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maltratos en cárcel de inmigrantes

[Autonoom Centrum] En este folleto sobre la reclusión de los refugiados e inmigrantes sin permiso de residencia se presenta como central el testimonio de un refugiado ex presidiario. Este hombre estuvo desde finales de 2002 durante medio año encerrado en la cárcel fronteriza Tafelbergweg, de Ámsterdam, por haberle sido negada su solicitud de asilo. Esta cárcel fronteriza, en Ámsterdam Zuid Oost, es una de las ocho cárceles especiales de Holanda donde los refugiados e inmigrantes sin permiso de residencia son encerrados (reclusión de extranjeros).
Finalmente este hombre fue expulsado a la calle y pudo contarnos su historia, y más tarde escribirla. Durante su reclusión experimentó mucho en propia carne y vio y escuchó de todo lo que experimentaron otros y sobre la situación carcelaria general. Le pareció importante, lo cual le dio la valentía necesaria para hablar de estos abusos. Su testimonio ofrece mucho material sobre la miseria que se vive tras los muros de la cárcel y sobre cómo son tratados los presos, como ciudadanos de segunda, como artículos de usar y tirar, de los que cuanto antes hay que deshacerse. Este testimonio está en la línea de otras historias y publicaciones en torno a los abusos y ‘detención de extranjeros'. El relato no es más que la punta del iceberg, pues son muchas las historias que no se dan a conocer.
Autonoom Centrum publica aquí su historia. Intentemos entre todos terminar con la ‘reclusión de extranjeros'. La libertad es un gran bien, un derecho de todos.

Introducción
A continuación, la historia de un ex presidiario. Fue escrita en su lengua materna. Nosotros la hemos traducido. Todos los acontecimientos aquí descritos tuvieron lugar durante los últimos meses de 2002 y los primeros de 2003, en la cárcel fronteriza sita en Tafelbergweg 10, Ámsterdam. El autor describe lo que casualmente vio con propios ojos y oyó, como cuando debía esperar en un pasillo para mantener una conversación con algún funcionario. Además, describe las historias que ha escuchado de compañeros de prisión, generalmente de aquellos que en propia carne experimentaron lo que cuentan. Hemos mantenido una larga relación con el autor del texto. Se trata de un hombre serio y cuyos textos son de absoluta confianza. Cada vez que aparezca ‘XX' en el texto habrá que entender el nombre de una persona o de un país/nacionalidad, o de una fecha. El autor cuenta con todos esos datos, y está dispuesto a darlos a conocer en un testimonio confidencial a una organización de derechos humanos.
AC

La encerraron sola después del parto
"El XX entró en la cárcel una pareja de XX. La mujer estaba embarazada de 7 meses y medio. Después de que la revisase el médico en la cárcel, se le comunicó que tenía que ir a control al hospital. La pareja no puso objeción. Sólo pedían una cosa: que él también pudiera estar presente durante los controles, pues la mujer tenía miedo, y probablemente el hombre también quería escuchar el pequeño corazón de su hijo. Pero les rechazaron la petición. La mujer tuvo que ir, por lo tanto, sola a los controles. De vuelta, el vehículo donde iba la mujer chocó, por lo que ella se dio un fuerte golpe en la cabeza. Pero no se hizo ninguna investigación del estado de la mujer, ni de ella ni del bebé. Después de este incidente, el hombre también estuvo presente en los sucesivos controles. Le dieron permiso a condición de ir esposado y de llevar una cadena sujeta a los pies. Esta cadena iba de la cadera a los tobillos, para limitar su libertad de movimientos. Al llegar al hospital le quitarían las esposas y la cadena. El hombre estuvo de acuerdo."
"El día en que a la mujer le tocó el siguiente control, su marido la esperaba esposado y con cadena metida en el pantalón, pero en el último momento el jefe de la sección le retiró el permiso. Ni con esposas y cadena podía ir. De nuevo tuvo que ir sola la mujer al control, ahora con más miedo que la vez anterior, debido al recuerdo del accidente de coche y a la mala acogida subsiguiente. El hombre, con lágrimas en los ojos, volvió a su celda".
"Tres o cuatro días después de este control llamaron al hombre del IND [Servicio de Inmigración y Naturalización] para una cita. Le dijeron que a su mujer la llevarían, 15 días antes del nacimiento del niño, a un hospital-prisión especial (la enfermería de la cárcel de Scheveningen - La Haya - con un régimen muy estricto), donde debería permanecer hasta 10 días después del parto. Todo ese tiempo la dejarían sola en la celda; su marido no podría estar durante todo ese tiempo a su lado. Cuando la mujer oyó eso le dio mucho miedo y suplicó que la dejasen por favor quedarse al menos hasta tres días antes del parto junto a su pareja. Pero no consiguió nada. Entonces la pareja decidió que ella no iría al hospital prisión. Unos días después, el médico de la cárcel fronteriza habló con la mujer. También otros miembros del personal trataron de convencerla. Yo mismo escuche la conversación. [El autor estaba por casualidad en el pasillo esperando para hablar con un funcionario. AC]. Le dijeron que sinceramente lo sentían mucho pero que su marido no podría estar con ella. Si no quería ir voluntariamente al hospital-prisión, tendría entonces que ser llevada a la fuerza. La mujer no podía parar de llorar".
"El día acordado la joven pareja tenía que ir al despacho del médico. El hombre me contaría después que a él no le dejaron entrar, y que él tuvo que esperar fuera, en presencia de un miembro del personal. Desde fuera oyó hablar a su mujer; y luego llorar. No dejaba de decir: ‘¡no!'. A él lo retenía un funcionario de la cárcel. A su mujer la sujetaron por los brazos y se la llevaron a rastras. A él le dijeron que iban a meterlo en una celda de aislamiento si seguía protestando. Este incidente tuvo lugar por la mañana, entre 10 y 11. En la parte de atrás de la cárcel vi como a 10 o 15 persona. Reconocí entre ellos empleados del IND, jefes de la sección y al director de la prisión. A la entrada del almacén estaba esperando la furgoneta. Yo no entendía lo que estaba pasando. Vi al hombre junto a uno de los funcionarios de la cárcel, llorando. Este le dijo que como no se calmara lo iban a meter en una celda de aislamiento. Entonces entendí qué es lo que significaba todo aquel barullo en torno a la furgoneta: a la mujer la sacaron a la fuerza del despacho del médico y, por la puerta de atrás, por el almacén, fue llevada hasta la furgoneta, de manera que ninguno de los presos pudieran verlo".
"Al poco tiempo el hombre tuvo que presentarse ante un funcionario del IND. Le daban permiso para hablar por teléfono con su mujer. La escuchó llorando por el teléfono. La llevaron esposada en la furgoneta durante el trayecto hasta el hospital-prisión. Iba de espaldas, con las manos sobre la barriga. Después de esta conversación, el hombre, de frustración y enojo, tiró el teléfono contra la pared. A partir de ese momento, no se le permitiría volver hablar más de quince minutos, según le comunicaron. En la práctica ni siquiera dispuso de esos quince minutos. En realidad casi nunca pudo hablar con ella. O la línea estaba ocupada o no había conexión. Sólo consiguieron hablar una vez cada tres o cuatro días durante unos cinco minutos".
"Durante el parto llevaron al hombre, esposado y con la cadena en el pantalón, a un hospital normal. Una hora después del parto, lo llevaron de vuelta a la cárcel fronteriza. Más tarde me enteré de que, después de siete meses, la pareja, con el bebé, fueron expulsados de la cárcel con la orden de abandonar Holanda en 24 horas".
(Un testigo que conoce desde dentro la enfermería del hospital-prisión de Scheveningen declaró: "La gente del hospicio [cárcel] fronterizo son encerrados en la enfermería-hospital junto con criminales, y son tratados exactamente igual a estos. Una mujer embarazada es llevada a esta enfermería dos semanas antes de la fecha prevista para el parto, donde permanecerá todo el tiempo sola en una celda. Una vez al día puede salir, sola, a tomar el aire. Después del parto se queda aún una semana. La soledad, la indiferencia del personal (la gente se queda allí poco tiempo) y el circular entre criminales es para las mujeres terrible".)

Perdieron la conciencia
"La cárcel fronteriza donde yo estuve consta de cuatro secciones: A1, A2, B1 y B2. Nada más llegar a la prisión, en B2 había un par de hombres y algunas parejas y en B1 sólo mujeres y niños de todas las edades. Las secciones A1 y A2 no eran usadas por entonces. En aquella época podías salir hasta las nueve de la noche. Sólo durante la comida tenías que entrar. A partir de diciembre de 2002, en A1 y A2 metieron presos varones solos de otras cárceles para extranjeros. El tiempo para tomar el aire lo bajaron a la mitad. Por la mañana podían salir los hombres de A1 y A2; por la tarde la gente de las secciones B1 y B2 y por la noche la de las secciones A y B. Cada grupo una hora. Los que no tenían papeles en las secciones A y B no podían encontrarse. El paseo en cuestión tenía lugar a distintas horas, y nunca coincidían".
"Ahora había en la sección B2 dos hermanos (hombre y mujer). La dirección quería cambiar al hermano a la sección A1. El hombre no estaba de acuerdo, pues ya no podría volver a ver a su hermana ni hablar con ella. Cuando hermano y hermana se niegan al traslado, todos los presos fueron encerrados en sus celdas. Mi celda da al patio interior. Vi hombres vestidos de policía antidisturbios con cascos, porras y escudos que se dirigían hacia nuestra sección. Aunque mi celda estaba como a diez metros de la celda de los hermanos, pude oír sus gritos. El jaleo y los gritos duraron unos diez minutos. Luego vi desde la ventana que llevaban a los hermanos, inconscientes, a las celdas de aislamiento. Los llevaban cuatro personas, para cada brazo y pierna, una persona. La cabeza les colgaba, con la cara hacia el suelo. Después de tres días en la celda de aislamiento fueron llevados sin más a la sección A1. Ella fue la única mujer que estuvo durante largo tiempo en una sección para hombres".

Aborto
¨El XX llegó a la prisión una pareja. Eran personas muy tranquilas y flexibles. Después de un tiempo los trasladaron a la A2, la sección para hombres. Desde entonces siempre se les veía muy alicaídos: la mujer lloraba mucho. La mayoría del tiempo lo pasaban en la celda. En una conversación con su marido, me enteré de que su mujer estaba embarazada. Iba mucho al médico. Un día me la encontré: iba apoyada en otra mujer y caminaba con dificultad. Venía del médico. Oí que había tenido un aborto, estando ya de cuatro meses de embarazo. Por ello anduvo mucho tiempo con depresión. La mujer pierde de vez en cuando el conocimiento¨.
"Le iba muy mal a esta pareja. La calefacción no les funcionó durante mucho tiempo. Debido a ello el hombre tenía dolor en la pierna. Con el tiempo le adelgazó la pierna muchísimo de la rodilla al tobillo. La pareja fue trasladada de nuevo a la sección B2. Estaba más que claro que la pierna del hombre había menguado muchísimo. Pero el médico sólo le daba analgésicos. Yo hablé con el hombre y acordamos que a través de Vluchtelingen Werk [organización de ayuda al refugiado] enviaremos un fax al hospital AMC. Se nos logró, conque el hombre fue auscultado por una persona del hospital. El médico dijo que había que operarlo y que tendría que quedarse una larga temporada en el hospital. Pero él no quería dejar mucho tiempo a su mujer en la cárcel, por lo que decidió renunciar a la operación. Dejaron la cárcel después que yo. Estuvieron siete meses. Me enteré de que les dieron un permiso de residencia temporal debido a los errores que se cometieron durante el proceso de tramitación del estatus de refugiados."

Le arreglan la muñeca sólo después de tres días
En la sección A2 había una persona de nacionalidad XX, de nombre XX. Una vez lo vi caminar, con la cara deformada por el dolor, hacia el despacho del médico, mientras se agarraba la muñeca con la mano. Se había lesionado jugando al voleibol. La tenía hinchada. Un funcionario le había visto la muñeca y lo había llevado al médico. Este no lo revisó, sólo le dio analgésicos y lo despidió. Después de unos días la muñeca estaba hinchadísima, y el dolor era grandísimo. Sólo el tercer día se creyó el médico que el hombre tenía verdadero dolor en la muñeca, y lo mandó al hospital. Aunque la muñeca estaba lesionada, le pusieron las esposas para llevarlo al hospital. También le pusieron la cadena en el pantalón. Volvió del hospital con un cabestrillo. En el hospital habían constatado que la muñeca estaba rota.".

Anulado el derecho a recurrir
"Justo cuando yo llegué a la prisión (finales de 2002: AC) se comunicaba a los que no tenían papeles la decisión de deportación con tres o cinco días de antelación. Para evitar que se fuera a hacer uso del derecho a recurrir, en determinado momento esto dejó de ser así, con lo que a la persona sin papeles empezó a comunicársele la decisión de expulsión justo en el último momento. Yo soy testigo por ejemplo del caso de una mujer de Sri Lanka, que recibió la noticia de que tenía que marcharse en el plazo de cinco minutos. Los funcionarios de la prisión ya habían embalado y recogido sus cosas de la celda. Y aunque allí mismo en la prisión pudo hablar con alguien de Vluchtelingen Werk [organización de ayuda al refugiado] le negaron el derecho a apelación, y sin más la expulsaron. La tercera vez que a mí me llevaron al aeropuerto para deportarme, no se me comunicaría con ninguna antelación. Casualmente yo había leído en unos papeles de la administración de la cárcel que la cuenta de mi prisión interna estaba cerrada. Pensando en lo que le había pasado a la mujer de Sri Lanka, me puse en contacto con mi abogado. Él ya sabía de mi orden de deportación y pudo parar a tiempo el proceso".

Maltratos durante los intentos de deportación
"Si durante el primer día en que te llevan al aeropuerto no te resistes, te meterán como al resto de pasajeros en el avión. Si no se logra la deportación, por ejemplo porque te resistes en el avión, la segunda vez tendrás que esperar fuera. Cuando todos los pasajeros han entrado te meten a ti esposado. La tercera vez es la más difícil: te esposan y te asignan dos guardas y eres la primera persona que entra en el avión. Una mujer de XX (año XX, número de celda XX, que llegó alrededor de febrero) volvió después del segundo intento. Estaba muy grave. Tenía enromes bultos en la cabeza. Contó que le habían pegado".
"XX, de XX, de la sección B2 (más tarde A2), fue llevada dos veces al aeropuerto, pero consiguió que ninguna de las dos veces lo deportaran. Las dos veces lo trajeron de vuelta a la cárcel. Después del segundo intento estaba tan grave que no podía hacer nada más que estar acostado. Las muñecas, cuello y piernas estaban hechas polvo. Estaba lleno de moretones. Su mano se le estaba empezando a hinchar muchísimo. El médico en un principio no tomó en serio las lesiones. Ni se las miró. Tampoco es que hubiera control médico. La mano del hombre cada vez se le hinchaba más y le dolía mucho. Con el tiempo se moría de dolor. Durante una semana estuvo rogando que lo llevasen al hospital. Sólo después de la insistencia de funcionarios de prisiones, tomó el médico una decisión. Su hermano me dijo por teléfono que tuvieron que operarale la mano inmediatamente, tras lo cual la infección y el hinchazón disminuyeron".

Casos pesados a la calle con el ‘reglamento de las 24 horas'
"En la cárcel fronteriza estuvo una mujer de XX de entre 45 y 50 años, con su hija de quince. Durante su solicitud de asilo le dijo al IND [servicio de inmigración y naturalización] que retiraba su solicitud a cambio de que el IND no mandase a su país el informe de su solicitud de asilo. Contó que ella misma en su país no tenía ningún problema; que solicitó el asilo en primera instancia debido a los problemas que tenían sus dos hijos. La mujer y su hija debían permanecer en la cárcel fronteriza hasta el momento en que la enviasen a su país. En la prisión permanecería durante un corto período, según les prometieron. Todos los días hablaba con alguien del IND y les decía que quería irse cuanto antes. Pero tuvo que esperar cincuenta días más antes de que le permitieran ir al consulado para pedir un documento de viaje. Un funcionario del IND le explicó qué era lo que tenía que contar en el consulado. Cuando iba camino del consulado, vio un informe gordísimo en manos de un funcionario. Preguntó qué contenía y dijo no querer ir al consulado con el informe. Después de mucho insistir el funcionario llamó a alguien y el informe se quedó en el coche. La mujer dio una explicación en el consulado exactamente igual a como le recomendaron los funcionarios del servicio de inmigración. Después de ello, el funcionario del consulado le dijo que estaba al tanto de su solicitud de asilo y que tendría que buscarse un buen abogado. Incluso le mostró el informe sobre su solicitud de asilo. De nuevo en la cárcel, la mujer se quejó al funcionario del servicio de inmigración de que habían entregado su informe al consulado. El funcionario lo reconoció y le pidió disculpas. En sucesivas conversaciones, sin embargo, esta persona hizo como si no supiese nada del asunto. La mujer, con ayuda de su hermano, encontró un abogado en Suecia. Cuando que quería ponerle una denuncia al IND fue dejada en libertad con la orden de dejar el país en 24 horas. Mientras que esta mujer estaba dispuesta a volver a su país, recibió la orden de irse en 24 horas. Así, el IND se deshizo de la mujer, evitando que la mujer iniciase un proceso. El servicio de inmigración recurre con frecuencia a esta estrategia para quitarse de encima casos difíciles".
("Cuando algo ocurre en la cárcel, sea lo que sea, encierran a todo el mundo en su celda. Esta mujer sufría de claustrofobia, conque esta medida le traía verdaderos problemas. También por la noche encierran a todo el mundo en la celda, de nueve y media de la noche hasta las siete y media de la mañana siguiente. A pesar de que la mujer había les había contado cuál era su problema, la puerta se la cerraban siempre. Sólo le dejaban abierta la ventanilla de control.")
"A finales de marzo, una persona que había intentado suicidarse (colgándose) fue encerrada en una celda de aislamiento. Primero encerraron a todo el mundo en su celda. Inmediatamente después de salir de la celda de aislamiento lo echaron a la calle y le dieron un ‘24 horas' [orden de salida en 24 horas]."
"Una mujer de XX, que entró embarazada en XX, volvió a la cárcel después del nacimiento de su hijo. Cuando el bebé tenía un mes, enfermó. Vomitó y lloró toda la noche. A la mañana siguiente se dieron cuenta de que le habían dado comida caducada. Le cambiaron la comida pero al niño no lo revisaron en absoluto. Justo después de este incidente le dieron un ‘24 horas'".
Una señora africana de unos cincuenta años sufría de tensión alta. Por insistencia de los funcionarios de la cárcel el médico la atendió; y le recetó medicamentos. Al parecer se equivocó, pues la señora cayó en coma. Diez días después le dieron también un ‘24 horas'".

Incendios
"Un funcionario de la cárcel contó que en caso de incendio el personal tiene la orden de encerrar a todo el mundo en su celda".

INFORMACIÓN SOBRE LAS CÁRCELES PARA EXTRANJEROS
El Autonoom Centrum (AC) Amsterdam visita desde hace años - como parte de sus actividades - refugiados y emigrantes sin permiso de residencia encerrados en lugares de reclusión para extranjeros. Se ha ocupado de ello desde que se empezó a usar la primera cárcel de frontera en Ámsterdam, en 1992. También ha visitado AC otras cárceles para extranjeros, como el centro de deportaciones del aeropuerto de Rótterdam. Hemos investigado y publicado sobre los abusos de los que nos han hablado los reclusos. De este modo hemos intentado ofrecerles un canal hacia el mundo exterior. También muchas personas que fueron expulsadas de la cárcel nos han contado su experiencia a la sombra. Por ello sabemos un poco, si bien ni la mitad, de todo lo que se sufre en estas cárceles.
La libertad, poder ir y quedarse donde uno quiera, es un derecho básico de todo ciudadano. Al menos así debería ser. En Holanda también se violan derechos básicos. El estado de derecho holandés, que tan alto ha mantenido la libertad, mete en la cárcel a inocentes refugiados e inmigrantes que carecen de permisos de residencia. La privación de libertad es el último medio de coacción, ‘ultimum remedium', que un estado de derecho emplea en el caso de que los ciudadanos sean sospechosos , o hayan sido condenados, por haber cometido algún delito. A los refugiados e inmigrantes se les aplica la misma privación de libertad que emplea un estado de derecho como medio de coacción, pero sólo ya por entrar al país, cuando les rechazan el asilo que solicitan. Y también cuando les colocan la etiqueta de ‘ilegal', para poder deshacerse de ellos. Esta reclusión de extranjeros tiene lugar, en primera instancia, sin ningún tipo de proceso; se trata de prisión administrativa. El período en que un extranjero permanece encerrado es indefinido. Hasta el momento esto no es de aplicación a los centros de deportación, en los que el período máximo es de 28 días, pues el duro régimen y las circunstancias no permiten períodos largos. El IND hace sistemáticamente caso omiso a esta regulación de 28 días, por lo que los abogados recurren a los tribunales.

Cantidad de celdas
Con vistas en la detención de extranjeros el Estado dispone de 1.493 lugares en diversas cárceles, con exclusión de las muchas celdas policiales para extranjeros de todo el país. Estamos hablando de las cárceles de frontera de Ámsterdam, de las instituciones penitenciarias (IP) Willem II Tilburg y Ter Apel, del campo Zeist/Soesterberg (90 mujeres) y de la cárcel Noordsingel de Rótterdam (96 plazas). En estas cárceles encierran por año a 6.000 personas. Incluimos también en este cálculo las 300 celdas de las nuevas cárceles - los ‘centros de deportación' - instaladas en los aeropuertos de Rótterdam y Schiphol, cuya cantidad el ministerio de Justicia quiere ampliar hasta 600 de aquí a 2006, con clo cual Holanda, dentro de un par de años contará con unos 2.000 lugares destinados a la detención de extranjeros. Anualmente, entonces, más de 10.000 personas inocentes serán encerradas. Y no por ser sospechosos o culpables de algún delito por el que deban cumplir condena, sino por haber venido a occidente esperando encontrar libertad, seguridad y posibilidades de sobrevivir. El mundo al revés.

Más cárceles
Encerrar en cárceles a personas que precisamente vienen a Europa buscando ayuda es un crimen, y debería ser castigado. Privar de libertad a inocentes no encaja en un estado de derecho. La autocomplaciente Holanda, que se autodenomina democracia y estado de derecho, debería avergonzarse profundamente. Pero, al contrario, sin ninguna vergüenza cada vez se consolida más encarcelar a estas personas, y el número de celdas se multiplica. La ‘nota sobre ilegales' de la ministra Verdonk (extranjería e integración) de fecha del 24 de abril de 2004, que fue tratado en el parlamento a finales de abril, propone una ampliación de la cantidad de celdas para la detención de extranjeros, así como mayor inversión en investigación y medidas más duras en el trato a ilegales, multas más altas para los empleadores que contraten ilegales (entre 800 a 3.500 euros por cada empleado sin papeles) y mayor dureza también en el trato a personas que arriendan a ilegales, pudiendo llegar incluso estos a perder la casa.

Consecuencias de las detenciones
La reclusión provoca muchas tensiones. La mayoría de las personas son aquí encarceladas por primera vez en su vida, entre las cuatro paredes de una celda, mientras que a este país vinieron buscando libertad, seguridad y posibilidades de sobrevivir. Muchos llegan traumatizados por haber tenido que exiliarse, por tener que haber dejado atrás a personas y posesiones, y aún con unas perspectivas de futuro inciertas. Y las ‘perspectivas' que ofrece la detención son ‘prepararse para la deportación', para volver a la miseria de la que se acaba de escapar. La detención de frontera y el encarcelamiento de extranjeros no conocen un máximo de tiempo: muchas personas llevan muchísimo tiempo encarceladas. El recluso es totalmente dependiente - y entregado a- el ministerio de Justicia. Las personas son aisladas. La mayoría no conoce a nadie en Holanda que pueda ir a visitarles, y se dan cuenta de que ni los políticos ni la sociedad se preocupan por su detención. Esta falta de miras y decepción enferma a la gente.
Muchas dolencias (médicas) se manifiestan como dolor de cabeza, insomnio, pérdida de apetito, angustia y nerviosismo, dolor en todo el cuerpo, cansancio, depresión y otras dolencias psíquicas, y están causadas por el aislamiento que sufren, la falta de perspectivas, el echar de menos a familiares y conocidos, etc. Muchos de los males de estas personas son psicosomáticos, directamente ligados al encarcelamiento mismo.
Con frecuencia se receta paracetamol para cualquier problema. No se empieza analizando médicamente a la persona, a no ser que se trate de un caso de urgencia. Y es que el ministerio de Justicia quiere es deshacerse de los detenidos. A veces aconsejan que se ‘calmen'. Pero ¿cómo puede alguien en semejante circunstancias encontrar la calma? Precisamente la detención va unida íntimamente a la intranquilidad. El servicio médico también recomienda a veces "aire fresco", en clara expresión de cinismo, teniendo en cuenta cuáles son las características de una celda, e incluso del espacio para recreo, también rodeado de cuatro paredes. Y nadie responde a estas personas a su principal pregunta: ‘¿por qué me han encerrado?'. Lo más que llegan a oir es: ‘esto lo determina nuestra ley de extranjería'. Si no se ciñen a las reglas o -con razón- se revelan por sus derechos, o plantean una exigencia, o protestan mínimamente por algo, los encierran inmediatamente en celdas de aislamiento. Medida ciertamente desproporcionada. Todas las medidas represivas de semejante sistema tienen su origen en el miedo. Miedo a que estas personas se subleven contra esta ilegítima detención. El refugiado, o emigrante sin papeles, sobre todo ha de ser reducido a un código de barras, a un número, por ejemplo, celda B01. Y cuanto antes desaparezca mejor. Vivir en semejante clima es humillante y corroe la salud mental de los presos. El aguante de las personas es sometido a durísimas pruebas. Algunos presos sufren de desorientación. Y cuando logran salir libres deben procesar todo este período de detención sin ayuda alguna.

Personal de enfermería
A disposición de los presos muchas veces hay un psicólogo, o un psiquiatra, pero no en servicio fijo, a pesar de que los problemas psicosomáticos abundan en la cárcel. Se puede incorporar un psiquiatra de distrito si el médico así lo aconseja. La asistencia especializada, como la del dentista o el óptico, se aplica con muchas reservas, una vez más con el argumento de que en principio no iniciará un tratamiento a no ser que la necesidad sea aguda. Ello conduce a que las dolencias de los enfermos empeoran y se acumulan. En conclusión, con este sistema agravan los problemas, en lugar de simplificarlos.

Cadena en el pantalón para el transporte
Si finalmente debe tener lugar un tratamiento especializado, por lo que haya que llevarlo a un hospital, se encadena al preso o se emplea el método de meterle en el pantalón un palo para evitar que se escape. Se le mete por dentro del pantalón un palo, a lo largo de la pierna de manera que el preso no pueda correr. Estos medios de coacción son experimentados por los presos como algo muy humillante.
A un joven con malaria lo llevaron con el palo en el pantalón al hospital Academisch Medisch Centrum de Ámsterdam. Estaba enfermísimo; debido a que eran vacaciones de navidad, había pocos médicos, no le reconocieron a tiempo la enfermedad. Llegaron justo a tiempo. De la cárcel enviaron instrucciones al personal médico de que lo vigilaran especialmente para que no se escapase, conque fue conectado a una sonda, aunque en circunstancias como la suya es suficiente con instalarle un suero ambulante, de manera que el individuo pueda caminar. Incluso lo encerraron en una especie de cuarto para cuarentena, para entrar a la cual las visitas debían pasar por un espacio de desinfección. Al preguntarle a un enfermero de la sección, este respondía que el paciente requería de especial vigilancia, por el peligro de que se escapara. Después de que le dieron el alta en el hospital AMC fue de nuevo llevado a la cárcel. Poco después lo dejaron libre.
Los detenidos en principio tienen derecho a una segunda opinión de un médico independiente que ellos mismos elijan. En las situaciones en las que el Autonoom Centrum hizo de intermediario, en los años 90, para algunos refugiados, al servicio médico no estuvo muy contento. Aunque tuvieron que ayudar (por mediación nuestra) a una persona que sufría de dolores de cabeza, a que consiguiera unas gafas, y también tuvieron que revisar a otro preso que había sido golpeado cuando fue puesto en la calle, cosa que el servicio médico le había negado.

Jacqueline Muluta
Apenas se abrió la cárcel de frontera, en 1992, murió el primer refugiado que había sido allí encerrado, la señora Muluta, en avanzado estado de gestación, por negligencia médica del servicio de la cárcel, que en la época contaba con pocos miembros. Ya estaba enferma en el aeropuerto de Schiphol, donde la familia tuvo que permanecer en tránsito durante varios días, sin que la policía de aduanas se diera cuenta. A la familia la metieron en la cárcel, donde empeoró aún más; cosa que todo el mundo pudo ver. Sus dolencias no fueron tomadas en cuenta, y no fue convenientemente asistida por los médicos. Ella y su familia fueron puestos en la puerta de la cárcel, después de unas semanas, con una hoja donde se describía el camino hacia un centro de acogida. Estaba demasiado lejos, lo cual lo resintió la señora Muluta. Al día siguiente la vio un médico e inmediatamente la ingresó en el hospital, donde, sin embargo, murieron ella y su bebé. Los otros tres hijos de la señora Muluta y su marido se quedaron solos. El viudo fundó, junto con Autonoom Centrum y un médico, un grupo que investigaría el caso Muluta a lo largo de los años. El grupo de investigación también se ha opuesto al encierro de refugiados y ha investigado la influencia que la detención tiene en la salud de los refugiados. A raíz de la muerte de la refugiada, un equipo de investigación del Estado inició una investigación, pero esta se limitó al período de tránsito en Schiphol. Inspección Médica [Geneeskundige Inspectie] hizo una investigación del servicio médico de la cárcel. Inspección Médica constató que la señora Muluta había muerto como consecuencia de anemia extrema. El proceso de la enfermedad ya hacía unas semanas que se había iniciado, y podía, y tenía, que haber sido identificada, según Inspección Médica. En Holanda nadie muere de anemia. Inspección Médica constató que los acuerdos entre enfermeros y médicos deben formalizarse con mayor claridad. Los médicos del servicio médico de la cárcel fueron citados ante el tribunal de derecho disciplinario. El caso no se cerró sino hasta años después, y la familia recibió una indemnización y un permiso de residencia.
Otro ejemplo de fallecimiento es de un refugiado ruanés. Murió en diciembre de 2000. "Al hombre lo echaron del hospicio [cárcel] estando enfermo de muerte. Para entrar en el tren tuvieron que ayudarle unos transeúntes. [...] Para entonces ya no podía caminar. En el hospital Academisch Ziekenhuis Nijmegen los especialistas constatarían más tarde que tenía un tumor maligno en la espalda. La enfermedad ya estaba en un estadio demasiado avanzado para ser tratada. Un par de semanas antes, en la cárcel no le habían encontrado cáncer alguno."(Volkskrant, 5 agosto 2003). Al hombre sólo le habían recetado paracetamol y ‘aire fresco'. A pesar de las súplicas, no le permitieron una segunda opinión. Inspección Médica, después de su investigación, determinó que el servicio médico había fallado. "El ruanés debió haber recibido un segundo juicio médico. Según la asociación de ayuda al refugiado Vluchtelingenwerk Nijmegen, que denunció este asunto, de la inspección realizada se desprendió que no estaba claro en el servicio médico de la cárcel a quién correspondía que responsabilidad. La inspección hizo una serie de recomendaciones. Las responsabilidades de médicos y enfermeros debían ser, de esta modo, fijados. El servicio médico de la cárcel debería desempeñar mejor sus tareas. (Volkskrant, 5 agosto 2003).

Foussini Baraya
E 14 de enero de 2003 murió Foussini Baraya, de Burkina Faso en la cárcel del Bijlmer, en Ámsterdam. La Inspección de Sanidad realizó una investigación y concluyó que la organización del servicio sanitario de esta cárcel "no satisface las exigencias de un servicio médico responsable", según prescribe la ley.
Según Inspección, "después de horas de oficina no es posible recibir ningún tipo de asistencia sanitaria" [...]. "Para el señor, A (=Baraya; redacción AC), necesitado de ayuda no existía en la cárcel posibilidad alguna de recibir asistencia sanitaria fuera del horario de oficinas, que se adaptase a sus necesidades. Tanto a los enfermeros como a los médicos de la prisión el traslado (a un hospital; redacción AC) les pareció lo más deseable, pero no se llegó más allá que a un intento de traslado. La institución no cuenta con ningún pabellón de enfermería con empleados cualificados. A pesar de ello, no se hace ningún esfuerzo por arreglar asistencia médica adecuada para la noche o el traslado a algún otro lugar. El cuidado de este hombre, incontinente, débil, apático, se deja en manos de empleados no cualificados de la prisión".
Los distintos servicios y funcionarios trabajan de manera desordenada. A pesar de los correos electrónicos de los vigilantes, la dirección de la cárcel no llama a un médico. Acerca del contacto entre los enfermeros involucrados y el médico, Inspección declara lo siguiente: "Ni siquiera el grave empeoramiento del señor A (=Baraya; redacción AC) y su extrema debilidad no condujeron, el 13 de enero, a solicitar con urgencia la asistencia de un médico, sino que se esperó hasta la hora de consulta de la tarde". Mientras Baraya está muriendo y un vigilante finalmente da la voz de alarma, pasan aún, debido a un cúmulo de problemas de comunicación, 42 minutos hasta que llega hasta su cama personal de ambulancia. Aunque todavía vive, parece que es demasiado tarde para reanimarlo.
La evaluación que Inspección hace de los esfuerzos del médico y los enfermeros es negativa. "El señor D. (=médico; redacción AC) actuó con negligencia ante los síntomas del señor A. (=Baraya; redacción AC), no realizando las profundas investigaciones pertinentes de las causas, y ha partido de un cuadro psíquico/psiquiátrico. [...] A pesar de haberse encontrado anomalías en el análisis de sangre, estos no han sido tomados en cuenta". Y acerca de los enfermeros, dice: "Aunque sabían del mal estado del enfermo, el 14 de enero ninguno de los dos enfermeros se acercó al enfermo para asegurarse de si necesitaba ayuda o no. Además, no se le empezó a reanimar y el paciente fue dejado solo mientras se esperaba a que llegase la ambulancia". Una responsabilidad muy grande para los enfermeros..
A principios de 2004 un refugiado que sufría de gran confusión desde que llegara al centro de solicitud de asilo del aeropuerto de Schiphol fue encarcelado, a pesar de que se recomendó que no se hiciera. También se procedió a entrevistarlo sobre su solicitud de asilo por funcionarios del IND [servicio de inmigración y naturalización],a pesar de las contraindicaciones y del consejo de que dejaran al hombre tranquilo. Poco después el hombre moría.
Como en cualquier cárcel, en las cárceles de detención de extranjeros el director es el responsable del servicio médico de la institución. Los médicos están a su servicio. Un médico sólo trabaja a media jornada para la cárcel. Si bien es verdad que un médico vendrá de ser llamado, nunca tardará menos de 15 minutos. El médico tiene abierta hora de consulta, pero fuera de ella serán los enfermeros los que decidan si la gravedad de la dolencia exige o no la presencia del médico; lo cual indica que la responsabilidad que tienen a las espaldas es grande. Al igual que los vigilantes que deben avisar de las quejas de enfermos fuera de horas de consulta, mientras que, además, no cuentan con ningún conocimiento de medicina. Está claro que un detenido depende por completo de la interpretación que se de por los empleados al régimen de reclusión. El presupuesto para la asistencia sanitaria de prisiones también es muy deficiente en una cárcel normal. Esto se traduce en instalaciones sanitarias muy precarias. En los centros de detención de extranjeros también es así, con el agravante además de que los reclusos tendrán que salir del país y no se les somete a tratamiento si no es dramáticamente necesario.

Cárcel de deportados de Rótterdam
A principios de 2004 Inspección de Sanidad volvió a escribir un informe devastador, esta vez sobre la cárcel de deportaciones del aeropuerto de Rótterdam. Sanidad considera irresponsable la atención médica en este centro. El primer análisis médico a un detenido que entra en la institución la realiza una persona que no es médico. Las celdas de la cárcel de deportados están en un almacén donde no llega la luz del día ni el aire fresco. Los detenidos no tienen acceso directo con un médico. "Inspección de Sanidad se encuentra ‘gravemente preocupada' sobre la asistencia médica durante la tarde, la noche y los fines de semana". (Volkskrant, 1 abril 2004). Así, declara: "Dadas las severas condiciones de sus instalaciones y el carácter del grupo que las habita, y ciertamente en caso de estancias prolongadas, hablar de problemas psiquiátricos no es exagerar en absoluto". El diario Volkskrant continúa: "La asistencia en este terreno es inexistente. Los acuerdos sobre asistencia médica no están puestas sobre papel. Entre los habitantes se encuentran también niños y mujeres embarazadas. Un enfermero no especializado, a menudo empleado temporal, es en primera instancia el responsable de una media de 120 extranjeros en este hangar del aeropuerto de Rótterdam. Después de las cinco de la tarde no puede entrar en las celdas. Sólo si un vigilante sospecha que el extranjero está enfermo, podrá avisar al enfermero, que, seguidamente, decidirá si hay que llamar o no a un médico. Si este es un médico de cabecera diplomado o un médico no diplomado aún, es algo que Inspección de Sanidad no ha podido averiguar, entre otras cosas porque la asistencia médica es solicitada a través de subcontratistas".
Justicia parece, pues, no haber aprendido mucho de todos esos casos que tanto sufrimiento han procurado a tantas personas, algunas de las cuales, incluso, han encontrado la muerte durante reclusión.

ALGUNAS CIFRAS SOBRE CÁRCELES DE FRONTERA DE ÁMSTERDAM*
fecha de los datos: finales de marzo de 2004
Duración de la reclusión:
-alrededor del 70% de los reclusos son encerrados durante más de un mes
-casi la mitad está más de dos meses
-alrededor del 30% está más de tres meses
-el 6% está más de medio año
Por término medio, la gente está encerrada 75 días; alrededor de dos meses.

Origen, por país:
1. India 12%
2. China 11%
3. Nepal 7%
4. ‘Ninguno' 7%
5. Liberia 7%

Según región:
1. Asia 39%
2. África (subsaharianos) 28%
3. ‘Ninguna' (=sin estado, que casi siempre quiere decir ‘palestino') + medio oriente 12%

50 nacionalidades

Edad
Casi la mitad de los reclusos está en los veinte. Veinte por cien son adolescentes, y otro veinte por ciento está en los treinta.
Hay tres bebés, tres niños con menos de cinco años, tres de 14 años, cinco de 15 años, doce de 16 años y diez de 17. Los más mayores (treinta en edades de entre 14 y 17, de los cuales nueve de la torre, parecen estar todos solos.

11% de la población reclusa es mujer.

*Ámsterdam tiene dos cárceles de frontera: 1. Grenshospitium De Weg [hospicio fronterizo El Camino, también llamada La Torre, porque es una de las torres de la cárcel del Bijlmer, con alrededor de 140 presos, de los cuales unos 90 son refugiados rechazados y 50 ‘ilegales' (sin papeles); sólo hay hombres. 2. Grenshospitium Tafelbergweg, con unos 120 refugiados rechazados/sin papeles; son hombres, mujeres y niños.


mayo 2004

©autonoom centrum ©traducción mQh"

2 comentarios

GLORIA GOMEZ -

ME GUSTARIA QUE ME ENVIARAN UN MODELO DE COMO HAGO UN RECLAMO SOBRE UNA PETICION NO CONTESTADA O NEGADA; EN DIAS PASADOS ENVIE UNA PETICION A LA CARCEL SOBRE QUE ME DEJARAN SALIR A UN INTERNO DE ALLI QUE ESTA GRAVEMENTE DE SALUD Y EL DICE QUE EN VARIAS OCASIONES LO HA VISTO EL MEDICO DE ALLI Y LE DICE QUE YA LE HIZO LA ORDEN PARA EL HOSPITAL PARA QUE SEA OPERADO PERO NUNCA ESA ORDEN SE LEGALIZA HASTA QUE UN DIA NO SE SI FUE POR NEGLIGENCIA MEDICA PERO EL INTERNO TUVO EN SUS MANOS UNA DE ESAS REMISIONES Y YO APROVECHE Y LE SAQUE FOTOCOPIA Y ENVIE LA PETICION DE QUE ME DEJARAN SALIR AL INTERNO A UNA CITA MEDICA PARA SER HOSPITALIZADO POR MEDIO DE LA EPS
PERO LA INSTITUCION NO ME CONTESTTO Y SE PERDIO LA CITA ¿QUIERO SABER QUE DEBO HACER? O COMO HAGO EL RECLAMO A LA NO CONTESTACION DE MI PETICION YA QUE ESTE INTERNO ES UN SER HUMANO Y NECESITA Y TIENE EL DERECHO A LA SALUD.

laura -

Yo me pregunto por qué Amnistía Internacional no realiza investigaciones de este carácter. De nuevo Holanda no aparece en su informe anual sobre 2003, que acaba de publicar. Que alguien me explique por qué no se considera a Holanda un país que viola los derechos humanos.