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GOBIERNO RUSO DETRÁS DE CAMPAÑA DE DESAPARICIONES EN INGUSHETIA - peter baker



Nazrán, Rusia. El secuestro del fiscal Rashid Ozdoyev, de Ingushetia, a manos de agentes del servicio secreto ruso, hace re-descubrir a la prensa los increíbles poderes de los servicios de seguridad en la época del ex espía ruso, Vladimir Putin. Su servicio secreto es culpable de asesinatos y secuestros.
Los jóvenes comenzaron a desaparecer hace unos meses, uno por uno, a menudo sin dejar huellas. El fiscal Rashid Ozdoyev sospechaba de una oscura conspiración: Quizás los secuestros no eran el trabajo de bandas de delincuentes comunes, sino de las fuerzas de seguridad más importantes de Rusia.
Luego fue Ozdoyev mismo el que desapareció. Poco después de volver de su viaje a Moscú, donde entregó su informe en el que supuestamente denuncia los abusos de la agencia, el Servicio de Seguridad Federal, Ozdoyev se subió a su coche y se alejó. Desde entonces no se le ha vuelto a ver.
El caso ha causado conmoción en todo el sur de Ingushetia, ya ansioso por la reciente ola de secuestros y agresiones. La búsqueda del fiscal ha sido infructuosa; la investigación no va a ninguna parte. Nadie de los servicios de seguridad ha sido interrogado. Y algunos de los colegas fiscales de Ozdoyev dijeron que creen que los servicios de seguridad mantienen secuestrado a su colega acusica, pero no pueden hacer nada para impedirlo.
"Parece que fue secuestrado por los servicios especiales", dijo Mikhail Akhiyev, un amigo de Ozdoyev y también fiscal, en una entrevista de cuchicheos en uno de los pasillos del edificio del despacho del fiscal, donde esta teoría no es la oficial. "Todos dicen que no sabemos nada. Es como si hubiera una muralla. Pero Rashi no aparece".
Un portavoz de la agencia, conocida por sus iniciales rusas FSB, rechazó las acusaciones de que el servicio fuera responsable de su desaparición. Pero la declaración no ha aplacado las sospechas, llamando la atención sobre el desarrollo en la sociedad rusa de este sucesor doméstico de la KGB. La agencia ha acumulado nuevos poderes en los cuatro años que lleva que presidente de Rusia su antiguo director, Vladimir Putin.
En lugares como Ingushetia, junto a la región consumida por la guerra de Chechenia, el FSB opera cada vez más con mayor impunidad, sin que el gobierno -que lo dirige un antiguo agente secreto y aliado de Putin- le ponga freno. Al menos 40 hombres han desaparecido en los últimos seis meses, la mayoría de ellos miembros de los grupos étnicos ingush y checheno, según activistas de derechos humanos, que dijeron que sosepchan de la complicidad del servicio de seguridad.
"Es como el Triángulo de las Bermudas", dijo un fornido guardaespaldas de otro fiscal ingush, con una pistola metida en el cinturón. En realidad, confesó, son mucho más de cuarenta. Pidió no ser identificado: "Espiamos lo que se dice. Mientras menos hablemos, más seguro es".
La única persona que parece estar buscando agresivamente a Rashid Ozdoyev es su padre, Boris, que está convencido de que su hijo, de 27, fue víctima del FSB y que todos cierran la boca porque tienen miedo de ser los siguientes. "Es completamente escandaloso", dijo Boris Ozdoyev. "El poder del FSB es enorme".
"¿En qué se diferencian de los terroristas?", preguntó, quejándose de que los agentes del FSB operan al margen de la ley. "La única diferencia es que tienen un estado que les sirve de krysha", la palabra rusa para ‘tejado', que se usa para denotar servicios de protección conseguidos al crudo estilo de la mafia.
Boris Ozdoyev, 60, no es un extremista en rebelión contra la clase dirigente. Juez durante dos décadas durante la época soviética, y más tarde miembro del parlamento regional de Ingushetia, Ozdoyev y su familia han dedicado sus vidas a mantener el orden en esta montañosa región rica en petróleo. Su segundo hijo es un agente del FSB.
Cuando Rashid desapareció en marzo, tenía diez años de servicio y se había elevado al puesto de fiscal general. Trabajaba en una modesta oficina al final del vestíbulo del tercer piso de la sede de la procuraduría y había entregado tres informes muy críticos del FSB en los últimos seis meses, según su padre, que le ha insistido no hacerlo porque puede ser peligroso para su propia seguridad.
Uno de los informes -un memorándum de dos páginas enviado al coronel Sergei Koryakov, jefe local del FSB, a fines del año pasado y comentado por un periodista- acusaba al servicio de no investigar tres explosiones en Ingushetia, en el 2002. El FSB ha sido acusado de montar actos terroristas por razones de oportunidad política, y de encubrir luego su participación.
El informe más reciente, de acuerdo a Boris Ozdoyev, fue un escrito de 14 páginas detallando los abusos del FSB. Su hijo lo entregó en Moscú, para volver a Ingushetia el 11 de marzo. Trajo consigo un dvd del ‘El Último Emperador' y tenía planes de ver la película con su amigo Mikhail Akhiliyev. Nunca lo hizo.
"Dimos unas vueltas, preguntando. Pero no sabemos nada", dijo Akhiliyev. "Nada de su coche, nada de él".
Boris Ozdoyev dijo que su investigación sobre la desaparición de Rashid lleva directamente a Koryakov. Ozdoyev dijo que su otro hijo encontró el coche de Rashid, un Lada verde, cubierto por una lona en un garaje del FSB, y que fue más tarde trasladado a otro lugar. Ozdoyev dijo que había oído rumores de que los secuestradores eran agentes del FSB.
Así, siguiendo las costumbres de la sociedad ingush local, Ozdoyev y otros hombres de su familia convocaron una reunión en el ayuntamiento con uno de los agentes del FSB y sus parientes. En la reunión, Ozdoyev dijo que el agente admitió la autoría del secuestro y dijo que había sido ordenado por Koryakov.
"Simularon una accidente y pararon al coche de Rashid", dijo Ozdoyev. Entonces los secuestradores agarraron a Rashid, lo metieron a empellones en otro coche y se lo llevaron mientras otros agentes sacaban al Lada verde del lugar. Ozdoyev recordó que el agente contó al grupo que "él no sabía el por qué. Pero había sido ordenado por el coronel Koryakov".
Musa Ozdoyev, 65, un economista jubilado y primo de Boris, confirmó en una entrevista que él había asistido a la reunión y que oyó admitir al agente la autoría del secuestro. "Él estaba en el otro coche. Dijo que él hacía de chofer. Los otros se ocuparon del resto", dijo Musa.
Koryakov rechazó las peticiones de una entrevista en persona o por teléfono durante dos semanas, diciendo que estaba muy atareado, pero un portavoz del FSB negó que el coronel hubiese ordenado el secuestro de Ozdoyev. "Si lo hubiera hecho, habría sido despedido de inmediato", dijo el portavoz Alexei Baugushkin. Rechazó las acusaciones como propaganda de los terroristas perseguidos por el FSB. "Usted tiene que entender que hay momentos en que los terroristas no sólo usan bombas, sino también canales de comunicación".
El caso de Ozdoyev surge cuando grupos de derechos humanos y residentes locales están preocupados de que la guerra en Chechenia, que opone a separatistas locales contra tropas rusas y sus aliados chechenos, se desplace hacia Ingushjetia. En los últimos meses más de una docena de personas han sido heridas o asesinadas y otras han sido ejecutadas sumariamente, según informaciones recogidas por los familiares.
A comienzos de marzo, hombres armados detuvieron un coche cerca del pueblo de Altievo, hicieron descender a los pasajeros y mataron a uno de un balazo en la cabeza cuando él se arrastraba por el suelo y abrieron fuego contra otro coche que pasaba por ahí, matando a una mujer de 24 años. El grupo de derechos humanos Memorial dijo que tenía pruebas de que los pistoleros eran agentes del FSB.
Luego, a comienzos de abril, un terrorista kamikaze intentó asesinar al presidente de Ingushetia, Murat Zyazikov, estrellando un coche lleno de explosivos contra su caravana de automóviles. Zyazikov salvó la vida gracias a su Mercedes blindado.
Los secuestros parecían reflejar un esquema que se ha hecho común en Chechenia, en que las autoridades han sido acusadas repetidas veces de detener a hombres en mitad de la noche.
Bashir Mutsolgov, 29, fue secuestrado en diciembre por hombres enmascarados y armados, con traje de camuflaje, que se bajaron de un coche no muy lejos de su casa de Ingushetia, de acuerdo a su hermano Magomed. Bashir ha desaparecido desde entonces, y su hermano dijo que sus contactos en el FSB le dijeron que los autores eran de la agencia. "Hay demasiados casos denunciados como éste como para creer que la gente está equivocada", dijo Magomed, 30.
Timur, 24, el hijo de Mukhammed Yandiyev, fue secuestrado en marzo por seis hombres armados y en camuflaje. "Si aquellos que los capturaron saben algo sobre algún delito, deberían decírmelo", dijo Yandiyev, 63. Pero después de tanto tiempo, dijo, tiene miedo de que su hijo ya no esté vivo. "Estoy empezando a dudar. O lo están torturando en algún lugar, o ya no está en este mundo".
Las autoridades han quitado importancia al problema, definiéndolo como un problema aislado. Zyazikov, el antiguo agente de la KGB que es ahora presidente de Ingushetia, dijo en una entrevista que él sabía de siete informes sobre desaparecidos. Pero reconoció que las fuerzas federales habían tratado de hacer campañas zachistki, de limpieza étnica, como suelen hacer en Chechenia. Dijo que él lo había impedido.
"No aceptamos eso... No queremos estar en guerra", dijo en su despacho, debajo de un retrato de su abuelo, que en el pasado también gobernó la provincia. "Necesitamos estabilidad, paz y un entendimiento mutuo".
Zyazikov, cuyo gobierno ha reconstruido escuelas, puentes y casas y ha enviado a refugiados chechenos, a veces a regañadientes, a casa, no quiso hacer comentarios sobre las acusaciones contra el FSB, aunque dijo que las desapariciones están siendo investigadas.
Hasta el momento, la investigación oficial sobre la desaparición de Rashid Ozdoyev ha terminado en un callejón sin salida. El inspector Nurdi Doklayev dijo que no descartaba que el FSB estuviese implicado, pero no podía interrogar a Koryakov y otros agentes porque la agencia había negado tener conocimiento de las desapariciones. "Tengo una respuesta oficial de ellos de que ellos no poseen ninguna información", dijo Doklayev. "¿Qué puedo hacer si no tengo pruebas?"
Doklayev dijo que él dudaba de que los informes de Ozdoyev hubiesen llevado al FSB a secuestrarlo, porque no eran tan importantes. "Si desapareciéramos porque escribimos informes, no estaría aquí ninguno de nosotros", dijo. Pero dijo que la familia de Ozdoyev, que cuenta entre sus miembros con un agente del FSB, debería ser capaz de resolver el caso.
Eso es lo que Boris Ozdoyev está tratando de hacer. Con la amplia gama de contactos que construyó durante toda su vida de juez y legislador, ha encontrado gente que le vende información. Le han dicho que su hijo fue detenido en Chechenia, pero trasladado a otra localidad la semana pasada.
"Estoy buscando a mi hijo usando todos los medios posibles", dijo. "Le estoy contando a la gente lo que pasó aquí para evitar que surja una segunda Chechenia".
6 junio 2004
©washington post ©traducción mQh

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