murió peg bracken
[Elaine Woo] La autora tocó una nota sensible con su irreverente ‘The I Hate to Cook Book'. A los 89.
El sábado murió Peg Bracken, la mordaz ejecutiva de la publicidad que alivió las ansiedades culinarias de millones de lectores con su éxito de ventas de 1960, ‘The I Hate to Cook Book', en su casa en Portland, Oregon. Tenía 89.
La causa fue una fibrosis pulmonar, dijo su hija, Johanna Bracken, de Long Beach.
Bracken vendió más de tres millones de ejemplares de ‘The I Hate to Cook Book', que ayudaba a mujeres ocupadas a ahorrar tiempo en la cocina tomando atajos y utilizando desvergonzadamente los alimentos fáciles de preparar, como mix seco de cebollas, como ingredientes clave.
Escribió para cocineras reluctantes como ella misma, que sabía que algunas actividades -especialmente la maternidad, pagar los impuestos y cocinar-, "no se hacen menos dolorosas por su repetición". Su libro, escribió, era "para los que queremos colocar nuestras grandes manos de fregonas en torno a un martini seco, en lugar de un lenguado mojado".
Ese sentimiento tocó una cuerda de una masa no previamente identificada de mujeres que venían saliendo de la época de Eisenhower en los años cincuenta, que no consideraban que trabajar sobre una cocinilla caliente fuera una virtud femenina. Años más tarde Betty Friedan se dirigiría al mismo público con ‘The Feminine Mystique' (1963), el tratado feminista por excelencia que dijo que las mujeres se sentían infelices cuando eran confinadas estrictamente a roles domésticos.
La popularidad de Bracken surgió en momentos en que emergía otra estrella de la cocina -Julia Child, que lanzó en 1961 una manía gastronómica con ‘Mastering the Art of French Cooking', escrito con Simone Beck y Louisette Bertholle. Child compartía la irreverencia de Bracken, pero no su predilección por los atajos y recetas tan diferentes a las de la alta cocina que fueron llamadas ‘falsas holandesas' y ‘sorpresa de espinacas'.
Aunque Child se dirigía a una audiencia ansiosa de refinamiento, Bracken -que vendió tres veces más ejemplares que Child y compañía de su libro- apelaba a todo el resto. Y aunque Child explicaba paso a paso cómo batir las claras de huevo hasta convertirlas en una espuma perfecta o puré de patatas para el ñoqui, Bracken se aferraba a las recetas de probados resultados, como lasaña y bife stroganoff levantado con un poco de sarcasmo.
Sus instrucciones para el stroganoff, por ejemplo, dicen cocinar los fideos en agua con una pastilla de caldo; freír el ajo, la cebolla y el bife desmenuzado; agregar harina, sal, pimentón y champiñones; luego "déjalo cocinar durante cinco minutos mientras te fumas un cigarrillo y miras de malas pulgas al fregadero". A esta receta la llamó ‘Stroganoff de Carretera Deslizante'.
Otra receta favorita era ‘Guiso de Domingo en la Cama', una receta de carne de res que "se cocinará feliz ella misma" en el horno durante cinco horas. "Esta receta", escribió, "es para esos días en que andas en negligé, te quedas en cama leyendo una novela policial y con una caja de bombones y posiblemente una buena gripe".
Bracken dijo algunas veces que cocinar era una terapia. El primer ejemplo fue su receta para ‘Galletas de Agresión', una concocción de avena atribuida a un centro de salud mental en Lansing, Michigan.
Exige un vigoroso amasado, machacado, estrujado y aporreo, lo que brinda una oportunidad para "canalizar algunas energías aparte de arrojar ladrillos". La receta se encuentra en muchos sitios en la red; algunos comentaristas la describen como deliciosa.
Nacida en Filer, Idaho, y criada en Clayton, Montana, estudió inglés en el Antioch College en Ohio y se mudó a Portland en los años cuarenta después de casarse con su primer marido.
Concibió el libro cuando trabajaba a jornada completa como redactora publicitaria para clientes como los trajes de baño de Jantzen y las camisas Pendleton. Después del trabajo se reunía a menudo con un grupo de otras esposas trabajadoras, que se consolaban mutuamente, mientras bebían, sobre qué preparar para la cena. Se llamaban a sí mismas las Arpías.
Un día se sentía espalmente agobiada por la perspectiva de preparar la comida de la tarde. "Y así", dijo a la Radio Pública Nacional en 1999, ella y sus amigas "reunieron nuestra ignorancia" y compartieron recetas que eran sabrosas y cuya preparación no tomaba horas. Ellas la empujaron a compilar las recetas en un libro.
Bracken escribió varios libros en el estilo de ‘I Hate', incluyendo ‘The I Hate to Housekeep Book' (1962), ‘Appendix to the I Hate to Cook Book' (1966), ‘The I Hate to Cook Almanack' (1980) y ‘The Complete I Hate to Cook Book' (1988).
También co-escribió una caricatura sindicada titulada ‘Phoebe, Get Your Man', con Homer Groening, un colega en publicidad y el creador Matt Groening, el padre de ‘Los Simpsons'.
Bracken también escribió un libro de memorias, ‘A Window Over the Sink' (1981). Estaba cerca de los ochenta cuando publicó su último libro, ‘On Getting Old for the First Time' (1996), que, como sus otros libros, llevaba el cómico punto de vista de Bracken.
"Mamá se consideró primero humorista", dijo su hija el lunes en una entrevista.
La historiadora culinaria Laura Shapiro dijo que Bracken escribía en un género que llama "la literatura del caos doméstico". Como Jean Kerr y Shirley Jackson (y, más tarde, Erma Bombeck), Bracken se acercó a las experiencias de las esposas y madres del siglo veinte desde un punto de vista irónico.
Pero también estaba genuinamente interesada en la buena comida.
"James Beard se encogía cuando se mencionaba su nombre", dijo Shapiro al Times. "Pensaba que era una de esas cocineras abrelatas. La estaba subestimando e interpretándola mal. Ella era realmente una persona interesada en la alimentación. No tenía ningún deseo de escapar de la cocina. Pero no quería convertirse en una maníaca cuando estuviera en la cocina".
Aunque Bracken desechaba las recetas complejas o los menús con más de tres platos, incluyó algunos toques sofisticados, incluyendo un par de cucharaditas de té de curry en su ‘Pollo de Domingo', por ejemplo, y un poco de vino de Sauterne en una compota de melón.
La profesional de la publicidad que había en ella aconsejaba a las mujeres a definir su gastronomía con más desparpajo, evitando frases fáciles como "encime con bacon" a favor de frases más evocativas, como "adorne con churruscos de bacon". Llamaba esos esfuerzos ‘Good Cooksmanship' y decía que permitía las mujeres causar la impresión de que se interesaban más en la cocina de lo que realmente era el caso. Sugirió irónicamente que esto era una valiosa habilidad en muchas situaciones, "normalmente cuando estás sentada con otras señoras que te rodean".
Su libro fue propuesto por una lectora de Harcourt Brace Jovanovich, que convenció a sus jefes que se vendería bien. Había sido rechazado previamente por otros seis lectores, todos hombres, que no lograron apreciar las perspectivas humorísticas de Bracken. Tampoco lo hizo su primer marido, también escritor, que dijo sobre su libro que apestaba. Se divorció de él algunos años después.
Además de su hija, a Bracken la sobreviven su cuarto marido, John H. Ohman, de Portland; una hijastra, Ann Fragale, de Great Falls,Virginia; dos hijastros, Jack, de Portland, y Jim, de Farmingham, Nueva York; y once nietos.
La causa fue una fibrosis pulmonar, dijo su hija, Johanna Bracken, de Long Beach.
Bracken vendió más de tres millones de ejemplares de ‘The I Hate to Cook Book', que ayudaba a mujeres ocupadas a ahorrar tiempo en la cocina tomando atajos y utilizando desvergonzadamente los alimentos fáciles de preparar, como mix seco de cebollas, como ingredientes clave.
Escribió para cocineras reluctantes como ella misma, que sabía que algunas actividades -especialmente la maternidad, pagar los impuestos y cocinar-, "no se hacen menos dolorosas por su repetición". Su libro, escribió, era "para los que queremos colocar nuestras grandes manos de fregonas en torno a un martini seco, en lugar de un lenguado mojado".
Ese sentimiento tocó una cuerda de una masa no previamente identificada de mujeres que venían saliendo de la época de Eisenhower en los años cincuenta, que no consideraban que trabajar sobre una cocinilla caliente fuera una virtud femenina. Años más tarde Betty Friedan se dirigiría al mismo público con ‘The Feminine Mystique' (1963), el tratado feminista por excelencia que dijo que las mujeres se sentían infelices cuando eran confinadas estrictamente a roles domésticos.
La popularidad de Bracken surgió en momentos en que emergía otra estrella de la cocina -Julia Child, que lanzó en 1961 una manía gastronómica con ‘Mastering the Art of French Cooking', escrito con Simone Beck y Louisette Bertholle. Child compartía la irreverencia de Bracken, pero no su predilección por los atajos y recetas tan diferentes a las de la alta cocina que fueron llamadas ‘falsas holandesas' y ‘sorpresa de espinacas'.
Aunque Child se dirigía a una audiencia ansiosa de refinamiento, Bracken -que vendió tres veces más ejemplares que Child y compañía de su libro- apelaba a todo el resto. Y aunque Child explicaba paso a paso cómo batir las claras de huevo hasta convertirlas en una espuma perfecta o puré de patatas para el ñoqui, Bracken se aferraba a las recetas de probados resultados, como lasaña y bife stroganoff levantado con un poco de sarcasmo.
Sus instrucciones para el stroganoff, por ejemplo, dicen cocinar los fideos en agua con una pastilla de caldo; freír el ajo, la cebolla y el bife desmenuzado; agregar harina, sal, pimentón y champiñones; luego "déjalo cocinar durante cinco minutos mientras te fumas un cigarrillo y miras de malas pulgas al fregadero". A esta receta la llamó ‘Stroganoff de Carretera Deslizante'.
Otra receta favorita era ‘Guiso de Domingo en la Cama', una receta de carne de res que "se cocinará feliz ella misma" en el horno durante cinco horas. "Esta receta", escribió, "es para esos días en que andas en negligé, te quedas en cama leyendo una novela policial y con una caja de bombones y posiblemente una buena gripe".
Bracken dijo algunas veces que cocinar era una terapia. El primer ejemplo fue su receta para ‘Galletas de Agresión', una concocción de avena atribuida a un centro de salud mental en Lansing, Michigan.
Exige un vigoroso amasado, machacado, estrujado y aporreo, lo que brinda una oportunidad para "canalizar algunas energías aparte de arrojar ladrillos". La receta se encuentra en muchos sitios en la red; algunos comentaristas la describen como deliciosa.
Nacida en Filer, Idaho, y criada en Clayton, Montana, estudió inglés en el Antioch College en Ohio y se mudó a Portland en los años cuarenta después de casarse con su primer marido.
Concibió el libro cuando trabajaba a jornada completa como redactora publicitaria para clientes como los trajes de baño de Jantzen y las camisas Pendleton. Después del trabajo se reunía a menudo con un grupo de otras esposas trabajadoras, que se consolaban mutuamente, mientras bebían, sobre qué preparar para la cena. Se llamaban a sí mismas las Arpías.
Un día se sentía espalmente agobiada por la perspectiva de preparar la comida de la tarde. "Y así", dijo a la Radio Pública Nacional en 1999, ella y sus amigas "reunieron nuestra ignorancia" y compartieron recetas que eran sabrosas y cuya preparación no tomaba horas. Ellas la empujaron a compilar las recetas en un libro.
Bracken escribió varios libros en el estilo de ‘I Hate', incluyendo ‘The I Hate to Housekeep Book' (1962), ‘Appendix to the I Hate to Cook Book' (1966), ‘The I Hate to Cook Almanack' (1980) y ‘The Complete I Hate to Cook Book' (1988).
También co-escribió una caricatura sindicada titulada ‘Phoebe, Get Your Man', con Homer Groening, un colega en publicidad y el creador Matt Groening, el padre de ‘Los Simpsons'.
Bracken también escribió un libro de memorias, ‘A Window Over the Sink' (1981). Estaba cerca de los ochenta cuando publicó su último libro, ‘On Getting Old for the First Time' (1996), que, como sus otros libros, llevaba el cómico punto de vista de Bracken.
"Mamá se consideró primero humorista", dijo su hija el lunes en una entrevista.
La historiadora culinaria Laura Shapiro dijo que Bracken escribía en un género que llama "la literatura del caos doméstico". Como Jean Kerr y Shirley Jackson (y, más tarde, Erma Bombeck), Bracken se acercó a las experiencias de las esposas y madres del siglo veinte desde un punto de vista irónico.
Pero también estaba genuinamente interesada en la buena comida.
"James Beard se encogía cuando se mencionaba su nombre", dijo Shapiro al Times. "Pensaba que era una de esas cocineras abrelatas. La estaba subestimando e interpretándola mal. Ella era realmente una persona interesada en la alimentación. No tenía ningún deseo de escapar de la cocina. Pero no quería convertirse en una maníaca cuando estuviera en la cocina".
Aunque Bracken desechaba las recetas complejas o los menús con más de tres platos, incluyó algunos toques sofisticados, incluyendo un par de cucharaditas de té de curry en su ‘Pollo de Domingo', por ejemplo, y un poco de vino de Sauterne en una compota de melón.
La profesional de la publicidad que había en ella aconsejaba a las mujeres a definir su gastronomía con más desparpajo, evitando frases fáciles como "encime con bacon" a favor de frases más evocativas, como "adorne con churruscos de bacon". Llamaba esos esfuerzos ‘Good Cooksmanship' y decía que permitía las mujeres causar la impresión de que se interesaban más en la cocina de lo que realmente era el caso. Sugirió irónicamente que esto era una valiosa habilidad en muchas situaciones, "normalmente cuando estás sentada con otras señoras que te rodean".
Su libro fue propuesto por una lectora de Harcourt Brace Jovanovich, que convenció a sus jefes que se vendería bien. Había sido rechazado previamente por otros seis lectores, todos hombres, que no lograron apreciar las perspectivas humorísticas de Bracken. Tampoco lo hizo su primer marido, también escritor, que dijo sobre su libro que apestaba. Se divorció de él algunos años después.
Además de su hija, a Bracken la sobreviven su cuarto marido, John H. Ohman, de Portland; una hijastra, Ann Fragale, de Great Falls,Virginia; dos hijastros, Jack, de Portland, y Jim, de Farmingham, Nueva York; y once nietos.
elaine.woo@latimes.com
29 de octubre de 2007
23 de octubre de 2007
©los angeles times
©traducción mQh
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