EUROPA SE PREGUNTA: ¿ES TURQUÍA MUSULMANA O MODERNA? - tracy wilkinson
El ingreso de Turquía es rechazado por la opinión más reaccionaria. Turquía ha hecho enormes progresos en lo que se refiere a la situación de los derechos humanos, estando por delante de países europeos como Holanda. Su joven población puede sacar a Europa de su fatal letargo demográfico y abre un mercado de 70 millones de personas.
Estambul, Turquía. ¿Es Turquía un hombre en pantalones bolsudos, cultivando la tierra como ha hecho durante generaciones para mantener a una extensa familia que incluye cuatro esposas? ¿O es un bullente centro comercial donde los rascacielos comparten el horizonte con las agujas de algunas de las majestuosas mezquitas del mundo?
¿Es Turquía un país donde un 40 por ciento de los académicos y abogados son mujeres? ¿O es una nación donde las mujeres que deshonran' a sus familias corren el riesgo de ser matadas por sus familiares, los que pueden no ser castigados nunca?
Turquía es todas estas cosas a la vez, y un juego de tira y afloja entre las tradiciones conservadoras y las aspiraciones modernas no ha sido nunca tan visible como ahora, cuando el país de 69 millones de habitantes intenta transformarse en el primer país miembro de la Unión Europea UE con mayoría musulmana. El 17 de diciembre, el bloque de 25 estados debe decidir formalmente si iniciará negociaciones sobre la integración de Turquía, después de una luz verde con condiciones otorgada por el cuerpo ejecutivo de la UE la semana pasada.
"Sé que es un cliché decir que Turquía es un puente entre Oriente y Occidente, entre lo moderno y lo tradicional. Pero es verdad", dice Fatmagul Berktay, una politóloga de la Universidad de Estambul. "Estamos en el medio en todo sentido".
Turquía está sentada a horcajadas entre dos continentes y ha hecho durante milenios de encrucijada de civilizaciones. Hoy, el lado europeo de la línea divisoria es el más próspero; la mayoría de los turcos viven en el lado más grande y más pobre que se extiende por sobre las montañas y llanuras de Asia Menor, hacia Iraq, Siria y el resto de Oriente Medio.
La paradoja es también personificada por el primer ministro Recep Tayyip Erdogan, que comenzó su carrera política en un partido declaradamente musulmán y fundó más tarde su propia organización centrista. Modificando la legislación turca para ponerla a tono con las normas de la UE, se ha frecuentemente opuesto a sus seguidores más conservadores en temas que les son importantes.
La mayoría de los turcos están ansiosos por unirse a la UE, convencidos de que la integración les reportará prosperidad y una mayor libertad cultural. Muchos en Europa se oponen al ingreso de Turquía al club, preocupados de que la pobreza del país, su historia de inestabilidad política y, para decir la verdad, su abrumador carácter musulmán, que lo haría estar muy poco a tono con un Occidente predominantemente cristiano.
Después de avanzar firmemente en poner las leyes y el respeto de los derechos humanos en línea con normas europeas, Turquía tropezó feamente el pasado mes con un intento de criminalizar el adulterio.
Aunque fue finalmente retirada, la ley propuesta, un esfuerzo por mesclar la religión con el estado, infligió un daño importante, quizás irreparable, a su intento de unirse la UE, dijeron diplomáticos, funcionarios y analistas en una serie de entrevistas en las últimas dos semanas.
La propuesta subrayó los viscerales temores que expresan algunos europeos sobre Turquía, y se presentó justo cuando la oposición europea a la integración de Turquía se hacía más abierta por una serie de razones, tanto sociales como económicas.
Con una Europa Occidental que ya forcejea sobre cómo integrar a las florecientes comunidades de inmigrantes musulmanes -Francia, por ejemplo, recientemente prohibió el pañuelo de cabeza en las escuelas públicas-, muchos se preguntan si Erdogan y sus colegas no serán en realidad fundamentalistas en trajes de hombres de negocios.
"Este no era un terreno en el que se pudieran permitir errores", dijo un embajador de un país de la UE asignado a Ankara, la capital turca. "Fue el tema equivocado, inoportuno y en el club equivocado. Nos dio como un cohete Exocet... entre los ojos".
Desde su fundación hace 80 años, la moderna Turquía ha sido oficialmente un estado secular con un ejército poderoso y rígidas reglas para implementar esa condición. Las mujeres no pueden llevar pañuelos en las escuelas y oficinas públicas, los imanes son nombrados por el estado y sus sermones controlados por el gobierno. La poligamia es ilegal, aunque todavía se practica en algunas regiones.
Erdogan ha tratado de mantener un delicado balance desde que asumiera el cargo en marzo de 2003, consciente de que el primer primer ministro turco pro-islamita, Necmettin Erbakan, fue derrocado por los militares en 1997. Envió a sus hijas a universidades en Estados Unidos, de modo que pudieran cubrirse la cabeza y estudiar al mismo tiempo, y su esposa, que usa velo, no asiste a casi ninguna de sus funciones oficiales.
Erdogan es considerado generalmente como un político suficientemente despabilado como para entender la sensibilidad europea, pero, según numerosos informes, también creía que poner al adulterio en el código penal era una manera de proteger a la familia y el honor de las mujeres. También puede pensarse que considera el tema como un señuelo que puede utilizar con sus electores más tradicionales.
Llamado a Bruselas, la sede del poder de la UE, Erdogan discutió sus diferencias con el bloque y finalmente dio marcha atrás en el tema del adulterio. El nuevo y comprehensivo artículo 346 del código penal fue aprobado el 26 de septiembre en una sesión de emergencia del Parlamento convocada precipitadamente, y entonces ya no incluía la cláusula que criminalizaba el adulterio.
"Nuestras ideas, planificación y expectativas están completamente orientadas a la idea de que empezaremos las negociaciones para integrarnos a la UE", declaró la ministro de asuntos de la mujer, Guldal Aksit, en una entrevista, explicando la marcha atrás. "No hay alternativas".
Tres pasos adelante, dos hacia atrás -así es como es vista aquí a menudo la lucha por modernizar las leyes turcas, especialmente entre las organizaciones de mujeres que han estado al frente de la campaña.
La abogado feminista Hulya Gulbahar apenas tuvo tiempo de saborear la victoria -el rechazo de la ley de adulterio- cuando tuvo que prepararse para todavía otra batalla más: informes de que el código penal puede conservar una disposición que reduce la pena para los violadores que se casen con sus víctimas.
La idea detrás de semejante disposición es que una mujer violada es un bien dañado' y no podrá casarse a menos que su violador se case con ella. Las activistas dicen que esos matrimonios a menudo condenan a la mujer a una vida de agresiones en su hogar.
Con un auricular en cada oreja y tipeando furiosamente en su ordenador, Gulbahar hizo una pausa para reunirse con un periodista. Se encontraba haciendo campaña entre sus contactos y tratando de localizar a parlamentarios para saber si los reformistas habían sufrido otro golpe.
"Este es un gran tira y afloja", dijo Gulbahar. El partido gobernante es "muy conservador y hay una enorme brecha entre su mentalidad y la nuestra. Pero están mostrando signos de que son capaces de modificar sus puntos de vista".
Finalmente, los conservadores retrocedieron y el código penal fue aprobado sin esa disposición sobre los violadores. El nuevo código también trata los llamados asesinatos por honor, una costumbre tribal que los funcionarios turcos han tratado durante años de eliminar.
Especialmente en las regiones rurales y de mayoría kurda en el país se producen numerosos incidentes en que los hombres matan a mujeres de la familia de las que creen que han manchado el buen nombre de la familia.
El nuevo código establece severas consecuencias para los hombres que son condenados por tales crímenes, eliminando casi completamente las circunstancias atenuantes que podía esgrimir un asesino.
También castiga a los hombres que envían a sus hermanos adolescentes a matar a una mujer de la familia que haya violado el código de honor. (Los menores de edad no reciben penas de prisión).
La ley llegó demasiado tarde para Gulseren Artuk, 22, soltera y con cinco meses de embarazo en la sureña provincia de Sanliurfa. Le dispararon tres balazos en la cabeza mientras trabajaba en el campo el 20 de septiembre, supuestamente por su sobrino de 16 años por órdenes de sus hermanos mayores para que llevara a cabo la decisión del consejo de familia'.
Determinaron que Artuk había quedado embarazada tras una aventura con un hombre no identificado y tenía que morir para limpiar el honor de la familia.
En un signo de cambio, sus hermanos fueron detenidos. Las activistas se sienten estimuladas por el hecho de que casos como este ahora llegan a las primeras planas de los diarios turcos y de que hay más conciencia pública. Además, los tribunales se muestran ahora menos complacientes a la hora de juzgar a un asesino por honor'.
Desafortunadamente para la imagen de Turquía en Europa, gran parte de los progresos se han visto ensombrecidos por la controversia sobre el adulterio.
Mucha gente se siente incómoda con agregar 70 millones de musulmanes a la UE -Turquía se transformaría en el segundo país miembro más grande, después de Alemania- y la propuesta de la ley de adulterio ha dado un empujón a los que dicen que Turquía es una cultura aparte.
El principal teólogo doctrinario del Vaticano, el cardenal José Ratzinger, anunció su oposición a la admisión de Turquía, diciendo que Europa debe mantener su identidad cultural', vale decir, cristiana.
Un político holandés -recordando que los invasores turcos del Imperio Otomano sitiaron hace 300 años la capital del Imperio Austro-Húngaro, Viena- advirtió que la Europa cristiana debe una vez más repeler la invasión turca. La revista austriaca liberal Profil coincide, titulando uno de sus editoriales contra la integración de Turquía en la UE: "Los turcos a las puertas de Viena".
Los sondeos han mostrado que la mayoría de los europeos se muestra ambivalente sobre el ingreso de Turquía en la UE, mientras que el gobierno de Bush la favorece como un modo de promover una forma "ejemplar' de un país musulmán que coexiste con la democracia.
Otro país miembro, Turquía tendría acceso a los enormes mercados de consumidores de Europa, y sus ciudadanos podrían cruzar libremente las fronteras europeas. Muchos europeos se preocupan de que puedan ser invadidos por trabajadores turcos que ocuparían puestos de trabajo, pero algunos economistas observan que la cada vez más envejecida población europea sacaría ventajas de la joven fuerza de trabajo turca.
Si Turquía no es invitada a unirse a la UE, perdería el principal incentivo para implementar reformas políticas y económicas, dijeron analistas, y podría ceder a una forma más nacionalista del islam. La oscilante zanahoria de la integración en la UE también ayudaría a mantener a Erdogan en el poder, y a raya a los militares.
"Europa como tal no dejará caer a Turquía como si fuera un saco de patatas", dijo el embajador europeo. "Pero el proceso será largo, difícil, y muy delicada".
Datos sobre Turquía
Superficie: 780.584 kilómetros cuadrados
Población: 68.9 millones
Edad media: 27 años
Tasa de crecimiento demográfico: 1.13%
Mortalidad infantil: 42.62 defunciones/1,000 natalidad
Esperanza de vida: 72.1 años
Composición étnica: 80% turcos, 20% kurdos
Religión: 99.8% musulmanes (predominantemente sunníes), otros, mayormente cristianos y judíos
Alfabetismo: 86.5%
Gobierno: democracia parlamentaria, incluyendo un presidente, primer ministro, cámara legislativa y poder judicial
Tasa de crecimiento económico: 5.8% (estimaciones de 2003)
Inflación: 25% (estimaciones de 2003)
Economía: servicios, 58%; industria, 30%; agricultura, 12%
Población por debajo del umbral de pobreza: 18% (2001)
Tasa de desempleo: 10.5% (estimaciones de 2003)
Exportaciones: ropa, alimentos, textiles, productos metalúrgicos, equipos de transporte
No tiene pena de muerte
Las televisiones estatales también transmiten en kurdo
Se abolió la tortura
Limitada influencia de los militares en política y en la sociedad
Retirada ley para penalizar el adulterio
Fuentes: CIA World Factbook, 2004; informes de Times
13 de octubre de 2004
©la times
©traducción mQh"
¿Es Turquía un país donde un 40 por ciento de los académicos y abogados son mujeres? ¿O es una nación donde las mujeres que deshonran' a sus familias corren el riesgo de ser matadas por sus familiares, los que pueden no ser castigados nunca?
Turquía es todas estas cosas a la vez, y un juego de tira y afloja entre las tradiciones conservadoras y las aspiraciones modernas no ha sido nunca tan visible como ahora, cuando el país de 69 millones de habitantes intenta transformarse en el primer país miembro de la Unión Europea UE con mayoría musulmana. El 17 de diciembre, el bloque de 25 estados debe decidir formalmente si iniciará negociaciones sobre la integración de Turquía, después de una luz verde con condiciones otorgada por el cuerpo ejecutivo de la UE la semana pasada.
"Sé que es un cliché decir que Turquía es un puente entre Oriente y Occidente, entre lo moderno y lo tradicional. Pero es verdad", dice Fatmagul Berktay, una politóloga de la Universidad de Estambul. "Estamos en el medio en todo sentido".
Turquía está sentada a horcajadas entre dos continentes y ha hecho durante milenios de encrucijada de civilizaciones. Hoy, el lado europeo de la línea divisoria es el más próspero; la mayoría de los turcos viven en el lado más grande y más pobre que se extiende por sobre las montañas y llanuras de Asia Menor, hacia Iraq, Siria y el resto de Oriente Medio.
La paradoja es también personificada por el primer ministro Recep Tayyip Erdogan, que comenzó su carrera política en un partido declaradamente musulmán y fundó más tarde su propia organización centrista. Modificando la legislación turca para ponerla a tono con las normas de la UE, se ha frecuentemente opuesto a sus seguidores más conservadores en temas que les son importantes.
La mayoría de los turcos están ansiosos por unirse a la UE, convencidos de que la integración les reportará prosperidad y una mayor libertad cultural. Muchos en Europa se oponen al ingreso de Turquía al club, preocupados de que la pobreza del país, su historia de inestabilidad política y, para decir la verdad, su abrumador carácter musulmán, que lo haría estar muy poco a tono con un Occidente predominantemente cristiano.
Después de avanzar firmemente en poner las leyes y el respeto de los derechos humanos en línea con normas europeas, Turquía tropezó feamente el pasado mes con un intento de criminalizar el adulterio.
Aunque fue finalmente retirada, la ley propuesta, un esfuerzo por mesclar la religión con el estado, infligió un daño importante, quizás irreparable, a su intento de unirse la UE, dijeron diplomáticos, funcionarios y analistas en una serie de entrevistas en las últimas dos semanas.
La propuesta subrayó los viscerales temores que expresan algunos europeos sobre Turquía, y se presentó justo cuando la oposición europea a la integración de Turquía se hacía más abierta por una serie de razones, tanto sociales como económicas.
Con una Europa Occidental que ya forcejea sobre cómo integrar a las florecientes comunidades de inmigrantes musulmanes -Francia, por ejemplo, recientemente prohibió el pañuelo de cabeza en las escuelas públicas-, muchos se preguntan si Erdogan y sus colegas no serán en realidad fundamentalistas en trajes de hombres de negocios.
"Este no era un terreno en el que se pudieran permitir errores", dijo un embajador de un país de la UE asignado a Ankara, la capital turca. "Fue el tema equivocado, inoportuno y en el club equivocado. Nos dio como un cohete Exocet... entre los ojos".
Desde su fundación hace 80 años, la moderna Turquía ha sido oficialmente un estado secular con un ejército poderoso y rígidas reglas para implementar esa condición. Las mujeres no pueden llevar pañuelos en las escuelas y oficinas públicas, los imanes son nombrados por el estado y sus sermones controlados por el gobierno. La poligamia es ilegal, aunque todavía se practica en algunas regiones.
Erdogan ha tratado de mantener un delicado balance desde que asumiera el cargo en marzo de 2003, consciente de que el primer primer ministro turco pro-islamita, Necmettin Erbakan, fue derrocado por los militares en 1997. Envió a sus hijas a universidades en Estados Unidos, de modo que pudieran cubrirse la cabeza y estudiar al mismo tiempo, y su esposa, que usa velo, no asiste a casi ninguna de sus funciones oficiales.
Erdogan es considerado generalmente como un político suficientemente despabilado como para entender la sensibilidad europea, pero, según numerosos informes, también creía que poner al adulterio en el código penal era una manera de proteger a la familia y el honor de las mujeres. También puede pensarse que considera el tema como un señuelo que puede utilizar con sus electores más tradicionales.
Llamado a Bruselas, la sede del poder de la UE, Erdogan discutió sus diferencias con el bloque y finalmente dio marcha atrás en el tema del adulterio. El nuevo y comprehensivo artículo 346 del código penal fue aprobado el 26 de septiembre en una sesión de emergencia del Parlamento convocada precipitadamente, y entonces ya no incluía la cláusula que criminalizaba el adulterio.
"Nuestras ideas, planificación y expectativas están completamente orientadas a la idea de que empezaremos las negociaciones para integrarnos a la UE", declaró la ministro de asuntos de la mujer, Guldal Aksit, en una entrevista, explicando la marcha atrás. "No hay alternativas".
Tres pasos adelante, dos hacia atrás -así es como es vista aquí a menudo la lucha por modernizar las leyes turcas, especialmente entre las organizaciones de mujeres que han estado al frente de la campaña.
La abogado feminista Hulya Gulbahar apenas tuvo tiempo de saborear la victoria -el rechazo de la ley de adulterio- cuando tuvo que prepararse para todavía otra batalla más: informes de que el código penal puede conservar una disposición que reduce la pena para los violadores que se casen con sus víctimas.
La idea detrás de semejante disposición es que una mujer violada es un bien dañado' y no podrá casarse a menos que su violador se case con ella. Las activistas dicen que esos matrimonios a menudo condenan a la mujer a una vida de agresiones en su hogar.
Con un auricular en cada oreja y tipeando furiosamente en su ordenador, Gulbahar hizo una pausa para reunirse con un periodista. Se encontraba haciendo campaña entre sus contactos y tratando de localizar a parlamentarios para saber si los reformistas habían sufrido otro golpe.
"Este es un gran tira y afloja", dijo Gulbahar. El partido gobernante es "muy conservador y hay una enorme brecha entre su mentalidad y la nuestra. Pero están mostrando signos de que son capaces de modificar sus puntos de vista".
Finalmente, los conservadores retrocedieron y el código penal fue aprobado sin esa disposición sobre los violadores. El nuevo código también trata los llamados asesinatos por honor, una costumbre tribal que los funcionarios turcos han tratado durante años de eliminar.
Especialmente en las regiones rurales y de mayoría kurda en el país se producen numerosos incidentes en que los hombres matan a mujeres de la familia de las que creen que han manchado el buen nombre de la familia.
El nuevo código establece severas consecuencias para los hombres que son condenados por tales crímenes, eliminando casi completamente las circunstancias atenuantes que podía esgrimir un asesino.
También castiga a los hombres que envían a sus hermanos adolescentes a matar a una mujer de la familia que haya violado el código de honor. (Los menores de edad no reciben penas de prisión).
La ley llegó demasiado tarde para Gulseren Artuk, 22, soltera y con cinco meses de embarazo en la sureña provincia de Sanliurfa. Le dispararon tres balazos en la cabeza mientras trabajaba en el campo el 20 de septiembre, supuestamente por su sobrino de 16 años por órdenes de sus hermanos mayores para que llevara a cabo la decisión del consejo de familia'.
Determinaron que Artuk había quedado embarazada tras una aventura con un hombre no identificado y tenía que morir para limpiar el honor de la familia.
En un signo de cambio, sus hermanos fueron detenidos. Las activistas se sienten estimuladas por el hecho de que casos como este ahora llegan a las primeras planas de los diarios turcos y de que hay más conciencia pública. Además, los tribunales se muestran ahora menos complacientes a la hora de juzgar a un asesino por honor'.
Desafortunadamente para la imagen de Turquía en Europa, gran parte de los progresos se han visto ensombrecidos por la controversia sobre el adulterio.
Mucha gente se siente incómoda con agregar 70 millones de musulmanes a la UE -Turquía se transformaría en el segundo país miembro más grande, después de Alemania- y la propuesta de la ley de adulterio ha dado un empujón a los que dicen que Turquía es una cultura aparte.
El principal teólogo doctrinario del Vaticano, el cardenal José Ratzinger, anunció su oposición a la admisión de Turquía, diciendo que Europa debe mantener su identidad cultural', vale decir, cristiana.
Un político holandés -recordando que los invasores turcos del Imperio Otomano sitiaron hace 300 años la capital del Imperio Austro-Húngaro, Viena- advirtió que la Europa cristiana debe una vez más repeler la invasión turca. La revista austriaca liberal Profil coincide, titulando uno de sus editoriales contra la integración de Turquía en la UE: "Los turcos a las puertas de Viena".
Los sondeos han mostrado que la mayoría de los europeos se muestra ambivalente sobre el ingreso de Turquía en la UE, mientras que el gobierno de Bush la favorece como un modo de promover una forma "ejemplar' de un país musulmán que coexiste con la democracia.
Otro país miembro, Turquía tendría acceso a los enormes mercados de consumidores de Europa, y sus ciudadanos podrían cruzar libremente las fronteras europeas. Muchos europeos se preocupan de que puedan ser invadidos por trabajadores turcos que ocuparían puestos de trabajo, pero algunos economistas observan que la cada vez más envejecida población europea sacaría ventajas de la joven fuerza de trabajo turca.
Si Turquía no es invitada a unirse a la UE, perdería el principal incentivo para implementar reformas políticas y económicas, dijeron analistas, y podría ceder a una forma más nacionalista del islam. La oscilante zanahoria de la integración en la UE también ayudaría a mantener a Erdogan en el poder, y a raya a los militares.
"Europa como tal no dejará caer a Turquía como si fuera un saco de patatas", dijo el embajador europeo. "Pero el proceso será largo, difícil, y muy delicada".
Datos sobre Turquía
Superficie: 780.584 kilómetros cuadrados
Población: 68.9 millones
Edad media: 27 años
Tasa de crecimiento demográfico: 1.13%
Mortalidad infantil: 42.62 defunciones/1,000 natalidad
Esperanza de vida: 72.1 años
Composición étnica: 80% turcos, 20% kurdos
Religión: 99.8% musulmanes (predominantemente sunníes), otros, mayormente cristianos y judíos
Alfabetismo: 86.5%
Gobierno: democracia parlamentaria, incluyendo un presidente, primer ministro, cámara legislativa y poder judicial
Tasa de crecimiento económico: 5.8% (estimaciones de 2003)
Inflación: 25% (estimaciones de 2003)
Economía: servicios, 58%; industria, 30%; agricultura, 12%
Población por debajo del umbral de pobreza: 18% (2001)
Tasa de desempleo: 10.5% (estimaciones de 2003)
Exportaciones: ropa, alimentos, textiles, productos metalúrgicos, equipos de transporte
No tiene pena de muerte
Las televisiones estatales también transmiten en kurdo
Se abolió la tortura
Limitada influencia de los militares en política y en la sociedad
Retirada ley para penalizar el adulterio
Fuentes: CIA World Factbook, 2004; informes de Times
13 de octubre de 2004
©la times
©traducción mQh"
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