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rebecca webb carranza, creadora de las chips


[Valerie J. Nelson] Inventora del chip de tortilla murió a los 98 años, en enero.
El titular de la revista Popular Mechanics saludó un triunfo industrial en Los Angeles: "Tortillas Entran a Era de la Máquina". Era 1950, y la fábrica El Zarape Tortilla, entre las primeras que automatizaron la producción de tortillas, había estado utilizando una máquina de tortillas durante tres años.
Rodajas de maíz y harina salían de la cinta transportadora doce veces más rápido de lo que podían ser hechas a mano. Al principio, muchas salían "torcidas" o deformadas, recordó la presidente de la compañía Rebecca Webb Carranza década después, y eran desechadas.
Pero para una fiesta familiar a fines de los años cuarenta, Carranza cortó algunos de las rodajas desechadas en forma de triángulos y las frió. Fue todo un éxito entre sus familiares, y los chips se empezaron a vender pronto a diez céntimos la bolsa en su fábrica y tienda de delicias mexicanas en la esquina de Jefferson Boulevard y Arlington Avenue en el sudoeste de Los Angeles.
Hacia los años sesenta, la tapa que la familia empaquetaba como Tort Chips y vendía en la toda la costa se había convertido en el principal producto de la fábrica El Zarape.
Carranza, que fue reconocida por la industria de las tortillas como una de las pioneras del chip de tortilla comercial, murió el 19 de enero debido a complicaciones de la vejez en una residencia de Phoenix, informó su familia. Tenía 98 años.
En 1994 y 1995 -los únicos años en que se otorgó el premio-, Carranza estuvo entre las galardonadas con la Golden Tortilla, creada para homenajear a unos 20 innovadores de la industria, dijo Mario Orozco, empleado de Azteca Milling, de Irving, Texas, que propuso la celebración.
Carranza nació como Rebecca Webb el 29 de noviembre de 1907 en Durango, México. Fue la hija única de Leslie Webb, un ingeniero de Utah que trabajaba para una compañía minera en México, y su esposa mexicana Eufemia Miranda.
De niña, Rebecca y sus cinco hermanos sobrevivieron periódicos ataques de bandidos mexicanos y del revolucionario Pancho Villa y otros ladrones en el norte de México.
"Pancho Villa odiaba a su padre, porque era norteamericano", dijo Mario R. Carranza, el primero de sus dos hijos. "Ella tenía fotografías de su padre, donde se lo ve a caballo huyendo del peligro".
Cuando Rebecca era todavía niña, la compañía minera mudó a la familia a El Paso, Texas. En los años 20, tras el divorcio de sus padres, su madre llevó a la familia a Los Angeles.
Conoció a su futuro marido, Mario Carranza, en una cita a ciegas, y se casaron en 1931. Ella hacía corbatas para una empresa de prendas para el cuello, y él trabajaba en finanzas en O’Keefe & Merritt, un fabricante de utensilios.
Por consejo de un amigo que tenía una exitosa tienda de tortillas en el este de Los Angeles, los Carranza abrieron una a principios de 1940 y se mudaron a un apartamento encima de la fábrica y tienda.
Una vez que empezaron a vender chips, uno de sus clientes habituales fue Eddie ‘Rochester’ Anderson, que hacía de ayuda de cámara de Jack Benny en radio y televisión, que pasaba a menudo comprarlos, dijo Víctor Luis Carranza, su otro hijo.
Después del divorcio de Carranza y su marido en 1951, ella le entregó a él los negocios.
Mario Carranza abrió al poco tiempo una fábrica de chips de tortilla en Long Beach, pero la cerró en 1967, en parte debido a la competencia de compañías nacionales que habían descubierto el potencial de ventas de los chips salados.
Rebecca Carranza volvió al este de Los Angeles y trabajó hasta entrado sus ochenta años, primero como empaquetadora en tiendas de ultramarinos y luego como encuestadora del Censo de Estados Unidos.
Tuvo tres matrimonios más, relativamente breves, dos de ellos con el mismo hombre, Agustín Zúñiga. Hace tres años se mudó a Phoenic para estar cerca de sus dos hijos.
Además de sus hijos, a Carranza la sobreviven 12 nietos, 19 biznietos y dos tataranietos.

7 de febrero de 2006

©los angeles times
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traducción mQh

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