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tc verá mascotas en edificios


Tras el rechazo en el Senado del proyecto para regular la prohibición de tener animales en edificios y condominios, el senador Alejandro Navarro y afectados recurrirán al TC para obtener un precedente en la materia.
[Consuelo Argandoña] Valparaíso, Chile. Le dijeron que debía deshacerse de su perro porque la ley de condominios prohibía tener mascotas en el edificio. Pero Beatriz Camiruaga no estaba dispuesta a abandonarlo y fue demandada en el Primer Juzgado de Policía Local de Providencia. Hace pocos meses concurrió a la primera audiencia, pero su contraparte no se presentó. "Cuando llegué a este edificio consulté si podía traer a mi mascota, me dijeron en ese entonces que no había problema. Tengo hasta testigos. Y ahora, casi cuatro años después, me dicen que no se puede por la Ley de Condominios", explica Camiruaga.
Este es uno de los casos que pretendía zanjar el proyecto de ley presentado por el senador Alejandro Navarro para regularizar la tenencia de mascotas en edificios y condominios modificando la ley de Copropiedad Inmobiliaria. "El fin era que no se prohibiera la tenencia de mascotas, pero que sí podía condicionarse", explicó el parlamentario.
Sin embargo, el martes, el Senado rechazó la idea de legislar al respecto, previo informe negativo de la Comisión de Vivienda. Así se cerró, por al menos un año, la posibilidad de presentar un nuevo proyecto de ley para eliminar en los reglamentos de copropiedad inmobiliaria la facultad de las comunidades de prohibir la tenencia de mascotas.
Por ello, Navarro anunció que recurrirá al Tribunal Constitucional para marcar precedente en dos casos que afectan a residentes y sus mascotas. "Nadie puede restringir el uso de tu propiedad privada y las mascotas son consideradas como uno de esos bienes", sostiene el senador.
Para el abogado constitucionalista Patricio Zapata, que realizó un informe al respecto que fue presentado en comisión, la prohibición absoluta en un reglamento a la posibilidad de tener mascotas va más allá de la ley, por lo que "me parece inconstitucional". "Creo que la aplicación que se le ha dado en muchos condominios, en la forma en que se redactan los reglamentos de copropiedad, va bastante mas allá de lo que permite la ley", explicó el abogado y magister de la U. Católica.
El abogado dice que, efectivamente, uno de los caminos es el Tribunal Constitucional y que, otro, es hacer un trabajo intenso con los juzgados de policía local para unificar el criterio de aplicación de la ley.

Rechazo
En la propuesta rechazada, se planteaba que no existiera prohibición, salvo en casos de razas consideradas peligrosas y que la autoridad competente y con las condiciones de higiene respectivas.
Uno de los 14 senadores que votó en contra fue el senador Hernán Larraín, quien destacó que "la propiedad sí puede ser objeto de limitaciones y la actual legislación no afecta ningún derecho constitucional, porque se ejerce dentro de los límites de propiedad y se expresa por la definición y voluntad de las personas".
El presidente del Colegio de Gestión y Administración Inmobiliaria, Juan Carlos Latorre, defiende el derecho de los copropietarios a ponerse de acuerdo de cómo normar esta materia. "Creo que no era razonable legislar, a menos que esa norma le diera autonomía a las copropiedades para que decidan y reglamenten el manejo de las mascotas", afirma.

El Caso Emblemático
Una de las personas que más lamentó el rechazo del proyecto de ley fue María Cristina Gaete, quien el año pasado llegó a la cárcel y debió pagar una multa luego de que fuera demandada en su edificio en Providencia por la tenencia de tres gatos. Ahora es presidenta de su comunidad y está en una férrea lucha por la tenencia de mascotas en edificios. "Al no legislarse sobre el tema, hay que acudir a instancias superiores y eso sería el Tribunal Constitucional. Nadie debe volver a pasar por la odisea que yo pasé".

15 de julio de 2010
©la tercera
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organizaban peleas con perros pit bull


Formalizan a banda que organizaba peleas clandestinas de perros.  Los ocho detenidos quedaron con firma quincenal y arraigo.
San Bernardo, Santiago, Chile. Por maltrato animal fueron formalizados esta tarde en los tribunales de garantía de San Bernardo ocho personas que integraban una banda que organizaba peleas clandestinas con perros pit bull en una parcela de Lampa.
Los sujetos utilizaban a los ejemplares (19 en total) en las llamadas competencias "todo vale" que promocionaban a través de internet, incluso alguno de los perros que fueron sometidos a las peleas tenían lesiones anteriores.
Entre los detenidos está un egresado de la carrera de Veterinaria de la Universidad de Chile, quien suministraba calmantes y otros medicamentos a los perros tras las peleas.
El capitán del OS-9 de Carabineros Marcos Jiménez dijo que se realizaban apuestas e intercambio de dineros en estas peleas clandestinas. A su vez, el suboficial, Jaime Varas, veterinario de Carabineros indicó que los ejemplares están "mal alimentados, bajo peso, hay bastantes lesiones, hay perros que están con fracturas que no fueron tratadas y los perros en estas condiciones siguieron siendo utilizados para las peleas".

23 de mayo de 2010
©la tercera
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no logró salvar a su perro


Los dueños rescataron de un refugio a su perro condenado a muerte. El pit bull fue condenado a muerte después de morder a dos personas. Pero no lo lograron.
Alameda, California, Estados Unidos. Un pit bull que fue presuntamente liberado de un refugio en Alameda por sus dueños después de que un juez resolviera que el perro debía ser eliminado.
Laura Zagaroli, fiscal adjunto de Alameda, dijo el lunes que el chucho de 31 kilos llamado Max fue eliminado durante el fin de semana. Max fue condenado a muerte el 11 de mayo después de que mordiera a dos personas en incidentes separados.
Pero las autoridades dicen que sus dueños -Richard Cochran, 57, y Melissa Perry, 38, sustrajeron al animal de tres años desde el refugio el día en que debía ser ejecutado. Presuntamente Perry llevó al perro a Reno, donde ella y el animal fueron encontrados el jueves.
Perry y Cochran enfrentan cargos por robo en lugar habitado y receptación.

19 de mayo de 2010
18 de mayo de 2010
©ktla
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investigan a fábricas de cachorros


Activistas animalistas y autoridades se unen en lucha contra el maltrato animal en criaderos comerciales en Estados Unidos.
Ronks, Pensilvania, Estados Unidos. Megan Anderson tiene los nervios destrozados. Pero sigue adelante: un perro la necesita.
Entra a un criadero de perros llamado Scarlet-Maple Farm Kennel. Le dice al chiquillo que la atiende que quiere comprar un cachorro como regalo de Navidad para sus sobrinos.

Es mentira. Necesaria, piensa Anderson, pero mentira de todos modos. Es por eso que está nerviosa. ¿Se tragará el niño la historia? ¿Y el tipo amish, el hombre de larga barba canosa, sombrero de paja y tenida tradicional -el dueño del criadero? ¿Descubrirá su artimaña y la echará?
Espera que no. Si todo sale bien, Anderson se marchará con al menos un perro, quizás más, y quizás con evidencias que ayuden a cerrar para siempre este criadero.
En los últimos cuatro años, Anderson -que trabaja para Main Line Animal Rescue, un refugio en las afueras de Filadelfia- ha logrado convencer a algunos de los criaderos comerciales más grandes de Pensilvania para que le entreguen a sus perros no deseados, normalmente hembras que ya han pasado su edad reproductiva, o machos que no pudieron vender.
Al fundador de Main Line, Bill Smith, le gustaría cerrar Scarlet-Maple Farm Kennel y otros criaderos parecidos. Smith y otros activistas animalistas propusieron una nueva ley para el estado -considerado como el más estricto del país- para poner fin a los tratos crueles en la crianza de perros en los grandes criaderos comerciales conocidos popularmente como fábricas de cachorros. Los dueños de criaderos dicen que la ley es innecesaria y difícil de cumplir, por lo cara, y que equivale a eliminar a muchos criadores buenos por culpa de unas pocas manzanas podridas.
Después de escuchar la historia de Anderson, el niño desaparece en el criadero, dejándola esperar fuera en el frío de noviembre.
Conoce el procedimiento. Criaderos grandes como el Scarlet-Maple rara vez permiten entrar a sus clientes potenciales. No quieren que el público se entere cómo viven los perros que crían.
No sorprende.
Inspectores del estado dicen que el olor de una fábrica de cachorros grande es inolvidable, un asfixiante hedor a orina y excrementos. El humo de amoníaco irrita la nariz y los ojos. Los ladridos simultáneos de cientos de perros crea un muro de sonido que hace difícil pensar, para no decir nada sobre conversar.
Los perros de los criaderos pasan la mayor parte de sus vidas apretujados en jaulas de alambre, apiladas unas encima de otras. Reciben poco cariño, cuidados veterinarios o atención.
Sin un hueso ni un juguete con que pasar el tiempo, algunos perros se ponen frenéticos cuando ver a un humano. Otros perros caminan en círculo, sin parar. Otros permanecen sentados, mirando, como una "estatua tibia", dice Jessie Smith, subsecretaria especial para la implementación de las leyes caninas en el Departamento de Agricultura del estado.
Los criadores actúan a menudo como si fuesen médicos veterinarios, realizando delicadas intervenciones quirúrgicas, cortando rabos, cercenando las cuerdas vocales de los perros, realizando cesáreas en hembras preñadas. La falta de formación médica puede tener resultados desastrosos. Hace poco Main Line recogió a una boxer gravemente enferma y encontró un cachorro momificado en su vientre, el aparente resultado de una cesárea mal hecha. Fue llevada a toda prisa al hospital, con hemorragia y una severa infección.
Las heridas físicas, por más horribles que sean, son tratables. Más difícil de sanar son las heridas psicológicas. Bill Smith dice que los voluntarios de Main Line pasan semanas o incluso meses trabajando con perros rescatados antes de que puedan ser ofrecidos en adopción.
"Para ellos debe ser muy difícil intentar cosas nuevas, especialmente cuando tienen siete u ocho años y han pasado toda su vida en una caja en un establo oscuro", dice Smith, 48.
Todo esto ha contribuido a la sórdida reputación de Pensilvania como la capital de las fábricas de cachorros de la Costa Este. Es una imagen con la que los legisladores del estado y el gobernador Ed Rendell quieren terminar.
En 2008, Rendell aprobó estrictas normas de salud y seguridad para los grandes criaderos. Disposiciones importantes que entraron en vigor en octubre exigen que los criadores de gran escala doblen el tamaño de las jaulas, eliminen los suelos de alambre y permiten que los cachorros puedan moverse. Esta nueva ley también prohibió el apilamiento de jaulas, instituyó los controles veterinarios dos veces al año, y dispuso nuevas normas de ventilación y limpieza.
Entre la nueva legislación, el mal funcionamiento de la economía y una mayor conciencia pública -el estado ha fundado una línea anónima de denuncias y Bill Smith convenció a Oprah Winfrey para que hiciera un programa sobre las fábricas de cachorros- está aumentando la presión en múltiples frentes contra gente como Daniel Esh, el dueño de Scarlet-Maple.
El chiquillo vuelve con tres perros. Cuestan quinientos, cuatrocientos y trescientos dólares, dice. Demasiado para Megan Anderson.
"¿No tienes nada más barato?", pregunta.
El chico vuelve a entrar al canil. Esta vez vuelve con dos perros pequeños, ofreciendo a ambos por un precio rebajado de doscientos cincuenta dólares. Ya tienen cinco meses y es difícil venderlos como cachorros, dice. Le dice a Anderson que podrían hacer una buena pareja para crianza.
De acuerdo, dice Anderson.
Es una transacción poco común. Main Line no compra casi nunca cachorros en estos criaderos. Pero puede comprar un perro si es necesario como parte de una investigación sobre maltrato animal. Si estos perros muestran signos de haber sido maltratados, Main Line los lleva a PSPCA para determinar si se presentarán cargos o no. Una condena por maltrato animal puede resultar en que Daniel Esh pierda su permiso federal para operar, apresurar el retiro de sus perros e impedir su incorporación al negocio del canil de su padre, que funciona en el mismo terreno, dice Smith.

Mientras Anderson y el chico hablan, un hombre de edad mediana entra al terreno en una calesa jalada por caballos. Esh desciende y se dirige hacia ellos.
Su negocio ya está al borde de la quiebra.
Los inspectores del estado que registraron el canil de Esh encontraron perros cojos, con lesiones, deshidratados y con enfermedades dentales; las patas de los cachorros caían por el suelo de alambre; había excrementos en los cuencos de comida. En enero de 2009, Esh se declaró culpable de tres violaciones de la ley canina y como consecuencia perdió el permiso del estado. Eso quiere decir que ya no podrá criar perros -aunque puede seguir vendiendo los que tiene en el canil- y debe reducir la población de su criadero a veinticinco perros o menos, de los más de quinientos que tenía hace dos años.
Los inspectores planean volver visitar a Esh para cerciorarse de que ha cumplido.
Esch niega haber maltratado a sus perros, diciendo a la Associated Press en una entrevista posterior que fue víctima de una campaña política radical que busca poner fin a la crianza comercial de perros en Pensilvania y en todo el país.
"Los perros estaban alimentando a mi familia. Me estaban ayudando a mantener mi granja. Y lo estábamos disfrutando", dijo Esh, que se ha dedicado a la venta de perros en los últimos veintiún años. "Si [los activistas y políticos] supieran cuántas vidas están perjudicando, no creo que pudieran dormir por la noche... Creo que los criadores estamos condenados a desaparecer".
Muchos criaderos comerciales en Pensilvania son gestionados por granjeros amish y menonitas en el condado de Lancaster. Con la fuerte reducción del precio de la leche, los granjeros de productos lácteos habían empezado a depender crecientemente de la crianza de perros para poder pagar las cuentas, vendiéndolos a tiendas de mascota o directamente al público a través de internet.
Como Esh y muchos otros criadores, Edwin Zeiset, 34, culpa a las nuevas regulaciones del derrumbe de su negocio. Zeiset dijo que tenía un canil limpio y muchos clientes habituales. Pero hace poco prefirió cerrar su canil EZ Puppies antes que gastar decenas de miles de dólares en una nueva construcción.
No es el único: Casi cuatro de diez caniles comerciales en Pensilvania informaron al estado que cerrarán sus operaciones para fines de diciembre.
"Los activistas animalistas vienen de las ciudades a decirnos cómo quieren exactamente que hagamos las cosas", incluso aunque "no existe ninguna ciencia al respecto", dijo Zeiset, un granjero lechero de tercera generación que calcula que con la pérdida de su canil sus ingresos se reducirán a la mitad. Dice que deberían atacar a los criadores que maltratan a sus perros.
Bill Smith ha oído argumentos similares antes. Dice que su objetivo no es arruinarles la vida a los dueños de caniles. Simplemente quiere mejorar la vida de los perros.
Anderson contiene las lágrimas cuando besa en la cabeza a un mestizo de caniche-bichon blanco y negro. Daniel Esh creyó en su historia.
"Nueva vida, chicos. Nueva vida", murmura desde el asiento trasero de un todoterreno gris. "No podrán seguir con el criadero. Lo lamento".
Cuando el coche se aleja de Scarlet-Maple, aprieta a los perros contra su pecho.
Están sucios y fétidos.
Anderson se reúne con Smith, que ha estado esperando en un estacionamiento a unos kilómetros de distancia, y pone a los perros en un cajón de embalaje en la parte de atrás del todoterreno de Smith.
Misión cumplida, y se ponen en marcha hacia la siguiente fábrica de cachorros, y la siguiente. Terminado el día, los colaboradores de Main Line han visitado cinco caniles, y recogido doce perros.
De regreso en el refugio, Anderson revisa a los chuchos para determinar si tienen parvo, una enfermedad viral muy contagiosa y a menudo fatal. Los exámenes revelan que los cachorros de Scarlet-Maple tienen los oídos infectados y parásitos intestinales; dos chuchos de un canil cercano al pequeño pueblo de Georgetown tienen lombrices. Está claro que ninguno de estos perros han sido cepillados, quizás nunca. Tienen el pelo sucio y enmarañado, las uñas largas, las orejas llenas de mugre.
Pero, de hecho, estos perros tienen suerte. Lograron salir de ahí.
Los perros son esterilizados y castrados, curados de sus achaques y dados en adopción. En comparación con los perros recogidos previamente en Scarlet-Maple, estos chuchos -ambos mestizos de perros de diseño- están bien. Y son amistosos. No hay evidencias de maltrato.
Los caniches de Georgetown, rescatados ese mismo día, requerirán mucho más trabajo para prepararlos para la vida fuera del criadero. Casi dos semanas después de su rescate, los caniches -llamados Mr. White y Mrs. White [Señor y Señora White]- todavía se ven muy flacos, no comen mucho y le tienen terror a los humanos.
Nada de esto desconcierta a Mary Remer, una reputada adiestradora y psicóloga que trabaja con los perros de Main Line Animal Rescue. Ha visto montones de perros de criaderos en condiciones mucho peores que han terminado como excelentes mascotas de familia.
Sólo toma tiempo y paciencia, dice. Y un montón de cariño.
En realidad, hacia el final de su clase de 45 minutos sobre ‘perros tímidos’, Mrs. White se ha puesto a caminar, y deja de temblar. Mr. White, más viejo, sigue acurrucado en los brazos de la voluntarias, todavía demasiado asustado como para dejarlo en el suelo. Pero está parpadeando normalmente y reconociendo el ambiente; mueve la nariz, una señal de que sus sentidos olfativos están despertando.
No es mucho, pero es algo.
"Es un inicio", dice Remer.

10 de abril de 2010
11 de enero de 2010
©usa today
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denuncian mutilaciones en perros 2


Operación de corte de rabo y orejas es doloroso, angustiante e innecesario.
Portland, Oregon, Estados Unidos. Como se menciona en el artículo de USA Today, el Club Canino Americano (AKC) ha rechazado las leyes que buscan prohibir el corte de rabo y orejas en los perros porque cree que los perros de pura raza deben cumplir con ciertas normas para su crianza. Pero realizar procedimientos médicos innecesarios en perros sólo perpetúa la idea de que son accesorios de moda. Desgraciadamente, muchos criadores insisten en que "su" raza se "echará a perder" si no mantienen la imagen transmitida por los clubes de perros de raza durante décadas. Los concursos de belleza de perros del AKC están llenos de perros que han sido mutilados sin motivos valederos.
Usualmente a los perros se les recortan las orejas cuando tienen doce semanas de vida. En esta fase de su desarrollo, el trauma del procedimiento puede tener un fuerte impacto psicológico en el cachorro. El proceso de cortar y recortar las orejas de un cachorro para que se mantengan erectas después del corte puede ser muy doloroso para el perro.
La Asociación Americana de Medicina Veterinaria ha señalado que "el corte de rabo y orejas no obedece a indicaciones médicas ni le hacen bien al paciente. Estos procedimientos causan dolor y angustia y, como con todos los procedimientos quirúrgicos, van acompañados de los riesgos inherentes de la anestesia, hemorragias e infecciones". Debido a que las intervenciones son tan crueles y peligrosas, se las ha prohibido en muchos países europeos.
Muchos veterinarios también condenan la desvocalización porque es superflua, causa mucho dolor post operatorio y despoja a los perros de sus medios naturales de comunicación. Sin embargo, algunas personas recurren a este procedimiento cruel e invasivo como una ‘solución’ al problema de los ladridos -pese a que existen alternativas humanas y efectivas, incluyendo métodos simples de adiestramiento positivo. (Por supuesto, algunos científicos también cortan las cuerdas vocales a los perros utilizados en tests de laboratorio, para que los desesperados ladridos de los perros pidiendo ayuda y atención no les ‘molesten’).
Menos mal, algunas personas que estaban considerando someter a sus mascotas a estos procedimientos inhumanos e innecesarios probablemente lo pensarán dos veces ahora que Banfield los ha denunciado -sentando un ejemplo que otros hospitales veterinarios seguirán. La doctora Karen Faunt, vicepresidente de calidad médica, dice: "Esperamos que este nuevo protocolo médico ayudará a reducir, y finalmente a eliminar completamente estos procedimientos cosméticos".
Con algo de suerte, la desungulación será el siguiente procedimiento que podría ser prohibido por cruel y superfluo.

9 de abril de 2010
8 de diciembre de 2009
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denuncian mutilaciones en perros


No le prestamos atención en su momento, cuando el Hospital de Mascotas Banfield prohibió el corte de rabo y orejas en los perros en agosto del año pasado. Pero nunca es tarde para ponerse al día. Esta importante decisión tendrá repercusiones.
[Elizabeth Weise] Portland, Oregon, Estados Unidos. Banfield, The Pet Hospital, la más importante red de hospitales veterinarios de Estados UNidos, ha anunciado que ya no realizará intervenciones de corte de rabo y orejas en perros, ni extirpará sus cuerdas vocales.
Con sede en Portland, Oregon, Banfield es la clínica veterinaria más grande del país, con más de 730 hospitales y dos mil veterinarios.
La desvocalización -o debarking- es un raro procedimiento y ha sido siempre polémico. Implica la extracción parcial o total de las cuerdas vocales de un perro para impedir que ladre.
El corte de rabo y orejas, ambas bastante comunes, han estado en el centro de la polémica en los últimos años. El año pasado, la Asociación Americana de Medicina Veterinaria, aprobó una resolución que condena el corte de rabo y orejas en perros "cuando se decide solamente por motivos cosméticos", y propone la eliminación de ambas intervenciones de las normas para la crianza de perros.
Banfield rechaza enérgicamente esos procedimientos.
"Después de una atenta consideración y tras revisar las investigaciones médicas, hemos decidido que en interés de las mascotas que tratamos, así como por práctica general, es mejor discontinuar estos procedimientos cosméticos innecesarios", dijo Karen Faunt, vicepresidente de calidad médica. "Esperamos que este nuevo protocolo médico ayude a reducir, y eventualmente a terminar completamente con estos procedimientos cosméticos".
Los hospitales continuarán realizando estas operaciones en mascotas para las que sea médicamente necesario, dice.
Han habido numerosos intentos en varios estados, y más recientemente en Illinois, Nueva York y Vermont, para prohibir la práctica de cortar el rabo y recortar las orejas de los perros. El Club Canino Americano [American Kennel Club] ha rechazado esas leyes.
En declaraciones en las que expresa su oposición, el AKC dice que "como se prescribe en algunas normas para la crianza de perros, estas son prácticas aceptables que son cruciales para definir y conservar el carácter de las razas, mantener la buena salud y prevenir lesiones" y que "cualquier inferencia de que estos procedimientos son cosméticos e innecesarios es una representación errónea que implica una falta de respeto y de conocimiento de la historia y la función de los perros de pura raza".
Gina Spadafori, editora de la página web PetConnection.com, dice que el recorte del rabo es todavía bastante común, en parte porque se hace a días del nacimiento de la mascota. El recorte de orejas, que se realiza generalmente cuando el cachorro tiene entre doce y catorce semanas, se está reduciendo, en parte porque "la gente se siente incómoda de ver a sus cachorros arreglados de esa manera".
Tanto el corte como el recorte de rabo y orejas ya pasaron de moda en Europa, dijo. En Estados Unidos, muchos criadores de perros de concurso "estarían felices de dejar de hacerlo si pensaran que todavía pueden ganar".

[Sobre los procedimientos
El corte de rabo implica cortar la mayor parte del rabo de un perro, generalmente a días de su nacimiento. En general se opera a terriers y perros de caza.
El recorte de orejas implica cortar una muesca en orejas blandas y vendándolas de modo tal que sanen en una posición más erguida, en postura de alerta. Se aplica a más de cincuenta razas, incluyendo boxers, gran Danés, schnauzers, Doberman pinchers y terriers.
La práctica de recortar las orejas empezó entre perros criados para labores de protección, en la creencia de que era menos probable que las orejas se lesionaran. El corte de rabo se hacía para impedir que los perros de caza se hirieran cuando cruzaban terrenos con matorrales densos. Con el tiempo, se convirtió en moda y, en algunas razas, en una característica esperada].

9 de abril de 2010
12 de agosto de 2009
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extraña muerte del cachorro zeus

¿Cuándo se puede decir que un perro es agresivo? ¿Cuándo ladra o gruñe o mira feo? ¿Cuándo hace amaño de morder después de que le pegas una patada? ¿Para matarlo legalmente es suficiente que muestre los dientes?]


[Julio Ortega Fraile] Barcelona, España. En estos días, en los que no pocos ciudadanos están exigiendo la redacción de la prometida Ley de Protección Animal, así como la elaboración en ámbitos locales de una legislación que no contemple el sacrificio de perros como protocolo de actuación habitual, uno se imagina que esas personas, profundamente preocupadas por el estado de indefensión en el que se encuentran los animales, mirarán con envidia hacia los ayuntamientos en los que por norma, sólo se puede matar a los perros abandonados y recogidos en casos muy excepcionales.
Pues no es así. Se nos antoja que en ocasiones, la legalidad es apenas un formalismo con alto valor efectista y nula validez efectiva. El último caso conocido lo tenemos en lo que parece haber ocurrido en el CAAC (Centro Municipal de Acogida de Animales de Compañía) de Barcelona, con un cachorro de un año llamado Zeus que ha sido sacrificado, presuntamente, de un modo irregular. Lo que sigue es un resumen de los hechos:

En noviembre de 2009 entró el animal en la perrera. En diciembre, el responsable de educación canina del  Servicio de Etología (estudio del comportamiento de los animales) Clínica del Hospital Clínico veterinario de la UAB, utilizó a Zeus en un curso con voluntarios y lo describió como un perro atractivo, inteligente, capaz de atender y algo posesivo. Ese mismo mes fue adoptado por una pareja que lo devolvió al centro por gruñir a la mujer. Varios voluntarios del CAAC, que trataron tras su regreso con Zeus, han confirmado que era juguetón y mimoso, no teniendo ninguno de ellos problema alguno con el perro. A finales de enero de 2010, otra pareja joven decidió acogerlo y se lo entregaron, aunque una cuidadora expresó su desacuerdo pues a su juicio, no disponían del perfil adecuado para atender a Zeus, (conviene recordar que la idoneidad de un adoptante es un requisito obligatorio para cederle a un perro). Cuatro días después éstos también lo restituyeron por el mismo motivo, gruñir. En ninguno de los dos casos mordió a nadie. Al día siguiente de su devolución, jugando con él, el perro atrapó la muñeca de una voluntaria sin causarle ni un rasguño.
Según los testimonios, responsables del CAAC decidieron entonces encerrar bajo candado a Zeus,  impidiendo que fuese paseado por ningún voluntario. El 30 de enero, veterinarios de la perrera con el respaldo de la Agencia de Salud Pública, acordaron que Zeus sería sacrificado, resolución a la que mostraron su oposición varios trabajadores del CAAC, los mismos que le explicaron a una de las voluntarias que el único modo de salvarle la vida, era encontrarle un adoptante con un perfil de educador canino – etólogo. Un día después, esta voluntaria se presentó en el centro con una adoptante, que no sólo era educadora canina, sino también cuidadora en una protectora, y contaba con el respaldo de un etólogo que se había comprometido en la educación del perro. En el CAAC, al saber esto, indicaron que consultarían con la Agencia de Salud Pública y que se pondrían en contacto con los aspirantes a nuevos adoptantes. Cinco días después y aparentemente sin que avisaran a nadie, mataron a Zeus. Tras conocer lo ocurrido e insistir en ello, la única explicación que recibieron de una de las veterinarias que apoyaba el sacrificio, según afirman, es que desde la Agencia de Salud Pública confirmaron la orden.

Ahora vayamos a las consideraciones. Zeus en ningún momento fue catalogado como GPP (perros peligrosos), lo que hubiera sido lógico si como aseguran desde el CAAC, mostraba agresividad ya el primer día. Esta clasificación tendría que haber sido determinada por un etólogo, pero en el centro parece ser que no cuentan con ninguno. Tampoco, a la vista de las declaraciones de aquellos que los han solicitado, son capaces de mostrar informes con los supuestos ataques del perro ni parte alguno de las lesiones que hubiera podido causar en sus pretendidos ataques. No enseñan un documento firmado que acredite quien tomó, según ellos, la "decisión consensuada" de sacrificar al perro. No explican porqué, teniendo el animal un adoptante cualificado para acogerlo, éste indica que lo ejecutaron sin informarle previamente del resultado de la consulta tal y como indicaron que harían.
La Ley de Protección Animal en Cataluña dice que: ""A estos derechos que se le otorgan, se añade la prohibición del sacrificio de todos los perros y los gatos que han sufrido abandonos por falta de responsabilidad de sus propietarios y que, a pesar de ello, merecen que su vida transcurra en condiciones dignas y que sea respetada". Y si bien desde el CAAC y según manifiestan, pretenden ahora justificar la muerte de Zeus amparándose en la agresividad del animal, lo cierto es que una decisión así no puede ser tomada sin que antes sea estudiado por el profesional al que le corresponde hacerlo, y sin que existan documentos firmados que acrediten la "necesidad" de esa medida. Y una muestra de lo dudoso de esa agresividad esgrimida como disculpa desde el CAAC, es que el perro no fue a su entrada aislado para realizarle un seguimiento y valoración, como hubiera sido preceptivo en tales circunstancias, sino que se entregó y por dos veces en adopción, lo que hace cuando menos dudar de tal versión. Y aún surge otro interrogante: si a la vista del protocolo que se le aplicó, correspondiente a un perro normal y en ningún caso violento, lo que muestra que no lo era, realmente el animal tuvo esos episodios de agresividad posteriores, ¿qué fue lo que provocó  tal cambio en su conducta?, acaso la respuesta pueda ilustrarnos sobre el trato que recibió en la perrera.
No parece, a la vista de las explicaciones ofrecidas por el CAAC hasta el momento a una de sus cuidadoras, que este centro se distinga por su transparencia, pero la cuestión es que estamos hablando de una vida, ya sabemos que no es la de un ser humano y que en la sociedad en la que vivimos, un perro al que han matado surgiendo dudas muy serias sobre el modo en cómo lo han hecho, no es una cuestión trascendente excepto para unos cuantos empeñados en que los derechos de estas criaturas sean respetados. Pero más allá de ese egoísmo, de semejante  demostración de especismo, tenemos la obligación de no pasar por alto tan triste y sangrante suceso y exigir que se esclarezca lo ocurrido.
Hemos de hacerlo por nosotros, porque nos merecemos que las instituciones públicas nos rindan cuentas de su gestión, y también por todos los Zeus que han sido y que serán. No es el CAAC, si atendemos a la abundante información publicada, un centro con fama de dispensar a los perros el mejor trato y atención, no hay más que consultar los numerosos testimonios que existen y los casos documentados de otros animales que presuntamente, corrieron allí idéntica suerte y también en circunstancias extrañas. Es muy fácil decir que un perro es agresivo y matarlo, pero para tomar esa decisión y sobre todo donde la ley impide el sacrificio como norma salvo casos muy contados, la obligación es acreditar de forma suficiente que dicho perro constituye una de esas excepciones y que además, no se dan las circunstancias especiales que se contemplan para evitar su muerte. Hay motivos suficientes para tener al menos sospechas de que en el caso de Zeus, ambas consideraciones fueron presuntamente despreciadas.
Matar a un animal por su agresividad, es en todo caso el reconocimiento de nuestra ineptitud. Los seres humanos hablamos y en ocasiones, también gritamos furiosos, llegando a veces, para defendernos, a recurrir al contacto físico. ¿Nos sacrifican por eso? Pues los perros mueven el rabo, ladran, gruñen y a veces, echan la boca. Convertir esas reacciones naturales en una razón para asesinarlos, que otro nombre no tiene, demuestra un inmenso egoísmo y sobre todo una ignorancia muy profunda. Si encima no queda demostrada esa agresividad pero se recurre igualmente a su ejecución, entonces la conducta tiene otra denominación que ya entra probablemente en el campo de la vulneración de la ley. La muerte de Zeus es ya irremediable, pero las consecuencias que se deriven de ella, pueden tal vez evitar otras muchas.

27 de marzo de 2010

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domando perros malos

 


Steve Markwell es un hombre valiente. En su santuario en Washington, recoge a los perros que nadie quiere tener y que han sido rechazados por otros refugios: pit bulls, perros guardianes, mordedores y asesinos de gatos.


[Kim Murphy] Forks, Washington, Estados Unidos. Siempre ha habido perros buenos y malos. Los buenos obedecen cuando los llamas, retozan alegres con los niños y no se suben al sofá. Los malos corren tras los coches, pisotean los macizos de flores y sueltan pedos debajo de la mesa de café.
Luego siguen los perros que son realmente malos: los asesinos de gatos, los mordedores y gruñidores, que hacen cosas tan malas que hasta sus dueños los quieren matar. Esos son los perros de Steve Markwell.
"La gente crea a estos monstruos, y creo que es responsabilidad de la gente ocuparse de ellos. No se trata de matarlos a todos porque son inconvenientes", dijo Markwell, que dirige un santuario de perros malos en la selva de la Península Olímpica.
"El hecho de que tengan sus rarezas, y las cosas extras que tienes que tomar en cuenta, de algún modo es casi entrañable. Es como si el mundo te odiara, pero tú no a él", dijo.
El Olympic Animal Sanctuary se ocupa de los perros más malos de todo el país: perros que serían eutanasiados o rechazados en cualquier otro refugio, y perros con antecedentes tan malos que ninguna organización de protección animal consideraría su adopción. 
Entre los más de cincuenta animales que hay en el santuario actualmente, se encuentran mestizos de coyote doméstico, perros guardianes que pertenecieron a traficantes de drogas, perros esquimales asesinos de gatos y una criatura que parece ser noventa por ciento lobo y tiene tanto interés en ser acariciado como un demonio en estar el domingo en la iglesia.
Y sus antecedentes penales son impresionantes.
Uno de los primeros clientes de Markwell fue una pit bull ex perro de pelea llamada Abby, que, pese a estar herida, aterrorizó durante dos semanas la ciudad californiana de Grapevine, en el condado de Kern, antes de que Markwell pudiera meterla en su camión.
Después de que nacieran sus cachorros, estos resultaron ser tan malos que tuvieron que ser aislados. "Si lo dejara salir en este momento", dijo Markwell, apuntando a uno de los cachorros que estaba saltando y gruñendo detrás de una puerta vidriera, "trataría de matarte. Sin ninguna duda".
Markwell ha visto camadas de cachorros que empezaron tratando de matarse unos a otros a las siete semanas de vida, y un dóberman en miniatura que le mordió los labios a alguien y se comió a la cobaya de la familia.
Otro de los perros de Markwell tiene ahora una conducta excelente, excepto durante los dos primeros segundos" después de despertar, cuando está casi siempre de mal humor. "Estaba durmiendo con su paseador de perros, despertó y le dio un mordisco que le sacó la mita de la cara", dijo Markwell. "Pero es fácilmente manejable: No duermas con él. Si estoy con él y empieza a dormirse, lo voy a despertar y hacerlo salir".
El inquilino más famoso del santuario es Snaps, un mestizo que llegó a primera plana en junio en Seattle tras atacar a dos mujeres por orden de su dueño, una niña de quince años.
Una mujer de sesenta y tres años que había visto a la niña y a tres de sus amigas pateando al perro, detuvo su coche. La chica cogió a la mujer por el pelo y empezó a golpearla con su celular. Una de las amigas de la niña avanzó con Snaps, pateando al perro hasta que este empezó a atacar a la mujer. Otra mujer trató de intervenir, y Snaps la mordió tan viciosamente que la sacó la piel de sus brazos.
Las niñas -de once, doce, trece y quince años- fueron detenidas, la dueña del perro fue sentenciado a catorce meses en un centro de detención juvenil, y Snaps podía ser condenado a muerte hasta que intervino Markwell.
"Este vicioso monstruo de perro es la cosa más dulce del mundo", dice Markwell, que a menudo intercambia besos con Snaps, uno de los pocos perros a los que se le permite deambular libre en el extenso recinto industrial, rodeado de caniles, que es el corazón del santuario.
Markwell, 34, no tuvo nunca la intención de convertirse en un experto en el control de perros difíciles. Pero siempre tuvo una relación especial con los animales. Cuando tenía cuatro, rescató a un conejo de la granja peletera de su tío. Como estudiate en la Escuela Episcopal Santa Margarita en San Juan Capistrano, adoptaba a reptiles indeseados.
"Yo en realidad no sabía nada del movimiento de protección animal. Sólo quería liberar a las culebras", dijo. "Tenía un terrario en el armario, del que mi mamá no sabía nada. Ella le tenía horror a las serpientes. Y yo tenía varias boas. Y de esos enormes sapos carnívoros que comen ratones. Y lagartos. Era algo que hoy yo no haría".
Después de la universidad trabajó durante un tiempo en un rancho de caballos y se orientó hacia el rescate de fauna salvaje, mudándose al estado de Washington en 2003 con la idea de ayudar a los perros que nadie ayudaba.
Empezó adoptando a dos o tres animales que encontró casualmente; luego vinieron otros, y cuando su casa se hizo demasiado pequeña, la vendió y compró el terreno industrial que sus chuchos ya han vuelto a hacer pequeño.
Ahora Markwell recibe llamadas de agencias de control animal de todo Estados Unidos que tienen perros que no se pueden adaptar ni a los caniles ni a los patios. Adopta a los perros sólo cuando está convencido de que no tienen realmente ningún lugar donde ir.
El santuario se ubica en una tranquila calle secundaria en Forks, rodeado de aserraderos y algunas casas. Ubicado en una zona con las más altas precipitaciones de lluvia en el Lower 48, el recinto -con su patio de ejercicios rodeado a altas vallas- es cuatro partes perros y tres partes lodo, mezclado generosamente; a Markwell se lo ve habitualmente recubierto por una penetrante capa de tierra y saliva de perros.
De un metro 88 y 112 kilos, con un brazo cubierto de tatuajes, Markwell se ve como si podría intimidar incluso a algunos pit bulls. Pero, dice, el secreto para domar a los indomables no es mostrarse duro: el secreto es darles espacio hasta que estén listos para aceptarlo, destilando tranquilidad y simpatía y poniendo juntos a perros parecidos -eso permite la socialización y el control de la mala conducta antes que tratar de eliminarla de inmediato.
Se ríe de los ‘encantadores de perros’ y rechaza a voluntarios potenciales que dicen que tienen una "afinidad espiritual" con los animales.
"Aquí no hay lugar para ese tipo de gente porque son peligrosos", dice. "Lo que se necesita es sentido común y experiencia. Ellos dicen que los animales los quieren... Bueno, a mí también me quieren, pero me muerden, y feo, una vez al mes. No podemos depender de esas creencias como mecanismo de seguridad".
Markwell pasa la mayor parte del tiempo en un canil propio, de 2.7 por 2.1 metros, con un pequeño ordenador, una televisión y un reproductor DVD. Allá, los perros más aquejados -animales semi catatónicos que han sufrido terribles maltratos y que sólo quieren estar tranquilos- viven con Markwell varios días por vez. Poco a poco empiezan a mostrar algo de confianza y a acercarse a olerlo cuando piensan que está durmiendo.
"Que un perro haya vivido conmigo durante dos años y que haya incluso dormido en mi cama, no quiere decir que no me ataque algún día y me saque un pedazo. A veces ocurre", dijo.
"Pero no podemos acusar a un carnívoro mayor de hacer lo que hacen los carnívoros mayores, que es pelear y matar", dice Markwell. "Los perros y los humanos son los únicos seres vivientes a los que no se les permite morder. Los gatos pueden morder todo lo que quieran. Los caballos pueden morder y dar coces y patadas en el suelo. Un hámster puede morder. Pero cuando nos muerde un perro, ponemos el grito en el cielo".
Markwell cree que hay muchas más mordeduras que los 4.7 millones que se denuncian cada año . "Yo diría que en Estados Unidos hay anualmente más mordeduras graves que perros", dice.
"De hecho, todo perro muerde a alguien al menos una vez en su vida, lo que quiere decir que más que ‘un problema grave que tenemos que solucionar’ en realidad es simplemente un hecho de la vida".
Ahora a Abby, el terror de Grapevine, le encanta que lo acaricien -pero te dará un entusiasta testarazo si te agachas demasiado. El dóberman en miniatura pasa la mitad del tiempo paseando en brazos de Markwell.
Pero siempre habrá perros realmente malos y Markwell está tratando de reunir medio millón de dólares para mudarse a un recinto más grande. El mes pasado hizo una presentación en la Sociedad Protectora de Animales de Seattle, pero la mayor parte de sus donaciones son pequeñas sumas que provienen de individuos que visitan la página web del santuario, o de gente que responde a uno de sus anuncios en Facebook: "Rescatamos a perros asustadizos". [Juego de palabras del autor: "We rescue scary dogs". ‘Scary’ significa tanto temible o espeluznante como miedoso y asustadizo].
Ahora mismo, la falta de espacio exterior implica que los perros del santuario deben hacer turnos para los ejercicios en el patio, usualmente en pequeños grupos. Pasan la mayor parte del tiempo en jaulas.
Markwell dice que ha sido afortunado en que la mayoría de sus vecinos en la empobrecida ciudad maderera, conocida por ser la locación de la serie de vampiros ‘Twilight’, son amantes de perros. Pocos han protestado por los amenazantes sonidos del santuario. "En una ciudad como esta", dijo, "he podido... establecer mi reputación y hago un montón de cosas que habría sido difícil hacer en un lugar como Seattle".
Y cuando los perros vienen aquí, es para quedarse, dice Markwell. Con el tiempo, dijo, sus amigos cuadrúpedos se vuelven más relajados, y es él el que se asusta.
De hecho, cuando algunos adictos a la metadona se acercaron preguntando por pit bulls, Markwell, que sabe gruñir bien, los rechazó.
"Les dije: ‘No vuelvan por aquí’", dijo. "Digan a sus amigos que los perros son peligrosos, pero que el dueño es más peligroso todavía".

17 de marzo de 2010
11 de diciembre de 2009
©los angeles times 
©traducción mQh
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