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petróleo libio ya fluye hacia occidente


En la refinería de petróleo de Zawiyah, los paramilitares soldaron las válvulas  cerradas y asignaron guardias para su protección. Pero tomará un tiempo antes que la producción llegue a los niveles que alcanzó antes de la guerra.
[Clifford Kraus] Zawiyah, Libia. Los impactos de bala en los tanques de petróleo han sido parchados, el dañado generador de respaldo está siendo reparado y, lo más importante, el oleoducto que alimenta la gigantesca refinería de petróleo ha sido reabierto.
La producción de petróleo está siendo restaurada rápidamente en Zawiyah y en  todo el país, debido en gran parte a que tanto el régimen de Gadafi como los paramilitares, que ahora forman el gobierno interino de Libia, se esmeraron para evitar que la industria más importante del país fuera dañada permanentemente durante la guerra civil que duró seis meses.
"Gadafi quería mantener abierta la refinería porque necesitaba el combustible y los rebeldes la querían porque pertenece al pueblo libio", dijo Khaled Rashed, coordinador de turnos en la sala de control de la refinería de Zawiyah.
La producción de petróleo de Libia sigue estando un 60 por ciento por debajo del nivel que había alcanzado antes de la rebelión. Pero de acuerdo a funcionarios libios y expertos internacionales, ninguno de los cuarenta campos de gas y petróleo más importantes del país fue dañado irremediablemente durante la guerra. Ahora la mayoría de los puertos y refinerías petroleras, prácticamente ociosas por las sanciones internacionales y meses de conflicto, han reanudado sus faenas.
Funcionarios del nuevo gobierno predijeron atrevidamente que para junio el país estará nuevamente pompeando sus 1.6 millones de barriles al día, aunque expertos independientes dicen que eso es posible sólo si el país puede evitar volver a caer en la violencia.
El rápido ritmo de recuperación de la industria es un rayo de esperanza en momentos en que el gobierno interino se esfuerza por desarmar las milicias paramilitares, impedir que las tribus rivales vuelvan a enfrentarse y reconstruir las ciudades destruidas [por los combates y los bombardeos].
El petróleo es el elemento básico de la economía libia –antes de la guerra daba cuenta del veinticinco por ciento del rendimiento económico del país, del ochenta por ciento de los ingresos fiscales y del 95 por ciento de los ingresos por exportación, de acuerdo a estimaciones del gobierno de Estados Unidos.
"En un país como Libia, el petróleo es todo", dijo Paolo Scaroni, director ejecutivo de Eni, la compañía petrolera italiana que es de lejos el mayor productor extranjero en el país. "A fin de cuentas, el gobierno gasta la mayor parte de su tiempo ocupándose del petróleo".
Si la producción de petróleo no vuelve a los niveles de antes del conflicto, la economía y la estabilidad política del país pagarán las consecuencias. Inversamente, si la producción de petróleo aumenta substancialmente, los 6.6 millones de libios podrían empezar a vivir muy bien –a diferencia de los países más pobres cuyos gobiernos fueron derrocados durante la Primavera Árabe. La economía de Egipto, por ejemplo, se ha estancado desde que colapsara el régimen de Mubarak.
La corrupción sigue siendo un riesgo. Miembros del nuevo gobierno libio acusan al coronel Moamar al-Gadafi de robar billones de dólares de los ingresos del petróleo. El ministro interino del petróleo, Ali Tarhouni, dijo que las autoridades estaban investigando más de veinte cuentas bancarias de la Compañía Nacional del Petróleo para ver si se había cometido fraude. "Investigaremos cada centavo gastado", dijo.
Con el precio del barril de petróleo de cerca de cien dólares en los mercados internacionales, restaurar la producción del petróleo libio también aliviará la presión sobre la demanda en los mercados globales.
Expertos extranjeros advierten que incluso si se puede volver a los niveles de producción de un millón de barriles al día de antes de la guerra, el gobierno interino libio debe poner fin a la violencia que está impidiendo que las compañías petroleras extranjeras lleven al país a técnicos extranjeros. En un informe la semana pasada, la Agencia Internacional de Energía pronosticó que a fines de 2012 la producción libia del petróleo no superaría el 1.2 millones de barriles al día.
La semana pasada al menos seis personas perdieron la vida en un tiroteo entre dos milicias paramilitares rivales que tuvo lugar en los alrededores de Zawiyah. En el desierto al sudoeste del país, donde se encuentran algunos de los campos petrolíferos más grandes del país, se produjo hace poco un altercado entre una milicia y miembros de las tribus tuareg que asaltaron un depósito de armas del régimen de Gadafi para robar unos morteros.
Eni, Total (de Francia) y Repsol (de España) han empezado a enviar a algunos empleados esencialmente para reiniciar la producción offshore de los campos mediterráneos lejos de toda violencia. BP, que había planeado prometedores proyectos de exploración, de momento no está enviando a nadie al país.
En general, de acuerdo a funcionarios de la Compañía Nacional del Petróleo, que es socio de compañías extranjeras, sólo cerca de veinte de los dos mil trabajadores extranjeros en la industria del petróleo, que desempeñaban críticas funciones técnicas para la exploración y producción antes de la guerra.
Jean-Daniel Blasco, vicepresidente de Total para la exploración y producción en África del Norte, dijo que el retorno de sus trabajadores "dependerá de la situación de seguridad, y en eso podrían ocurrir eventos políticos importantes. Esto es un signo de interrogación".
Los técnicos extranjeros son cruciales para reiniciar labores en algunos de los campos de petróleo más antiguos que fueron cerrados abruptamente. Otros pozos tienden a llenarse de agua o cera cuando permanecen ociosos durante un largo tiempo, y deben ser inyectados con nitrógeno y vapor –una tediosa operación que exige personal con experiencia para la reparación de las plataformas.
Sin embargo, la guerra dejó los campos petrolíferos e instalaciones libias en mucho mejor forma que en revoluciones antiguas y actuales en Irán, Iraq y Yemen.
El daño más serio lo sufrieron los campos cuando un ataque aéreo de la OTAN dirigido contra tropas libias destruyó un transformador en el campo Messla en el oriente del país. Las reparaciones están en camino y la producción ya alcanza al setenta por ciento del nivel previo. El puerto petrolero de As Sidrah fue afectado por un sistema de medición estropeado, pero los trabajadores han superado el problema calculando la cantidad de petróleo en los tanques y buques petroleros antes o después de que sean cargados. Los compresores de gas en la refinería de Brega fueron dañados durante el conflicto, pero otras refinerías están tomando el relevo.
En la refinería de Zawiyah no hay daños, excepto la producción de un remolcador lleno de soldados libios que trataban de escapar. Los paramilitares, antes que volar un importante oleoducto entre dos gigantescos campos de petróleo y la refinería, soldaron dos válvulas que estaban cerradas y luego pusieron guardias para asegurarse de que nadie las abra hasta que la guerra haya terminado.
"Todo se puede arreglar porque no hay mucho por reparar", dijo Rashed, de la refinería de Zawiyah. "Creo que es un milagro que nuestra industria del petróleo no haya sido dañada".
Abulgassen Shengheer, gerente general para la exploración y producción de la Compañía Nacional del Petróleo, dijo que los empleados libios de Halliburton, Baker Hughes y otras compañías extranjeras estaban en estado de efectuar la mayor parte de las reparaciones necesitadas.
Los trabajadores deben vivir sin aire acondicionado en el desierto y en salas de control improvisadas bajo la protección armada de las milicias paramilitares. Las compañías petrolíferas extranjeras están arrimando el hombro ayudando a Libia a adquirir nuevos camiones, ordenadores y repuestos, y Shengheer predijo que a principios del próximo año los trabajadores extranjeros volverían en masa.
"No puedo decir que podemos hacer todo", reconoció. "Algunos empleados extranjeros ya deberían estar aquí".
Gigantes extranjeros de la industria, como las compañías estadounidenses Marathon y Hess, ciertamente quieren estar en Libia, y las maniobras para posicionarse ya han empezado para tener la oportunidad de perforar nuevos campos en condiciones rentables.
El primer ministro de Gran Bretaña, David Cameron, el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, y la secretaria de estado Hillary Rodham Clinton viajaron todos a Trípoli inmediatamente después de que los rebeldes entraran a la ciudad para encontrarse con el nuevo gobierno interino, y los ejecutivos de compañías petroleras extranjeras esperan que las buenas relaciones diplomáticas les ayudarán a hacerse con lucrativos contratos en el futuro.
Con reservas confirmadas de 46.6 billones de barriles –las más grandes de África-, Libia es una importante presa. Pero históricamente el país ha sido una desilusión para las compañías petrolíferas extranjeras. Durante su largo gobierno, el coronel Gadafi autorizó derechos de perforación a extranjeros en sólo pequeños campos y les hizo firmar contratos que daban al país la mayor parte de los beneficios, dejándoles también la mayor parte de las cuentas. Décadas de sanciones occidentales mantuvo fuera a la mayor parte de las compañías hasta 2006.
Ahora podría iniciarse una nueva era para un país que hace cincuenta años producía tres millones de barriles al día –prácticamente el doble de la producción de los últimos años- y podría implicar un retorno a esos elevados niveles con amplias inversiones y nuevas tecnologías para explotar antiguos campos y otros por descubrir en lo más profundo del Sahara.
Tarhouni, el ministro interino del petróleo, dijo que la prioridad del nuevo gobierno era reiniciar la producción y eso podría dejar cualquier renegociación de los contratos existentes o la emisión de nuevos en manos del futuro gobierno aún por elegir. "No creo que el gobierno interino tome decisiones importantes", dijo.
Scaroni, el director ejecutivo de Eni, ya está urdiendo nuevos negocios. Su compañía, que producía 280 mil barriles de petróleo y gas en Libia antes de la guerra, era de lejos el productor extranjero más grande del país y contaba con Libia como una importante fuente de beneficios en los últimos años.
Scaroni visitó en abril pasado a los líderes rebeldes en Bengasi, en un helicóptero que despegó desde un buque de guerra italiano, y ha estado entrando y saliendo de Libia.
"Los países que han ayudado al nuevo gobierno libio para derrocar a Gadafi tendrán una relación más fuerte con el país", dijo. "Libia sigue siendo un país donde queremos estar y queremos aumentar nuestra producción".
20 de noviembre de 2011
16 de noviembre de 2011
©new york times
cc traducción c. lísperguer

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