa que la técnica del submarino haya sido retirada del Manual de Operaciones en Terreno del Ejército de Estados Unidos y prefiere ignorar el testimonio de altos mandos militares, como el general David Petraeus (ahora el director de la CIA) que esas formas de tortura no solamente son inútiles cuando se trata de recabar informaciones fiables, sino además perjudican la seguridad de las tropas estadounidenses y el prestigio del país.
Quizás esto no sea sorprendente, considerando la posición de Rommey sobre Irán. Ha declarado que, si es elegido, Irán no tendrá un arma nuclear, aunque no explicó que otra cosa haría que no haya intentado el presidente Obama, más allá de amenazar más ruidosamente con un ataque militar. Prudentemente, Obama no ha descartado una acción militar -ningún presidente lo haría-, aunque la guerra sería una desastrosa opción. Sólo retrasaría el programa, no lo terminaría, y exacerbaría los sentimientos anti-israelitas y anti-estadounidenses.
Propugnando un implacable belicismo, los candidatos, a la hora de definir sus posiciones sobre Irán, se negaron a reconocer que Obama ha sido mucho más exitoso que su predecesor en cuanto a persuadir a la comunidad internacional para implementar sanciones más severas en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y la Unión Europea. Tampoco mencionaron que aunque Irán se ha acercado peligrosamente a la construcción de un arma nuclear, todavía no la tiene-se dice que un gusano informático elaborado por Israel y Estados Unidos ha jugado un papel importante en su retraso. Todavía hay tiempo para la diplomacia, incluyendo sanciones más estrictas.
Por vacías que fueran las observaciones de Romney sobre Irán, su rechazo a renunciar al submarino es inquietante. Hay pocas cosas que definan más claramente la política de seguridad nacional de un candidato del siglo veintiuno que su posición sobre la tortura. Sólo algunos candidatos lucharán contra el terrorismo recurriendo al estado de derecho, honrando las normas morales del país para alentar a otros a hacer lo mismo. Otros defenderán a Estados Unidos prometiendo extraer información de los prisioneros utilizando el dolor y los simulacros de ejecución, degradando la reputación del país. Ese grupo ahora incluye a Cain, Bachmann y Romney.
15 de noviembre de 2011
14 de noviembre de 2011
©new york times
cc traducción c. lísperguer

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