condenados por asesinato de civiles
Soldado es condenado por asesinato de civiles afganos -para divertirse.
[William Yardley] Base Conjunta Lewis-McChord, Washington, Estados Unidos. El soldado acusado de ser el cabecilla de una unidad paria del ejército que asesinó el año pasado, para divertirse, a tres civiles afganos, crímenes que enfurecieron a líderes y campesinos afganos y repercutió en los más altos niveles de las fuerzas armadas estadounidenses, fue declarado el jueves culpable de todos los cargos.
El soldado, el sargento Calvin Gibbs, 26, de Billings, Montana, fue declarado culpable de tres cargos por homicidio, conspiración para cometer un homicidio, y otros cargos, entre ellos agresión contra otro soldado y cercenar dedos y un diente a uno de los [campesinos] muertos. Fue sentenciado a reclusión perpetua, pero podría pedir su libertad condicional en menos de diez años.
El fallo, entregado en un día de deliberaciones por una comisión de cinco miembros después de una corte marcial que sesionó nueve días en esta base militar a 72 kilómetros al sur de Seattle, fue una decisiva victoria para los procuradores del ejército, cuyo caso contra el sargento Gibbs se armó en gran parte con testimonios de otros soldados, incluyendo a muchos que se habían declarado culpables de los delitos. De los cinco soldados acusados en el caso por homicidio, tres se han declarado culpables, y uno de ellos, de homicidio.
El abogado del sargento Gibbs, Phillip Stackhouse, trató de convencer a la comisión de que dictara sentencias más leves, y que las versiones de los soldados eran contradictorias. Los procuradores del ejército dijeron que debido a que muchos de los soldados se habían declarado culpables de homicidio y otros cargos graves, no tenían motivos para mentir. "¿Hicieron todo eso para hundir a Gibbs?", preguntó el mayor Robert Stelle a la comisión durante su alegato final el miércoles. "Esto es ridículo. Es ridículo".
Considerando todo, los cinco soldados fueron acusados de asesinar a civiles en tres incidentes separados a principios del año pasado. Los soldados describieron repetidas veces al sargento Gibbs ideando "tramas" en las que la unidad falsificaba situaciones de combate haciendo detonar granadas o plantando armas cerca de sus víctimas. Dijeron que él incluso proporcionaba las armas y granadas para hacer creer que las víctimas estaban armadas. Algunos soldados se tomaron fotografías posando junto a los cadáveres y cercenaron parte de sus cuerpos para llevárselos como trofeo. El sargento Gibbs está acusado de cercenar los dedos de las víctimas, que más tarde utilizó para intimidar a otro soldado.
También le sacó un diente a un hombre, diciendo en la corte que había "disociado" los cuerpos de su naturaleza humana, y que había extraído los dedos y el diente del mismo modo que se quitan las astas a un venado.
El sargento Gibbs dijo que se avergonzaba de haber extraído esas partes de los cuerpos, que estaba "tratando de ser duro, un individuo duro". Pero insistió en que la gente a la que asesinó había representado amenazas genuinas contra él y su unidad.
Los soldados eran miembros de la ex Quinta Brigada Stryker, Segunda División de Infantería, que se desplegó en 2009 en Afganistán desde su base. Pasaron la mayor parte del tiempo patrullando caminos y pequeños pueblos cerca de Kandahar, y algunos soldados dijeron que los asesinatos por diversión se produjeron debido a la frustración de la unidad que hacía tiempo que no entraba en acción.
El sargento Gibbs se unió a la unidad como jefe de grupo en el otoño de 2009, varios meses después del despliegue, después de servir previamente en Iraq. Medía 1.95 metros y sus compañeros soldados lo describieron como alguien con carisma e inteligente tácticamente. Mientras muchos miembros de la unidad admitieron que habían fumado hachís cuando salían de patrulla, el sargento Gibbs no fue acusado de consumir drogas.
Para enero de 2010, ya había ocurrido el primer asesinato. El siguiente ocurrió en febrero y el último en mayo. En todos los casos los asesinatos fueron descritos como situaciones de combate.
Aunque algunos acusados confesaron su participación e implicaron al sargento Gibbs desde que se iniciara la investigación en mayo de 2010, el sargento Gibbs declaró consistentemente que no era culpable, que todos los crímenes habían ocurrido en lo que él creía que eran situaciones de combate legítimas. "Ten esta palabra en mente: traición", dijo Stackhouse a la comisión, "porque lo que usted está viendo en este caso es la traición de un soldado".
El sargento Gibbs se quedó atónito, con la boca abierta, cuando se dio lectura al fallo.
Uno de los principales testigos contra él, el soldado raso Jeremy Morlock, se declaró culpable de los tres asesinatos en marzo y podría ser condenado a veinticuatro años de prisión. El especialista Adam C. Winfield se declaró -en agosto- culpable de homicidio en uno de los asesinatos y podría ser condenado a tres años de cárcel. El soldado raso Andrew Holmes se declaró -en septiembre- culpable de uno de los homicidios.
Muchos de los acusados, así como otro seis acusados de la unidad, se declararon culpables de otros cargos, incluyendo fumar hachís y agredir a un soldado, el mismo que finalmente llevó a los investigadores del ejército a descubrir los asesinatos.
El sargento Gibbs era el militar de más alto rango acusado en el caso. El comandante de la Quinta Brigada Stryker, el coronel Harry D. Tunnell IV, fue removido de su posición en el verano de 2010 después de que empezará la investigación de los asesinatos.
[Foto viene de El Blog de Forner].
22 de noviembre de 2011
10 de noviembre de 2011
©new york times
cc traducción c. lísperguer
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