SOLDADOS EN IRAQ ACUSADOS DE ASESINATOS Y PILLAJE - bradley graham
Washington, EU.Durante el último año y medio, el ejército ha iniciado investigaciones de por lo menos 91 casos de posibles malos tratos cometidos por soldados y civiles estadounidenses en Iraq y Afganistán, un total que no se conocía previamente y que señala la existencia de una gama más amplia de conductas contrarias a la ética de lo que han reconocido funcionarios del ministerio de Defensa.
La cifra, dada a conocer por un alto oficial del ejército, va más allá de los publicitados maltratos a detenidos en las prisiones militares e incluye abusos a docenas de iraquíes bajo custodia estadounidense fuera de los centros de detención. Abarca no solamente casos que terminaron en muerte, sino también otras agresiones no mortales. También incluye 18 casos en que soldados estadounidenses han robado a ciudadanos iraquíes supuestamente dinero, joyas y otras propiedades.
Estadísticas previas citadas por oficiales del ejército tienden a evitar los números agregados de casos de abusos o entregan cifras más bajas de los maltratos a detenidos y civiles fuera de las instalaciones carcelarias. Los oficiales tampoco han revelado el número de investigaciones sobre los informes de casos de robo de ciudadanos iraquíes cometidos por tropas estadounidenses.
Tomados juntos, los 91 casos indican malos tratos cometidos por las tropas en una escala mucho más mayor en tipo y mayor en número que los sugeridos por los casos de maltratos a prisioneros iraquíes detenidos en la prisión de Abu Ghraib en las afueras de Bagdad. La mayoría de los casos están siendo investigados en Iraq y otros lugares no especificados en los informes.
El presidente Bush y otros altos funcionarios de la administración han tratado de explicar los maltratos en la prisión de Abu Ghraib como reflejo de las conductas aberrantes de unos pocos soldados de bajo rango en el otoño pasado, que se dieron a conocer a través de fotografías y de un informe interno del ejército el mes pasado. Pero el listado de investigaciones del ejército parece reforzar la acusación de otros, incluyendo el Comité Internacional de la Cruz Roja, de que los casos de maltratos cometidos por fuerzas estadounidenses han sido más extensos -y sus consecuencias más perjudiciales- y no pueden atribuirse a las acciones reprochables de un pequeño grupo.
Las nuevas cifras muestran que al menos 59 de las 91 investigaciones han sido completadas, y el ejército ha anunciado medidas disciplinarias contra siete soldados. De acuerdo a un alto oficial del ejército, que habló a condición de permanecer en el anonimato, los 14 casos de agresión han terminado en corte marcial y siete condenas no judiciales.
Pero el funcionario no tenía información sobre quiénes serían procesados, por qué y con qué resultados. El ejército se ha mostrado renuente en hacer públicos estos detalles a pesar de peticiones del congreso y de agencias noticiosas de entregar más informaciones específicas sobre todas las investigaciones, terminadas o no.
La ausencia de detalles sobre muchos de los casos ha hecho difícil evaluar el impacto total de las conductas abusivas reportadas. Pero los pocos detalles que han surgido acerca de algunos de casos de muerte indican la participación de un surtido de unidades del ejército y de conductas abusivas que se extienden por un largo período de tiempo, de fines de 2002 a la primavera de 2004.
Haciéndose eco de la preocupación de funcionarios del Pentágono de que la dimensión de los abusos pueda en realidad provenir de problemas más profundos con el adiestramiento, la organización y la estructura de mando, los inspectores del ejército y de los reservistas han iniciado una amplia revisión de las medidas y prácticas para el control de los detenidos. Una pesquisa separada del papel jugado por personal de la inteligencia militar está siendo realizada por un agente del servicio secreto.
Las investigaciones judiciales corren paralelas a las pesquisas administrativas. Se han intensificado tras la tormenta del escándalo de Abu Ghraib, y los investigadores examinan ahora nuevamente algunos casos de muerte que fueron inicialmente atribuidas a muertes naturales o que han extendido sin resolver durante meses.
Los informes sobre las pesquisas judiciales se han filtrado gota a gota. Portavoces del ejército dijeron la semana pasada que altos funcionarios estaban tratando de componer un esquema comprehensivo de las pesquisas.
De las 91 investigaciones, 42 giran sobre supuestos abusos en las instalaciones carcelarias y 49 con casos de abusos fuera de las prisiones, dijo un alto funcionario del ejército.
Los casos internos pueden dividirse en dos grupos. Treinta de ellos están relacionados con la muerte de 34 individuos; los otros 12 tienen que ver con agresiones (patadas, puñetazos y otras agresiones) contra un número no especificado de detenidos.
La mitad de los casos de muerte han sido atribuidas a causas naturales o a factores no determinados. Cuatro casos, sobre la muerte de ocho detenidos, fueron considerados homicidios justificados, con lo que se quiere decir que los soldados mataron en defensa personal o para impedir fugas.
Pero otros 10 homicidios no tienen ese justificación. Sólo en un caso se han impuesto medidas disciplinarias (un soldado que fue degradado y dado de baja después de disparar contra un prisionero que estaba arrojando piedras contra un centro de detención en el nordeste de Bagdad el 11 de septiembre último). Otro caso de homicidio involucra a un guardia privado en la plantilla de la CIA, ha sido trasladado al departamento de Justicia.
1 junio 2004
©boston news ©traducción mQh
La cifra, dada a conocer por un alto oficial del ejército, va más allá de los publicitados maltratos a detenidos en las prisiones militares e incluye abusos a docenas de iraquíes bajo custodia estadounidense fuera de los centros de detención. Abarca no solamente casos que terminaron en muerte, sino también otras agresiones no mortales. También incluye 18 casos en que soldados estadounidenses han robado a ciudadanos iraquíes supuestamente dinero, joyas y otras propiedades.
Estadísticas previas citadas por oficiales del ejército tienden a evitar los números agregados de casos de abusos o entregan cifras más bajas de los maltratos a detenidos y civiles fuera de las instalaciones carcelarias. Los oficiales tampoco han revelado el número de investigaciones sobre los informes de casos de robo de ciudadanos iraquíes cometidos por tropas estadounidenses.
Tomados juntos, los 91 casos indican malos tratos cometidos por las tropas en una escala mucho más mayor en tipo y mayor en número que los sugeridos por los casos de maltratos a prisioneros iraquíes detenidos en la prisión de Abu Ghraib en las afueras de Bagdad. La mayoría de los casos están siendo investigados en Iraq y otros lugares no especificados en los informes.
El presidente Bush y otros altos funcionarios de la administración han tratado de explicar los maltratos en la prisión de Abu Ghraib como reflejo de las conductas aberrantes de unos pocos soldados de bajo rango en el otoño pasado, que se dieron a conocer a través de fotografías y de un informe interno del ejército el mes pasado. Pero el listado de investigaciones del ejército parece reforzar la acusación de otros, incluyendo el Comité Internacional de la Cruz Roja, de que los casos de maltratos cometidos por fuerzas estadounidenses han sido más extensos -y sus consecuencias más perjudiciales- y no pueden atribuirse a las acciones reprochables de un pequeño grupo.
Las nuevas cifras muestran que al menos 59 de las 91 investigaciones han sido completadas, y el ejército ha anunciado medidas disciplinarias contra siete soldados. De acuerdo a un alto oficial del ejército, que habló a condición de permanecer en el anonimato, los 14 casos de agresión han terminado en corte marcial y siete condenas no judiciales.
Pero el funcionario no tenía información sobre quiénes serían procesados, por qué y con qué resultados. El ejército se ha mostrado renuente en hacer públicos estos detalles a pesar de peticiones del congreso y de agencias noticiosas de entregar más informaciones específicas sobre todas las investigaciones, terminadas o no.
La ausencia de detalles sobre muchos de los casos ha hecho difícil evaluar el impacto total de las conductas abusivas reportadas. Pero los pocos detalles que han surgido acerca de algunos de casos de muerte indican la participación de un surtido de unidades del ejército y de conductas abusivas que se extienden por un largo período de tiempo, de fines de 2002 a la primavera de 2004.
Haciéndose eco de la preocupación de funcionarios del Pentágono de que la dimensión de los abusos pueda en realidad provenir de problemas más profundos con el adiestramiento, la organización y la estructura de mando, los inspectores del ejército y de los reservistas han iniciado una amplia revisión de las medidas y prácticas para el control de los detenidos. Una pesquisa separada del papel jugado por personal de la inteligencia militar está siendo realizada por un agente del servicio secreto.
Las investigaciones judiciales corren paralelas a las pesquisas administrativas. Se han intensificado tras la tormenta del escándalo de Abu Ghraib, y los investigadores examinan ahora nuevamente algunos casos de muerte que fueron inicialmente atribuidas a muertes naturales o que han extendido sin resolver durante meses.
Los informes sobre las pesquisas judiciales se han filtrado gota a gota. Portavoces del ejército dijeron la semana pasada que altos funcionarios estaban tratando de componer un esquema comprehensivo de las pesquisas.
De las 91 investigaciones, 42 giran sobre supuestos abusos en las instalaciones carcelarias y 49 con casos de abusos fuera de las prisiones, dijo un alto funcionario del ejército.
Los casos internos pueden dividirse en dos grupos. Treinta de ellos están relacionados con la muerte de 34 individuos; los otros 12 tienen que ver con agresiones (patadas, puñetazos y otras agresiones) contra un número no especificado de detenidos.
La mitad de los casos de muerte han sido atribuidas a causas naturales o a factores no determinados. Cuatro casos, sobre la muerte de ocho detenidos, fueron considerados homicidios justificados, con lo que se quiere decir que los soldados mataron en defensa personal o para impedir fugas.
Pero otros 10 homicidios no tienen ese justificación. Sólo en un caso se han impuesto medidas disciplinarias (un soldado que fue degradado y dado de baja después de disparar contra un prisionero que estaba arrojando piedras contra un centro de detención en el nordeste de Bagdad el 11 de septiembre último). Otro caso de homicidio involucra a un guardia privado en la plantilla de la CIA, ha sido trasladado al departamento de Justicia.
1 junio 2004
©boston news ©traducción mQh
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